En el Hotel

Pretendía darle la sorpresa yo, y acabo dandomela él a mi, dominándome terminando de sodomizarme frente al espejo

Llegamos a la habitación del hotel, era una habitación más bien cuadrada, con un pequeño rectángulo en la puerta, haciendo que pareciera un hall, donde se encontraba en un lado el armario y en el otro lado, adornando la pared, un espejo que la cubría desde el suelo al techo. Justo enfrente, había otra puerta acristalada con una ventana, que daba al balcón exterior, la cama doble se encontraba situada en medio de la habitación, pegando el cabecero a la pared del fondo, y justamente, en el lado opuesto del balcón, en el otro lado de la cama, se encontraba el baño, cuya pared formaba en el reverso los espejos.

Voy al baño a ponerme algo más cómodo y salgo – dije cerrando la puerta del cuarto de baño del hotel, escuchándole como me pedía que no tardase en salir.

Me quite la ropa que había llevado durante todo el día en el trabajo, me di una pequeña ducha, y me vestí con el conjunto que me había comprado está mañana antes de ir a trabajar, quería darle está noche una sorpresa.

Ya cambiada, me solté el pelo, dejándolo caer por mi espalda, con unos rápidos movimientos de cabeza arriba y abajo y con la ayuda de mis dedos, le di un aspecto salvaje. Me miré entonces al espejo para retocarme un poco el maquillaje, el reflejo que vislumbré era el de una chica joven, con una larga melena salvaje, alborotada, negra y rizada que caía como una cascada hasta media espalda, deslizándose algunos mechones por los hombros, con ojos negros penetrantes y ardientes, labios pequeños y carnosos de un color rojo carmesí, en contraste con la piel blanca, continúe bajando la mirada, mi pecho, ya generoso por naturaleza, se veía resaltado con el corsé morado bajo una tela de encaje negro, que las elevaba un poco más, dejando al descubierto gran parte de ellas, escondiendo entre la tela los pezones claros, estrechando mi cintura y marcando mis caderas en una curva perfecta. El tanga a juego era un pequeño triángulo que apenas cubría mi sexo, las medias de encaje subían por mi pierna, hasta llegar al muslo, uniéndose al corsé por dos pequeños ligueros delanteros, mis brazos estaban cubiertos por unos guantes largos de encaje negro, imitando al corsé en su longitud con cordones morados. Estaba lista, perfecta, ardiente y sexy para él.

Abrí  un poco la puerta del baño, tuve la suerte de que la cama estaba justamente enfrente, donde estaría él esperándome, con las velas colocadas por toda la habitación dándole un ambiente cálido y tenue, por lo que se daba la oportunidad perfecta para salir del baño al estilo “hollywoodiense”, mi mano aguantando la puerta asomando una pierna que acabaría aferrándose a la puerta, y después aparecería yo con mi conjunto. Tras la gran actuación en escena, salí y contemple que no estaba, las luces estaban apagadas, las velas inundaban con su luz la habitación en penumbras.

¿Pedro? ¿Dónde estás? – me dirigí hacía el balcón, por si estaba en él fumando mientras me esperaba comenzando a bordear la cama - ¿No tenías ….? – no pude acabar la frase cuando se me escapo un gritó del susto Ahhhh!!!! – Pedro, me había sorprendido por detrás, rodeándome con uno de sus brazos, inmovilizándome casi con él y su cuerpo pegado al mío, tapándome la boca al escucharme el grito y susurrándome al oído Pshhh! Silencio, Hoy serás mía , preciosa – Soltándome la boca, agarro mis brazos con los suyos, llevándolos a la espalda, sujetándolos con una mano, aprecié como rodeaba una de mis muñecas con una tela suave, terminando con un nudo y a continuación repitió la maniobra con la otra, y note como parte de esa tela caía ligeramente por mí, permitiéndome que los brazos pudieran colocarse cómodamente pegados a mí cadera.

Apretó y manoseo con sus manos los cachetes de mi culo,  finalmente, acabo, al menos por el momento, con un azote en cada uno de ellos. Agarrándome de la cintura, me giró hacía él, rodeándome con sus brazos, me atrajo hacía él, nuestras miradas se cruzaban, mientras  mi boca comenzó a abrirse acercándose a la suya, buscándola, para fundirse, cuando estaba apuntó de alcanzarla,  observe en sus ojos un brillo de travesura, y me mordió el labio inferior suavemente, lo soltó, y paso suavemente su lengua por mi labio superior – Te he dicho que hoy serás mía – susurro con su boca sobre la mía – Hoy, quién dirige la orquesta soy yo, y como hables sin que yo te lo pida – se sacó del bolsillo trasero de la espalda un pañuelo de seda – tendré que silenciarte, si a los atendido asiente – Su mirada continuaba siendo traviesa, me perdía en la llamarada de su mirada y en el ardor de su cuerpo junto al mío, asentí con la cabeza sin desviarle la mirada en todo momento, mordiéndome yo el labio inferior, creo que está noche la sorpresa iba a ser para mí.

Me llevo hasta la cama, y me dejo caer en ella boca arriba,- sube las piernas y dobla las rodillas- con cuidado, rodeo las piernas con el pañuelo colgante, dejándome ahora las manos atadas delante, se colocó él encima de mí de rodillas, sujetando con sus piernas las mías elevando mis brazos por encima de mí cabeza, sujetándolos él con sus manos, comenzó a besarme con lujuria y pasión, buscando mi lengua en mi boca, mordiéndola cuando se le terciaba, al igual que mis labios, pasando su lengua por mis labios se despidió de ellos, sin despegarla de mí piel, continuo su descenso, por mi barbilla, mi cuello, mientras iba bajando acariciando mis brazos por el interior con sus manos, llegando  a la vez a mi pecho, cuando su boca comenzaba a morderme el pecho que sobresalía del corsé sus manos hábilmente iban aflojando el cordón que lo apretaba en cuestión de segundos, introduciendo sus manos, apartando la tela que cubría mis pezones, bajando su boca a uno de ellos, mordiéndolo y lamiéndolo, mientras una de sus manos se tiraba y retorcía el otro, y la otra bajaba por mi cintura, hasta mi cadera, alzándola con su mano, la otra dejo el pezón libre, y su boca ocupo su lugar, bajando su mano hasta la otra parte de la cadera, elevándolas a la vez, haciéndome sentir su erección debajo de su ropa.

Agarrando el tanga por detrás, tiro suavemente de él, dejando que se me introdujera en mi sexo, a la vez que mordía con mas intensidad mi pezón en su boca, arrancándome un brutal gemido de mis labios, me miró riéndose entre dientes mientras se incorporaba de la cama, arrodillándose delante de mis piernas, quitó las pinzas del liguero besando el interior de mis muslos, sus manos se deslizaron el tanga hasta las rodillas, sus manos descendieron hasta mis tobillos, tirando suavemente de mí hacía fuera de la cama, haciendo que me deslizará por las sabanas de seda, dejando mis piernas al aire, colando su cabeza entre mis muslos, apoyándolas en sus hombros, su boca se acercó a mi sexo, rozándolo primero con la nariz delicadamente, a continuación, paso sus labios por los míos, sacando un poco la lengua y acariciándolos, sus manos volvieron a deslizarse por debajo de mi culo, agarrándolo con firmeza mientras mordía y tiraba suavemente de mis labios con sus dientes, sentía dolor y placer a la vez ante ese hecho, saco su lengua y comenzó a moverla despacio, acariciando mi clítoris, aumentando el ritmo, mientras hundía su cara entre mis piernas, haciéndome buscar ese placer elevando más mis caderas, aprovechando él para apretar más mi culo con sus manos y ayudarme a enterrar su boca en mi sexo, mis gemidos iban aumentando al ritmo de sus movimientos, hasta que dejo su lengua, para morder mi clítoris y tirar suavemente de él, saco una de sus manos, sin dejar mi sexo tranquilo con su lengua, introdujo un dedo suavemente, que movía lentamente, a continuación otro, masturbándome, acelerando el ritmo hasta estar satisfecho con la sensación de humedad en mi interior.  Llevo los dos dedos a mi boca, la abrí para recibirlos, y apreté mis labios a su alrededor, jugando con mi boca – Moja los bien con tu saliva – Los comenzó a sacar lentamente de mi boca, y fue a jugar con ellos a mis pezones.

Elevó mis piernas, saliendo de ellas, rodeo la cama, poniéndose detrás de mí, noté como se inclinaba sobre mí besándome, agarrando y azotándome el pecho con sus manos, comenzó a ascender desde ellos por mis brazos lentamente, agarrándome las muñecas y llevándome hacía el otro lado de la cama, quedando mis piernas tendidas y mi cabeza y mis brazos colgando, ya se había desvestido, sus vaqueros estaban arrugados debajo de él, acercó su polla a mi boca y mi instinto fue abrirla – Saca la lengua ­ - Obedecí, y saque mi lengua, agarró su miembro y comenzó a restregarlo por mi lengua, por mi boca, a darme con él en la boca, en la lengua, en las mejillas, jugando a un pequeño mete saca de mi boca, no dejándome disfrutar ni de su capullo en mi boca a penas un segundo, la coloco en la mitad de mi frente, y fue ascendiendo en línea recta con ella por mi nariz, hasta llegar a mi boca, donde la esperaba abierta y la lengua fuera, lista para recibirla, la introdujo lentamente, dejándome notar como iba creciendo en mi interior, sus manos fueron a mis pechos, los agarro fuertemente  y de un solo movimiento de cadera, terminó de meter su polla en mi boca, dándome en la frente con sus huevos, con un ligero vaivén, me follaba la boca, continuando jugando con mis pechos, tirando de mis pezones y azotándolos con su mano suavemente, agarró con más fuerzas mis pechos, y comenzó ayudarse de ellos para aumentar el ritmo, mis labios rodeaban y apretaban su polla, la saco finalmente despacio, dio de nuevo la vuelta a la cama, tiro de mi de nuevo de los tobillos – dame las manos – Ayudándome a incorporarme, quedando sentada en la cama frente a él, dejándome delante de su cara su polla, mis manos la sujetaron, mientras mi boca se acercaba a ella, y volvía a saborearla, a notarla dura en mi boca, jugando con mi lengua, descendiendo por ella, apretando mis labios suavemente, rodeándola, aprisionándola en ellos…. Mientras le miraba a los ojos, retire mi mano al acercarme con mi boca a ella, y continúe bajando sin dejar de mirarlo, veía en su cara el placer que estaba sintiendo al ver desaparecer su polla en mi boca mientras mi mirada permanecía fija en sus ojos, mis manos agarraban y manoseaban sus huevos, mientras movía mi cabeza rápidamente adelante y atrás, aumentando el ritmo, escucharle gemir y verle la cara de placer, me excitaba a mí también – Para, para….- Siseo entre dientes, me agarró del pelo, tirando de mi hacía atrás, sacándola de mi boca.

Se inclinó para besarme, mientras me tumbaba de nuevo sobre la cama, dejando mi culo al ras de la cama, con las piernas sobre sus hombros, agarró su polla y comenzó a restregarla por entre mi sexo y mi culo…… - ¿por cuál empiezo?

Dios!!! Por donde quieras pero follame ya!!!! – Se me escapo en un grito

Uy! Te dije que no podías hablar sin mi permiso, y no recuerdo habértelo dado ­ –dijo de forma divertida – Eso no está bien, tendré que castigarte por ello

Me mordí el labio de la excitación de sus palabras, de lo que estaba haciendo, de todo…. Y aprovecho mí descuido, para apuntar y entrar de golpe su polla en mi vagina, arrancándome un grito de placer, estaba húmeda por lo que no le costó entrar, la saco, y volvió a introducirla de golpe, un par de veces, hasta que junto mis piernas sobre uno de sus hombros, haciendo que sintiera más su polla en mi interior, comenzó a mover sus caderas rápidamente, arrancándome cada vez mas gemidos, cuando estaba apuntó de correrme se detuvo –Aún no te toca, preciosa - Lo que me costaba no suplicarle. Volvió a abrir mis piernas flexionándolas sobre mi, sujetándolas con sus brazos bien abiertas, apoyando sus manos a cada uno de mis lados, comenzando de nuevo su movimiento salvaje, golpeando sus huevos contra mi culo, tenía la boca abierta sobre mí gimiendo, yo estaba apuntó de irme de nuevo, cuando se incorporó – Sigue sin tocarte aún – Dios! Qué clase de tortura era está???

Saco su polla de mi interior, agarrándome las muñecas me ayuda a levantarme, vuelve a acercarme a su cuerpo por la cintura, me besa apasionadamente de nuevo, mientras me arrastra por la habitación, en mi espalda noto una sensación fría, y detrás de él veo el armario, me ha llevado al espejo!!! Separa su boca de la mía y su cuerpo, me gira poniéndome en contra suya y enfrente del espejo –Apoya las manos en el espejo – Así lo hago, mientras él pasa su brazo por mis caderas, haciendo que quedé inclinada, con sus piernas separa las mías – Agarrate que vienen curvas – y comienza de nuevo a follarme salvajemente, acariciando con su mano mi clítoris hasta que me llega el orgasmo y me deja correrme, saca su polla y sus dedos se deslizan en mi interior, humedeciéndolos con mis fluidos, los lleva al ano, con su mano libre, abre mi culo, dejando caer saliva en él, introduciendo lentamente los dedos en él, moviéndolos suavemente y dilatándome el ano, a través del espejo, tenemos la mirada fija uno en el otro, mi cara ha cambiado, ahora está llena de  pasión y de vicio, su expresión es la misma que la mía, pero se le nota el placer que está sintiendo al pensar que va a volver a follarme el culo, frente a un espejo, podrá verme la cara mientras me sodomiza y hacer que yo lo vea también.

Repite varias veces el recorrido y el movimiento de sus dedos, de la vagina a mi ano, hasta que parece que está contento con el resultado, agarra su polla y la noto deslizarse entre mi culo, comienza a meter suavemente el capullo, va avanzando en su trayectoria, abriéndolo con sus manos, aferrándolos con fuerza, hasta que finalmente la introduce entera, echando la cabeza hacía atrás al golpear sus huevos contra mí, de comenzar a sodomizarme viéndonos, disfruta de ese momento, dejando que mi ano se adapte a su polla.

Lleva una de sus manos a mi pecho, lo agarra y tira del pezón, la otra permanece en mi culo acariciándolo, agarrándolo y dándole algún pequeño azote, mientras comienza su vaivén despacio, sin dejar que salga entera, yo aprieto mi culo,  agarra mi pelo y tira hacía tras, haciendo que me mire en el espejo mientras me folla así, su excitación aumenta, y con ello sus embestidas, con su mano libre acaricia mi clítoris, haciendo que vuelva a excitarme yo también, hasta que finalmente nos corremos al unisono, noto como un líquido caliente me llena el ano y él se deja caer en mi espalda.