En el coche
Una noche de verano follando en un coche
El calor era agobiante. Estaba haciendo un verano torrido, una humedad que pegaba la ropa al cuerpo como sí de un adhesivo se tratara.
El apartamento en la playa era estupendo, una piscina enorme adornaba todo el interior de la urbanización. Y el ambiente familiar aseguraba una estancia tranquila.
La llegada de la abuela nos permitía hacer una escapada para cenar y tomar algo, el niño ya se dormía con su yaya.
Los leggins de Clara se desplegaban por las nalgas y piernas como un guante de latex. La camisa abotonada de un color blanco intenso resaltaba su tez bronceada.
Después de cenar, pensamos que sería una buena idea coger el coche, acercarnos a un descampado cerca de la playa y meternos mano.
Durante el trayecto, a ella se le veía con ganas, los labios mojados por el paso de su lengua señalaba que tenía ganas de gozar.
Mi mano no paraba de acariciar sus piernas, y cuando me apetecía recorría mis dedos por los labios del coño.
Los leggins hacían de virtual barrera entre mis yemas y su coño húmedo. En plena batalla de mis manos y su cuerpo voy desabrochando los botones de su camisa.
Estaciono el coche en un lugar habituado a que hayan parejas de amantes dejándose llevar por sus instintos.
A unos 50 metros de nosotros tenemos un coche blanco deportivo aparcado, con los cristales totalmente empañados.
Empujados por las ganas salimos del coche y nos besamos apoyados en el mismo. Mis manos comenzaron a palpar de forma brusca y violenta sus nalgas, Clara comienza a jadearme en el oído.
A mediana distancia se ve a un chico joven deambular entre los coches. Un voyeaur que espera no perderse nada de lo que suceda dentro de los vehiculos.
Clara consigue zafarse de mi y se mete dentro del coche, le acompaño y me siento cómodamente mientras mi polla golpea los pantalones. Debido al calor dejamos las ventanillas bajadas, la humedad era selvática.
Se coloca a cuatro patas mientras desbrocha mis pantalones, saca mi polla y se la mete en la boca como si fuera la última cosa que fuera a probar en este mundo. Entre lametones y suspiros comienzo a bajarle los pantalones para tocarle las nalgas, carne con carne.
Llevaba unos minutos trajándose mi polla cuando descubrimos al tipo joven a escasos cincuenta centímetros de la ventanilla, la misma ventanilla qué tenía ella con medio culo fuera.
La saco cómo puedo del trance de zampapollas que llevaba y le pido que se quite los zapatos y los leggins y que se deje las braguitas puestas. Con voz firme le digo que se siente y que se baje las bragas hasta las rodillas y comience a masturbarse delante del chico joven.
Así, poco a poco, comienza a deslizar sus dedos por el clítoris, como si un botón mágico se tratara, comienza a provocarle jadeos y suspiros, las piernas totalmente abiertas mostraban un coño rasurado y apetecible.
Mientras ella sigue totalmente absorta en su paja, empiezo a desabrocharle la camisa y le muestro los pechos al muchacho.
Me deslizo por el asiento del coche colocándome debajo de ella, agarro firmemente mi polla y se la introduzco de un golpe certero en el interior de su coño. Colocando mis manos bajo sus nalgas la elevo para que ella comience a subir y a bajar sobre mi miembro.
El chico, sin perder detalle se acerca más todavía la ventanilla, entonces ella, se gira y lo mira fijamente invitándolo a que le toque los pechos, situación que le encanta, el chico, como adivinando sus pensamientos, obedece sin mediar palabra..
Ser follada y a la par, ser manoseada por un desconocido es una de las cosas que más le excita.
Una situación que provoca en mí una mezcla entre nerviosismo y excitación. Pocas cosas me ponen más cachondo que ver a mi pareja siendo follada por mí y sobada por otro.
Las manos hábiles y firmes del muchacho estrujan, tocan, manosean y palpan lo pechos de ella. Mientras pega saltos sobre mi polla comienza a tocarse el clítoris, y de su boca, lanza órdenes al tipo para que siga tocándole los pechos.
El muchacho como buen inconformista, no se detiene solamente en los pechos, empieza a manosear muslos, coño y nalgas. El delirio de Clara es apabullante, está perdidamente cachonda, le encanta que le metan mano por todos los recodos de su cuerpo. Sentir una polla dentro de sí, y a la par unas manos fuertes deslizándose por toda su piel es morir y renacer de nuevo.
El muchacho, medio metido dentro para poder llegar a todos los puntos de su cuerpo deja al alcance de la mano de ella todo el paquete, totalmente desinhibida, alcanza el cinturón y se lo arrebata, ésta desabrocha hábilmente los botones del pantalón e introduce su mano para descubrir un enorme pollón que está pidiendo a gritos ser devorado.
Debida a la incomodidad de la postura y de la altura de la ventanilla, me zafo de ella y la coloco a cuatro patas, ella abre la puerta mientras el chico se aparta, en el momento que la puerta se encuentra abierta, él, se baja totalmente los pantalones mostrándole a ella un miembro viril descomunal.
Comienzo a penetrarla de nuevo golpeando sus hermosas nalgas, ella alcanzando el pollón comienza a masturbarlo. El tipo completamente de pie, tiene las manos colocadas sobre el coche, y solamente se ve de pecho hacia abajo, teniendo el mastil de equilibrio entre él y la gravedad.
Clara se aparta de mí sentándose junto la puerta abriendo las piernas y mostrándole el coño. Atrapa la enorme polla con las dos manos y comienza a hacerle una paja monumental, y a la vez, se introduze el glande en la boca y comienza a succionar como si fuera a sacar el elixir de la vida.
Aprovecho para tocarle la tetas y el coño.
Los jadeos de perra empieza a inundar el descampado.
Ella ya no se conforma con limitarse a chupar semejante verga, también se la quiere follar. Echándose hacia atrás, se tumba totalmente sobre el sillón del coche, abriendo las piernas y colocando los pies dónde puede.
Ante semejante visión, el chico se tumba sobre ella y le introduze poco a poco toda su polla.
Un lamento entre dolor y placer escapa de su garganta, le acaba de penetrar 22 cm de polla.
Yo aprovecho y le introduzco la polla en la boca mientras el muchacho comienza embestirle cada vez con más fuerza, por los orificios de la nariz de ella se escapa el aire a cada embestida.
De vez en cuando se saca mi polla de la boca para poder gritar de placer, los jadeos son cada vez más profundos, está disfrutando como una auténtica puta.
El chico cansado de la misma posición, saca su miembro mientras le da la vuelta y la coloca con el culo en pompa, el vacío de su verga es llenado por un aire húmedo y cálido. Antes de volverla a introducir, comienza a pasearle la polla por las nalgas y los labios del coño.
El placer de ella es tan intenso, que no para de humedecer la vagina, gota a gota cae sobre el sillón del coche.
Una nueva embestida la devuelve a una realidad llena de lujuria, sus entrañas son agitadas como el mayor de los terremotos.
Mientras consigue coger de nuevo mi polla el muchacho empieza a empujar cada vez más fuerte, de repente, la sujeta firmemente las caderas y entre un alarido le llena las entrañas de esperma denso y caliente. Ella, como esperando la gran corrida, llega al orgasmo mientras le lleno la boca de mi leche.
A los pocos minutos de haberse corrido dentro del coño de Clara, el tipo se marcha dejándola totalmente exhausta mientras yo me incorporo y arranco el vehículo.