En el concierto con mi sobrina.
Después de un concierto con mi sobrina nos retiramos a disfrutar de nuestra emoción.
Con el rabillo del ojo estoy observando a la mujer que está a mi lado. Solo nos separan los setenta centímetros del pasillo del autobús y creo sentir su respiración entrecortada. Hemos cruzado la mirada un par de veces, en ambas ocasiones a dejado caer los parpados lentamente y ha puesto la cara de una mujer que lo esta pasando fantásticamente.
Ha puesto su chaqueta sobre la falda, la mano izquierda encima, y la derecha que es la más próxima a mí, está debajo… estoy convencido que se está haciendo un delicioso dedito… y por lo que veo no le importa compartirlo conmigo.
A mi derecha, junto a la ventana, esta mi sobrina distraída con su celular enterándose de lo que hacen sus redes sociales. Quizás le cuenta a escondidas de mi su fantástica aventura en el bosque a alguien que no conozco.
El hombre que acompaña a la misteriosa mujer dormita apoyado sobre el cristal de su ventana, por lo que solo ella y yo estamos en medio de este juego.
Por la expresión de la cara de mi vecina de asiento deduzco que pausadamente, con delicadeza, pero con la determinación de quien sabe lo que quiere, se está masturbando ricamente.
De vez en cuando me mira como si quiera compartir su placer, a lo que correspondo dejándole ver el bulto enorme de mi pantalón y regalándola con una sonrisa de complacencia al imaginar lo que sucede en su entrepierna.
Solo ella y yo lo sabemos… disfrutaremos su orgasmo clandestino cuando llegue…
Al subir al autobús, mi sobrina ha ido mirando a cada uno de los pasajeros tratando de averiguar si alguno de ellos ha sido el que la ha follado después que yo. Ella no lo ha podido ver y siente curiosidad por saber quien es. ¿Quién fue? Me pregunta con insistencia. Me ha pedido que le revele su identidad para poner cara a ese hombre que la ha penetrado con una polla gorda y dura.
Le he aconsejado que se tranquilice, que no tiene mayor relevancia y que se lo diré al llegar al hotel. No le quiero revelar que el hombretón de unos cincuenta años que duerme plácidamente el costado de mi vecina de asiento ha sido la que la ha llenado de leche tras una corta cabalgada contra sus nalgas.
Su pareja, una mujer hermosa y bella, permaneció contemplando la escena a escasos metros. Nos ha visto a los tres disfrutar de lo lindo y ahora tiene tiempo para recrear todo lo que ha visto y para darse placer íntimo, suave, relajado… conmigo como acompañante silencioso.
Durante el trayecto de regreso al hotel tiene tiempo suficiente para acariciarse, para apretar los muslos, meterse los dedos hasta alcanzar un rico orgasmo que parece que quiere dedicármelo a tenor de sus miradas y sus gestos.
Es justo que ella tenga una adecuada compensación. Junto con su pareja nos han sorprendido a mi y a mi sobrina en plena efervescencia, cuando mas fuerte le estaba dando. Se quedaron paralizados y observando con mucho morbo como mi sobrina culeaba, gemía dolorida y yo le daba con ímpetu, casi con rabia, bien fuerte para llegar hasta lo mas profundo de su joven y ardiente chocho.
Al final, invité al hombre a que participara rematando el trabajo, aceptó con el beneplácito de su mujer, se corrió pronto y con mucho gusto. Yo me corrí en la boca de mi sobrina que disfrutó de su orgasmo mientras relamía mi polla y se sentía follada por un desconocido.
La mujer que permaneció inmóvil, sin participar, disfrutando mucho de la escena. Fue una espectadora entusiasta y una cómplice necesaria, que solo disfrutó del morbo de la situación.
Ahora se ha dado gusto de una forma callada e íntima. Me he puesto en plena forma, con una buena erección, y para que ella sea consciente de ello, me la toco por encima del pantalón destacando bien la dimensión y lo dura que se me ha puesto. Me gustaría hacer algo mas por darle todo el gusto que se merece pero “nos separan los setenta centímetros” del pasillo.
Al llegar al hotel la veo completamente complacida y relajada. Se la ve contenta y aprovecha que todo el mundo se ha puesto en pie para abordar a mi sobrina y entablar conversación con ella. Ambas se retrasan en la salida, su pareja se encamina solo al hotel y yo espero a que ellas dos me alcancen. Vienen charlando amigablemente cual dos buenas amigas.
-“Tenemos que ir… porfa…porfa”, me dice Karla en cuanto nos encontramos.
La mujer en inglés y mi sobrina en español me cuentan que esta tarde hay un concierto de Shakira en el salón principal del hotel y no nos lo podemos perder. Veo la expresión emocionada de mi sobrina por la posibilidad de ver en directo a una de sus cantantes favoritas.
En la cara de la desconocida descubro una extraña sonrisa, como el que prepara una encerrona para la presa que tiene en mente devorar. A mí me dedica una amplia sonrisa llena de complicidad que me llena de curiosidad.
Hemos bajado al salón del concierto con anticipación para tener buen sitio para ver la actuación. No somos los primeros, ya hay bastante gente aguardando el comienzo. Mi sobrina con mucha determinación y entusiasmo se cuela entre la gente en busca del sitio ideal cercano al escenario.
Encuentra un sitio apropiado para poder ver la actuación y donde se puede aupar apoyando los pies en un pequeño resalte. Se alza unos centímetros adicionales que le permiten sobresalir del resto y ver directamente a su artista preferida. Hasta allí me ha llevado prácticamente arrastras, atravesando las sala y cruzando por en medio de la gente.
Para ayudarla a mantener el equilibrio, me pongo detrás. Pongo la pierna entre las suyas y dejo que apoye su culo en mi cadera. Eso le permite moverse con libertad, levantar los brazos, balancearse a un lado y a otro, siguiendo el ritmo de la música ambiental que hay puesta en espera de la actuación.
Pronto me he visto rodeado de chicas jóvenes como mi sobrina, y también por mujeres más maduras que son fans de la cantante. En medio de tanta gente, moviéndose de una lado a otro, algunas bailando improvisando coreografías de las canciones, los apretones, empujones y roces de toda clase son continuos.
Hacia tiempo que no estaba en medio de una movida así, y no puedo evitar sentir algo especial cuando alguna restriega sus tetas con mi espalda tratando de pasar o ocupar un sitio mejor. A estas fervientes fans no les importa lo más mínimo los continuos apretujones.
A mi me gusta sentir como aplastan sus jóvenes y firmes pechos contra mi espalda, o simplemente la recorren haciendo rozar sus pezones mientras la atraviesan.
El concierto está a punto de empezar. Sin saber por dónde ha venido, Jane (así se llama la misteriosa mujer), se presenta ante nosotros desatando la alegría de mi sobrina. No sé cómo lo consigue pero se encarama en el hueco que le hace mi sobrina y las dos se disponen a seguir el concierto con muchas ganas de pasarlo bien.
Karla viste un short vaquero super pequeño, de talle bajo y que deja al aire la parte baja de los cachetes de su culo. Un top ajustado al pecho trata de retener sus pechos en su continuo balanceo, dejando toda la barriga al aire. Por su parte, Jane no ha acertado con su vestido, o quizás sí.
Jane es una mujer menuda, medirá alrededor de 1,55 m y no le sobra ni un kilo. Tiene una apariencia elegante, melena larga, una cara bonita y un trasero destacable. Los pechos medianos y un aspecto que rebosa vitalidad. Lleva puesto un vestido de escote cuadrado, ceñido hasta la cintura, y a partir de aquí toma vuelo hasta terminar justo por encima de las rodillas.
No puedo resistir la tentación de darle un restregón en el culo para comprobar su consistencia. La tela del vestido es tan fina que tengo la sensación que le he tocado el culo directamente. He notado la rotundidad de sus curvas, donde empieza un cachete y donde termina el otro.
En medio de tantos apretujones mi tocamiento pasa desapercibido, y me ha permitido comprobar que tiene el culo muy bien prieto.
Empieza el concierto en medio del griteríos de las fans. Karla se mueve alegre siguiendo la música y algo más… hace unos minutos se puso de forma que su entrepierna se apoya sobre mi muslo.
Cada vez que se mueve adelante o atrás, noto como su sexo frota con mi pierna proporcionándole un rico masaje. Parece que esta subida sobre un caballito y restriega su entrepierna con mi muslo.
A medida que van sucediéndose las canciones, mi sobrina acompasa sus movimientos al ritmo de la música, frotando intensamente su sexo con mi pierna. Se está calentando tanto que percibo su calor a través del pantalón. Me gusta que me use de esta manera.
Jane vuelve la cabeza hacia atrás para “ver como va todo”. Es consciente que mi sobrina esta disfrutando del concierto y sobre todo de esta cabalgada sobre mi pierna.
Sinceramente creo que las dos son coparticipes del “bailecito”, y que Jane le está dando las indicaciones para que mi sobrina se de gusto frotando su rajita con mi muslo.
Si a ellas le gusta jugar, a mí me encanta, así que le pongo la mano en la cadera ayudándole en su movimiento de atrás y adelante. Con la otra mano hago una prudente exploración sobre Jane. Primero le pongo la mano en la cintura simulando que la protejo de los continuos empujones de las otras chicas que nos rodean.
Después, con mucha intención pero con disimulo, le bajo la mano a la cadera donde la dejo esperando que se mueva lo suficiente como para tocarle las nalgas sin temor a ser rechazado. A pesar de estar con mi sobrina no puedo reprimir las ganas de llevar mis dedos debajo de la falda buscando el tibio contacto de la piel de sus muslos y el culo.
A esto responde culeando enérgicamente como si quisiera invitarme a que siga por ese camino. La verdad es que estoy muy excitado y no puedo ocultar mi erección. Mi sobrina ya hace rato que lo ha notado y no duda en tocármela cada vez que puede.
Lo que quizás no sospecha es que no es solo ella la causante y que llevo un buen rato con la mano debajo de la falda de Jane acariciándole la rajita por encima de las bragas.
La actuación está a punto de finalizar. Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo cuando lo estas pasado bien. Una hora seguida de baile, empujones, roces … nos ha puesto a los tres en máximo estado de excitación. La solución viene casi sin buscarla. Jane, nos invita para que vayamos los tres a su suite.
Su marido es un jugador de casino empedernido y no se presentará hasta bien entrada la madrugada. La excusa elegida es que Jane quiere enseñar algunos trucos de maquillaje a mi sobrina. Ella es profesional de estética y le quiere dar unos consejos.
Yo se que es una excusa pero tengo tanta curiosidad por saber que ocurre y un empalme tan duro, que no me atrevo a decirle que no, ni a Jane ni a mi sobrina.
Después de un rato en el baño de la suite de Jane, aparece mi sobrina con un maquillaje realmente exótico y muy sugerente. Los ojos enmarcados con una sombra morada, pestañas largas y negras, los labios de color rojo muy oscuros, y las mejillas resaltadas con colorete marrón claro.
El pelo recogido sobre la cabeza en una especie de moño que deja libres varias mechas de cabello dándole un aspecto informal y agresivo. ¡Es una gata…peligrosa!
Las dos se presentan esperando mi dictamen. Karla se siente extremadamente bella, elegante, seductora, y Jane se siente orgullosa de su obra, ha hecho un cambio de look espectacular a mi querida sobrina.
Lanzo un silbido de admiración al aire, me entran ganas de abrazarla y comérmela a besos. Antes de que esto suceda mi sobrina se adelanta y empieza a actuar como una tigresa que quiere jugar con su presa antes de destrozarla con sus garras y comérsela entera.
Se muestra seductora, cariñosa y viene a por mí. Parece que ha despertado una gata agresiva y hambrienta.
Tras nuestros abrazos y besos desmedidos nos echamos sobre la cama sin importarnos que estamos en otra habitación y en presencia de Jane. Ha llegado el momento de que nuestra anfitriona intervenga, se acerca a nosotros y ayuda a Karla a quitarse el top y así liberar sus tetas. Yo aprovecho para cogerlas y darles un repaso con la boca en medio del delirio de mi sobrina.
Jane desde atrás le acaricia la espalda y los hombros tan delicadamente que apenas se da cuenta. Mi sobrina está como poseída, lleva una buena calentura después de haber estado frotando su raja con mi pierna y está deseando darle remedio, quiere sentir toda mi polla dentro y se mueve para conseguirlo de forma desesperada.
Me quita la camisa y el pantalón, me echa bocarriba sobre la cama y se pone a chupetearme las tetillas como anticipo de lo que realmente me quiere chupar. Inclinada sobre mí, su culo queda bien dispuesto para que Jane lo tome al asalto.
Esta le quita el pantaloncito y le empieza a mordisquear los glúteos, a darle apretoncitos y alguna que otra palmadita como para asegurarse que es firme.
Le echa a un lado la braga de hilo y deja expuesta la raja para que su lengua la encuentre y la lama de abajo a arriba repetidamente. No parece que mi sobrina sea plenamente consciente que es una mujer la que la está acariciando.
Le quita la braguita, le acaricia la parte interior de los muslos hasta que le lleva la mano hasta los labios de su vulva lo que provoca que caiga sobre la cama al no poder aguantar la intensidad de los estímulos.
Es mi oportunidad para tomar el control y hacer que mi sobrina disfrute con las cosa que le tengo reservadas, y también de darme todos los caprichos con ese cuerpo tan sensible y hermoso.
Tengo mi cuerpo encima del suyo, me apoyo sobre las palmas situadas a ambos lados de su cabeza, con los brazos extendidos mantengo el cuerpo en el aire dejando que solo mi pubis entre en contacto con el suyo. Mi polla está bien dura y ha encontrado refugio entre nuestros cuerpos apoyándose justo encima de su raja.
Balanceo la cadera adelante y atrás para que mientras en su entrepierna la rotundidad de mi sexo, a lo que responde separando un poco más sus piernas y poniendo sus pies encima de mis pantorrillas. La percibo deseosa de ser asaltada, y me preparo para hacer que mi verga la acaricie.
Absorto en la maniobra no me había dado cuenta que Jane, nuestra anfitriona ha dejado sobre la cama dos muñequeras negras que están sujetas a los laterales del colchón. Nunca antes lo había hecho, pero ahora me siento seducido por la idea de amarrarle las manos con las muñequeras.
No podrá acariciarme, pero tampoco podrá oponerse a lo que yo quiera hacer con su cuerpo.
La curiosidad de ambos nos empuja a aceptar la sugerencia, y enseguida la puedo ver echada sobre la cama, con los brazos en cruz sujetos por unas esposas negras que la dejan a mi entera disposición.
Me inclino sobre ella y empiezo con la tortura que varias veces he soñado le haría. Mis besos empiezan entre la nariz y los ojos, bajan hasta un lado el labio superior, y luego mis labios van a dar varios roces con los suyos. Un beso en la barbilla y luego en el cuello.
Voy bajando….el cuello, la clavícula, hombro…vuelvo al pecho y busco el inicio de su seno, saco la lengua y subo lentamente hasta llegar al pezón. Que durito se le ha puesto, un besito, paso la lengua blanda y húmeda, lo rodeo y me lo pongo entre los labios. ¡Uhmmm que rico!
Mientras se lo chupo con la mano atrapo el otro seno, lo aprieto con cariño, haciendo que el pezón emerja hacia delante.
Mi boca sigue el tránsito hacia ti vientre, me entretengo en el borde de sus costilla antes de llegar a su ombligo. Se que tiene muchas cosquillas y no quiero que ría sino que su cuerpo vibre por la emoción, que sienta que voy a por ellai y que pronto me ha a sentir dentro, dándo fuerte para que su placer sea intenso, incontrolable.
Antes de bajar a su pubis, me gusta mordisquear en hueso de la cadera, me gusta ver como arquea la espalda tratando de evitarme, de escaparsee…pero es mi prisionera, esta atada por las manos y el peso de mi cuerpo impide que pueda mover las piernas.
Solo puede ondular la espalda, mover ligeramente el cuerpo a un lado y a otro…es mía y te voy a cocinar a fuego lento antes de comerte.
Me clavo de rodillas entre sus piernas, apoyo el culo sobre mis talones manteniendo el cuerpo erguido. Hago que sus nalgas se apoyen sobre mis muslos y que sus piernas rodeen mis caderas. Estoy delante de ella viendo su cara llena de excitación y ha pocos centímetros su chocho esperando a que lo acaricie.
Luce bien rasurado, con unos labios apretados, ligeramente abultados que son continuación de un carnoso bulto que marca la transición entre el bajo vientre y su vulva.
Con el cuidado de quien va a tocar el pétalo de una flor, acerco los dedos para separar los labios y descubrir una mariposa rosa justo debajo. La contemplación me maravilla y siento ganas de lamerlo, de acariciarlo con la lengua hasta hacer que se derrita y llene mi boca con su precioso jugo.
La percibo impaciente, algo temblorosa y sobre todo deseosa por sentirme dentro. Yo me he quedado un poco paralizado y vuelvo a la realidad cuando noto una mano que me empuja en el hombro para echarme a un lado. Jane quiere ocupar mi sitio. Se aprovecha de mi sorpresa para apartarme y poner su cabeza entre las piernas de mi sobrina.
Se agita alterada por la proposición que hay sobre la cama. Pronto sentirás la boca de otra mujer en tu cuerpo, una boca que sabe muy bien lo que debe hacer en cada momento para darte el máximo de placer.
Lo observo todo complacido, la escena es hermosa, mi sobrina culeando excitada dejándose acariciar por una lengua y unos dedos más expertos que los míos.
La expresión de su cara lo pone de manifiesto, la tengo justo delante y me encanta ver sus mohines y como se muerdes los labios, mientras Jane hace diabluras en su entrepierna.
Por su cuenta, ella sola no se habría atrevido nunca con otra mujer, pero apoyada en la seguridad que le inspiro, se has dejado llevar y ahora disfrutas de una manera intensa. A mi me gusta verla así y también proporcionarle esta nueva experiencia.
Jane ha tomado posesión de su entrepierna, con las manos le acomoda las piernas para tener fácil acceso a su vulva. Sabe cómo tratarla, como lamerla, como chuparla para darle un placer inmenso. Han quedado atrás sus forcejeos para librarte de sus lamidas y del movimiento de sus dedos dentro de la vulva.
Ahora se deja acariciar sabiendo que sus orgasmos van a venir uno tras otro. Jane, que envidia me da! No sé qué lete hace ni como lo hace, la veo retorcerse, suspirar, abrir la boca para coger aire y luego resoplar como una cafetera, la condenada sabe muy bien que teclas tocar para llevarla por una montaña rusa a toda velocidad.
Ha conseguido en poco rato un par de orgasmos y todavía sigue insistiendo. Si sigue así mañana le dolerán todas las articulaciones y todos los músculos de su cuerpo. La veo poner el cuerpo tieso como un palo, luego soltarse como un muelle, temblar, gemir y volver a ponerse tensa como la cuerda de una guitarra.
La escena ha elevado mi excitación al máximo. Quiero recuperar protagonismo y “castigar” a Jane por haberse apropiado de mi sobrina de esta forma tan excluyente. La forma que encuentro de participar es aprovechar que el culo de Jane está en pompa delante de mi, con una minúscula tanga, y está tan distraída comiéndote el coño que creo no me dirá nada si se la meto.
Me pongo detrás de ella, tras humedece la punta, dirijo mi polla hacia la raja, aprieto y se hunde con facilidad entre sus nalgas. Uffff, estamos los tres unidos... que excitación, apenas me puedo contener.
Le doy fuerte aunque manteniendo un ritmo lento. Quiero que me sienta bien adentro pero no quiero alcanzar el orgasmo con ella. Estoy deseando hacerlo pero con Karla. Jane culea complacida por mis embestidas, detiene durante un instante sus caricias hacia ti para que le de tiempo a paladear mis embestidas.
Se desentiende de mí, se echa a un lado de la cama y se pone a frotarse con la mano muy intensamente buscando su clímax. Karla ha ha quedado despatarrada, con el coño palpitando y lleno de una mezcla de saliva con sus propios flujos.
Es mi gran oportunidad, ese chocho tan bonito y tan jugoso tiene que ser mío. Me coloco entre sus piernas, hago que levante las caderas, que doble las piernas yque apoye las plantas del pie sobre mi pecho.
Su coño queda justo enfrentado a mi polla, empujo y esta se hunde suavemente, por completo, hasta que mis bolas tropiezan con sus nalgas. Le cojo por las caderas y corrijo el ángulo para que la penetración sea agradable, una vez conseguido con las manos aprieto sus muslos entre sí para conseguir que su vulva me apriete la polla al máximo.
Uhmmm! con que ganas balanceo las caderas adelante y atrás, viendo entrar y salir la polla de su ardiente vagina. Se que le gusta y me regodeo con el movimiento pendulante de mi cuerpo contra el suyo.
Hago que separe las piernas lo justo para ver como mas abajo, mi polla entra y sale dulcemente de su sexo lleno de flujos. Me gusta mirar, me gusta ver la cara que pone, me gusta ver como mi miembro se desliza brillante por los líquidos que lo envuelven.
Echo la cadera hacia atrás hasta que sale completamente y queda el capullo apoyado sobre sus labios. Me vuelvo lentamente para restregar el glande por encima de la vulva, especialmente sobre el clítoris. Uhmmm como nos gusta…
Su sexo es como una rosa con los pétalos totalmente abiertos, sonrosado, suave, bonito, perfumado. Me encanta jugar con el, me da mucho gusto y disfruto viendo en su rostro las reacciones que le provoco.
La vuelvo a meter toda y doy nuevos empujones para que me sienta bien adentro. Sus pechos se acompasan con el movimiento, los veo como se mueven y me encanta. Estando sujeta por las muñecas y no puede controlar sus movimientos, por lo que entran en un movimiento armónico con mis embestidas que me tiene cautivado.
Me gusta alterar el ritmo para poder dominar mis sensaciones y controlar como se derrite.
Se que su cuerpo es flexible, hago que ponga las piernas estiradas hacia arriba apoyándolas sobre mi pecho, cruzadas, dejando cada pie a cada lado de mi cara. Su chocho queda bien apretado alrededor de mi polla, a pesar de todos los líquidos presentes me cuesta meterla, el frotamiento es tan intenso, tan delicioso… que me está llevando al paraíso.
Sientes como mi glande choca una y otra vez, y el tronco roza con la parte posterior de su clítoris. Nos vamos a correr…qué rico… así, así…el vaivén es intenso, nuestra respiración está acelerada… no puedo parar.
Me encanta… me gusta ver tu cara de placer… querida, me siento feliz, me gusta darle este gusto y yo no puedo retrasar mas mi eyaculación. Uffff, que estallido!, que gozada!. Tengo que agarrarme fuerte a sus muslos para mantener el equilibrio mientras varios espasmos recorren mi cuerpo desde el coxis hasta la nuca, como si una corriente eléctrica recorriera la columna.
He cumplido mi deseo. Quería follarte duro, intenso, y a la vez con cuidado de estimular cada centímetro, con delicadeza… y sobre todo viéndote gozar.
Querida, ¿descansamos un poco? Yo no puedo continuar… necesito tomar aire… deja que repose a tu lado… dame un beso y acompáñame en esta agradable sensación que me inunda.
Deverano.