En el mar la vida es más sabrosa

Fuimos a celebrar nuestro aniversario de bodas y disfrutar de la belleza de los fiordos del norte de Europa, pero un inesperado amante para mi esposa nos hizo perdernos de esos paisajes, y yo más bien tomé fotos de interiores ;-)

Estábamos celebrando nuestro aniversario matrimonial con mi esposa y eso lo hicimos en un viaje de crucero. Era la primera noche a bordo y andábamos en el Norte de Europa. Estábamos sentados en una mesa comiendo y conversando, disfrutando del show cuando un hombre más joven que yo (y que mi esposa) pasó como dos veces por nuestra cercanía. Al fin se decidió y se alegró de encontrarse con gente que hablara castellano pues pensaba que se iba a aburrir en ese viaje. Nos contó que había planeado el viaje con su novia pero que se habían peleado horas antes de partir, y que hasta el último él la estuvo esperando en el muelle. Pero como ella no apareció y era él quien pagaba, decidió viajar igual y no perder el dinero del todo.

Nos pareció un joven simpático y rápidamente nos hicimos amigos. Yo ya había bailado con mi esposa un rato antes de modo que cuando otra vez comenzó la música para bailar preferí no ir cuando ella me hizo señas de que deseaba bailar otra vez le ofrecí a nuestro amigo como reemplazo. Me pareció muy bien que bailaran, y como nosotros practicamos los cuernos desde hace años, se me ocurrió que bien podríamos aprovechar el viaje para tener una deliciosa experiencia. Ellos bailaban y bailaban, y mientras más lo hacían más se me endurecía la verga y me iban creciendo mis cuernos virtuales hasta ese momento del viaje. Los vi bailar abrazados incluso y por supuesto que eso me gustó, y cuando nuestro nuevo amigo quedaba mirando hacia mí, yo levantaba el pulgar como diciendo: "vas bien, vas muy bien!!" lo cual le daba la confianza para acariciar a mi esposa en la espalda. Seguro que los planes originales de él era estar bailando así con su novia y luego llevarla al cuarto para cogerla bien rico, en cambio ahora sólo, lo que cuando mucho pensaba que podía hacer era bailar bien apretado con mi esposa y acariciar su espalda. Ella también lo abrazaba rico pues mi mujer está acostumbrada a abrazar a otros hombres y ya lo hace en forma natural, excitándolos. Hasta la he entrenado para que le susurre al oído del hombre "que bien bailas!" en un tono de susurro al oído, como si estuviera diciendo "qué bien coges!!", lo que los excita cantidades a los machos.

Fui donde ellos y les dije que me iba a tomar aire fresco y que luego ella fuera para allá. El escuchó, por supuesto, era la idea, y le dije a él "acompáñala, no quiero que se pierda en el barco o le pase algo malo. Manténte a su lado!". Luego me fui a nuestro cuarto y me escondí debajo de la cama.

Mi esposa mientras tanto lo invitó a nuestro cuarto a hacer algo rico, un polvo rapidito, y antes de que él lo pensara o lo dudara le contó ella que éramos una pareja que nos gustaban los cuernos, y ella le mostró la cadenita en su tobillo derecho identificándose como Hotwife, y le dijo que lo que yo había dicho era nuestra clave para que ella supiera que el cuarto estaría libre y que se lo podía llevar a él a la cama. Deseoso como él estaba, partieron a nuestro cuarto, y entre besos y caricias se desnudaron y se subieron a la cama. Yo escuchaba a mi mujer suspirar y jadear, y luego a aullar, a la vez que el conocido movimiento de la cama por encima de mí me dejaba claro que él ya la tenía ensartada y estaban gozando de lo mejor.

Mi amorcito, sabiendo que yo estaba abajo masturbándome, le decía en voz alta a su semental "así, métemela bien rico, asiiiiii, hasta el fondoooo!". Y como ella seguía diciendo cosas morbosas, incluso él se atrevió a tratarla de putita rica y a gozar más y más de mi esposa, mientras yo me masturbaba con una mano y con la otra tocaba el colchón para sentirme bien partícipe de la tremenda cogida que se estaban pegando. Gozaron y gozaron, y yo era feliz sintiendo cómo me crecían los cuernos, hasta que llegó el momento en que a mi mujer le llegaron sus orgasmos, dos seguidos, y luego fue el turno de él, quien se dedicó a tirarle todas sus deliciosas andanadas de leche adentro de mi amada esposa. Luego los dos se besaron juguetonamente y se pusieron a reír de que con tanto apuro ninguno de los dos había pensado siquiera en usar condón. Y luego llegaron a la conclusión de que ninguno de los dos llevaba alguno siquiera.

Mi esposa le agradeció por la cogida y comenzó a vestirse para darle a él la impresión de que iría por mí al lugar donde yo estaba tomando "aire fresco". El se vistió y se fue. Mi mujer se quedó ahí por supuesto, a medio vestir mientras yo salía de debajo de la cama, feliz por mis cuernos y enamoradísimo de ella que me había regalado tan maravilloso presente de aniversario.

Yo tenía ganas de hacerle el amor, pero me vinieron ganas de orinar primero pues la experiencia vivida debajo de la cama me excitó demasiado y ya casi me orinaba, por lo que me metí al baño.

Luego escuché que alguien tocaba a la puerta del cuarto y mi esposa hablaba con alguien, y reconocí la voz de él y me quedé en silencio en el baño esperando a que él se fuera. Pero al parecer él había estado esperando afuera para acompañarla a donde yo supuestamente estaría pues había prometido no dejarla sola. Y en eso que hablan él quiso usar el baño y se encontró con que estaba cerrado, y por la cara que puso mi esposa, medio de risa y medio con picardía, él entendió que algo raro pasaba ahí...

Al final ella reconoció que yo estaba adentro del baño y que todo el tiempo había estado en el dormitorio... debajo de la cama. Yo abrí y me puse a reír, y él también se echó a reír y ya el incidente no sólo estaba superado sino que llegamos a la conclusión de que ahora que la verdad se sabía, no había para qué esconderse ni preocuparse, sino que podríamos disfrutar a fondo los tres, o más bien dicho: ellos dos teniendo sexo y yo masturbándome como un feliz marido cornudo.

Fueron unos días geniales!! Casi todo el tiempo lo pasamos en el cuarto, apenas salíamos a comer, y mi amorcito gozaba con su joven semental, y él aprovechaba de darle por todos sus hoyitos, cosa que su novia no le permitía. Yo entre que me pajeaba y les tomaba fotos o los entrevistaba ya fuera durante la cogida o inmediantamente luego, cuando descansaban desnudos, sudorosos, recién gozados y con sus genitales empapados en leche. Los tres lo pasamos tan bien que quedamos de acuerdo en continuar con la amistad luego del viaje, cosa que por supuesto hicimos.