En el hospital

Mientras el esposo estaba en recuperación luego de una fallida Luna de Miel, nosotros tuvimos nuestra oportunidad de disfrutarla.

En el Hospital

Hola, me llamó Gonzalo y deseo contarles una Aventura que tuve en el Hospital, previo a una operación. Soy de 30 años, Arquitecto de profesión y sobretodo amante a los deportes y al gimnasio, por lo cual me conservo muy bien. Mido 180 cm y soy de contextura mediana, y algo bien parecido, en la opinión de muchas amigas.

La operación del tendón del Cuadriceps de mi pierna derecha se había malogrado, gracias a un pequeño accidente, por lo cual tuve que regresar al hospital para reparar los daños de la operación. Yo me sentía muy bien, sin dolores, excepto que el músculo de la pierna derecha no trabajaba bien, por lo cual el Dr. me ingresó para volver a operarme.

Me asignaron una habitación doble, que en esos momentos estaba vacía. Escogí la cama que daba al ventanal y balcón, ya que era el único paciente en la habitación.

Ya en la anterior ocasión, no me gustaba andar en pijama todo el día, debido a que podia caminar e ir por los pasillo conociendo, por eso siempre andaba vestido con ropa de calle.

Cuál fue mi sorpresa cuando regresé a la habitación, que habían ingresado a otro paciente. Era una pareja que se habían ido de viaje de Luna de Miel y que en el trayecto habían sufrido una accidente, en el cual el muchacho, había sufrido la fractura del fémur de su pierna izquierda casi a la altura de la cadera. La esposa del muchacho solamente había sufrido algunos golpes y se hallaba de alta. Ella lo acompañaba. Era una mujer bella, con carita de angel, muy bonita, pelo largo negro azabache, unos ojos verdes, preciosos. Un cuerpo de los de gimnasio, con una buenas tetas, un culo de infarto, y unas piernas preciosas las cuales las podia apreciar, gracias a la minifalda que vestia. En fin era toda una joya de mujer de apenas 23 años. Su nombre Catalina.

Cuando llegué, saludé y me puse a la disposición para lo que necesitara, pero parece que no les había hablado, ya que ni bola me pararon. En fin, me fui al balcón de la habitación a descansar un poco. La noche fue de “a Perros”. El muchacho se quejaba del dolor a cada momento y no dejaba dormir. Por fin amaneció y parece que lo tuvieron que volver a inyectar para que duerma un poco. Para esto, Catalina o Cata, como ella le gusta, tenía unas ojeras de madre y una cara de cansancio por no haber podido dormir en toda la noche, además, de no tener dónde hacerlo.

Cuando salía de la habitación luego del desayuno, Cata me detuvo y me pidió disculpas por no haberme contestado el día anterior. Me agradeció mi puesta a las ordenes y dijo que lo iba a tener en cuenta. Cuando regresé, la vi sentada en una silla tratando de leer el periódico pero se cabeceaba del sueño. Yo muy amablemente le ofrecí mi cama para se rescostar y descansara un poco. Ella al principio se negó, pero después de insistirle, aceptó mi oferta.

Al cabo de unas hora, regresé a la habitación. Todo estaba en calma. El muchacho estaba dormido sedado y Cata estaba en mi cama detrás de la cortina que separaba las dos camas. Ella se encontraba totalmente dormido y toda abierta de piernas, con su minifalda subida casi a la cintura. Tenía una concha toda abultada, grande, preciosas y provocative, que apenas la ocultaba su hilo dental pequeñito que usaba y que permitía que algunos pelitos se le salieran por los costado. Que ganas de morderla, uff, hubiera sido delicioso.

Mejor prefer irme al balcón, para que me pasara el acaloramiento que tenía.

Al poco rato, sonó la puerta y era el Dr. que venía a ver al paciente. Ella se despertó de inmediato y se bajo la minifalda y se levantó, no sin antes dirigirme una mirada inquisidora. Yo por mi parte me salí para que puedan hablar libremente.

Regresé después de una hora y ví al Dr. que se retiraba en ese momento. Ella estaba consternada  y el esposo también. Pasé directo al balcón y me senté. Cata vino y me invito para presentarme a su esposo Jaime. Lo tenían que operar esa misma tarde, ya que corria el peligro de quedar cojo sino lo operaban de inmediato. Traté de consolarlos y darle ánimos a los dos.

Llegada la tarde se llevaron a Jaime a operarlo, mientras ellaiba a la sala de espera conmigo. Pasadas casi tres horas, salió el Dr. y le inform que todo había salido muy bien, pero que iba a tener que quedarse en post-operatorio un día y luego en recuperación dos dias debido a la magnitude de la operación, y que sería conveniente que fuera a descansar un poco, ya que nada podia hacer ahí.

Estando en la habitación, Cata me dijo,

Gonzalo, hágame un favor, yo voy a regresar, voy a mi casa a bañarme, cambiarme de ropa y recoger ropa para los otros dias, podría cuidarme mis cosas?

Yo te acompaño si gustas, le dije

Tu puedes salir? No te dicen nada?

Pues no sé, pero si quieres te puedo acompañar.

Esta bien, pero que no te hagan problemas. Vamos.

Efectivamente salí como si fuera otra visita sin que nadie pusiera objección alguna y tomamos un taxi rumbo a su casa. Una vez ahí, me invito un jugo y me dijo,

Espérame que me voy a bañar. Dicho esto se fue.

Al cabo de unos 20 minutos, salió solamente vestida con una salida de baño y me dijo

Me demoré?

No esta bien, respondi yo.

Se la veía radiante, bella y sensual con ese cabello mojado, esta deliciosamente hermosa.

Qué pasa? Me pregunta

Que estás sumamente bella, con ese pelo mojado; le dije sin mediar las consecuencias.

Gracias, me respondió

Se la notaba tensa, ansiosa, quería hacer todo al mismo tiempo.

Voy a hacer algo de comer, no no mejor no, voy a ordenar algo para comer y se dirigió a la cocina. En eso la tome por los hombres y la detuve, girandole y le dije

Calma Cata, tómalo con calma, todo va a salir bien.

Eso fue suficiente para que ella se desmoronara y rompiera en llanto. Sus nervios la habían traicionado, estaba colapsando, no podia aguantar mas esa presión que tenía.  La abracé y la estreché entre mis brazos y ella se dejó llevar. Se abandonó y lloraba en mi pecho. Le acariciaba su cabellos húmedos, su carita de angel. No sé ni por qué, le dí un beso en la frente, luego otro en la mejilla. Ella no ponía reparo a mis besos. Le levanté la carita y le sacaba las lágrimas y le dí un beso en su boca, ella no dijo nada, seguía quieta sollozando, luego volví a darle otro beso, pero ahora me detuve para saborear sus labios, en eso ella abre la boca y comenzamos a jugar con nuestras lenguas. Yo la besaba cada vez más intensamente y ella respondía a mis besos. Nos abrazamos como deseándo fundirnos en uno. Le comencé a besarle el cuello, las orejas, a morderle suavemente los lobules de las orejas. Cata ponía para atrás su cabeza facilitándome que la besara en el cuello. Poco a poco fui descendiendo y abriendo la salida de baño para besarle sus hombres, se los chupaba mientras ella comenzaba a gemir suavemente dejando escapar unos suspiros y jadeos de placer.

Bajé besandola por el pecho y al mismo tiempo abriendo la salida de baño, dejando al descubierto esos dos grandes y maravillosos senos coronados por dos aureolas café y un pezón bastante pronunciados totalmente paraditos que me invitaban a ser chupados. Le besaba la tetas apasionadamente, primero la una, luego la otra, Cata gemía cada vez mas fuerte, pero no decia nada, solamente disfrutaba de la mamada que estaba propinando. Me agaché un poco para poderle ,mamar sus pezones, a lo que ella respondió con un resoplido fuerte y un estremecimientos, y agarrandome la cabeza me la metía contra su teta de turno. La acariciaba por la espalda y bajando llegué a su portentoso culo apenas cubierto por un hilo dental. Me arrodillé frente a ella mientras bajaba besandola el vientre. Todo era Maravilloso, estaba disfrutando de una tremenda hembra. Filamente, le saqué la bata de baño y la dejé solamente en el hilo dental. Era un tremendo espectáculo, Qué hembra, era imponente su belleza, su cuerpo. Le pasaba mi lengua por los costados de su concha, por la parte interior de sus muslo, ella gemía y decía Siiiii, siiii, que rico sigue, luego se sacó ella mismo el hilo dental.

Me tomó del brazo y me levantó llevándome al dormitorio. Me lanzó prácticamente a la cama y comenzó a desvestirme.  Primero la camiseta, para comezar a besarme el pecho y chuparme las tetillas, a las cuales las mordía deliciosamente. Luego fue bajando al abdomen y me fui bajando el pantalón hasta dejarme en calzoncillos. Arrimó su cara primero y su boca después a mi ya dura verga. Le daba besos y mordía el glande por sobre mi interior. Era delicioso en verdad. Fue bajando lentamente el calzoncillo y a medida que iba apareciendo mi verga ya tiesa, ella la recibía a lenguetazos, primero le pasaba la lengua alrededor de la cabeza, luego la envolvía con su lengua el cuello. Que rico que lo hacía, ella sabia lo que estaba haciendo. Finalmente me desnudo por completo. Acariciaba mi pene, lo sobaba con su lengua, se lo metía hasta el fondo y luego lo sacaba para chuparle la cabecita. Me puso en las nubes con su mamada. Se metía mis bolas una por una a la boca y las chupaba. Luego agarró mi verga y comenzó a chupar fuertemente el glande, mordiqueandome el cuello. Que delicia!!!

Cuando estaba a punto de venirme quise retirarle mi verga, pero ella no lo dejó, mas bien apresuró las mamadas que me daba y se lo metia y sacaba fuertemente, hasta que finalmente me hizo venir en su boca. Que delicia que sentía, ella no se detuvo para nada, sino que siguió hasta que acabé de eyacular y luego con su lengua lo limpió totalmente.

Me miró y me pregunta si me había gustado, por supuesto que le dije que si. Al agarré y la subí a la cama para comenzar a besarla apasionadamente. Su boca sabia y olía a semen de mi acabada, pero eso no me importó. Nos prendimos a besarnos en forma desaforada, como si nuestras vidas dependiera de esos besos. En cada beso dejábamos nuestro deseos y ansias de tenernos. Me prendí nuevamente de esas maravillosas tetas, saboreándolas a placer, también de sus deliciosos pezones, grandes y puntuagudos. Yo estaba en la gloria, y ella ni que decirlo. Ahora ya comenzaba a hablar.

“Que rico papito, sigue chúpalas que son tuyas, chúpalas fuerte más, más”

Seguí bajando pero esta vez fui directamente a su concha y me apoderé de ella, mientras ella se abría totalmente de piernas para darme facilidades en lo estaba haciendo. Mi lengua pareció un pincel creando una obra de arte. Mi lengua subía y bajaba por su rajita, haciendo círculos en la misma, a Cata le gustaba mucho y se retorcía cada vez que lo hacía. Le metía mi lengua lo mas que podia y ella me agarraba de la cabeza metiéndome mas entre sus piernas. Gemía fuertemente, levantaba y bajaba su cadera, como si estuviera follandola con mi lengua, luego le capture el clitoris y comencé a chuparla fuerte, se lo succionaba, ella gritaba

“Asi, asi mas papacito, asi que me vengo, dame mas, siiiiiiiiii ahhhhggg que ricoooo sigue sigue ahhhhhhhhhhhhhhg   que ricooooooooooooo sigue sigue chuparme mas fuerte, ahhhhhhhhhhhhhhhgg” ella estaba acabando entre brincos y gritos. Yo hacia esfuerzos para poder respirar, me tenia prácticamente atrapado entre sus piernas y sumergida en su concha. De repente se aflojó y quedó con los ojos cerrados jadeando profundamente, su respiración totalmente agitada. Al verla asi, toda abandonado y con las piernas abiertas, me provocó clavarla. Yo estaba con mi verga toda tiesa y lista para meterselo. La acomodé y le levanté las piernas, me ubiqué entre sus piernas y con la cabeza de mi verga se la pasaba por su rajita, presionando su clitoris que se hallaba hinchado de placer. Cata comenzó a mover su cadera en forma ritmica, como queriendo atrapar mi verga. Yo jugaban con ella en su raja, le metía un poco la cabecita y se la sacaba, cada vez era mas profundo. Ella gemía.

“Ya métela, por favor, métela toda, vamos, vamos ya que no aguanto mas, métela.”

En eso que estaba que se la metía y sacaba, ella me aprisionó con sus piernas y me obligó a meterselo hasta el fondo. Ella lanzó un suspiro y un chillido de dolor y placer, no tanto por lo largo, sino por lo gruesa que es mi verga. Sentí como mi verga era abrazada por las paredes de su vagina, calientita, húmeda, deliciosa. Apretaba y aflojaba, acariciando mi verga dentro de ella. Cata comenzó a moverse lentamente y yo la seguí en un mete y saca delicioso. Poco a poco fue incrementando la velocidad de sus movimientos. Era una maravilla para culiar. Parecia que la cama se iba a derrumbar con nuestro movimientos, parecíamos locos, desaforados entre gritos y gemidos de placer. Luego ella me puso boca arriba se subió metiéndose mi verga de un solo golpe hasta el fondo. Ella saltaba y saltaba para sacarsela y volver a metérselo, le encantaba eso, le gustaba que se lo metieran fuerte.  Sus movimientos sobre mi con la verga adentro, se incrementaron, era una verdadera llanera, me cabalgaba fuertemente, abría las piernas para meterselo en su totalidad, Esta que disfrutaba grandemente, al igual que yo.

“Me vengo, me vengo, papito dale mas fuerte que ya me vengoooooooooooo, uffff que riccooooooo dale mas mas por favor mas mas fuerte, chúpame las tetas por favor chúpalas fuerte, si asi siiiiii que ricooo ahhhhhhhhhggggg “ Yo al igual me vine con una tremenda eyaculación como nunca antes lo habia hecho. La innundé totalmente. Ella seguía moviéndose cada vez mas suave, mientras yo acababa, hasta que finalmente se detuvo y se bajó. De inmediato se agarró de mi verga aún un poco dura y la comenzó a chupar. Me hacía sentir en la gloria, era totalmente delicioso lo que me hacia. Terminó limpiandola todita.

Se acomodé a mi lado y me llenaba de besos, suaves, deliciosos, llenos de amor, era tan dulce y tierna, y pensar que hace un momento atrás era una verdadera fiera. Me quedó mirando y me dijo:

“No se que piensas de mi”

Yo le dije: “Que eres la mujer mas hermosa que he conocido, y que creo que me he enamorado de ti”

“No lo creo” me dijo

“Pruébame” le dije

“Cómo”

“Como tu quieras” le dije

“Te gustó?”

“Me encantó, y a tí”?

“A mi también, y ahora qué vamos a hacer?”

“ No lo se, lo que tu quieras” le dije

Luego de eso no fuímos a bañar y a vestirnos para ir al hospital, donde siguió nuestra apasionada aventura.

Les cuento que desde esa fecha no nos hemos dejado de ver. Nos vemos dos o tres veces por semana, aprovechando la terapia que recibe el marido. No sabemos que vamos a hacer mas adelante, pero por ahora seguimos siendo amigos con derechos.

GOVICO1