En el metro
Laura busca que la manoseen en el metro y tuvo sus consecuencias
El año pasado por diciembre nos fuimos a Madrid a pasar un fin de semana, hacía frío y el ambiente era totalmente navideño, las calles estaban abarrotadas de personas haciendo las compras para dichas fiestas.
El viaje fue sorpresa, los niños los lleve a con los padres de Laura y con una excusa la llevé al aeropuerto, nos metimos en el avión y a Madrid los dos solitos.
Tenía una habitación reservada en nuestro hotel favorito, el de Ventas, nuestro primer hotel al que fuimos en Madrid. Nada más llegar, fuimos al hotel y nos acomodamos en la habitación. Laura necesitaba ropa ya que no la dejé coger nada para que no sospechara nada de lo que le esperaba.
Yo me compré unos vaqueros que me quedaban perfectos, un jersey y ropa interior, Laura se compró un vestido cortito de mangas largas, unas medias y un par zapatos de salón con un tacón de 10 cm.
Cenamos por el centro y terminamos tomando una copa con Adrián, un amigo que conocimos por internet y quedamos con él cuando vamos a Madrid, después de tomarnos
la copa nos fuimos los dos solos al hotel, estábamos cansados y ganas de estar solos, por eso le dijimos a Adrián que al día siguiente quedaríamos con él para cenar.
Cuando llegamos al hotel, y nada más entrar en la habitación empecé a besarla muy apasionadamente, con ganas de ella, le quite el jersey, le desabroche los pantalones y se los baje para ponerla de cara a la puerta de la habitación. Ahí se la metí en el chocho desde atrás y empecé a zumbarle fuerte, gemía fuerte, pasaban por la puerta de la habitación y se le escuchaba gemir como una perra. En una de las embestidas le fallaron las manos y se dio con la cara en la puerta, me dio más morbo y seguí más fuerte, castigándole la cara de perra contra la puerta. Me decía que se había corrido dos veces y que se iba a mear. Dicho y hecho, empezó a mearse. Cuando empecé a notar su meado caliente sobre mi polla, le zumbé más fuerte aun hasta correrme, se mezclo su meado, su corrida y mi leche calentita, menuda mezcla más rica.
Cuando terminamos, la cogí en brazos y la tiré en la cama, con los pantalones por las rodillas y las botas puestas, se quedó dormida, la arropé y me quedé viendo la tele. Al día siguiente, nos levantamos tarde y nos metimos en la ducha rápidamente, teníamos que salir a comprar regalos para los pequeños. A la vuelta al hotel, Laura se duchó, se puso la ropa que compramos el día anterior pero sin ropa interior ya que no le dejé comprarla. Salimos al bar donde habíamos quedado con Adrián, en el metro todos los tíos la miraban, todos la deseaban. Frente a Laura habían dos chavales de unos 16 años, sentados y Laura separó las piernas para que le viesen el chocho, se alarmaron y empezaron a hablar entre ellos, ella con la cara de viciosa, me susurró al oído lo que estaba haciendo y mirándolos empecé a sonreír, los chavales estaban muy nerviosos. Llegamos a nuestra parada y nos bajamos, salimos en busca del bar, allí nos esperaba Adrián, llegábamos tarde pero le contamos lo ocurrido en el metro con los chavales, que Laura vino calentando a unos niños en el metro.
Cenamos de tapeo y una vez que terminamos, Adrián nos propuso ir a un pub de un amigo a tomar una copa, música tranquila para hablar y estar relajados, a lo que preguntó Laura, y ¿por qué no nos vamos a tu casa y nos la tomamos allí más relajados aun? adrian la miró con los ojos como platos y Laura agarrándome por la cintura me dijo, ¿verdad amor? allí vamos a estar como en nuestra casa.
De camino a una entrada de metro, vimos que iban un grupo de chavales de unos 22-23 años buscando lo mismo, un acceso al metro. Cuando me percaté de la situación, paré a Adrián y le di 20 euros a Laura para que viajase solita en el metro. Adrián me miró sorprendido y le dije que no se preocupase, que iríamos con ella pero que nunca se iba a calentar tanto como esa noche.
Laura cogió el dinero y se dirigió a la boca de metro, nosotros a una distancia prudencial íbamos controlándola, nada más que entrar en el metro, debido a la hora que era, la taquilla estaba cerrada y la máquina de cambio no funcionaba, Laura se acercó a los chavales y le pidió cambio, la miraron de arriba abajo y le preguntaron que de donde era que no tenía acento de Madrid, más bien del norte, le respondió que era del norte y que había venido a ver a un tío que había conocido por internet pero que le había dejado tirada. Los chavales le pagaron el billete de metro y entraron en un vagón. Adrián y yo entramos en el mismo vagón pero por otra puerta, los chavales se quedaron de pie y Laura junto a ellos hablando, no le quitaban ojo de encima, eso le gustaba a Laura y sabia que a mí me estaba poniendo a mil. Adrián me dijo que la situación era única, que nunca había pensado en algo así.
Ella nos miraba disimuladamente, sonreía sin que se diesen cuenta, en el vagón estaban 7 personas más que no se percataban de nada. Cuando se puso en funcionamiento el metro y debido a la 3ª ley de newton de acción y reacción, Laura se dejó caer sobre uno de los chavales para que la agarraran y muy azorada le pidió perdón mientras se giraba y lo agarraba por la cintura. Ella miró al suelo y le dijo al chico, es que con estos tacones pierdo el equilibrio al mínimo movimiento, los chavales le dijeron que no se preocupara, que ellos que sujetarían y tendrían cuidado de que no se cayese al suelo.
Desde nuestra posición podíamos ver como se iban lanzando el grupo de chavales a sobar a Laura, hasta que uno dio un respingo y soltó en voz alta, joder, esta tía no lleva bragas!!!!!! a lo que Laura le dijo al oído, ¿para que las voy a llevar? ¿Para qué me las tengas que apartar? El chaval se puso muy colorado, ella lo agarró por la mano la mano y dirigiéndola a su chocho le dijo, como has sido tu quien se ha dado cuenta, tu me lo vas a sobar primero. Después miró al que la sujetó para no caerte y le susurró, ¿No te has dado cuenta que no llevo sujetador? y ahí no te hizo falta guiarlo, el solito supo el camino para sobarle las tetas.
En el vagón todos se habían percatados de la situación, ellas decían que esa tía era una fulana, una puta, y ellos que menuda cerda, que tu marido sería un buen cornudo. Nosotros lo corroborábamos, yo decía, es imposible que en el mundo existan tías tan cerdas, menuda puta, su marido estará en casa con los hijos y la guarra aquí dejándose sobar por unos niñatos. Claro también será porque el marido no le dará el rabo que necesita y tiene que buscarlo por fuera de casa.
Adrián estaba resoplando, no paraba de sobarse la polla, y decía como la pille se la voy a meter hasta los huevos, Juan, que puta es tu mujer. Laura ya tenía el vestido por la cintura, uno de los chavales te metía los dedos en el chocho y otro por el culo. Le sacaron las tetas por encima del vestido y las lamian, mientras un quinto le comía la boca. Ella estaba en sus manos, en la siguiente parada no subía nadie, y nosotros nos bajábamos en la siguiente, así que nos levantamos y nos pusimos en la puerta, Laura se percató y les dijo a los chavales, que se bajaba aquí, ¿vosotros también? y ellos asintieron. Una vez fuera del vagón, la llevaron a la zona de los baños y nosotros dos los seguimos, les dijimos a los chavales que solo miraríamos y que grabaríamos con los móviles. Nos metimos los 8 en el baño de tíos, daban asco pero no teníamos otro sitio. Laura se puso de cuclillas nada más y empezó a sacar pollas, mamaba como una posesa, de una pasaba a otra con ansia, como si se le fuese la vida en ello, mmmmmm, que placer ver a mi mujer así. Adrián estaba muy malo, parecía que se le iba a parar el corazón y yo peor aún, no dejaba temblar de la excitación que tenia, estaba muy caliente.
Mi mujer hizo que se le corrieran todos en las tetas, menuda ordeñada les dio a cada uno. Laura no quería que se la follasen pero a esas alturas ellos estaban nerviosos y dije yo, esperad, ¿cómo que esta puta os calienta y no se deja follar? tú Adrián agárrala por ese brazo y ayúdame. La agarramos y la sentamos en el lavabo, sin soltarla, le subimos el vestido y le dije a uno de los chavales, aquí la tenéis, venga, dadle fuerte y sin condón, para dejarla preñada. El chaval se fue hacia ella y empezó a meterle la polla para follársela fuerte, estaba tan caliente que no paró hasta que se corrió dentro de su coño. Así pasaron todos hasta que terminaron de descargar su leche por segunda vez en mi mujer pero esta vez dentro de su coño. Cuando terminaron, nos miraron y nos dijeron, bueno, ya hemos disfrutado, si queréis follarla adelante, a nosotros no nos sirve ya para nada. Así que Adrián y yo nos la sacamos, con la polla fuera la bajamos del lavabo, Laura parecía estar en otro mundo, las piernas le fallaban y se cayó al suelo. Adrián y yo nos pajeamos encima de ella, nos corrimos en su cara y en su pelo.
Estaba que daba asco el amor de mi vida, pero se me ocurrió otra cosa más para humillarla y le dije a Adrián, salgamos fuera del metro y nos tomamos una cerveza en el bar que esta frente a la entrada del metro, cuando salga ella por sus propios medios, la recogemos y listo.
Así que nos marchamos y la dejamos allí tirada en el baño del metro. A los 30 min la vimos aparecer agarrada del brazo de una mujer, era la limpiadora del metro y salí corriendo hacia ellas, diciéndole a mi mujer, amor, amor, ¿dónde estabas que te llevo esperando una hora aquí y no aparecías?, la buena señora me dice, señor, han violado a su mujer, llame a la policía, Laura la miró y le dijo, noooooo señora, no me han violado, me he dejado follar por 5 niñatos y luego dos tíos se han corrido encima de mi, lo he hecho porque este que tienes delante no me da el rabo que necesito, no me folla como me gusta que me follen y por eso lo hago señora, para buscar buenas pollas. La pobre señora me mira con cara de asustada y le dije, así de puta es pero que le vamos a hacer, estoy enamorad de esta fulana. La señora se marcho escandalizada, pero no se que le escandalizó más o la contestación de Laura o la mía.