En el consultorio
un joven médico... una tarde de lluvia... y su último "paciente".
En el consultorio...
Una tormenta de verano "de aquellas".
Vanía amenazando... y "se largó" con todo.
Algunos pacientes llamaron para posponer su turno... y me quedaba pendiente, justamente, el último. Encima, uno nuevo.
Me corría el riesgo de que no viniera, pero aproveché para relajarme, para escuchar música, para buscar "algo" en la computadora. Hay tantas páginas con fotos de atletas desnudos como para engolosinar la vista...!!
Ver y calentarme fue de una. Tenía tiempo. Estaba solo... y tenía derecho a un poco de placer después de varios días de corridas, de urgencias... y de abstinencia.
Me desabroché el pantalón... y cuando comencé a bajar la mano para acariciarme la pija... sonó el timbre y se abrió la puerta de la sala de espera!
Cerré la computadora, me acomodé la ropa... y el "muñequito", y ya estaba listo como para revisar al paciente.
Me asomo y veo un muchachote chorreando agua. Con cara compungida por el agua y el barro que caía sobre el piso... pidiéndome disculpas con un gesto tímido.
Lo tranquilizo, le digo que eso tiene arreglo, que se limpia con más agua (se sonríe...) y le propongo que pase al baño y que le voy a traer algo como para que pueda estar más cómodo.
Mientras me escucho decirle esto, una parte de mí mismo me lleva a pensar que sería muy bueno ver qué se pone y qué se saca (mejor esta parte), para sentirse "cómodo".
Le indico el baño, y voy a buscar a mi casa (contigua, vivo solo) una salida de baño, de toalla.
Él mide unos cuantos centímetros más que yo y tiene un cuerpo más grande, pero algo es algo.
Se la alcanzo, y por la puerta entreabierta le digo que mejor que se saque todo -que, de todas maneras lo tenía que revisar- y que escurra su ropa mojada y que se ponga la bata.
A los pocos minutos, agradeciéndome, pasa al consultorio.
Le digo que no es nada... que ya no vendrá nadie más... que luego pondremos a secar su ropa (qué rápido funciona mi cerebro, mientras digo esto...!!), que comencemos con la historia clínica.
Se llama Eduardo, como yo, pero él de 24 años, soltero, recientemente llegado a la ciudad, con algunos malestares... Actividad física? La respuesta "sí" es obvia: por la bata entreabierta se ven músculos por todos lados. Juega al rugby.
Motivo de la consulta? Siente dolores y malestares en el estómago, que se siente desganado, que tiene, le parece, hemorroides, y con una molestia en la ingle
Dejo los papeles, lo hago subir a la camilla... (se le abre la bata y se apura a cubrirse... lo que no deja de ser una lástima, pero, a la vez, incentiva los ratones!!). Lo ausculto: corazón, pulmones, ojos, cuello por si hay ganglios (aquí deslizo muy suavemente y a propósito, mis dedos por su cuello, por si es fuera una zona erógena para él, como lo es para mí); continúo por la garganta, la presión... y mientras lo hago concienzudamente (o sea: lentamente, por si vale la aclaración) hablamos lo habitual: "duele?" , "no", "si"...
Le indico que le abriré la bata y, aunque de reojo, veo un "muñecón" de buen tamaño que, aunque en reposo, se presenta "muy interesante".
Palpo el abdomen y muevo la piel en círculos lo que hace que, por tracción, también se mueva el muñeco. Y, lo sé, pronto estará más grandecito.
Cada vez bajo más y alterno presión y suavidad (caricia??... qué estoy tramando?? Qué me estoy imaginando??).
Le pido que se relaje, que no se preocupe si percibe que "se le para", porque es normal a su edad, y por las palpaciones que tengo que hacer para detectar el origen de su malestar. Y sigo: "Duele?", "sí", "no".
Le voy preguntando por su vida social... y sexual. Su frecuencia (me interesa, me interesa!!). Me dice que "normal" (no abunda en detalles, precisamente) y que desde que ha llegado a esta ciudad, unas semanas atrás, no ha tenido "contactos".
No pregunto "qué tipo de contactos son los que le gustan", porque si me dijera "los hombres", yo gritaría "BINGO!!", pero siempre está la posibilidad, no?
Le aviso que le voy a descubrir el prepucio para ver si baja bien... y, como ya está un poco durito, es mucho más fácil. Lo cierto es que lo hago dos veces, y con suavidad... y el muñeco late ya con más entusiasmo.
Le digo que tengo que auscultar sus testículos, que flexione las rodillas... y qué bonito se ve todo!!
Unas bolas grandes (haciendo juego), peludas...
Es una mirada profesional... pero me detengo en esos globitos hermosos... y los palpo con cuidado, pero sintiendo yo también mi propio placer.
Se me vienen como ráfagas a la mente de las fotos que había visto unos minutos antes y veo que tengo ahora "en mis manos" un cuerpo que bien podría estar entre esos modelos.
El muñeco, obviamente, ya apunta al ombligo. Qué placer mirarlo!!
Ahora le indico que lleve sus rodillas hacia sus hombros que tengo que revisar si tiene hemorroides... Me pongo guantes y paso muy suavemente el dedo por su bordecito y percibo que se frunce. Le digo que se relaje... Lo hace, y sólo veo una irritación exterior.
Ahora le anticipo que veré cómo está la próstata, y quizá me equivoque, pero lo percibo expectante, interesado...
Me pongo crema en el dedo mayor y se lo voy metiendo suavemente, y me demoro un ratito... pero aprovecho para masajearle un poco... y escucho un suspiro suave, pero suspiro al fin.
"Duele?", pregunto... "No", me dice....
Le digo "parece que no hay nada... sólo alguna irritación"... pero sigo con el dedo de la mano derecha adentro... mientras que con la izquierda aprimo el abdomen, justo, justo debajo del muñecón que ya está en su mejor expresión.
Saco mi dedo, también el guante... le pido que extienda las piernas, que continuaré con su abdomen... (y tengo ganas de decirle que por la otra partecita también)... y ya no queda bata que lo cubra... y yo también tengo una carpa considerable... que aprovecho (sin querer, porque Uds. no pensarán que lo hice a propósito, no?) de apoyarle mi bulto sobre su mano, que está al borde de la camilla. Mi dureza es evidente... y él mueve "un poquito" los dedos como para percibir mejor.
Yo sigo con su vientre... y le voy moviendo el paquete... y me arriesgo: "parece que los dos estamos iguales, no?".... Me mira y sonríe levemente, y suspira... y le afirmo lo mío, un poco más... y le tomo la poronga como para ver nuevamente el glande y el frenillo... y me acerco para ver mejor... y le suspiro encima... y subo y bajo mi mano... y él da vuelta su mano y apoya la palma sobre mi bulto... y me lo oprime... y con mi mano libre me bajo el cierre... y él mete su mano dentro... y me libero de los pantalones y el calzoncillo... y bajo mi cara hasta su pija y le apoyo los labios... y él levanta su pelvis como para metérmelo. Y claro, es un paciente, y dejo que haga lo que él quiere... así que abro mi boca y me chupo el caramelo... y muevo mi cuerpo como para que el pirulín mío se ofrezca a su boca, y él hace lo mismo conmigo.
Qué placer...!!
Me termino de desnudar, le pido que se siente en la camilla... le saco la bata... y ya nuestras porongas se están tocando, ambas duras como roca.
Le doy y nos damos un beso incomparable, con nuestras lenguas hasta el fondo... Voy bajando por su cuerpo lentamente lambeteando y mordisqueando... y él suspira y me pajea...
Ahora sí, se la chupo con firmeza... y él gime y se retuerce... Con la mano libre le acaricio los huevos... y le masajeo el agujero...
Pero no quiero que acabe... y me mira con desesperación...
Y me repite la gentileza... y es un maestro!!! Qué lengua, que mordiscos -cuando se ocupa de mis tetillas creo que mi cuerpo se electrifica!!- y me dedica una chupada excepcional.
Le digo "metémela, por favor", y ahora soy yo quien se inclina sobre la camilla... y él me chupa y ensaliva el orto... y se pone el condón que le alcanzo (cajones cercanos y bien provistos de "todo" lo necesario!!) y me lo apoya... y yo mismo hago fuerza hacia atrás para que me entre...
Bombea suave pero firmemente... y mientras tanto me pellizca las tetillas... y baja su derecha hasta mi chota... y acaba con estertores y gemidos.
La saca... y me pide que yo se la meta.
Busco una cremita que no le provoque más irritación... y, aunque cuesta un poco, de a poquito y con persistencia... se la metí hasta el fondo.
Él ya está otra vez al palo... y lo pajeo mientras bombeo con un placer mayúsculo... y terminamos los dos: yo dentro de su culo... él en mi mano.
Se la saco... se da vuelta... nos abrazamos como para transmitirnos mutuamente nuestro gozo... y le digo: "Sigue lloviendo... no querés quedarte esta noche en casa??".
"Esperaba que me lo pidieras" me dijo sonriendo...
No sé si vale agregar que esa noche... dormimos poco.
Pero qué bien que lo pasamos!!!
(es una fantasía a partir de una experiencia -no tan explícita- que viví con mi médico. A quien vuelvo seguido, con cualquier excusa!)