En el cambiador del Zara Woman

Ella lee mi relato, me escribe, empieza el juego y nos citamos en un cambiador del Zara Woman...

Yo soy George, 42 años, directivo en una multinacional, 1.75, moreno, delgado, deportista, atractivo, viajado, culto , muy seguro de mí mismo, casado y padre de un niña y una niña.

Hace unos días publiqué mi primer relato, me ha sorprendido los miles de personas que lo han leído. Una de ellas, Ana, me envió un mensaje por email explicándome que le había gustado mucho el relato y que se excitó leyéndolo.

Le respondí agradeciéndole su mensaje, interesándome por ella y preguntándole si se l

l

egó a correr al leer el mensaje, a lo que me respondió afirmativamente, se había tocado y se había corrido imaginando que era ella la protagonista del relato.

Empezamos pues a hablar, a jugar y a intimar. Ana vive en la misma provincia que yo,

tiene 45 años,

también está casada, tiene hijos, le gusta leer relatos eróticos y tiene de vez en cuando sus aventuras.

Por lo que hablamos, por sus descripciones y por las fotos que intercambiamos

pude comprobar que es una mujer elegante, con clase, ni guapa ni fea, con unas tetas grandes y aún muy bien puestas y un culito salidito que al que resaltaba mucho con la ropa que se ponía. Físicamente estaba

bien

pero lo que más me llamó su atención con mucha diferencia fue su personalidad.

Ana es divertida, alegre, culta, habladora y muy juguetona y muy morbosa.

Compartiendo situaciones morbosas que habíamos vivido o que nos gustaría experimentar le hice una propuesta que aceptó y de la que gozamos ambos inmensamente.

Quedamos una tarde en el cambiador de un Zara

Woman

a medio camino de ambos. Ella me esperó en el último de los cambiadores, vestida con una mini falda, una camiseta de tirantes y unas sandalias de talón, nada más, sin nada de ropa interior.

Antes de que yo llegase tenía que tocarse para recibirme con los pezones bien marcados en su camiseta y el coño bien mojadito, fue muy obediente y lo hizo muy bien, realmente destacaban sus pezones como dos auténticas escarpias contra su camiseta.

No podía mediar palabra alguna entre nosotros, nunca nos habíamos visto físicamente antes y teníamos que gozar del sexo juntos sin haber hablado nunca antes cara a cara, fue obediente y me recibió ardiente y

deseosa

pero sin abrir la boca para hablar, sí para otros menesteres lógicamente

Llego a los cambiadores del Zara, me dirijo al acordado, aparto la cortina y entro. Ana está más atractiva de lo que me esperaba, resaltan sus pezones marcados en la camiseta y sus mejillas sonrojadas por el

calenton

que lleva encima. Sin hablar me acerco, le cojo las muñecas, se las levanto y se las llevo contra la pared del cambiador, me acero a ella, nuestras bocas a escasos centímetros y la miro fijamente. Mi lengua recorre lentamente

sus

labios provocándola, mi pierna está ya entre las suyas y mi pecho presiona ya el suyo.

Nos morimos de ganas los dos de comernos las bocas, pero no, la hago esperar. Mi lengua recorre lentamente su cuello, debajo de la oreja, solo con la puntita, se le eriza toda la piel, jadea, suspira, se restriega contra

mi

. Mi lengua sube y baja por su cuello, chupándolo todo, huele muy bien, le

lamo

la oreja y se la muerdo. Mi polla está en todo su esplendor ya clavándose contra mi pantalón y contra su pierna.

Ahora sí, la vuelvo a mirar fijamente, nuestros labios se acercan y se besan. Primero suavemente, la punta de mi lengua rozando su labio y su lengua, mi boca succionando su labio par

a

posteriormente fundirse las dos lenguas en una sola, llenas de pasión y de deseo, luchando con fuerza por devorarse, p

o

r comerse. Seguimos comiéndonos la lengua un buen rato, mientras nuestros cuerpos se aprietan

y restriegan

el uno contra el otro, mis manos agarran fuerte su culo y lo aprietan contra mi polla y sus manos me cogen de la nuca y aprietan fuerte mi cabeza hacia ella para comerme aún con más fuer

z

a mi boca.

Se oyen voces fuera del

cambiador,

pero no nos importa, el resto del mundo no existe para nosotros. Mi lengua vuelve a su cuello, vuelvo a rozarlo ligeramente y baj

o

hasta su escote.

Bajo un tirante, el otro, bajo la camiseta y me dispongo a devorar ese par de fantásticas tetas. Empiezo lamiéndola

s

entera

s

, cada vez más fuerte hasta que

las agarro fuerte

con la mano y me concentro en su pezón gigante, lo chupo, lo succiono, lo muerdo y lo vuelvo a succionar. Por como arquea la espalda hacia atrás y por sus gemidos cada vez más fuertes deduzco que le gusta, y mucho. Nos pueden oír desde fuera pero no nos importa. Repito lo mismo con la otra teta, la devoro, me encanta, le encanta, no he hablado con

ella

pero sus tetas me encantan.

Mi lengua sigue bajando,

le mojo el ombligo,

le bajo la mini y queda frente a mí su coñito ya inundado. Ha sido obediente y no llevaba ni bragas ni tanga, buena niña. La siento en el taburete que hay en el cambiador, le abro las piernas, me arrodillo frente a ella y sin más dilación me como ese manjar

depilado que tengo frente a mi lleno de jugos sabrosos.

Sus abundantes jugos tienen sabor a sexo. Mi lengua fluye con facilidad por sus labios vaginales, los abro con los dedos y le chupo el clítoris, sus jadeos son ya muy bestias, seguro que nos oyen, no nos importa. Veo que está a punto de correrse así que acelero y efectivamente en unos segundos se corre ruidosamente empapando mi boca cara de sus flujos aún más. Tiene un largo orgasmo.

Como veo que sigue disfrutando sigo chupando y lamiendo, ella sigue gimiendo, le succiono el clítoris con mis labios y veo que se vuelve a poner a mil rápidamente,

le retuerzo un pezón con la mano y hundo aún más mi cara en su coño, chupando y succionando fuerte su clítoris, vuelve a convulsionarse y tiene un segundo orgasmo, éste no tan escandaloso como el anterior.

Le beso la boca, nuestras lenguas se vuelven a retorcer, ella nota el sabor de su coño en mi boca. No se separa de

mi

, me baja los pantalones, libera mi polla a punto de explotar y se la pone en la boca. Como era de esperar es una gran mamadora, la chupa de vicio, primero lento, suave, arriba y abajo para después metérsela entera en la boca y follarme entero con su boca, es una princesa y una guarra y me encanta esa combinación.

No la dejo

que acabe, me separo de ella, la pongo de pie, seguimos sin cruzar palabra alguna, la apoyo en la pared, le abro las piernas y la penetro salvajemente, estoy muy cachondo, estamos los dos muy cachondos, la empotro contra la pared del vestidor mientras

la agarro fuerte

por el culo.

Mi polla en todo su esplendor entra y sale de su coño empapado. La empotro contra el espejo, fuerte, salvaje, cachondo mientras le como el pezón con la boca.

Las embestidas cada vez son más bestias, nuestros gemidos también, g

ozamos, gemimos, gritamos

y me acabo corriendo dentro suyo a la vez que ella grita con toda su fuerza, la

habrán

seguro oído desde la otra punta de la tienda y se corre

por tercera vez.

Nos volvemos a besar apasionadamente, me visto, la beso de nuevo y me voy, ella me mira sonríe y me con cara de agradecimiento. Los dos sabemos que nos volveremos a ver.

Saliendo me parece detectar caras de envidia entre las mujeres que me miran, pero no presto mucha atención.

Si te ha gustado comenta y puntúa por favor.

Cual

será el plan para el próximo día que quede con Ana?

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