En el colegio
Este relato me lo contó una amiga mia.
Desde el primer día de clase, Florencio me resultaba un hombre repugnante de aspecto, pero eso era algo que para mi tenía un importante componente morboso. Era un tipo gordo, barriga cervecera, nariz prominente (siempre pensé que tendría la muerte del loro) , ojos pequeños y cejas muy pobladas. Sus manos eran gordas, llenas de pelos, pero tenían pinta de saber agarrar con firmeza. Tenía el pelo rizado y canoso, tendría unos 55 años. Solía mirar el culo de sus alumnas, tenía fama de sobón, y conmigo era especialmente amable. Yo era virgen, y jamás pensé que la relación con mi profesor fuera a pasar de una simple fantasía mía, o de unas cuantas miradas cálidas suyas.
Todo sucedió una tarde tras haber hecho unas prácticas de biología. Yo me había quedado la última como siempre. Salí corriendo porque perdía el autobús. Recorrí el pasillo y llegué a las escaleras y fue ahí done lo encontré.
Choque con él. El simple olor putrefacto que despedía me puso cachonda. Ese hedor nos unió en ese momento. Él se había dado cuenta de que mi estado no era el de siempre, que mi temperatura había aumentado hasta hacer evidente mi deseo por él.
Sin mediar palabra nos miramos fijamente. Él recorrió todo mi cuerpo con su mirada ardiente y yo sentí como un escalofrío recorría mi cuerpo...había llegado la hora de hacer realidad mis asquerosas fantasías con él.
Se acercó a mí decididamente y me arrancó de un golpe las braguitas que cubrían la faldita de colegiala que nos obligaban a usar. Sentí como mi cuerpo se sobreexcitaba, como mi vientre se calentaba y despedía un sudor frío que resbalaba hasta mi pubis, pasaba a mis muslos. Comencé a frotar mis muslos entre si, mi excitación iba en aumento. Florencio miraba cuidadosamente mi reacción y mi cuerpo, como si estuviese eligiendo el lugar por el cuál comenzar a devorarme. Él también sudaba de forma exagerada, su pestilencia se concentraba en el pasillo y aunque me repugnaba, me excitaba.
Me pilló desprevenida y me cogió en brazos como a un bebé. Me pegó contra su barriga y me llevó así hasta la clase más cercana. Era la sala de profesores. Yo sin braguitas, en brazos del hombre, y cuando abrió la puerta nos llevamos una gran sorpresa. Allí estaba Juan, mi profesor de CTM (Ciencias de la tierra y medioambiente). Cuando nos vio aparecer de tal manera por la puerta se quedó de piedra. Florencio, para mi sorpresa ni se inmutó, me puso sobre la mesa gigante que había en medio del aula y le dijo a Juan:
-Mira lo que te traigo...hoy nos vamos a divertir
-Nenita, quieres ser nuestro juguete?
Yo me quedé callada, sentía miedo pero a la vez deseaba descubrir el placer que aquellos hombres se morían de ganas de proporcionarme.
-Juan, demuéstrame todo lo medioambiental que puedes llegar a ser...
Juan se desabrochó la camisa dejándome ver su peludo torso y se abalanzó sobre mi. Comenzó a lamer mi cuello y a besarme apasionadamente. Su lengua recorría mi boca inexperta que saboreaba su aliento podrido.
Recorrió con sus manos llenas de experiencia, medioambientales, mi cuerpo. Mientras tanto Florencio no se aburría, tras haber cerrado con llave la puerta y haberse desnudado del todo, bueno, dejándose los calcetines puestos(un supuesto fetichismo que lo ponía a cien) comenzó a sobar el culo de Juan y lo desnudó.
Juan seguía trabajando mi cuerpo, Florencio trabajaba la polla de Juan, que estaba realmente dura. Me incorporé y la escena alimentó mi deseo, dos hombres repugnantes delante de mí, con sus pollas erectas esperando ser estimuladas. Me acerqué a ellos con gracia sutil y mis manos entraron en contacto con sus miembros viriles.Introduje en mi boca sus pollas, la excitación llegó a los tres, yo chupando aquellos miembros al borde de la decadencia pero con fuerza suficiente como para hacerme vibrar, ellos sintiendo como sus pollas eran chupadas y como se rozaban dentro de mí, se morrearon de forma repugnante, en ese momento la distinción de sexos no importaba, el placer primaba en nuestra mente. Seguí lamiendo con ansia esos sexos hasta que Florencio se corrió en mi boca y Juan excitado orinó en mi boca también esa lluvia dorada completó la repugnantemente excitante mezcla de sabores que tenía en la boca, creí que, ya que se veían fatigados, me dejarían a medias pero no l harían en absoluto.
Me levantaron las piernas y ya que les había gustado compartir mi boca, compartieron también mi coño. Me desvirgaron al mismo tiempo, sentí un desgarro de placer, me habían hecho una mujer. Esa postura no les resultaba demasiado cómoda asi que Juan se puso detrás de Florencio y lo penetró. Los dos se movían al mismo compás Juan tenía los ojos cerrados pero en un instante los abrió , me miro a los ojos, llenos de placer y me dijo
-Me encantas.
Entonces de forma misteriosa me dieron ganas de mear y lo hice, mee sobre el pene de Florencio y el lo disfrutó, me pedía más pero yo ya había vaciado la bolla.
Volvimos a cambiar de postura, esta vez florencio se situó debajo de mí, penetrándome por el ano, y Juan introdujo su polla semiflácida en mí. Se endurecía cada vez más dentro de mí. Me gustaba sentir el roce de las pollas entrando y saliendo, sintiendo como sus huevos entrechocaban y golpeaban la zona que va desde mi coño al ano, estaba muy excitada, y a punto de correrme.
Entonces noté como Florencio de vaciaba en mi ano, y seguidamente Juan en mi recien estrenado coñito.... la sensación de sentirme inundada por sus flujos me llevó a un orgasmo salvaje, inmenso, mis músculos se agarrotaron y caí rendida en brazos de Juan , mientras Florencio abandonaba mi culito. Los tres quedamos sin respiración, exhaustos. Entendí entonces a los franceses, con eso de llamarle LA PETITE MORT al momento cumbre...
Ya eran las 21.00, se me hizo muy tarde, y Juan se ofreció amablemente a llevarme a casa.
No todo acabó en el aula. De camino a casa Juan y yo seguimos con nuestra ruta medioambiental. Llegando a un descampado, paró el coche, volteó hacia mi y me dijo:
-Te dibujo?
Los detalles tal vez los cuente en otra ocasión.