En el cine

Mi esposo permite que me toquen en el cine...

En el cine

Alberto es muy liberal en lo referente al sexo, desde que nos conocimos, me empezó a llenar la cabeza de cosas sexuales, de las cuales yo entendía algunas porque aun cuando lo conocí a los 22 años, aún era virgen y muy virgen, es decir nunca había besado a ningún chico, es más siempre pensé, incluso ahora, que el sexo debe ser con una única persona que será el hombre de toda tu vida. Cuando finalmente, mi esposo me inició en los placeres del sexo, lo disfrutaba mucho y me gustaba su ímpetu y sus ganas de hacerlo a cada rato, en cualquier sitio, incluso en público, en algún bar o taberna; después que nos casamos, me empezó a insinuar otras alternativas en lo sexual a las cuales yo accedía no con mucho agrado, un poco por complacerlo; por ejemplo me compraba ropa muy sensual e insinuante unas micro tangas y super minifaldas, me la hacía poner y salir a la calle así, casi siempre me decía que no usara sostén porque mis senos no lo necesitaban; yo le seguía la corriente y lo hacía, en el fondo algo de placer encontraba en esto; por lo menos sabía que lo excitaba mucho; también me hacía vestir provocativamente y me decía que fuéramos a cine porno; allí si me daba un poco de miedo pero siempre accedía, una vez me dijo que fuéramos a cine pero que viajáramos en diferentes puestos por si algún pasajero me charlaba y se me insinuaba, así lo hice pero afortunadamente para mí, ningún pasajero se propaso conmigo aunque si recibí miradas muy insinuantes y a veces hasta me decían cosas calientes; al llegar al cine me pedía que le contara todo lo que me dijeron con detalles y le contara si me había gustado, yo le conté lo que me dijeron pero le dije que me había dado miedo y no me gustaba mucho sentirme así sola, que me gustaría pero con él al lado; para compensarme me dijo que en el cine no me dejaría sola, yo llevaba un vestido de una sola pieza ajustado al cuerpo y muy corto, no llevaba ni sostén ni tanga, ni siquiera medias solo unas sandalias que hacían juego con el pequeño vestido, me sentía desnuda por ser de tela muy liviana, aunque en el fondo sabía que me veía muy bien y mi trasero se marcaba claramente, mostrando que estaba desnuda debajo de aquel vestidito; en el cine tanto en la taquilla como a la entrada no me quitaban los ojos de encima, yo miraba de reojo a mi esposo pero él ponía cara de serio y me apretaba la mano fuertemente, sabía que estaba súper excitado y me apretaba más a él; adentro completamente a oscuras caminamos por el pasillo sintiendo muchas personas de pie, creí que estaba lleno, pero no era tal, con alguna luminosidad de la pantalla pude darme cuenta que habían muchas sillas vacías, pero igual había muchos hombres de pie, recorriendo el pasillo y rozándose unos a otros, yo me asusté más y me pegué más a Alberto; le murmure que si nos sentábamos pero me dio un no rotundo, me dijo que era de pie en donde teníamos oportunidad de experimentar algo excitante y fue así que nos paramos hacia la mitad del pasillo, recostados contra una de las paredes laterales de la sala; él se hizo al rincón y me paso el brazo por los hombros y me atrajo hacia él, yo recosté la cabeza en su hombro y me calmé un poco y comencé a ver un poco la película, era de una orgía alrededor de una piscina, varias parejas muy jóvenes tenían sexo de a tres o cuatro, yo me fui excitando un poco al ver como gozaban esa mujeres sintiéndose penetradas por más de un hombre a la vez, aunque sabia claramente que nunca haría algo así.

Al poco tiempo siento que un hombre se acercó por detrás de mí, muy cerca y cada vez se acercaba más, yo mire disimuladamente y volteé a ver a mi esposo, él estaba atento a los acercamientos y me apretó el hombro como diciéndome que me tranquilizara, yo me quedé como de piedra cuando sentí que aquel hombre, se me pego contra mi trasero, apenas lo sentí di un pequeño salto y respiré hondo para que mi marido reaccionara, pero el solamente miro por encima mío y acercándose me beso en los labios y me dijo al oído, “tranquila, disfruta y después me cuentas todo”; yo lo miré como diciéndole que no sería capaz de hacerlo, pero más me demore en mirarlo cuando sentí una mano en mis nalgas, me acariciaba suavemente, bien desde arriba hasta abajo en donde terminaba el vestido, volvía a subir apretándome un poco más cada vez; yo temblé un poco de susto y el tipo pensó que era de gusto y se apretó más y su mano me toco todas las nalgas más fuerte y bajo la mano y me acaricio las piernas al desnudo subiendo y encontrando mis nalgas al descubierto, eso debió excitarlo mucho, sentir que tenía allí a una mujer sin ropa interior y dejándose tocar al lado de su marido; yo sentí un poco de terror al saber la situación a la que mi esposo quería llevarme y lo tome de la cintura y me acerque a su oído y le dije que quería irme, él con la otra mano me acaricio suavemente los senos apretándome los pezones, sabiendo que eso me gustaba mucho y me dijo que lo complaciera que ya vería como me gustaría al final y seguía tocándome los senos, tan rico, que casi se me olvida lo que el tipo de atrás me hacía, me había metido la mano bien por debajo del vestido y ahora me lo había subido hasta la cintura, claro que no era difícil por lo pequeño del mismo, y ahora me acariciaba las nalgas con las dos manos con mucho descaro, apretándomelas y metiendo sus dedos por entre la división entre ellas, para que negarlo, algo de placer encontré en esa caricias y por lo que mi esposo me estaba acariciando, pero la verdad era más el miedo que sentía que el placer; sin embargo el tipo llego hasta tocar por abajo mi ano y mi vulva, al sentirla toda depilada me trató de meter un dedo, pero yo apreté tanto las piernas y los muslos impidiéndole que lo metiera; el insistió y alcanzo a meter un poco su dedo en mi ano; yo le dije a mi esposo que no me aguantaba más que me estaban cogiendo y que quería irme; me dijo espera un poco ahora salimos y me empezó a besar para tratar de disminuir mi susto; el tipo al ver mi pasividad me soltó de una mano y con la otra me acaricio toda la espalda y luego adelante hasta alcanzar mis senos y me los apretó con mucha fuerza; luego me apretó contra él y le sentí su pene caliente y duro junto a mis nalgas, se lo había sacado y lo tenía muy erecto, trataba de colocarlo dentro de mis nalgas, yo me moví un poco tratando de esquivarlo, pero entonces me tomo con las dos manos y me retuvo lo suficiente para ponerlo directamente entre la división y restregarlo arriba y abajo, sentí mucho calor y deseo pero me controlé un poco aunque la película no ayudaba mucho, en ese momento precisamente había una chica que estaba en cuatro y recibía un gran pene en su trasero; la chica empezó a gritar de placer, eso me distrajo lo suficiente, tanto que el hombre aprovecho para agacharse un poco y meter casi toda la cabeza de su pene en mi ano, yo di un grito y me lo saque rápidamente y le dije a mi esposo “vayámonos” y tomándolo de la mano nos fuimos.

Alberto estaba que me comía en el trayecto de regreso a casa, me cogía por todas partes y me exigía que le contara todos los detalles, así lo hice y al llegar a casa tuvimos un sesión extraordinaria de sexo como pocas veces; sin embargo me quedo sembrado en mi memoria como ese hombre que nunca vi, me acarició toda y como alcance a sentir su pene en mi orificio anal; en la noche me soñé con el tipo y en el sueño completamos todo lo que habíamos empezado, me desperté en la madrugada toda mojada y excitada, y pensé que finalmente mi esposo tenía razón, en el fondo se encontraba mucho placer en esos momentos pero sabía que yo no era capaz de ir más allá.

Así siguieron las cosas con algunas pequeñas experiencias, cuando bailábamos en alguna taberna, le gustaba levantarme disimuladamente la falda o el vestido para que otros hombres me vieran “lo buena que estaba”, como decía él, una vez me hizo salir muy de noche con solo una blusita casi transparente y una falda súper pequeña y ajustada y que saliera sola y tratara de dejarme abordar por algún extraño; afortunadamente, no pasó nada, aunque él se sintió muy decepcionado igual tuvimos sexo muy bueno esa noche.