En el camión

Una de mis primeras experiencias en cuanto al sexo se refiere.

Primero que nada quiero presentarme, soy una mujer casada desde hace ya 22 años, soy morenita, bajita, un poco rellenita, pero con unos pechos grandes, una sonrisa encantadora y unas piernas hermosas, (eso es lo que dice mi marido).  Es gracias a la comunicación que tenemos que nos hemos animado a compartir nuestras aventuras, a él le agrada demasiado y disfruta que me vean, tanto en la calle como en el transporte del servicio público.

Lo que ahora les voy a contar sucedió hace ya mucho tiempo atrás, todavía no me casaba y es algo que tiene poco que le conté a mi esposo y lo puso muy caliente, es por eso que quiero compartirlo con ustedes, esperando me manden sus comentarios.

“En el camión”

En cierta ocasión, nos fuimos de viaje mis amigas y yo. Pues formábamos parte de una tuna (algo así como una estudiantina, pero conformada solamente por  mujeres). Fue en el mes de octubre, pues en ese mes se celebra el festival cervantino en la ciudad de Guanajuato, México.

Todas íbamos muy emocionadas, con nuestros instrumentos y con la emoción de tocar en las ya tan famosas callejoneadas, pero hubo un pequeño problema… que no nos tocaron los asientos juntos, por lo tanto unas quedaron adelante, otras en medio y una amiguita y yo hasta atrás del camión que nos transportaba; ya que viajábamos de noche, pensamos en cotorrear y contar chistes para que el viaje se hiciera mas corto, pero cual fue mi sorpresa al darme cuenta que justo atrás de nosotras estaban sentados dos chicos de otra tuna, ellos pertenecían a la tuna del Poli.

Y como era de esperar, empezamos a platicar y de repente ellos sugirieron que nos cambiáramos de asiento, es decir uno de ellos se sentó con mi amiguita y yo me pasé atrás para sentarme con el otro chico.

De pronto la plática se transformó en abrazos, pues como era de madrugada hacía mucho frío. De repente el muchacho que estaba conmigo me preguntó que si no me incomodaba que me abrasara, a lo que le contesté que no, por que en realidad tenía mucho frío, y el muy amablemente sacó su capa de tuno y la usamos como cobija, entonces me dijo que si le regalaba un beso y yo gustosa le dije que si ( pues era muy guapo), entonces nos empezamos a besar, despacito y poco a poco yo sentía como se me quitaba el frío y me empezaba a dar calor, fue un beso muy laaargo, con nuestras lenguas nos exploramos todos los rincones de nuestras bocas, él poco a poco me fue tocando, muy despacito y muy tiernamente, de pronto sentí sus manos en mis pechos y pegué un brinquito, él me dijo que si me incomodaba y yo le contesté que no, poco a poquito fue explorando mis pechos con sus manos y delicadamente me los sacó del sostén mientras me besaba el cuello y me daba ligeros pellizquitos con sus dedos en mis pezones, en ese momento yo empecé a sentir muy raro, como mucho calor, como mucha ansiedad y mi cabeza se peleaba con mi cuerpo, por que mientras mi cabeza decía ¿que estas haciendo?, mi puchita me decía sigue. Lo más rico fue cuando el bajó su cara y sus labios a mis pechos, ya que me los empezó a chupar despacio y luego mas fuerte, mientras metía su mano entre mis muslos, (por suerte yo traía pantalón), a lo que respondí abriendo mis piernas para permitirle que me tocara con su mano abierta toooda mi puchita que se encontraba muy mojadita en esos momentos y así duramos un ratito, sentí como se le ponía su verga muy durita y muy caliente, yo se la acariciaba despacito, pero parecía que le iba a explotar, mientras yo sentía como se humedecía todo mi sexo como si me hiciera pipí, era como si tuviera un corazón latiendo en mi puchita, en mi clítoris, además sentía como se contraía todo dentro de mí.

En ese momento yo no había conocido un orgasmo pero al recordar ese momento, creo que ahí tuve uno, pues hubo un momento en el que él me mordía los pezones y con una mano me frotaba mi clítoris, poco faltó para que me bajara el pantalón y me clavara su verga tan rica que tenía, para esto el señor que venía junto de nosotros se enojó y nos dijo que lo dejáramos dormir, pero no nos importó y seguimos en lo nuestro, de pronto llegó una de las amiguitas que estaba sentada adelante y nos dice que por qué nos habíamos cambiado de asiento, entonces nos regresamos cada uno a nuestro lugar y nos despedimos con un beso, intercambiamos teléfonos pero nunca nos volvimos a ver.

*Ojalá y les haya agradado este mi primer relato, prometo publicar más si me hacen llegar sus comentarios.