En el metro con Mar
Diferente punto de vista del relato de mar: en el metro. Es una especie de homenaje a esa maravillosa y preciosa relatadora.
Este relato va dedicado a una increíble escritora de relatos. Mar del Sur. Ella ha sabido como pocos llevarme al punto de excitación mas alto que se pueda alcanzar al leer una de estas historias. Espero que pronto siga enviando algunas mas. Lean si no "en el metro" y me entenderan.
Eran las once de la mañana aproximadamente cuando entre en aquel vagón de metro repleto de gente. Ufff. Tenía examen esa tarde. Con mucho calor y nervios me dedique a intentar buscar un maldito hueco en él. Desde luego era evidente que me había levantado con el pie izquierdo. Odio el comienzo del verano. Pensando en como lo iba hacer para salir airoso de la prueba de por la tarde me coloque en la parte opuesta a las puertas. Es decir, en lo que serían las otras de enfrente. Sigue entrando gente en el tren. Los cuerpos empiezan a moldearse como si fueran sardinas maceradas en una lata. He de reconocer que nunca me gustó esta sensación de agobio . Sorprendentemente algo llama estrepitosamente mi atención. Se trata de un olor. Más bien un aroma. Si, eso es, es un perfume de la chica que tengo justo delante de mí. Creo morir al sentir esa mezcla de perfume con clase, que no caro, y perfume corporal que desprende. Es raro, pues en estas situaciones lo lógico es que el único olor que uno pueda percibir es el de la humanidad exhalada de un vagón repleto de desconocidos. Me fijo en ella. No puedo verle el rostro pero si observar su pelo negro. Se deja caer ligeramente por la espalda y noto como mi barbilla acaricia la parte superior de su cabeza. Es un poco más baja que yo, delgada, y viendo lo visto, muy sensual. Al menos lo que es su aroma y tacto capilar insinúan.
Comienzo a cerrar los ojos y a dejarme llevar por los movimientos del tren. Imagino estar con esta misteriosa señorita en un lugar un tanto más íntimo en el que poder poseer esa delicadeza y esas caderas.
Las yemas de mis dedos transmiten una sensación de excitación enorme a mi cerebro. Estan acariciando sus muslos por encima de la falda. Este acto inconsciente no responde a ningún impulso premeditado, sino que obedece a mi líbido que es la que manda.
La tela de su falda es muy ligera, muy suave . ¿Dije antes que odiaba el comienzo del verano?ummhh lo retiro. Puedo sentir alrededor de mis dedos cada mm de su piel que tiene en esos momentos una temperatura templada. Es realmente suave, esto comienza a provocarme una tremenda incomodidad en mis vaqueros. Siento como mi entrepierna sufre una repentina alteración formándose un generoso bulto justo por debajo de la cremallera. Al estar los pantalones muy ajustados me encuentro con el problema de la incomodidad. Los extremos de mis dedos.. comienzan a subir a y a bajar recorriendo la superficie de la falda, y ayudándola a que la tela ceda ante su conquista. Noto su ropa interior bajo la tela, imagino como será y como quitársela.No pienso en si ella se va a molestar o no. Mi imaginación me obliga a pensar que esta disfrutando y esta en el mismo punto de ebullición que en el que estoy yo.
Siento como mueve la cabeza volteándola un poco hacia atrás buscando mi complicidad. Decido seguir a lo mio sin encuentro visual de nuestras miradas. Aun así la observo su carita. DIOS MIO! Es realmente bonita. Sus labios me indican con su posición que siga y su mirada lleva la afirmación y la aprobación implícitas. Consigo acariciar su piel. Si la tela era suave sus muslos ni mentarlos. Ya no son solo mis dedos sino la palma de mi mano la que se planta en la superficie de su no ya tan templada piel. Siento que se mueve hacía adelante . Le ha gustado. Voltea su cabeza hacia un lado como si me quisiera hacer saber que esta a mi entera disposición. Siento bajo mis slips cierta humedad de unas gotas que emergen de la sonrorosada cabeza de mi pene, las primeras gotas de semen. No me cabe el paquete en ellos por lo que noto mis piernas mojadas ligeramente.
Tengo uno de sus glúteos en mi mano . Lo moldeo. Acriciandolo lentamenete por encima de sus braguitas. El tacto me hace ver que son muy finas. Muy sexys.
Mi respiración se hace mas intensa soltando un suspiro sordo pero cargado de aire caliente. Este acaricia su oreja desnuda en su cabeza inclinada. Te deseo niña.
Te quiero hacer mia aquí mismo. Mis movimientos con mi mano sobre su culito aumentan en presión, rapidez y tensión.
Dos dedos deciden introducirse bajo la seda de la braguita mientras la palma continua esos movimientos circulatorios alrededor de sus glúteos. Me encanta agarrarlos. Acariciarlos suavemente. La temperatura aumenta considerablemente dentro de su ropa interior. De la mía no digo nada pues en esos momentos no pueden contener el miembro que deberían sujetar. Esta en estado salvaje . Actúa por sí mismo. Sólo desea a esta preciosidad de niña. Recorro la curva de su culito por dentro. Acarician mis yemas su dermis delicada y ardiente buscando algunos de esos puntos que tantas guerras han provocado. Haciendo círculos paso mi dedo por el agujerito de su culito. Dios mio. Lo quiero para mí. Hago círculos. Con el índice mientras otros dos dedos recorren toda la superficie de su entrepierna. Desde el culito haste el puvis. Hay una gran humedad en esa zona que se verá recompensada y relajada con un buen masaje de mis dos dedos.. Recorriendo por completo toda su rajita que se abre a mi paso. Introduzco uno de mis dedos mientras el otro s e dedica acariciar su pequeño bultito. Que a estas alturas de pequeño ya no tienen nada. Ella hace círculos con sus caderas para facilitarme el trabajo. Sus clítoris agradece la fricción con la yema de mi dedo que suavemente pasa a su alrededor dibujando circulos. El dedo que se encuentra en su interior entre y sale con facilidad de su vagina. Busco , muevo, entro, salgo, encuentro!, me humedezco, me altero, me vuelvo mas primitivo de lo que he sido en estos meses de relaciones con Maria. Me vuelves loco niña , me vuelves loco. Estamos llegando a la parada siguiente . Por favor que no se baje nadie. Quiero tener este hueco para mí y para ella. Tiene que ser mía.
Mientras mi pulgar, mas bien su cabecita esta en el interior de su culito. Es complicado que con una mano pueda uno acariciar el clítoris mientras con otros dos dedos se realiza una doble penetración, pero en este caso resultaba tremendamente sencillo. Ella se movía acoplándose a mis caricias pareja a los movimientos de mi mano.
Mis vaqueros negros se acercan a su muslo que siente la enorme erección que en mi ha provocado. Ella me mira. Con los ojos entre cerrados. Ahora si se juntan nuestras miradas. No me he dado cuenta. Las puertas se han abierto. La marabunta se dirige hacía afuera. Y ella sin dejar de clavar su mirada en mis ojos retira mi mano y se deja llevar por la marea humana que huye del vagón. Adiós princesa. Hasta pronto.
Sentado en la biblioteca no pude dejar de pensar en aquel aroma. Aquella mirada, aquella delicadeza salvaje. A la hora del examen estaba en casa de mi amiga Maria con los ojos cerrados. Mientras nos deleitábamos en la cama no dejaba de pensar en imaginarme es cabello negro que tanta pasión me había hecho derrochar esa mañana.
Menos cuarto. Uff. Estos minutos se que serán los mas largos de mi vida. Mis uñas piden ser mordidas con urgencia. ¿aparecera hoy?¿me recordara? Si, sera mia....