En el hotelito
Le pague para que se la follara
EN EL HOTELITO
El bar del hotelito está oscuro. Poco iluminado, pero con gusto. Inspira discreción. Hay gente en la barra. No demasiada.
Efectivamente. Él espera. Fácil reconocerle. Tres vasos en la barra. Solo uno está empezado.
Parece normal y corriente. Cualquiera diría que es el tipo duro del chat.
Saludos.
Hace una seña al camarero. Tres nuevos vasos.
Ella tiene que tomárselo de un solo trago. El alcohol desinhibe, pero también atonta…
Me corta la frase. Es lo mismo, aquí no estamos para darla placer, hemos venido a follarla y punto.
La ignora completamente en la conversación, es como si ella no estuviera delante, como en el chat.
Por fin la mira. De arriba abajo. A cierta distancia. La juzga con su mirada. Se detiene en las tetas. Normal. Todos miramos allí. Me mira. No dice nada. Me está poniendo nervioso su silencio. Ella tampoco sabe qué hacer ni a dónde mirar.
Entiendo. Se trata de permanecer quieto en silencio mientras mira con ojos lascivos a mi mujer. A saber qué estará pensando. Tal vez en todas las barbaridades que dijo en el chat que la iba a hacer.
Parece que el examen ha finalizado.
Desde luego hay que ser puta para no salir corriendo ahora mismo de aquí, me dice despectivo, aunque obviamente el comentario es para ella.
Por fin se dirige a mi mujer.
Tú, jodía guarra, bebe otro chisme, la ordena.
De un trago zorra.
La gira en redondo. Veo su cara de sorpresa cuando la pone la mano en el culo. La palpa las nalgas. Pero yo no sé como la toca. La empuja hacia mí. Vuelve a girarla. Siempre lo hace de forma brusca. Buen culo, me dice mirándome sin prestarla atención. Está duro.
Van llegando más parejas. Algunos hombres solos. Luego grupos. La luz ha vuelto a bajar.
Bueno, vamos a ver cómo tiene las tetas. Desabróchala la blusa. Vuelve la cabeza asustada. A mí también me sorprende su propuesta.
¿Aquí? ¿Delante de todos? Balbuceo.
Indiferente, despótico y soberbio asiente con la cabeza. No me decido.
Vamos joder, me pagas para que me folle a tu mujer y ¿te da vergüenza que la vean las tetas? Si te la voy a convertir en una puta qué más te da.
Dudo. Muy bien, dice, me voy.
Espera. Tengo que suplicarle y retenerle por la mano. Me mira con desprecio.
Cornudo, ni se te ocurra tocarme.
Ella me mira. Tiene los ojos algo turbios por el alcohol. Y puede que por algo más. Me ha parecido como si estuviera a punto de llorar. En cierto modo me suplica que no continúe.
Avergonzado me coloco detrás de ella.
Vaya mierda de marido que tienes… ¿le has oído lloriquear para que me quede? Y eso que sabe que si me quedo es solo para follarte.
No contesta.
Se encoge de hombros indiferente como diciendo quien calla otorga.
Sigue cabronazo… enséñame las peras de esta guarra.
Lentamente comienzo a soltar los botones. Nervioso azorado, toqueteo sus pechos.
Cornudo, no la sobes ni la toques.
Tengo que hacerlo con más cuidado. Me da vergüenza reconocerlo, pero tengo el pene a tope.
Cuando llego a la altura del ombligo me detiene.
Gilipollas, te he dicho que la desabroches, no que la desnudes.
Separa suavemente los bordes de la blusa y mira las tetas de mi mujer.
Bonito sujetador.
¿Quién lo ha escogido?. ¿Tu? La pregunta. Asiente. Tienes buen gusto puta. Te van a follar y tú escoges la lencería. Serás guarra…
Amasa sus pechos desde abajo. Juguetea un ratito con ellos. Introduce las palmas de la mano en una de las copas del sostén y saca el pecho. Un pellizco en el pezón.
Joder no has mentido, esta puta tiene buenos melones. Deja el pecho fuera y cierra la blusa cruzando las solapas, no la abotona.
Sé que estará incomoda.
Mi bulto ya es ostensible.
No la permite abrocharse la blusa. No se ve, pero nosotros sabemos que los botones están desabrochados. Da morbo saber que sus pechos están muy accesibles.
Por primera vez lo pienso. Alguien tiene que habernos visto. Otra ronda. Sus vasos siguen llenos. Los de mi mujer no. La obliga a beber incluso de los suyos. Bebe deprisa. Este se ha caído un poco por los labios. Han mojado la blusa. Algo se transparenta.
Cuando solo quedan los hielos coge uno. Separa la blusa y rodea el pezón del pecho que está fuera del sostén. Se encabrita un poco.
Hace lo mismo con el otro pecho pero por encima del sujetador. Luego le saca. También el pezón está de punta.
Cierra la blusa. El agua de los hielos ha dejado dos buenos círculos en la tela. En un lado se transparenta completamente la oscuridad del pezón.
¿Y abajo?
Levanta la falda por delante. Mira el triangulo que forman las braguitas. Sujétala tú, la manda a ella. Se detiene, se recrea unos segundos.
Con un gesto me ordena bajar las faldas. Es suficiente, ya he visto lo que quería ver. Parece decir.
Por primera vez se sienta en el taburete. Frente a nosotros.
Ahora soy yo el que tiene que volver a subirla las faldas por delante. Otra vez. Mira en silencio. Mientras, bebe pausadamente sin soltar la copa.
Zorra, bájate las bragas. Mi mujer no se mueve. Vamos puta enséname el coño.
Así no, joder, con gracia. Mete los pulgares en los laterales de las braguitas y bájalas. Y hazlo despacio so puta.
Obedece.
Cuando las bragas están a la altura de la mitad de los muslos se detiene.
Buena pelambrera. Tienes un buen felpudo.
Sé que procura ser lo más ordinario posible.
Me va a gustar depilarte puta, dice arrastrando lascivo las palabras. Deja que sus dedos se enrosquen en los pelos y tira con fuerza atrayéndola hacia él. La besa, la morrea.
Tu maricona, mira su potorro. Y despídete de él. Cuando le veas afeitado, serás todo un Cornudo. Sé que se ríe de mí.
Será la señal de que ya se la han follado pienso.
Separa un poco las piernas.
Estás seca zorra, la dice al meter sus dedos entre los labios.
Por fin permite que la baje las faldas. Habrá estado unos dos o tres minutos con el coño al aire. Esta vez seguro que nos han visto. El camarero desde luego. Solo con la forma en que me mira ya es bastante para saberlo. Además se ríe burlón.
Esta por cuenta de la casa, dice cuando trae más copas.
Fuera bragas. Que la quites las bragas ordena. ¿Me agacho? ¿Se las bajo aquí mismo?.
Imbécil ¿quieres dar el espectáculo? ponte detrás y arráncaselas.
Dudo.
Serás maricón, me insulta.
Ven aquí zorra, este inútil no sabe hacer nada de nada. Mete la mano bajo la falda. Veo como la gira enroscando la tela.
¿Se te han metido por el culo?
Asiente. Muy bien zorra.
Tiene cara de sádico. Tira hacia arriba. Seguro que la tela está ahora aprisionando entre los labios del coño, a lo mejor aplastando su clítoris. Se queja.
Acerté. Él lo repite. Mueve la tela arriba abajo varias veces.
¿Te gusta frotar? Dice riendo cuando mi mujer pone cara de dolor.
Un tirón seco que menea todo su cuerpo. Los pechos tiemblan como flanes. Menudo zarandeo.
La atrae. Vuelve a morrearla delante de mí.
La rodea la cintura y la pone a su lado. Algo se la ha abierto la blusa. Se la ven las tetas como si fuera un gran escote. Ahora la soba las nalgas. Por encima, por debajo de la falda. No se corta.
Repentinamente alarga la mano y toca mi paquete. Me encojo un poco. Se ríe.
Serás maricón, so Cornudo.
Mira zorra, este maricón de mierda tiene su pollita dura.
Joder, te van a follar a la parienta y se te empina… si te gustará que te la follen… dice burlón cuando vuelve a mirarme. Me humilla.
Si para eso te pago, pienso.
Sácatela anda… que la saques cornudo. ¿Quieres que la diga a esta guarra que te la saque?
Como no lo hagas inmediatamente, la pongo de rodillas aquí mismo y se la meto en la boca. No, mejor aun, la tumbo de bruces encima de la barra y te la desvirgo el culo delante de todos.
Sé que solo son amenazas pero la idea me excita.
Obedezco.
De nuevo se burla de mí. Repite una y otra vez al oído de mi mujer lo dura que tengo la polla y que tengo una mierda de pene. No sé cuando ha dejado las bragas rotas encima de la barra. Todos pueden verlas.
Para disimular pongo la americana tapándome el pene.
Venga pide unas copas la ordena.
No deja que se cierre bien la blusa. El camarero va a ver algo más de la cuenta entre los botones. Y naturalmente las bragas rotas. Bueno que más da, si ya debe haber visto todo o casi todo.
Según viene sonriendo, se le nota un bultito.
Tal y como está mirando hacia la barra la soba el culito.
Mira cornudo, dice levantándola las faldas, me gusta el culo de esta zorra. Parece mentira que no la hayas dado por el culo.
Joder con lo buena que está cuesta trabajo creerlo. Bueno no, maricón, no me extraña que tenga el culo virgen, si con esa polla no podrás ni metérsela… y mucho menos reventarla…
So puta ¿es verdad que no te folla el culo? Asiente cuando se lo repite por tercera vez y la da un buen azote.
Se sonríe.
La separara las nalgas. Ladea la cabeza como si quisiera ver bien el ojete. Se acerca.
Chupa zorra.
La mete los dedos en la boca. Me mira. Con una mano tira de su cadera hacia atrás. Con las palmas apoyadas en la barra como si la fueran a registrar los policías. Las tetas la cuelgan bajo la blusa.
Cuando empuja su cuerpo veo como bailan un poco.
Da un respingo cuando nota como el dedo entra en su cuerpo. Un quejido.
Calla puta.
Es verdad, lo tiene muy estrechito. Esta guarra es virgen.
Veo como juega un ratito con sus dedos tocando el agujerito. De vez en cuando, por los gestos de su cara, sé que se los mete. A veces es brusco y gime.
Ella le está dando la espalda, obediente, permitiendo que la haga de todo, sin moverse.
No para de decirla burradas. Este culito va a dejar ser virgen… vas a chillar como una cerda, verás cómo te quedará el ojete… no te vas a poder sentar en un mes… y cosas por el estilo.
De repente para. Un sorbo. Acerca a su boca los dedos con los que ha estado jugando. Ella vuelve la cara.
Chupa los dedos, so puta. Acaban de salir de tu culito… ¿te da asco? ¿No te dije que vinieras bien limpia? Al final accede. La hace chupar los dedos. Luego se los limpia o más bien se los seca con la blusa. Los pezones están tiesos. Me sorprendo.
Cambia el vaso de mano.
Y la gira bruscamente cara a cara. La levanta las faldas. Sus dedos entran en el coño. Hasta adentro. Cierra los ojos y encoge el rostro en un gesto que creo que es de dolor. Ha sido un poco violento. Lentamente los retira y me los acerca. Mira cabrón, esta zorra me ha mojado los dedos. Mira como brillan. Es verdad.
Huele.
Vuelve a meterlos. Juega con ellos allí adentro. ¿Ves como la está gustando? Es verdad. Te dije nada más ver sus fotos que era una puta, que tenía pinta de zorra… Por primera vez me mira. Un pequeño gesto de vergüenza… Tiene cara de borracha.
Completamente mojados embadurna el pezón con sus jugos.
Vuelve a meter la mano en su entrepierna. Veo como acaricia sus labios, de arriba abajo. Dejando que los dedos desaparezcan entre la pelambrera. La hace estremecer. Un pellizco en el clítoris y gime retorciendo su cuerpo. Una pequeña convulsión.
Cuando vuelve a meter sus dedos se aprecia clarísimamente. Un escalofrió. Cierra los ojos. Todo su cuerpo tiembla. Su cara indica placer.
Esta puta se corre pienso para mí.
Él me mira sonriente.
Mi polla babea.
Vámonos guarra o este Cornudo se nos corre aquí encima.
Veo como la agarra por la muñeca y tira de ella.
Les sigo. Nunca me había excitado tanto ver el meneo de su culo con los zapatos de tacón.
Nada más subir en el ascensor la abraza y la besa mientras yo miro. Me veo en el espejo.
Estoy patético, con la polla fuera, tiesa como nunca y mirando como besan y soban a mi mujer.
¿Te gustaría que la desnudara aquí mismo? Si cornudo, que la despelote y la haga caminar en bolas por los pasillos del hotel.
Se pone colorada. Es capaz de mandarlo.
La gira bruscamente poniéndola de frente a mí.
Desde atrás agarra las solapas de la blusa y tira con fuerza. Los botones saltan. Los pechos por fuera del sostén bailan como flanes locos.
La sujeta por las caderas y se restriega contras las nalgas. Como si la estuviera dando por el culo. Una mano se adelanta. La masturba delante de mí. Ella tiene los ojos cerrados.
Tócate Cornudo.
¿Sigo desnudándola?
Asiento con la cabeza.
El ascensor se detiene. Hemos llegado al piso.
Ya tendrás tiempo de verla corriendo desnuda como una zorra…
La medio coloca la ropa. La agarra otra vez de la muñeca y tira de ella. Está algo borracha y con los zapatos de tacón la cuesta caminar bien. Casi la arrastra.
Tengo que caminar detrás de ellos. La sujeta de espaldas contra la pared. La abre la blusa. Burlón levanta su falda enseñándome su coñito.
Despídete Cornudo.
Abre la puerta de la habitación. Dos tíos con unos ridículos batines están dentro esperando.
Le miro. Un violento empujón. La mete dentro.
Me impide entrar. Has pagado para que te la convierta en una puta, no para ver cómo te la follan. Ya te hartarás de verlo. Me deja con la palabra en la boca. Un portazo. Iba a ofrecerle más dinero.
Pego mi cara a la puerta. No oigo nada. El me dijo que iba a salir follada, jodida como una puta. Que su culo recibiría por primera vez una polla, que su boca lamería, bebería, chuparía sin parar un buen rabo. Nunca me dijo que fuera solo su rabo.
Solo me prometió que cuando volviera a estar con ella, ella sería toda una puta, estaría follada como una puta…
Sin que yo me toque mi semen salpica la puerta. Sigo sin oír qué estará pasando en la habitación. Sé que al menos tres hombres van a follarse a mi mujer. Tengo que irme.
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