En el cine porno
Como ustedes saben a mi me gusta vestirme de mujer y aunque es un secreto y lo hago cuando mi mujer se va a su pueblo, lo que me pasó ayer, es lo que les quería contar.
En un cine porno
Por Sixbarral
Como ustedes saben a mi me gusta vestirme de mujer y aunque es un secreto y lo hago cuando mi mujer se va a su pueblo, lo que me pasó ayer, es lo que les quería contar.
Estaba en el micro centro de la ciudad trabajando y a eso de las 13 horas decidí que debía tomarme un tiempo y descansar en un lugar fresco.
Salí de mi oficina y me fui a la calle caminando sin saber bien a donde, las posibilidades de un lugar con aire acondicionado no son muchas en esta ciudad donde poder pasar un rato sin que nadie te joda Caminaba por la avenida cuando un cartel me inspiró. CINE PORNO, AIRE ACONDICIONADO.
Lo estuve pensando en entrar o no, varios minutos y a la vez me iba calentando. Al fin me animé y encaré la boletería, saque un ticket y bajé la escalera, hacia la puerta del cine. Un patovica me pidió la entrada y me hizo entrar. El lugar estaba realmente fresco y yo bien caliente En la pantalla se veía como una morocha se comía una poronga de unos 22 centímetros, muy venosay con una cabeza asombrosa, sin dejar ni un centímetro afuera de su boca. El haz de luz de la película, iluminaba dejando ver que había unas diez personas en la platea, esparcidos por dentro de la sala. Salvo dos parejas, eran todos hombres solos. Allí tuve una sensación que me llevó hasta la segunda fila empezando de atrás. A la derecha vi a un joven que tendría unos 19 años. Pasé por delante de él pidiéndole permiso y me senté a su lado. Era absurdo ya que había muchos lugares libres, sin necesidad de molestar a nadie. El pibe se puso un poco nervioso, pero no hizo nada.
En la pantalla la morocha era penetrada por atrás y seguía comiendo la vergota que les conté en un principio.
No sé como me animé y estiré mi mano hasta la pierna de mi vecino. El tipo ni se inmuto y eso me envalentó y lo acarició, él se acomodó como para que yo pueda hacerlo con más comodidad. Mi mano fue subiendo hasta que sentí su bulto caliente. La bragueta estaba abierta y mi mano se sumergió dentro de ella, él se desabrocho el pantalón y mi trabajo se hizo mas sencillo. Corrí su calzoncillo hasta debajo de sus huevos y tuve contacto con su pija. El calor y el aroma de su polla, me estremeció y lo acaricie para sentir como era ya que solo una vez había tenido otra pija en la mano pero eso se los contaré en otro momento.
Empecé a pajearlo y mi mano se mojó enseguida con sus líquidos seminales Sin pensarlo dos veces bajé mi cabeza hasta su poronga y la lamí en todo su largo. Luego me dediqué a su cabeza y a hurgar con mi lengua dentro de su orificio que no dejaba de brotar su néctar. La acomodé con la mano y me la fui introduciendo de a poco, él dio un movimiento haciendo que me la trague entera.
Estaba como loco, ni yo me lo podía creer Su mano se posó en mi cabeza y me dictó el ritmo. No duró mucho y empezó a emanar chorros de semen. El primero me lo tragué y segundo me dio en la cara. El tercero no sé El sabor de su leche era muy rico, nunca pensé que me fuera a gutar. Seguí pajeándolo con la mano mientras que con la otra mano busqué un pañuelo de mi pantalón Limpie mi cara y luego su pene Me enderecé y me senté a pensar En la pantalla se veía como la morocha era penetrada por sus dos orificios de forma simultanea. Me levanté, volví a pasar nuevamente por delante del joven y me fui al baño.
Llevaba el sabor y el olor de su leche en mi cara y lo sentía fuerte como un perfume.
Dentro del baño entré a un escusado con la idea de pajearme, para sacarme la calentura y luego volver al cine, descansar un poco disfrutando del fresco del aire acondicionado, para poder volver al trabajo pero mi idea cambió.
Me había bajado el pantalón y corrido mi tanguita para que mi verga tuviera libre para una buena paja, cuando siento que alguien entró al baño y me sorprendió con la cola al aire No era el joven, sino un tipo de treinta años. Él se acercó y me palmeo las nalgas, dejó su mano fuerte en mi cola, mientras se desabrochaba el pantalón yo estaba petrificado, no podía reaccionar. Sacó una verga brillante, flaca y larga Peló un profiláctico, se lo puso con mucha habilidad. Se escupió un dedo y me empezó a penetrar con él. Cuando creyó que estaba dilatado puso la cabeza de su pene en mi orificio y sin decir nada me empezó a penetrar. Sentí el calor y el dolor del cual había leído y creí que me iba a caer pero él me sostuvo, sin dejar de introducirme su caño. Sentí que estaba toda adentro y él dejó que me acostumbrara a tenerla dentro. Pero no me había acostumbrado cuando empezó a bombearme Las lágrimas caían de mis ojos y no le encontraba ningún placer No era lo que me había imaginado, no era lo que había soñado Estaba siendo cogido, como si me estuvieran violando.
Pero yo no me resistía, ni trataba de zafarme. Yo ya estaba llorando como un niño, con los mocos que me salían por la nariz, cuando no sé que pasó y el dolor se convirtió de a poco en placer Él me hizo un mimo en el cuello como para calmarme y eso me calentó y al instante era yo el que se movía El hombre se acomodó para darme mas fuerte y empezó a perforarme a mas y mas velocidad su verga se hincho y sentí como acababa sus movimientos fueron mas relajados y en una de esas se salió pero sin dudarlo lo volvió a introducir y siguió moviéndose dentro mió yo acabé en eso dejando un chorro largo y abundante en la tabla del inodoro donde estaba apoyado. Luego de unos instantes la sacó, mi culo me ardía y no quería mirarlo, el me tomó de la cintura, me acomodó la tanguita y me pidió que se la limpie Sin mirarlo, saqué el forro de su pija y le pasé la lengua por su polla hasta que consideré que estaba limpia El se acomodó el pantalón. Se miró en el espejo y luego salio del baño Yo me quedé apoyado contra una pared, con los pantalones por la rodilla un buen rato hasta que reaccione. Me sentí una mujer sometida, una mujer violada. Me vestí, lave mi cara, me peiné y salí a la calle casi repuesto. Busqué un teléfono público y puse una excusa en mi trabajo para irme a casa. El sabor de su leche me la lleve conmigo.