En el cine
Me siento excitada y me meto en un cine para adultos. La película pasa a segundo plano
En el Cine
Esa tarde en la oficina no pasaba nada fuera de lo habitual. Entré a la oficina de mi jefe, un señor maduro, muy bien parecido, de unos 45 años. Apenas tenía alguna que otra cana, que lo hacía ver aun más interesante. Me entrego un sobre que tenía que dárselo al señor de recursos humanos, un ejecutivo algo frívolo, muy coqueto con las demás secretarias. No le importaba que fueran casadas o con novio, a todas les tiraba la onda.
Cuando me dirigí a su oficina, no estaba su secretaria, así que toque y entre pero tampoco estaba el señor Ramírez. Tomé un lápiz y le escribí una nota sobre el paquete, pero mejor decidí ponerle un post it. No había sobre la mesa. Fui al cuartito de la papelería, pero antes de abrir escuché unos gemidos, me quede atónita al escucharlos. La curiosidad me invadió y abrí poco a poco. No me asome pero si pude ver por un breve espacio entre la puerta y marco de la puerta del lado de las bisagras que era el Sr. Ramírez con Jimena, su secretaria. Me quede observando un poco la escena y en eso el volteo a ver la puerta, eso me asusto y cerré rápidamente tratando de no hacer ruido. Corrí y deje el paquete en el escritorio del Sr. Ramírez.
Regresé a mi lugar tratando de disimular que no había visto nada. El solo hecho de recordar la imagen de ver a Jimena y al Sr. Ramírez teniendo relaciones me excitó demasiado.
La tarde transcurrió hasta su término sin ningún acontecimiento fuera de lo normal; durante todo ese lapso de tiempo no me pude quitar de la cabeza la imagen de ellos dos en el cuarto de la papelería. Al salir sentía que el fuego de la excitación me quemaba por dentro. Caminé hasta una de las esquinas del centro, pasé por un cine para adultos. Al no ver mucha gente por las calles decidí entrar. Con una enorme pena me dirigí al cine, trataba de que nadie se fijara que había entrado a ese lugar, al que normalmente solo asistían hombres.
Al entrar a la sala, la película estaba empezando. No había muchos en ella, estaba casi vacía, salvo por unas cuantas personas, en su totalidad hombres. Me senté casi en medio y arriba de la sala. Empecé a ver la película, y traté de no voltear para que no me miraran la cara de vergüenza que llevaba en ese momento.
Un joven se sentó a un lado mío, y algo extraño sucedió. Eso me excito más. Las imágenes del Sr. Ramírez y de Jimena regresaban a mi mente, solo que ahora era el joven y yo en la misma situación. Crucé mis piernas y trate de ver la película.
Voltee a ver al joven de reojo. Se estaba sobando su entrepierna, y justo cuando disimuladamente lo estaba observando volteó a verme. Yo regresé mi mirada al frente como si no hubiera volteado nunca. Después de un instante, volteé nuevamente y ahí seguía, me vio y sonrió. Deslizó una de sus manos a mi pierna, la cual sobó despacio. Congelada por lo que hacía, no me moví. Volteé a verlo, el me miró y me sonrió. Se acercó lo suficiente a mi rostro, tanto que su aliento me daba en la cara.
Sin decirme nada, sus labios se juntaron con los míos. Cerré los ojos, y dejé que su lengua invadiera mi boca. Su mano se deslizó más arriba, hasta llegar a mi minifalda. No le costó mucho deslizar la mano por debajo y averiguar qué es lo que llevaba debajo. Hábilmente se acomodo casi enfrente de mí, arrodillándose sin separarse de mis labios.
Sus manos traviesas empezaron a deslizarse por debajo de mi corta falda para apoderarse de mi tanga y muy despacio empezar a quitármela. Empecé a sentir como separaba mis piernas poco a poco, subiendo beso tras beso. Ya había logrado deshacerse de mi tanga, su aliento llego hasta mi pubis, al sentirlo solo un leve gemido salió de mi boca. Abriéndose paso entre mis piernas mientras miraba como llegaba hasta allá, su lengua salió de entre sus dientes, para deslizarse por mi piel, recorriendo mi pelvis para bajar hasta mis labios, los cuales hábilmente separo y pasó justo la punta de su lengua sobre mi clítoris, haciendo que una corriente eléctrica más fuerte me estremeciera. Poco a poco se apodero de él, mi cabeza se hacía para atrás, mientras mi espalda se arqueaba al sentir su húmeda lengua invadir mi cuerpo...al voltear a ver a otros lados, vi que había un hombre que ya mostraba algunas canas a unos asientos atrás de donde estábamos. Nos observaba. Logré ver que se estaba sobando su entrepierna. Me sorprendió lo que hacía pero sobre todo que yo no hiciera nada por detener al primer sujeto.
Regresé mi mirada hacia donde estaba. Miraba como lamía y chupaba mis labios vaginales, como se apoderaba de mi clítoris, y de cómo apretaba mis glúteos con sus manos. La lluvia de sensaciones era increíble, mi respiración estaba a mil por hora. Vi como volteaba a verme a los ojos, los cuales brillaban de lujuria. Se enderezó un poco, tomándome de las caderas y aproximándome hacia él. Levanto mis piernas y las separo lo más posible, colocándolas sobre los descansabrazos.
Se levantó levemente para acomodarse, empezando a desabrocharse el cinturón, para después seguir con el pantalón, descubriendo su cintura y dejar al descubierto su endurecido miembro. Era grande, por la tenue luz no se alcanzaba ver bien. Se aproximo hacia mí, como buscando un refugio entre mis piernas. Mi vagina estaba ya muy húmeda y deseosa de tenerlo dentro, mis jugos se deslizaban hasta llegar a mi ano y entre mis nalgas.
Lo aproximó con esmero y trabajo. Al tener contacto con mi piel, me exalté. Al sentir lo caliente que estaba, abrí bien los ojos, mientras me mordía mi labio inferior al sentir como empezaba abrirse paso entre mis labios vaginales, y como poco a poco entraba en mí. El sentir como mis paredes internas se extendían recibiéndolo poco a poco, disfrutando cada milímetro que entraba, hizo que un gemido de placer se ahogara al salir de mi boca abierta.
Sus movimientos de cadera empezaron con un ritmo lento, y poco a poco empezaban a subir de velocidad y de intensidad. En eso, al mirarle a los ojos vi que desviaba su vista hacia detrás de mí. Con una inmensa curiosidad volteé a ver lo que veía o a quien miraba, y era nuevamente el señor, pero ahora justo detrás de mí, con su miembro al descubierto y sobándolo.
Al verme el sonrío y se levanto para brincarse la fila de asientos. Sin quitarle la vista lo seguí y vi como se colocaba a un lado de mí. Volví a mirar al primer sujeto que me estaba penetrando y sonrió, sin dejar de penetrarme. El otro señor ignoró su presencia y me tomó con una mano por la nuca y me guío hacia su cara para plantarme un beso, incrustando su lengua en mi boca, como si con ella quisiera excavar y buscar un tesoro dentro de mí, al tiempo que con su otra mano y de un solo movimiento le dio un tirón a mi blusa, abriéndola y arrancando algunos botones de ella. Como el seguro de mi sostén estaba al frente, fue pan comido para el señor el liberar mis senos. Mis pezones rosas estaban endurecidos y el sentir el aire frío de la sala de cine hizo que explotara de sensaciones, arqueándome, y más aún cuando sentí como su boca dejo la mía y se apodero de uno de ellos. Al ver ese cuadro sentía que esto era algo irreal. Al ver a los dos individuos gozar conmigo, el ser poseída y comida al mismo tiempo. Volteé y muchas miradas se encontraban sobre nosotros. Ya la película no era el centro de atención de la sala, éramos nosotros.
Como pudo el señor me quitó la blusa y el brasier, tomó una de mis manos y la coloco en su miembro, que estaba húmedo, caliente y muy duro. Instintivamente lo empecé a sobar de arriba hacia abajo. Se despegó de mi seno para después deslizar su lengua por mi mejilla, y luego voltear a mirar al primer sujeto, y como si se le hubiera pateado, el señor se acomodo en el asiento ya con los pantalones en los tobillos, el otro sujeto que era más joven saco su ya húmedo miembro de mi interior, cosa que me hizo gemir. Tomándome de las piernas el joven hizo que me deslizara del asiento para que me arrodille en el pasillo y llegue a estar enfrente a él, momento que aprovecho para propinarme un beso y por primera vez sentí su lengua que guardaba restos de mis fluidos, luego el señor me tomo de la nuca empujándome hacia su gran miembro, se veía más gordo que el del joven. Estaba de rodillas apoyada sobre una de las piernas del señor canoso, mientras el joven me tomaba de mis caderas sujetándolas de para a par para colocar nuevamente su miembro dentro de mí. El sentirlo dentro nuevamente y de un golpe hizo que un leve grito de placer saliera de mis labios. El tener su enorme miembro enfrente de mí y su mano empujándome hacia él, lo voltee a ver y sin decir nada dejo de empujarme, por mi propia cuenta deslice mi lengua a lo largo de su pene, del cual salir un líquido cristalino, algo salado, pero suave, al llegar con mi lengua hasta la punta, juguetee un poco en la punta, para después tratar de tragarme todo ese paquete, no era fácil, era grueso y algo largo, el mientras me sostenía de la cabeza acompañándome en el intento que hacía por desaparecerle su pene, entramos en un ritmo en el que recibía placer por mi vagina y por mi boca, en eso sentí como el joven separaba mis nalgas un poco más de lo que se separaban. Se detuvo y saco su miembro que estaba muy duro y colorado, el sudor le corría por la frente, se sentó a un lado de trato de recuperar el aliento, mientras yo seguía en me tarea. Algo se decían sin que yo alcanzara a escuchar, el señor me detuvo y me ayudo a levantarme, ocasión que aproveche para darle un vistazo a la sala, la cual estaba algo vacía, pero las pocas personas estaban atentas a nuestros movimientos, algunos ya se habían acercado un poco más, a escasos dos lugares de donde estábamos, algunos ya sacados de la pena sobándose sus miembros fuera de sus pantalones.
Me encontraba de pie, enfrente del señor canoso con mi cuerpo semidesnudo, pero él se encargo de terminar de quitarme la minifalda, se inclino y mientras me daba un beso en mi ombligo con su lengua, desabrochaba el resto de la prenda, la cual al llegar a mis tobillos levante mis pies para que él la tomara y la lanzo hacia atrás, trate de tomarla pero no alcance a agarrarla porque me detuvo él, se reclino en el lugar, y tomándome de la cintura me jalo hacia él. Como pude me acomode mis piernas envueltas con mis medias aun, a lado de sus piernas quedando sobre su grueso aparato, en eso me empezó a jalar hacia abajo, sentí la cabeza de su miembro hacerse camino para entrar en mi vagina, sentía que me partía en dos, era realmente gruesa, más aun que el del joven, con gestos de dolor y alguno que otro grito el señor me miraba y parecía no importarle que me estaba costando un poco, su cometido era meter por completo su aparato en mi vagina. Ya estando dentro y yo casi por completo sentada sobre él, me detuvo un instante, mientras mordía uno de mis pezones que habían quedado a su alcance, el sudor me corría por mi pecho entre mis senos, veía como se devoraba mis pezones, a la vez que de reojo podía ver al joven sobando su miembro, al mismo tiempo que me observaba como me sentaba sobre el señor. Mi cabello estaba algo despeinado, y caía sobre la cabeza del señor y parte de mi espalda, tenía una exuberante cabellera. Después de estar un instante sobre él, mi vagina se había acoplado perfectamente a su miembro, entonces el dejo de morder mis senos y se termino de recargar en su lugar, sin soltar mis caderas empezó a levantarme hasta el punto en que solo la cabeza de su aparato quedara dentro, apenas a punto de salirse, y nuevamente me jalaba hacia abajo, este proceso fue momentáneo, para que luego por mi misma lo hiciera sin la ayuda de él, sus manos se habían apoderado de mis nalgas, las que separaba, en eso sentí como algo se escurría entre mis nalgas llegando a mi ano, voltee sin dejar de subir y bajar, vi que era el muchacho dejando caer algo de saliva entre mis nalgas, en eso me detuve y trate de girarme para que no dejara caer otro poco de saliva, pero me detuvo bruscamente el señor, sujetándome de la cintura abrazándome con sus gruesos brazos, esto hizo que me inclinara hacia él, y mi trasero quedara un poco más levantado y expuesto.
-No esperen, nunca me lo han hecho por ahí-les dije algo desesperada y agitada por sus intenciones, y era verdad nunca me habían penetrado por el ano.
-No te preocupes que seré cuidadoso, lo vas a disfrutar tanto que cuando termine, vas a pedir más por tu culo- al tiempo que me lo decía el joven me daba una nalgada dejándome un ardor en mi glúteo derecho, donde me había pegado, para luego volver a poner saliva en mi ano y poco a poco empezar a meterme un dedo por el.
Al principio fue difícil y algo extraño la sensación - relájate, para que sea más fácil- me decía el individuo que estaba atrás de nosotros viendo el espectáculo, el cual se acerco para darme un beso largo y jugoso, en el momento que siento la cabeza del miembro del joven empezara tratar de penetrarme por mi ano, la sensación hizo que abriera los ojos y tratara de voltearme para ver como lo hacía, mientras entraba mi rostro mostraba gestos de dolor, sujetándome de los hombros del señor canoso soltaba un gemido de dolor, una pequeña lagrima salió de uno de mis ojos, recorriendo mi rostro. El joven se detuvo al estar completamente dentro de mí.
El señor empezó a hacer sus movimientos lentamente, para luego tomar ritmo. sentía que me partían, el sudor recorría nuestros cuerpos, el joven me jalo de mi larga melena haciendo mi cabeza hacia atrás, mientras me mordía la espalda, después de un momento sin moverse, empezó a bombearme despacio, poco a poco, escupiendo entre mis nalgas, para que se lubricara un poco más, el ir y venir de los dos hacia que mis poros se abrieran sentirme ocupada por delante y por detrás, sentía que me moría, nuestras respiraciones eran agitadas y algo fuertes, mis gemidos ya no los podía controlar, por lo entre cortada de mi respiración, hacia que los gritos no fueran muy altos.
El joven no tardo mucho en terminar, sintiendo como un gran chorro de un liquido caliente invadía mis entrañas, recargándose sobre mí, empezó a lamer mi sudor de mi cuello, en eso el señor también termino su faena, apretándome y haciendo lo más posible hacia abajo. Su semen invadió todo mi interior, al grado de que aun sin sacar completamente su aparato de mi, salían unos pequeños hilos del líquido blanquecino de mis entrañas. Busco mis labios los cuales junto con los suyos, en eso el joven se separo de mí, dejándome mi culito algo adolorido, y chorreando semen, se sentó a un lado de nosotros.
El señor parecía que me quería comer en la forma que me besaba, después, me levanto sacando su miembro que poco a poco perdía dureza, al mismo tiempo que un chorro de semen se escapaba de mi labios. Me coloco a un lado de él, los tres tratábamos de recuperar el aliento.
Voltee sin querer a otra parte de la sala y algunos estaban terminando de correrse mientras se masturbaban al ver lo sucedido en la sala de cine. -Eres una ricura preciosa- me decía el señor mientras me miraba respirando algo agitado todavía. Me levante tratar de tomar parte de mi ropa, vi que mi blusa estaba junto con mi brasier a un lado del señor. Con la luz de la pantalla se podía ver un poco en la sala, mi cuerpo desnudo ante todos, se podía ver casi con claridad. Lo único que todavía mantenía en su lugar eran mis medias y mis zapatillas negras. Tome mi brasier junto con mi blusa y busque mi minifalda, pero no la encontraba. Recordé que el señor la había lanzado hacia atrás, al voltear a ver donde se supone que estaría, estaba el individuo que me había besado con la falda en sus manos, al verme me sonrío.
-Si la quieres te la vas a tener que ganar- me dijo guiñándome un ojo.
Como pude cruce al otro lado de la fila y me acerque a él con parte de mi ropa en una mano, le extendí la mano para que me diera el resto de la ropa que me hacía falta. El solo río y me tomo de la mano para jalarme hacia él. Caí sobre él, cosa que aprovecho para buscar mis labios nuevamente, introdujo su lengua en mi boca como si la vida se le fuera en ello.
-Quiero probar ese culito que tienes- me dijo en el oído, lo mire de una forma extrañada, pero el sin dudarlo me levanto y tomándome de la cintura me giro, delante de mi estaba el señor levantándose para cruzar a donde estaba yo. Empecé a sentir como una barra caliente trataba de abrirse paso entre mis nalgas para llegar a mi ano.
Con cuidado me hacía hacia abajo, entrando poco a poco, el semen del joven servía de lubricante, y ayudaba de que estaba ya algo dilatado, cosa que ayudaba mas porque el miembro de él era más grueso que el del joven mas no tanto como el del señor. Logro meterlo todo y se detuvo un poco mientras disfrutaba de la sensación, me jalo hacia el haciendo que me recargara en su pecho. Me tomo de mis nalgas separándolas, y poco a poco me fue guiando en un sube y baja. Sentía una sensación de gozo y un poco de sadomasoquismo por el dolor que sentía. Yo estaba con los ojos cerrados disfrutando, en eso sentí que alguien me tomo los tobillos y levante la cabeza para ver quién era. Era el señor que estaba enfrente de mí tomando mis tobillos para poner mis pies sobre los descansabrazos.
Su aparato había retomado su tamaño y aun escurría algo de semen de su punta. Sin soltarme de los pies, se acomodo para colocar su punta en mi vagina, aprovechando el sube y baja del otro individuo me empezó a penetrar, sentía como nuevamente me estaba partiendo. Empezaron a tomar el mismo ritmo, sentía como una lluvia de sensaciones se apoderaban de mi, mi cuerpo estaba siendo invadido de un placer que me invadía. El sudor del señor caía sobre mis pechos, estaba rojo del esfuerzo que hacía por intentar partirme en dos.
Después de un rato de estar en la misma posición, sentí como el individuo, que estaba abajo de mi me sujetaba con más fuerza y acelero el paso hasta que en una final embestida me la clavo hasta el fondo para correrse en varios espasmos dentro de mí. Sentía que me moría, dos lágrimas salieron de mis ojos, y se confundieron con mi sudor.
El señor no tardo para correrse nuevamente dentro de mí, al acelerar el ritmo me logre aferrar a él teniendo un fabuloso orgasmo. Sin separarse de mí se quedo quieto, al tiempo en que tratábamos de recuperar el aliento.
-Simplemente fabulosa- me susurro el señor al tiempo que buscaba mis labios.
Con cuidado se levanto y saco su miembro aun duro y escurriendo semen por él, sintiendo que me quitaban una estaca que me habían clavado, ayudo a levantarme desclavándome el otro individuo. Me apoye en el señor ya que mis piernas me dolían, y temía que perdiera el equilibrio fácilmente.
Como pude me coloque mi minifalda, el brasier y mi blusa. Vi que le faltaban algunos botones a ella así que abroche los que pude y me senté en un asiento. Vi que el señor ya se estaba abrochando el cinturón, y el individuo también, trate de encontrar mi tanga, la cual no encontraba hasta que vi que unos tipos se la pasaban por el rostro oliéndola, riéndose y disfrutando de ella, en ese momento supe que sería imposible rescatarla, ya en la sala solo quedaban algunos sujetos, a los cuales no les tome importancia así que tome mi bolso y trate de buscar una servilleta o una toallita para limpiarme los restos de semen que me escurrían por las piernas. Al salir ahí componiéndome mis ropas y arreglándome algo el cabello, tratando de disimular que nada había pasado en la sala del cine. Salí algo atolondrada del lugar y le hice la parada a un taxi para dirigirme a mi casa.