En el miradero
A Valeria siempre le gustó que la observaran y yo me encargué de prepararle una grata noche.
Todo surgió a raíz de una fantasía de mi novia. A Valeria siempre le ha excitado el sentirse observada; cuando estamos en lugares públicos le encanta besarme, dejando ver su lengua, y tocarme por la entrepierna sabiendo que alguien se está dando cuenta de todo. Alguna vez, cuando nos hemos ido a alguna playa o lugar apartado de noche nos hemos visto sorprendidos por alguien (es algo que le ha pasado a casi todo el mundo imagino);
En esas ocasiones yo había notado que Val en lugar de acobardarse ha hecho como si no viera al extraño y ha puesto mas énfasis en sus movimientos y gemidos. Al yo preguntarle por el tema siempre me ha confirmado con una sonrisa que es algo que la excita, no sabe porqué. A mi todo lo que la excite siempre me parece bien y no tenía ningún problema con ello, de modo que decidí preparar una sorpresa para ella.
Investigué en Internet para buscar un llamado miradero cerca de donde vivimos, y me sorprendí de la cantidad que existían. Esperé al momento preciso y una noche que la vi especialmente juguetona decidí llevarla allí. Primero la llevé a cenar y me aseguré de que ella se bebiera la mayor parte de la botella de vino, de ese modo aún se desinhibiría más.
Al acabar la cena nos metimos en el coche y comencé a conducir, hablábamos y yo procuré desviar el tema hacia el sexo; ella me siguió el juego y al poco tiempo ya me estaba pasando la mano por encima del pantalón, así que le propuse ir a un sitio tranquilo y ella aceptó de inmediato. La carretera subía hacia un monte cercano y no nos cruzamos con nadie por el camino, así que empecé a pensar que tal vez el sitio no era tan concurrido como decía en Internet.
Al cuarto de hora llegamos al desvío que buscaba el cual llevaba a un mirador, y después de unos doscientos metros al fin llegamos al sitio en cuestión. La verdad es que el sitio era perfecto para ir con la novia. Era un largo mirador en el que se podía aparcar con el coche y sólo había que atravesar un llano donde crecían algunos arbustos.
Desde allí se podía ver toda la costa y distinguir los pueblos por sus luces. Vi dos coches aparcados por allí pero no pude ver si había alguno más porque el sitio era muy grande y oscuro. Aparqué en un sitio que me gustó, bastante alejado de los otros coches. No perdimos mucho el tiempo y enseguida no estábamos besando y metiéndonos mano; -Vámonos atrás- le dije a Val y los dos nos fuimos a los asientos traseros.
Una vez allí ella me bajó la cremallera y sacó mi polla para empezar una mamada como solo ella sabe hacerla. Iba vestida con un vestidito corto de tela que empezaba donde apenas acaba su culito y unos zapatos de tacón alto de los que se atan a la pierna. Mientras me la chupaba empecé a mirar a mi alrededor y no vi nada en un principio, pero en seguida vi algo moverse junto a un arbusto cercano al coche. Sin duda había alguien allí. Valeria me la estaba mamando con unas ganas increíbles pero yo quería que ella descubriera al mirón cuanto antes, así que le dije que me tocaba a mi. Ella se puso de rodillas en el sillón y yo me aseguré de que mirara en la dirección correcta, me puse tras ella y le levanté ligeramente el vestido. Empecé a tocar con mis dedos su rajita a través del tanguita y vi que estaba empapado.
Parece que estas bastante caliente hoy ¿no perrita?.
Mmmmhh....siiii....debe ser el vino.....venga sigue.- Me contesto gimiendo.
La cosa iba mejor de lo que yo pensaba, ella estaba muy predispuesta. No esperé más, le quité el tanguita y empecé a pasar mi lengua por su coñito, estaba realmente empapado y con la poca luz que entraba veía brillar sus labios totalmente depilados. Procuraba mojarla entera y extender sus jugos hasta su culito porque quería que tuviera lubricados todos sus agujeros. No llevaba mucho tiempo lamiéndola cuando noté que ella paraba de respirar durante un momento.
Creo que hay alguien ahí.- Me dijo.
¿En serio?....A ti siempre te ha gustado.....¿Te molesta?.- Le pregunte.
No me molesta.....venga sigue.- me dijo volviendo a relajarse.
Bien....Vamos a cambiar de postura, y así el mirón podrá ver tu precioso culito....al fin y al cabo el pobre solo busca un buen espectáculo.- Le propuse para tantear como estaba de dispuesta.
Ella no dijo nada tan solo se giró, me besó metiéndome la lengua en la boca con un gemido y se puso en la misma postura pero mirando hacia el otro lado. Yo me volví a poner tras ella y seguí con lo que estaba haciendo. Pude notar como ella doblaba al máximo su espalda para mostrar su coñito lo más levantado posible y un par de veces miró hacia atrás para intentar ver al hombre que estaba fuera. Yo me giré y lo vi en la ventana a apenas metro y medio del coche, me aparté un poco para que pudiera apreciar el asombroso culito de Val y comencé a meterle, primero un dedo y luego dos, ella no paraba de gemir.
- ¡hay otro mirón por este lado!.- Me dijo de repente. Me sorprendió que lo dijo sin miedo y sin parar de gemir. Ya estaba demasiado caliente para parar.
Ya podía seguir con el juego sin temor a que ella se echara atrás. Le dije que me apetecía que me la chupara un poco más, así que sin pensar me hizo quitar los pantalones y comenzó a mamarmela en cuanto me senté en el sillón. Su culito estaba prácticamente pegado a uno de los cristales. Podía ver como ella lanzaba cada vez más miradas hacia fuera. Entre mis gemidos y sus gemidos los cristales se empañaron y no se podía ver lo que ocurría. De repente dos manos y una cara se pegaron a uno de los cristales intentando ver algo. Valeria levantó la cabeza y me dijo:
No puede ver....pobrecito...será mejor que bajemos las ventanas.
Esa propuesta me pillo por sorpresa, no esperaba que fuera tan atrevida. Pero en un momento ella ya estaba bajando la ventana donde había aparecido la cara, yo la imité y baje la otra. En seguida empezó a entrar el aire fresco y el sonido de los grillos. Ella siguió con lo que estaba haciendo.
Que bien la mamas......estas echa toda una zorrita.- Se escuchó una voz desde fuera del coche.
Aha.- respondió ella mirando directamente a los ojos del desconocido.
Valeria se levantó y se quitó el vestido quedando desnuda a excepción de los zapatos. Se puso sobre mí y me agarró la polla con una mano para dirigirla sobre su coñito. Puso la punta en la entrada y se sentó sobre ella lentamente. A medida que mi polla entraba su gemido se hacia mas fuerte, hasta que entró por completo. Ella estaba totalmente empapada y mi polla también porque a Val le encanta dejarla lo más resbaladiza posible cuando me la chupa, así que la follada era una delicia....Valeria soltaba un gemido cada vez que se dejaba caer sobre mi. Miré a ambos lados y vi como uno de ellos estaba tocándose la polla por encima del pantalón, el otro el que había hablado ya la tenia fuera y se estaba masturbando.
¿Te gusta putita?- Le pregunté en voz baja.
Siiiiiiii.....Fóllame.- Me contestó ella sin molestarse en bajar la voz. Quería que la oyeran.
La cogí de la cintura y la levanté. Me apetecía follarla a cuatro patas así que la puse de rodillas en el asiento y le metí la polla desde atrás. Lo hice sin cuidado de un solo golpe. Ella soltó un grito.
- ¿Podemos abrir las puertas para veros mejor?.- Pregunto el mismo de antes.
Yo no contesté ya que quería que lo hiciera ella, pero ella tampoco dijo nada así que el hombre abrió la puerta. Al momento la otra puerta también se abrió. Yo podía ver al extraño que estaba masturbándose a apenas dos metros de Valeria mientras me la follaba. Ella gemía y le lanzaba miradas. A veces miraba su polla, que la tenia de un tamaño considerable y a veces lo miraba directamente a los ojos y lamía los labios. Imagino que esto debía ponerlo malo. El que estaba tras de mi se arrodilló para poder ver mejor como era penetrado el coñito de Val.
De repente Valeria se volvió y me miró con malicia.
Quiero que me folles fuera.- Me dijo
¿Cómo?.- Le pregunté sin poder creérmelo.
Ella salió del coche por su puerta casi rozando al desconocido y fue hacia la parte delantera del coche. La seguí. Se movía contoneando todo su cuerpo, parecía toda una puta profesional, casi no la conocía. Cuando salí me di cuenta de que había otro hombre más que no había visto. Eran tres los que nos estaban observando. Una vez delante del coche, me besó mientras me tocaba la polla. Me miró y me dijo "Ahora te la voy a chupar como te mereces". Se puso de rodillas y comenzó a mamarla como nunca lo había hecho. Los tres hombres estaban alrededor nuestro todos con sus miembros en la mano y ella los miraba lascivamente a los ojos mientras movía su boca a lo largo de mi polla.
La levanté y la eche encima del capó. Abrí sus piernas al máximo y comencé a follarla de nuevo. Ella gritaba mientras los extraños no paraban de masturbarse y decirle lo puta que era y lo buena que estaba. Incluso se acercaban a su oído y le decían lo que les gustaría hacerle. Esto la encendía aún más. Después de un rato paré y me tendí yo en el capó. Ella se subió sobre mí y continuó follándome. En este punto estábamos los dos tan calientes que apenas reparábamos en los tres hombres que nos rodeaban.
Estuve unos instantes con los ojos cerrados concentrándome en retrasar mi orgasmo y cuando volví a abrír los ojos y vi a Valeria sobre mi dos de los hombres manoseaban los pechos de Val mientras se masturbaban y el otro estaba tras ella y le metía un dedo en el culo. No pude más y le dije a Val que tenía que correrme. Ella se levantó y los hombres se apartaron. Se arrodilló y comenzó a chupármela de nuevo, primero me dejó la polla bien limpia y luego empezó a bombear con su cabeza mientras gemía y volvía a mirar a nuestros invitados.
Después de un rato empecé a notar el orgasmo, ella lo vió en mi cara y dejo de chupármela, agarro la polla con la mano y empezó a menearla mientras se lamía los labios mirándome. Estaba muy excitado de modo que la corrida fue muy abundante. Los primeros cuatro chorros de esperma salieron a presión y salpicaron la cara y el cuello de Valeria ella dejo que chorreara por su cuerpo, de mi polla siguió saliendo semen durante cuatro o cinco contracciones más que cayeron en las tetas de Valeria y mojaron todo su cuerpo.
Dos de los extraños también se corrieron en ese momento y Val observó toda la escena mientras me la chupaba ya fláccida aunque aún hinchada. Luego se levantó y se metió en el coche para vestirse. Los tres hombres se marcharon despidiéndose con un escueto "buenas noches y gracias". Yo me fuí al coche y después de vestirnos nos fuimos de allí.
Valeria y yo hemos hablado varias veces del tema y me ha confesado que nunca ha estado tan excitada como aquel día, pero que aún no sabe como fue capaz de hacer todo lo que hizo.