En el gimnasio

Mi primer y pequeña historia.

En el gimnasio

Casi las tardes después de estudiar dedicaba un par de horas en el gimnasio (ahora no tanto), creo que después de mucho esfuerzo he conseguido tener la figura que tanto he deseado, un cuerpo atlético pero sin ser excesivamente musculoso, me considero por lo tanto... un buen partido esperando no pecar de vanidoso.

No puedo evitar espiar cada vez que puedo a los hombres que llegan a ejercitarse al gimnasio, ya sea en las duchas o en los vestidores siempre dirijo una mirada para poder apreciar los especímenes que tengo la alcance de ver, hay de todos los tipos de vergas: grandes, pequeñas, delgadas, gruesas, uno no se dá abasto deleitándose con tanta mercancía y lo peor es que son de ver y no tocar.

Este gimnasio cierra a las ocho de la noche, un día tuve demasiado que hacer mientras estudiaba y salí muy tarde así que llegué al gimnasio una hora antes de que lo cerraran y me puse a ejercitarme.

Después me fuí a las duchas y me vestí, cuando salí quedaba sólo un chico en la sala de ejercicios, se trataba de Darío, era sobrino del dueño del gimnasio y siempre se encargaba de cerrarlo al salir, un muchacho de 20 años, de piel blanca, de estatura normal, cuerpo hermoso y con una cara de ángel, tiene unos ojos verdes que parecen iluminar todo lo que ven.

Desde hace mucho tiempo quiero pegarle una cojida de las buenas y siempre he querido meterle la verga por el orto y hacerlo gritar de placer.

Me despedí de él y salí a la calle, cuando estaba por cruzarla me di cuenta que había olvidado mis llaves en los vestidores, regresé al gimnasio, cuando entré no ví a Darío en la sala de máquinas por lo que supuse que estaría en las duchas. No me equivoqué, pude escuchar el agua caer desde los vestidores, tomé mis llaves y cuando estaba por salir volteé involuntariamente hacia la entrada de las duchas y lo vi de espaldas debajo de la regadera. Jamás había tenido la oportunidad de mirarlo desnudo y decidí no desperdiciar ésta, me escondí detrás de una pared y apenas asomándome observé el ritual erótico que representaba el baño de Darío.

Como dije antes él estaba de espaldas, así que lo primero que pude apreciar fue sus inmensas nalgas, nunca pensé que las pudiera tener así de grandes y firmes como dos bombones prestos a que uno se los chupe. Tiene una espalda ancha y unas piernas que mis respetos. En mi cabeza sólo pensaba ""date vuelta, date vuelta, date vuelta"".

Casi me desmayo del susto cuando él se volteó y mostró su pija, pero además pude ver su vientre musculoso y sus pezones con las puntas duras y oscuras, su miembro estaba flácido pero aun así tenía un tamaño notorio. Fue entonces cuando accidentalmente deje caer las llaves y se estrellaron contra el piso ruidosamente, Darío levantó la cabeza y me vió, di la vuelta rápidamente y comencé a correr, pero Darío se ciñó una toalla y casi que corriendo logró alcanzarme antes de que yo pudiera salir de los vestidores, me tomó fuertemente del brazo y me preguntó:

  • ¿qué estabas haciendo? ¿Espiándome?

  • claro que no -contesté- solo vine a recoger mis llaves que había olvidado.

  • y entonces ¿porque corriste? -me dijo seriamente. - yo. no. solo estaba.... - estabas espiándome ¿verdad? te gusta ver a los hombres desnudos, no sos más que un puto. Me sentí ridículo en esa situación, yo era más alto que él y teníamos la misma complexión y fuerza, pude habérmele enfrentado, pero pensar que había descubierto que soy gay hizo que me sintiera impotente y totalmente abatido, Darío se dio cuenta.

-ahora vas a saber lo que es un hombre de verdad -en ese momento me di cuenta que debajo de la toalla comenzó a crecerle un bulto desproporcionado. - Yo no dije nada-

De un tiro se quitó la toalla y la lanzó al piso- ¿te gusta verme así desnudo? -Preguntó-

Casi me arrancó la remera y bajó mis pantalones a la fuerza, antes que pudiera reaccionar ya me encontraba sólo con la ropa interior al tobillo al tobillo, me tumbó en el suelo y comenzó a chupar mis pezones.

Después recorrió su lengua por todo mi pecho, la metió en mi ombligo y siguió para abajo hasta llegar a mi pija, primero lamió la cabeza, después se la metió toda en la boca y comenzó a chuparla primero con suavidad pero después con una fuerza increíble, se notaba que tenía mucha experiencia en chupar pijas.

Estuve a punto de venirme pero me aguanté porque sabía que iba a haber mucho más. Se levantó y me terminó de bajar el bóxer, se arrodilló y me levantó las piernas para poderme mamar el culo y los huevos, mientras con una mano sostenía mis piernas, con la otra apretaba mi verga y comenzaba a frotarla con rudeza y a apretarme con fuerza los huevos, se tiró encima de mí y pude sentir su miembro sobre mi estómago, estaba tieso y caliente como una olla con agua hirviendo Darío se recostó en el piso y me dijo que me arrodillara frente a él, levante sus piernas hasta tenerlas encima de mis hombros y lo penetré con delicadeza al principio hasta que la tuvo toda adentro, comencé a moverme cada vez más fuerte.

Darío primero gimió, después empezó a chillar como un niño probablemente sentía un poco de dolor pero a la vez un placer increíble, de repente comenzó a gritar:

-dale! dale más duro! así papi, así! que rico nene, que rico! métemela hasta el fondo! ahh! ayyy!

Como pude me agaché y metí su verga en mi boca, el sentir su semen correr por mi garganta me excitó tanto que me vine dentro de él y le llene el culo de leche.

Caí exhausto encima de él y nos quedamos abrazados respirando agitadamente.

Un rato después nos levantamos y nos fuimos a las duchas, estando ahí comenzamos a jugar con el jabón y a echarnos agua uno al otro, sin darnos cuenta ya estábamos excitados otra vez y con las pijas bien duras. Nos miramos con ojos de placer y sin decir una palabra nos abrazamos y nos dimos un beso prolongado.

Después comencé a acariciarle el pecho, él me tomó de la cintura y me arrimó su pija.

-Ahora quiero ser yo el que te la meta por el culo -dijo- salimos de las duchas y él se sentó en un banco de los vestidores, se agarró con fuerza la pija y se la frotó hasta dejársela bien dura, se untó lubricante y me dijo:

-Vení, quiero que la sientas adentro. Me agarré las nalgas y me abrí el culo lo más que pude, me fui sentando encima de Darío, poco a poco hasta que metió toda su pija en mi culo, comenzó a meterse y yo sentía como su aparato me reventaba.

Al principio dolió pero después fue una sensación increíble, pasó sus manos grandes y fuertes por mis pezones y mi vientre hasta llegar a mi verga, la que comenzó a frotar al mismo ritmo que nos movíamos, otra vez eyaculamos al mismo tiempo, pude sentir como algo caliente comenzó a regarse dentro de mía, la vez mi leche se deslizaba por mi pene y por las manos de Darío quien se acercó una de sus manos a la cara y la lamió hasta dejarla completamente limpia.

-mmmm, que manjar más delicioso. -dijo-

Nos volvimos a bañar y nos vestimos, ya en la salida del gimnasio me dijo:

  • ¿nos veremos mañana?

-puedes contar con eso -le contesté..

Estoy pensando en empezar a escribir algo mas creativo como una novela con varios capítulos, ya tengo la idea solo me falta el incentivo. Saludos