En el colectivo
Nunca imagine que despues de un aburrido dia de clases, vendria mucha diversion de regreso a casa.
Hola, mi nombre es Alessandra y tengo 16 años, mi estatura es mediana, tengo ojos claros, pelo largo y mis atributos son bien dotados, pero soy de contextura gruesa (ancha) y el camino hacia mi casa no es muy largo, pero en ciertas ocasiones los carros suelen ir muuuuy lento.
Mi escuela no tiene uniforme, siempre estamos con ropa casual, por lo que a veces suelen confundirnos con universitarias o pasajes más altos. Regresé de la escuela en mis colectivos de siempre, y en una parte bastante alta, casi es como una colina que el omnibus siempre tiene que subir, pues se bajaron los pasajeros y me quedé sola, ya antes había pasado, pero nunca imaginé que ésta sería diferente...
Siempre cuando me quedaba sola, pensaba en las tantas violaciones que habían sucedido antes y pensé que yo era afortunada, ya que gracias al cielo aún... aún! No me pasaba nada. Pero luego empecé a pensar en cómo sería si me violaran ¿lo disfrutaría? No lo sé, pero de tanto imaginar pingas me puse caliente, quería masturbarme! Pero estaba en uno de los asientos delanteros (para ser exactas, en el tercero) y a mi lado derecho estaba el cobrador, mirando hacia la calle; el chofer estaba bastante adelante y atrás mío no había nadie, así que pasé la mano bajo mi falda y toqué mi clítoris, sí estaba mojada, en seguida mis jugos mojaron mi ropa interior. Estaba de los más linda en lo mío, tocándome e imaginándome cómo sería cachar, cuando me percato que el cobrador me está viendo de reojo, yo saco la mano inmediatamente y me sonrojo, pues qué pena que me viera haciendo eso! Qué pensaría de mí! Pero me equivoqué, parece que le gustó porque no pude evitar dirigir mi vista hacia su parte, donde un vulto grande crecía dentro del pantalón. Primero me asusté, pues no podía creer que YO había causado eso, me dio miedo pensar que me quería violar por haberlo excitado.
Miré hacia otro lado, observando de reojo si el cobrador me miraba, no lo hacía. Estaba sentado, tocándose la punta de su pene en mis narices, entrecerraba los ojos y dejaba salir pequeños suspiros ásperos que a mí primero me causaron asco, luego excitación. El chofer veía por el espejo retrovisor lo que su compañero hacía, entonces luego me miraba a mí, yo estaba mirándolo con terror... él sonrió y creyó entender lo que pasaba, por lo que bajó la velocidad.
Entonces lo supe, era mi fin... o mi comienzo. El chofer iba muy despacio, mientras el cobrador se masajeaba la punta de su pinga para provocarme, tomé mi mochila y quise irme hasta atrás, pero el cobrador fue más rápido y me tomó de las caderas y me tiró al asiento que no había podido dejar, dejé escapar un grito.
Eh tranquila, que lo vas a disfrutar- dijo metiendo su mano dentro de mi falda, yo primero quise escapar, pero él no me forzó a nada, sólo pasó su mano por mi clítoris y lo masajeó, una ola de sensaciones me vino al cuerpo, por lo que me quedé.
Abrí mis piernas un poco más, tirando a un lado mi mochila, el cobrador estaba arrodillado frente a mí, viendo por debajo de mi falda y con su mano derecha me masajeaba el clítoris por encima de mi calzón. Yo no quería que me vieran disfrutando, pero mi enorme cara de placer y mi arqueada de espalda decían todo lo contrario.
Vamos, nena, coopera y seremos amables contigo- gritó el chofer que por su voz, de seguro ya estaba cachondo y con una gran erección. El cobrador que me dijo se llamaba 'Carlos', empezó a jalarme de la ropa interior hasta bajármela toda, yo me estaba muriendo de lo caliente que estaba y del miedo. Entonces vi como mi braga salía volando hasta un costado; Carlos otra vez empezó a masturbarme, diciéndome palabras dulces, con su dedo índice daba círculos a mi clítoris y con su dedo meñique trataba de 'abrirme'. Yo era virgen obviamente, por lo que le costaba hacerlo y creo que se excitó más al estar violando a una niña virgen. Entonces abrí todo lo que pude mis piernas, sintiendo mi elasticidad y el ancho de los asientos, que no eran mucho, por lo que me puse más al final. Mi olor destilaba excitación, él se lamió la boca.
Te voy a comer esa conchita que está toda mojada- me dijo, acercándose a mi vagina, yo no lo vi más, puso su cabeza debajo de mi falda y cuando sentí su lengua, me retorcí, cerrando inmediatamente las piernas por el placer y a la vez cosquillas que sentí; él despacio fue abriendo otra vez mis piernas, y a la medida que lo hacía me iba lamiendo desde mi caverna hasta mi clítoris, yo me sentía morir, tuve un orgasmo en el que Carlos limpió sutilmente mis jugos, me sentía mal, culpable. Pero pronto sus manos me hicieron olvidar mis sentimientos, éstas estaban sobre mis senos! No supe a qué hora me levantó el brassier, pero ya mis pezones estaban como piedras, él los masajeaba como hace un rato lo había hecho con mi clítoris. Metió su mano en mi vagina y se dio cuenta que estaba mojada otra vez, así que sacó su polla que desde hace mucho ya quería explotar, y me la fue introduciendo en mi boca; sentí mucho asco pues nunca había hecho eso y nunca imaginé tampoco, lamer una. Pero él empezó a moverse dentro de mí, así que agarré su ritmo y le di una mamada extraordinaria, no sabía tan mal, aunque estaba algo ácida porque hacía instantes lo había pasado contra mis jugos, luego lo tomé como un juego y la tomé en mis manos, dándole lengüetazos y chupándolo como una paleta.
Dale ya que yo también quiero- reprochó el chofer por estarse perdiendo toda la diversión.
Ahora, nena, vas a tener que aguantar- me dijo, colocándose enfrente de mí, eso me recordó a una canción que me gustaba y quise reírme, pero a la vez me excitó mucho que él me dijera eso, yo ni lo conocía y ya estábamos disfrutando a miles. Él fue entrando lentamente en mí, yo me retorcía por el dolor, era muy fuerte lo que sentía en ese momento, mi vagina era angosta y su pinga era un poco gruesa, me dolía mucho hasta que él la metió de golpe y yo, lerda, empecé a hacerme la idea de que tenía que aguantar puesto que lo había provocado y ahora debía acabar. No salió nada de sangre, para mi suerte pues mi madre alguna vez podría llevarme al ginecólogo y en ciertos exámenes saldría si me han roto el hymen o no, estaba pensando en eso, cuando me percato de los gemidos que daba Carlos, entonces ya su verga entraba y salía con mucha facilidad. Me tomó de los hombros y me volteó, quedándome a su merced. Me hizo avanzar hasta donde estaba el chofer, éste rápidamente acarició mi vagina y sacó su pene que estaba erecto, bien erecto. Estacionó el carro en una zona descampada y me la metió directo, yo grité libremente porque aunque ya me hubieran penetrado, aún seguía doliéndome, parece que esto puso a mil al chofer y me dio más duro, más rápido. Mientras Carlos, ni muy tonto ni perezoso empezó a meterme su verga en mi boca, yo no la quería, a pesar de todo no me gustaba. Entonces me dijo.
Ah, no quieres mi verga? Entonces te rompo el culo- yo me aterré, pero ya antes había visto imágenes y leído que por el culo se disfrutaba tanto o más que por la vagina. Me puse cachonda otra vez, y entre un suspiro de placer le dije 'hazlo'.
Él se colocó detrás de mí, le dijo a Mario (el chofer) que se pusiera abajo mío y así los dos me penetrarían al mismo tiempo. ¡Doble penetración! Estaba tan aterrada como excitada.
Escupió en mi ano, y yo sentí frío y a la vez miedo, entonces lentamente empezó a meter su dura cosa en mi anito, no entraba... era muy gruesa para mi ano tan estrecho, por lo que usó otra vez mis jugos para ablandar la situación. Mario estaba debajo de mí, chupándome los senos y dándome por delante, y Carlos estaba atrás, usando mis jugos para usarlos de 'vaselina' o lubricante para poder darme por atrás.
Entró toda, pero no se movió, quizás estaba esperando a que yo me acostumbrara a ella, sentía algo dentro de mí pero no me daba cuenta de qué era exactamente, estaba tan concentrada en Mario que me di cuenta cuando Carlos ya había entrado, entonces me excité mucho más porque sentía dos cosas dentro de mí! Como en películas! Carlos se empezó a mover aceleradamente y Mario también tuvo que acelerar el paso, era increíble y nadie nos observaba, me estaba muriendo de placer, ellos me tiraban uno por cada lado y yo nada más disfrutaba, apoyándome en el suelo... era tan rico sentir esas vergas anchas moverse dentro de mí, hasta que se me vino, sentí que mis jugos bajaban otra vez y una sensación se acumulaba en mi clítoris, no sé cuántos orgasmos habré tenido ese día, pero terminé seca y cansada. Ya no era virgen, de un minuto a otro pasé a ser una niña sin experiencia a una niña que de una sola ya había echo de todo, me sentí bien por un momento, pero cuando ellos se salieron de mí, sentí un ardor... tuve otro orgasmo rápidamente, ellos hicieron que se las lamiera para 'secarlos' y luego Mario arrancó el carro, siguiendo con la ruta, Carlos se fue hasta la puerta y yo volví por mi ropa interior. Todo había terminado y estaba muy avergonzada, porque ellos trabajaban y eran bastante mayores... ¿tendrías esposas o hijos? Pero no quise sentirme más culpable, sonreí porque ahora podría tener más experiencias, aunque tuve terror al pensar que no habían usado preservativos ¿y si tenían alguna enfermedad? Me aseguraron que no tenían enfermedades, pero igual yo me iba a hacer ver... quizás podría seducir al médico y si no tenía nada malo, cachar con él. Me gustó esa idea, así que me bajé en mi esquina y fui a mi casa, dejé mi mochila y le dije a mi abuela que iría a la casa de una amiga.