En el Hotel 2
Después de cenar tranquilamente en la habitación, decides irte un rato a la sauna, mientras yo me relajo tranquilamente en la cama ojeando los servicios del hotel, me hace gracia que aparte de la carta de bebidas y aperitivos haya un menú al más puro estilo Sex-shop. Escucho como me llamas, me dices que estas solo y que te aburres, te digo que te des una ducha de agua fría, te ríes que mala eres me dices, mientras te das una ducha, saco de mi bolsa una pequeña caja de madera negra con unos grabados,
Después de cenar tranquilamente en la habitación, decides irte un rato a la sauna, mientras yo me relajo tranquilamente en la cama ojeando los servicios del hotel, me hace gracia que aparte de la carta de bebidas y aperitivos haya un menú al más puro estilo Sex-shop. Escucho como me llamas, me dices que estas solo y que te aburres, te digo que te des una ducha de agua fría, te ríes “que mala eres” me dices, mientras te das una ducha, saco de mi bolsa una pequeña caja de madera negra con unos grabados, cuando sales me preguntas que contiene la caja, te digo que ahora lo veras, o mejor lo sentirás, de la bolsa también saco un pequeño antifaz, tu arqueas las cejas en señal de sorpresa, te lo doy y te digo confía en mí, “póntelo, pero no hagas trampas”, cuando tienes puesto el antifaz, abro la cajita, dentro contiene varios geles lubricantes, una crema de mouse comestible que dejaremos para después y lo que me interesa en esos momento, un polvo especial de miel de madreselva dulce y un aplicador que es una especie de plumero en pequeño de color azul.
Te guio hasta la alfombra que está lleno de almohadones, te tumbo boca abajo, cojo un par de almohadones, uno para tu cabeza y otro lo apoyo debajo de tu tripa, me siento encima de tus caderas, piel contra piel, cojo un poco del polvo de miel, te lo echo encima de tu espalda, me preguntas “¿Huele a Miel?”, “Si” te contesto yo, cojo el pequeño aplicador de plumas, empiezo a moverlo por tu espalda esparciendo el polvo, tu realizas un pequeño movimiento de constricción al notarlo, suspirando de placer, al mismo tiempo toda tu piel se va erizando, voy pasando las plumas por tu espalda y tus hombros, a medida que lo voy aplicando va creándose una fina capa brillante sobre tu piel, ahora esparzo un poco sobre tus piernas, me dices que te está gustando mucho, paso las plumas por el lado interior de los muslos, por tu magnifico trasero, la sensación de las plumas en tu piel te está produciendo un cosquilleo que te va relajando por momentos, “no quiero que te duermas” te digo, tú te ríes y me dices que te sería imposible dormir en estos momentos.
Dejo las plumas, con mis manos empiezo a pasártelas suavemente por tu piel, muy suavemente, no te estoy masajeando, solo caricias muy superficiales con las yemas de mis dedos, dibujando pequeños círculos, vas sintiendo el suave roce de mis uñas, me inclino hacia ti, quedo prácticamente tumbada encima de ti, ahora son mis pezones los que van rozando la piel de tu espalda, los voy moviendo muy lentamente, recreándome, mis manos están debajo de ti, acariciándote el pecho, te voy dando pequeños besos por los hombros, saben a miel dulce, mi lengua comienza a lamerte, poco a poco, voy descendiendo por tu espalda, tus piernas, y tus glúteos, a ellos les doy un pequeño tratamiento extra, con las yemas de mis dedos ejerzo un poco mas de presión, desciendo un poquito y te acaricio suavemente la zona que va desde tus testículos a tu ano, solo caricias suaves, el simple roce de mis uñas sobre tu piel.
Tu excitación va derivando en el despertar una vez mas de tu polla, te ayudo a levantarte y sin quitarte el antifaz te llevo a la cama, te tumbas boca arriba, me vuelvo a sentar encima de ti, con tu polla pegada a mi culo, paso las plumas por tu piel para volver a erizarla, primero por tu pecho, descendiendo por tus piernas, subiendo por tu costado a tus brazos, cuando termino, te digo que ahora te voy a dar un masaje, cojo el tarro de mousse de fresas, y lo voy extendiendo por tu pecho, mis dedos presionan un poco sin llegar hacerte daño, pero presionando fuerte, la yema de mis dedos gordos realiza círculos concéntricos por tus pezones tan erectos como los míos, sigo descendiendo por tus costillas, tu ombligo, mis manos se van centrando alrededor de tu pubis, realizando presión con las yemas de mis dedos, mis manos se deslizan hacia tus testículos, con mucha suavidad les doy caricias muy lentas sin realizar ninguna presión, solo dejándote sentir las yemas de mis dedos y el roce de las uñas, con una mano agarro tu polla erecta, primero con suavidad voy moviéndola de arriba abajo, con movimientos envolventes en diagonal, ahora aprieto un poco más, sigo moviéndola pero ejerzo mayor presión, salen unas gotitas de liquido preseminal, con el dedo gordo lo extiendo sobre el glande, dejándolo brillante, te doy un pequeño beso en la punta, pero no me la meto en la boca, continuo moviéndola, tu jadeos son alto, noto como te gusta.
Paro, protestas un poco, me incorporo un poco, cojo un poco del mousse y me lo extiendo sobre mi coño, me coloco cuclillas encima de cara, te digo que te quites el antifaz y que disfrutes de tu postre, tu agarras mis caderas y comienzas a lamerme el coño, das pasadas con la lengua por mis labios vaginales, mordisqueas mi clítoris, me agarro a la pared para estabilizarme, el placer que me inunda hace que mi coño se llene de flujos vaginales, con tu lengua me penetras, pequeñas embestidas que me vuelven loca, vuelves a lamer una y otra vez, parece que el mousse mezclado con mis jugos te gusta, me agarras más fuerte y me empujas contra la cama, con un hábil movimiento tuyo, ahora soy yo la que está bajo y tu encima, inmovilizándome, sitúas tu polla a la entrada de mi boca, pero sin llegar a entrarla, yo saco mi lengua y te lamo el glande, pequeños lametazos, metes la punta de tu polla en mi boca, la chupo como si fuera un caramelo, saboreo el sabor de la mousse con gotas de tu liquido preseminal, tengo inmovilizado los brazos, así que no puedo tocarte, solo te chupo el glande.
Paramos, te levantas y te diriges a mi bolsa, de ella sacas unas pequeñas esposas de peluche rosa que me regalaste, me ayudas a incorporarme y de pie me esposas a uno de los postes de la cama, te sitúas detrás mío, me elevas una de mis piernas, pasas la punta de tu polla por mi coño y mi ano, realizas una ligera presión pero sin penetrar, la colocas a la entrada de mi coño, me agarras los pechos con tus manos y me penetras de una sola embestida, te quedas quieto no te mueves pero te agarras fuerte a mí, la sacas muy despacio, pero no del todo, vuelves a meterla muy lentamente, continuas durante unos minutos, despacio sin prisas deleitándote, vas incrementando el ritmo, te pido que me folles fuerte con ganas, tú me complaces y empiezas a moverte fuerte y rápido, menos mal que estoy atada al poste, porque si no nos hubiéramos caído, el ritmo es frenético, te pido que no pares, que comienzo a correrme, me agarro fuerte al poste, muy fuerte, mis piernas tiemblan de las oleadas de placer.
Tu paras, me desatas y me sujetas porque si no me hubiera caído, tu polla sigue aún tiesa, me agacho y me la meto en mi boca, sabe a una mezcla de ambos con el mousse, me dices que quieres continuar follandome, te digo que sí, que yo también, me tumbo en la cama boca arriba, tú te pones de rodillas entre mis piernas, me coges de las caderas, me elevas, paso mis piernas alrededor de tu cintura, te inclinas hacia mí y me penetras, siento tu polla deslizarse por mi vagina y como tus testículos golpean mis nalgas, me agarro a tus hombros, me estoy retorciendo de placer te araño los hombros, seguimos un rato, ahora te tumbas por completo sobre mí, me doblas las piernas, las elevas los pies hasta tus hombros y me sigues penetrando, estoy tan mojada que siento el chapoteo de tu polla en mi vagina, como me gusta sentir tus testículos en mis nalgas, ahora el movimiento es fuerte, si nos estuviera tan mojada me haría daño, pero estoy tan lubricada que tu polla se desliza sin problemas hasta el fondo de mi coño, estoy otra vez sintiendo como me voy a correr de nuevo, me agarro fuertemente a las sabanas de la cama, que intensidad, tú me dices que también te vas a correr, me mordisques suavemente el tobillo y comienzas a correrte, contraigo mi vagina un poco para intensificar tu orgasmo y exprimirte al máximo, caemos rendidos en la cama con la respiración muy agitada. Me susurras al oído “me estas matado” y te abrazas a mí.