En el campamento

Dos amantes en el campamento.

A mis 18 años me incorporé al ejército de mi país, me llamo José.

No les niego que me gusta mas ver machos desnudos, bien formados que hembras.

Soy un lindo pibe mas bien robusto, de 1.85 m y unos 78 kg a mi ingreso a la fuerza.

De tez trigueña, cabello y ojos negros. Mi vello abundante en las piernas, pero dejan a mis nalgas en paz, mi trasero es de nalgas abundantes, allí pocos pelos tengo, en cambio si los hay y por demás en mis muslos y piernas. Buen lomo, sin pelos, los que si aparecen ya en mis pectorales.

Me inicié sexualmente con una prostituta del barrio, una hembra vieja, de allí puede que ese trauma juvenil me haya variado la inclinación sexual.

Pero a pesar de que me agradan los hombres no hice experiencia sexual con mis iguales. Llámenle timidez, vergüenza o indecisión. El asunto es que solo paja con alguna ayuda en el culo, hasta que descubrí el consolador que mi mamá, supongo usa en ausencia de papá.

Con el consolador he logrado que mi ano esté dispuesto para cuando la ocasión se de.

Y se me dio de la manera mas inesperada, sin casi tener que buscarla. Bueno el casi esta de mas.

Era verano, acampábamos con el grupo en zona boscosa, junto a un arroyo.

El sargento Marcelo nos reunió después del almuerzo.

-Somos siete hombres, debemos tomar contacto con el grupo 7, no se porque carajo lo ordenan ahora. Iré con 4 hombres, acá quedan José y Fernando. Llevo víveres para dos días. Salimos en 30 minutos. Es todo.-

Cuando se fue el Sgto. Marcelo, comprobamos las alarmas perimetrales y nos dedicamos a holgazanear.

-Fernando me voy a dar un baño en el arroyo, poné mas volumen en el censor de presencia, calíbralo para que detecte mas de 60 kg si querés acompañarme al agua.-

Calibré el aparato y me di cuenta que si debíamos zambullirnos los calzones militares dejarían nuestros cuerpos en bolas. Que buena ocasión para ver ese cuerpo, a solas, que algo había atisbado en las duchas en el cuartel.

Fernando sin esperar mi decisión ya estaba por lanzarse al agua ¡¡¡en bolas!!!.

Quitándome las botas y el pantalón me apresuré a seguirlo.

Obvio que me quedé como Dios me largó al mundo.

Fernando me echó una rápida ojeada y me palmeo el trasero.

-Vamos José, tiremos nos juntos, dale vamos José.-

Lo que yo quería era verlo mas de cerca, a riesgo de que se me parara el pito. Pero la palmada en mis nalgas aceleró el proceso eréctil por que lo tomé de la cintura arrastrándolo al agua.

Nadamos unos metros y decidimos secarnos al Sol desnudos. Mi problema era que se me pararía la pija apenas lo tuviera a mi lado. ¿Qué podría pensar Fernando?.

Bueno me dije que piense lo que quiera. Para mas excitación saliendo a la playita me volvió a manosear las nalgas.

-Tenés un culo deseable José, me agrada vértelo y mas tocártelo.-

Me adelanté un paso, de reojo vi su verga. 18 cm de carne dura, es también el velludo, lo que nos da un aspecto muy varonil.

Espero que lo sea en realidad pues esa pija deseaba tenerla en mis interiores.

Apresuro su andar, me tomó de los hombros con una mano, la otra en mi cadera, su verga parada entre mis deseosas nalgas. Me detuve, bien pasiva mi actitud.

Ojalá siga con la iniciativa. Y así fue me puso frente a el, me tomó de las nalgas, apartándomelas, me besó, lo dejé hacer.

-José vi tu erección antes de lanzarnos al agua, a mi me gustan también los hombres.-

En tanto me decía esto me llevó de la cintura al interior de la carpa. Lo deje hacer, ambas vergas al palo, no necesitaba Fernando que hablara para comprender mi deseo de sexo con el.

En la carpa me besó y este beso sí lo correspondí, el fue apoyando mi desnudo cuerpo sobre la lona del piso. Quedamos de frente uno al otro, bajé la vista tímidamente, o para ver su potente erección. Estábamos apoyados en el suelo, de costado ambos. Bajó con su lengua a lamerme los duros pezones, cosa que me agradó, continuó a mi tiesa pija, que lamió y chupo con fruición.

Teniendo ganas de probar su pene me deslicé a modo 69. Fernando dejó de mamarme la pija prefiriendo lamerme el culo, yo seguí con la verga y sus velludos testículos. El goce muy vivo que me producía su lengua en mi ano me dejó listo para que me poseyera.

Finalmente no sería el inanimado consolador el que me diera placer. Deseaba esa verga en vez de la lengua mas que el oro del mundo.

-Sos tímido, pero caliente, ponete de rodillas apoyate en los codos que te voy a coger.-

Así lo hice en un santiamén, en un instante sentí su mano abriéndome la nalga y con la otra empujaba su verga en mi ano humedecido en el lame culo.

Mis acciones con el consolador dejaron complacientes mis esfínteres al punto que prontamente sentí el placer de un pene real en mi tripa.

Me monto como a una potra, soporté su peso, hasta que caí de pecho al piso, me dio un rato mas, luego me acomodo la verga de costado, me levanto una gamba, y me dio pija por el culo hasta que sentí su leche volcarse en mis entrañas.

Agotado, se tiró a mi lado, viendo mi pija aun tiesa.

-No acabaste José, de modo que podrás darle con esa erecta varonil carne el gozo a mi trasero.-

Se volvió de espaldas a mi y previo humedecer su túnel, con mi culo goteando aun, le metí mi verga.

La pasamos bien hasta que al día siguiente el detector indicó la presencia del sargento y el grupo. Nos pusimos las botas , el pantalón y la camisa. Al llegar los camaradas estábamos como que aquí no pasó nada.