En el descanso del partido de balonmano
Relato sobre lo que ocurrió en los baños de un polideprtivo en el descanso de un partido de balonmano
Hola, mi nombre es Javi y mi mujer se llama Elena, ya hemos contado anteriormente alguna de las historias que hemos vivido. Ambos tenemos el pelo moreno, somos delgados, mi mujer tiene unas tetas pequeñas pero preciosas y un culo firme y digno de admirar.
Era sábado por la tarde, nos preparábamos para ir a ver un partido de balonmano al polideportivo municipal de nuestra ciudad.
Elena estaba preparándose la ropa que se iba a poner y yo me dirigí al baño para darme una ducha.
Al acabar cogí la toalla y comencé a secarme, al poco rato, la puerta del baño se abrió y entró mi mujer para darse una ducha ella también, yo seguía secando mi cuerpo mientras ella se iba quitando la ropa.
Ver el cuerpo desnudo de mi mujer me pone a cien, mi polla se empezó a incorporarse un poco, me acerqué a Elena y le acaricie el coño con mi mano, ella sonrió y dirigió su mano hacia mi polla, me la cogió con suavidad y empezó a subir y bajar lentamente.
Mi chorra estaba ya tiesa, nuestras manos seguían jugando, su coño empezaba a estar bastante húmedo y el ambiente se estaba calentando más y más.
Elena soltó mi pene, agarró mi mano apartándola de su chocho y se metió en la ducha, me dispuse a meterme yo también, pero mi mujer me di un pequeño empujón con su mano impidiéndome entrar y me dijo sonriendo:
- Que vamos a llegar tarde
- Qué más da – contesté yo
- Ya seguiremos luego- exclamó mientras cerraba la cortina de la ducha
- Pues igual luego no quiero yo- dije en tono enfadado
Enrollé la toalla en mi cintura y salí del baño con cara de pocos amigos, me había dejado a medias, mi polla deseaba correrse pero no iba a poder ser.
Me puse un pantalón corto azul claro, una camiseta blanca y una chanclas, Elena eligió una camiseta rosa, un pantalón ancho de color negro que se sujetaba mediante gomas en la cintura y justo por debajo de las rodillas, un sujetador blanco y un tanga de hilo con un dibujo de Betty boo.
Nos dirigimos en coche al pabellón, durante el trayecto no conversamos mucho, yo seguía un poco mosqueado por lo que había sucedido en el baño, una vez allí nos sentamos en nuestros asientos y nos dispusimos a disfrutar el partido.
Yo estaba un poco serio, sin embargo una leve sonrisa se dibujaba en la cara de Elena durante toda la primera parte del partido.
Quedaba poco más de 2 minutos para que terminase la primera parte cuando mi mujer se levantó del asiento y me dijo que se iba al baño, yo también quise aprovechar para ir al servicio, así que me incorporé y bajé las escaleras detrás de ella, salimos de la grada a los pasillos del polideportivo, caminamos hasta los baños, el de señoras estaba frente al de caballeros.
Justo antes de llegar a la entrada de los servicios, Elena me agarró del brazo y me llevó hacia el baño de señoras, abrió la puerta, asomó su cabeza y tras comprobar que no había nadie, se metió arrastrándome a mí también.
Mi mujer me llevó hasta el baño más lejano de la puerta de entrada, me empujó dentro y tras meterse ella cerró la puerta y puso el pestillo, mi cara era todo un poema y Elena seguía con una sonrisa en la suya.
- Ahora vamos a acabar lo que habíamos empezado antes- dijo ella
Me empezó a acariciar la polla por encima del pantalón, mientras sus labios se juntaron con los míos, coloque mis manos en sus tetas por fuera de su camiseta y comencé a sobárselas, se las apretaba con fuerza.
Elena me desabrocho el botón del pantalón. Me bajó la cremallera hasta la mitad y metió su mano por dentro de mis calzoncillos, con su palma empezó a acariciar mi pene con suavidad subiendo y bajando repetidamente.
Mi polla reaccionó al estímulo, su tamaño aumentaba y poco a poco señalaba hacia el techo, mi mujer me acariciaba ahora la punta con sus dedos, de repente empezaron a entrar chicas en el servicio, el partido estaba en el intermedio y la gente aprovechaba para ir al baño, el bullicio era grande, se oían las conversaciones, las cisternas funcionando e incluso como meaban en baño de al lado del nuestro.
Esto nos dio más morbo todavía, seguíamos a lo nuestro, mi mujer me quitó los pantalones y los calzoncillos y los colgó de la manilla de la puerta, mi polla saltó como un resorte, estaba dura y tiesa, me la cogió con la mano y empezó a agitarla con fuerza, su otra mano jugaba con mis huevos.
Le quité la camiseta y se la dejé sujeta sólo por el cuello, mis manos se dirigieron a su espalda para soltarle el broche del sujetador, ella seguía haciéndome una paja, conseguí soltar el broche, le quite el sujetador y lo deje encima de mi ropa.
Amasaba sus tetas con fuerza, ella hacia lo mismo con mi polla, mientras el ajetreo y el ruido que había fuera era tremendo.
Estaba excitadísimo por la situación, allí andaba yo, metido en el baño de señoras, rodeado de mujeres a escasos metros y con mi mujer haciéndome una paja de campeonato.
Dejé las tetas de Elena por un momento, utilice las manos para bajarle el pantalón y el tanga hasta las rodillas, mientras ella seguía jugando con mi polla, sus movimientos eran cada vez más rápidos, su mano apretaba con bastante fuerza mi chorra, bajó su cabeza y con su lengua me dio unas lametadas en la punta pero sus manos no dejaban de trabajar tanto mis huevos como mi miembro.
Al cabo del rato notaba que ya no iba a aguantar mucho más y se lo comenté en voz baja, Elena me miró con cara de estar excitadísima ella también, acercó su cuerpo al mío, su mano seguía pajeándome y ahora la punta de mi cola golpeaba su ombligo.
- Me corro, me corro ya – dije en voz baja
Un gran chorro de semen salió disparado y fue a parar cerca de las tetas de Elena, los dos siguientes cayeron alrededor de su ombligo, mi mujer seguía cascándomela y los últimos reposaron en su recortado vello púbico.
Elena cogió papel y se fue limpiando todo lo que había derramado sobre ella, mientras en mi polla todavía asomaba un poco de semen, cuando acabó de limpiarse, miró mi pene que todavía estaba con una erección considerable, y sin decir nada, me lo cogió con una mano, se puso de espaldas y se lo introdujo en su coño, tras varias sacudidas se la sacó y me dio papel para que me limpiara.
Nos pusimos la ropa de nuevo, ya no se escuchaba ruido en el servicio, Elena abrió un poco la puerta, asomó la cabeza y comprobó que no había nadie, inmediatamente salimos los dos rápidamente y nos fuimos a nuestros asientos a ver la segunda parte.
Desde luego, puedo decir que lo más nos gustó del partido fue el descanso.
javieryelenasomos@hotmail.com