En el metro
Relato corto y excitante
En el metro.
Relato de Annie
Me dirigía a casa de mi amiga Lucía, cuando pasó esto yo tenía 18 años, aquella mañana iba vestida con una falda corta, una camisa blanca abotonada hasta el cuello, con un lazo rosa y unas sandalias de verano.
Fui a coger el metro, al subir estaba casi vacío, apenas había gente, preferí quedarme de pie, estaba al lado de la ventana, pero a medida que iban subiendo personas, comenzamos a ir más apretados, con el movimiento constante de gente quede en el medio del vagón, sujetandome a uno de los hierros que había sobre mi cabeza, a esas alturas ya íbamos como sardinas en lata.
El hombre que llevaba a mi espalda, estaba pegado por completo a mi, era más alto que yo, debido a lo grande que era y su peso no se movía y eso que no iba agarrado a nada.
Su paquete quedó a la altura de mis nalgas, como pude me eché hacía adelante separando mi culo de su paquete, pero él se pegó a mi culo no dejando margen para que pudieran separarme, pensé que no tendría el espacio suficiente, pero comenzó a mover su pelvis contra mi culo de forma constante, fue tanto el movimiento y el ahínco que colocó su polla entre mis nalgas a través de la fina tela de mi falda, quise gritar y decirle de todo, pero por vergüenza me calle, era incapaz de mirarle o decirle algo, me había dejado paralizada, observé el resto de personas que habían a nuestros alrededor y casi todas estaban de espaldas, a excepción de un señor que tenía la mirada perdida.
El hombre que había tras de mi, aprovechaba los vaivenes del vagón para frotarse más y adentrarla más en mi culo a través de la tela, notaba su rabo duro como una piedra, pensé en que se restregaría, al llegar a su parada bajaría y ya está, pero empecé a notar como su mano subía por mi muslo, si se lo ocurría meter la mano por debajo de mi falda iba a gritar, él subió su mano y apartando mi braga comenzó acariciar mi clítoris en forma circular con sus dedos, antes de comenzar estaba dispuesta a gritarle y que todos se dieran cuenta, pero la vergüenza se volvió apoderar de mi, él continuó tocando mi clítoris y comenzó a mover sus dedos a un ritmo frenético, mis fluidos empezaron a derramarse por mis muslos, mis pezones se marcaban en mi camisa, en eso momento me arrepentí de no haberme puesto sujetador, mientras aquel hombre con sus dedos lubricados por mis fluidos, metió un par de dedos en mi coño húmedo, el calor me quemaba el cuerpo y mordi mis labios para que no saliera un gemido, el mete y saca de sus dos dedos era constante, en el vaivén perdí el equilibrio y le di una manotada involuntaria al hombre que había enfrente de mi que se encontraba de espaldas.
¡Dis... Disculp... pe! - Le dije cuando se giró intentado recomponerme, pero en eso momentos estaba corriendome, era un cincuentón de pelo blanco, de peso medio, me miró y sonrió al verme allí, colorada, sudada, con mis pezones marcados y un desconocido haciendo que me corriera.
Tranquila guapa, es fácil perder el equilibrio, deja que te ayude. - Me agarró de las tetas y retorció mis pezones por encima de la camisa, hice un esfuerzo sobre humano para no gritar.
Agárrate a mí. - Me dijo poniendo mis manos alrededor de su cuello, yo me agarré, momento en el que el hombre que había a mi espalda que no había parado de masturbarme, me agarró por los muslos, dejandome suspensa en el aire, el hombre que tenía detrás en esa posición, bajó su bragueta y dejó salir su polla por ella, empezó a restregarla contra mi coño, el hombre que tenía delante empezó a tocarme sobre mi espalda y mientras el que tenía en mi espalda había empezado a meterla, él de delante se dedicó a manosear mi culo y pasar el dedo por mi ano, di un respingo pero el continuó y esa posición solo podía dejarme hacer, la penetración de mi coño empezaba a ser violenta, estaba exhausta por la corrida, me sujetaba con las piernas completamente abiertas, mi falda esta por mi cintura, ese hombre me follaba sin parar violentamente, mis gemidos ya no era para nada contenidos y el hombre que tenía delante, me abrió mi camisa de un tirón rompiendome varias botones, dejando mis tetas a relucir a la vista de todos, la penetración sin cesar, los fluidos se oían por todo el vagón a cada embestida, al igual que mis gemidos, mis tetas de arriba y abajo en un movimiento constante, dos hombres se pusieron a chuparmelas, cada uno en un pezón chupando como si fueran a mamar leche de ellas, tanto que consiguieron irritarmelos, todo eso hizo que me corriera con la polla del misterioso penetrador taladrandome.
Después de eso corrida, me dí cuenta de la situación, me estaban penetrando mi coño, mientras dos tíos me chupaban los pezones y al que me sujetaba delante de mi tenía su polla fuera del pantalón pajeándose, mire como podía a mi alrededor, estaba rodeada de hombres que estaban con sus pollas fueras, no podía ver nada más del vagón, cuando el que me penetraba se corrió dentro de mi, rugiendo como un animal en celo, cuando él se apartó quedé en el suelo del vagón, boca abajo con el culo alzado, mis rodillas estaban apoyadas sobre el suelo, pero no mis manos.
Mi turno. - Escuché decir al que tenía enfrente de mi y se colocó detrás de mí, sin contemplaciones me la metió de una sola estocada pegado sus pelotas a mi coño.
¡AAAAAAHH! - Grité.
Mira la zorra como disfruta. - Dijo el que tenía detrás de mí follandome, metiendola y sacándola sin parar.
Es que solo vas a disfrutar tu de esta guarra. - Dijo otro tipo, bajito pero corpulento, se puso de rodillas frente a mi y sacó su polla.
¡¡Chupa!! - Dijo restregando su polla por toda mi cara, pero no abrí mi boca.
¡¡ABRE LA BOCA PUTA!! - Dijo gritando con autoridad.
Abrí la boca y me la metió hasta la garganta de un solo pollazo, que creí que me rompería la garganta.
Así aprenderás a obedecer putita. - Después de decir eso comenzó a sacarla y meterla de mi boca simulando la penetración, el que me follaba empezó a convulsionarse y comenzó a correrse, mientras se corría la fue sacando, corriendose dentro de mi y acabando llenando mi raja y mi ano, yo no podía parar de gemir, pero salían ahogados por la mamada que estaba haciendo.
Esta cerda tiene tres agujeros y somos muchos, así que vamos apurarla al máximo. - Dijo uno de los que estaba masturbandose.
¡No, eso no! - Dije sacando la polla de mi boca.
Ahora no te vas a poner puritana. - Dijo entre risas, los demás también rieron.
¡Sigue chupando zorra! - Me dijo al que se la estaba mamando y me la metió en la boca a la fuerza, intenté moverme pero me sujetaron varias manos contra mi voluntad.
¿Qué pasa aquí? Esta conducta no está permitida en el vagón - Interrumpió la escena el revisor del vagón, un hombre maduro con barriga cervecera.
Tienen que irse todos de aquí o llamaré a la policía. - Dijo serio, yo agradecí que apareciera pues no quería que me dieran por el culo.
Íbamos a desvirgar el culo de esta hermosura ¿No quiere ser el primero? - Dijo al que me la había metido en la boca. El rosto de seriedad cambio por una risa maliciosa.
Un culito, nunca lo he probado. - Todos comenzaron animarle con gritos.
Vamos chupasela. - Me dijo uno de ellos, le baje los pantalones y los calzoncillos, empecé a chuparsela si no había más remedio e iba a estar en mi culo, prefería que fuera muy lubricada. Se la chupaba con rapidez y todos comentaban, como le gusta la polla, es una puta, le pone cerda chupar pollas, etc...
El revisor se acostó en el suelo del vagón, con su polla tiesa llena de mis babas y me pusieron sobre él, era como la muñeca hinchable de aquellos hombres, intentaron meterla pero no entraba mi culo era muy estrecho y el dolor era muy fuerte, así estuvieron, yo gritaba de dolor y al final consiguió entrar la cabeza, a la fuerza y agarrandome de la cintura, me fueron bajando introduciendome su polla.
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! - Grite de puro dolor, sentía que mis entrañas se rompían y todos gritaban, cuando comenzaron a subirme y bajarme, sentía que todo mi interior ardía, pero aquellos hombres no se detuvieron y estuvo así hasta que se corrió dentro de mi culo. Después otro de ellos manifestó sus ganas de follarme el culo, y se acostó en el suelo, me pusieron de espalda a él y tras introducir su cabeza en mi culo me dejaron caer sobre él, yo estaba con mi espalda pegada al pecho de aquel hombre, con su polla en mi culo, los dos boca arriba, otro se me echó encima y comenzó a metermela por el coño, los dos empezaron a moverse follandome los dos agujeros sin parar, creía que no podía más, pero un tercero comenzó a follarme la boca y otros dos me hicieron cogerle las pollas con mis manos y me ordenaron que pajeara.
Así estaba con mis dos agujeros llenos, chupando con mi boca y pajeando con mis dos manos, todos follaron todos mis agujeros, se quitaba uno y se ponía otro, dentro de mi culo, de mi boca, de mi coño, mi cara, mis tetas, el pelo... Todo estaba llenó de semen, al llegar a la última parada ya solo quedaba uno sobre mi fallandome el coño, llenándome de su sudor, su polla olía fuerte, yo estaba contra el suelo y me follaba violentamente haciendo daño en mi espalda, con el vagón ya parado y vacío.
- Putita enseguida viene lo tuyo. - Sus ojos de sátiro parecía que se iban a salir mientras miraban el rebotar de mis tetas y la penetración era brusca y rápida.
Su cuerpo estaba arrugado, tenía un bigote canoso, sus babas goteaban hasta caer por mi cara, tenía barriguita, tenía el pecho y los brazos llenos de pelos canosos. Agarró mis muslos y soltando un rugido se corrió dentro de mi coño, la sacó, se la sacudió limpiando el semen en mi vientre, sin decir nada, se acomodó su ropa y salió del vagón, me quedé tendida en el suelo del metro unos minutos hasta que me recompuse, después cerré mi camisa y puse bien mi falda, mis bragas se las habían llevado o las habían roto no recuerdo bien, llena de semen salí de la estación y fue a recoger un taxi para volver a casa, no tenía dinero así que pague al taxista como pude, aunque si queréis saber eso ya me lo comentareis.