En el bazar de Túnez vi
Ya no tendrán que esconderse. Juan vino a casa para follarse a Estela con mi permiso.
- La verdad, Estela, si te soy sincero, es que me excita mucho que pueda venir a casa para follar contigo. No sé si será normal esto, no sé ni de dónde me viene esta excitación, pero sí te puede decir que me da un poco igual saber su origen porque saber que tú disfrutas es algo que aún me excita más. Sé que la gente lo vería mal y por eso te pido que no se lo contemos nunca a nadie,pero Dios mío, cuánto me excita.
-¿ De verdad?. ¿ Y no sabes por qué?.
-No, la verdad es que nunca me había pasado. Hasta ahora mis fantasías eróticas habían sido más "normalitas".
- Bueno, y ¿ qué hacemos?
-¿Quieres que venga Juan a casa?
-¿ Pero cómo va a venir?
-¿ Por qué no? Ya habéis follado. Yo no te he pedido el divorcio por ello sino que te termino de admitir cuánto me excita.
-Juan no es como tú
-¿ Y eso qué quiere decir?.
-No le conozco como a ti, pero sí me parece más dominante que tú y no sé si le gustaría tenerte en la misma habitación.
-Bueno, vale, pues no me tengáis en la misma habitación.
-¿Y qué planteas?
-Que vengáis mañana a comer. Yo salgo esta tarde a comprar cosas para la cena, un buen vino o lo que le guste beber a él y preparo una cena rica. Tú hablas con él, le dices que os permito disfrutar en casa y que os doy mi palabra de no molestar y ya está. Tenemos una cama en la otra habitación. Puedo dormir allí. Cerraré mi puerta, no os molestaré.
- Pero entonces, ¿ de dónde obtienes el placer?
-De saber que estás en casa, que estás bien y de poder compartir la cara de relajación y placer.
-No sé, no termino de verlo claro
-Pero, ¿por qué?. Me gusta ser tu mardido cornudo. Estoy seguro de tu amor por mí y que folles con Juan no significa que dejes de quererme. Mira, si viene mañana a comer, podéis pasar aquí toda la tarde del sábado y que despierte aquí el domingo.
-Pero cariño, ¿no es una locura?
-Puede ser, supongo. Pero tenemos una vida. Las cosas han salido así. Nos hemos dejado llevar. Ibrahim en Túnez, el tipo de la discoteca, ahora Juan.
-¿ Y no me vas a odiar? ¿ No querrás vengarte y tirarte a alguna mujer?
- No, de verdad. Sólo quiero que disfrutes tú, disfrutar yo.
-Pero si lo hacemos, tú no disfrutarás.
-Sí, Estela, disfrutaré. Mira, habla con Juan y dile que él puede poner las condiciones. Que yo las respetaré.
Está bien, si insistes. Pero no sé yo si él querrá.
Tú inténtalo.
Y eso hizo. Lo intentó y lo consiguió.
Así que fui al mercado, compré los ingredientes para hacer la comida y la cena ( por si se prolongaba la cosa) , compré vino, cerveza, vodka y whisky, algo de postre, etc.
A medida que iba haciendo la comida y se iba acercando la hora en la que Juan estaba a punto de llegar, me estaba empezando a poner nervioso y, a la par, empezaba a excitarme. Estela me ayudó a poner la mesa y a ayudarme con la comida. Pero antes de que llegara Juan, se subió a ducharse. Estando ella en la ducha, Juan llamó al timbre. Antes de abrir, miré por la ventana y allí estaba el tipo que iba a hacer ( que estaba haciendo) realidad una de mis más íntimas fantasías.
Cuando entró, nos presentamos y nos dimos la mano y el tipo era una mole. Era un poco más alto que yo sólo que era carne de gimnasio. Parecía recién duchado y llevaba un perfume caro. Le hice pasar al salón y le dije a Estela que Juan ya había bajado. Ella respondío desde arriba que ya bajaba y así lo hizo. Bajó en el acto. Pero como no le había dado tiempo a vestirse, bajó con el albornoz puesto. Nada más verse, se besaron en mi presencia. Mi rabo respondió a la imagen con un claro intento de alzar la primera erección.
-¿ Quéda mucho para comer? -preguntó Estela.
-Una media hora- dije yo-.
-Bueno, entonces, si no te importa, Juan y yo subimos un poco arriba y bajamos para comer.
-No, no me importa.
-Me fui a la cocina para controlar el guiso, bajar el horno e ir ultimando los últimos detalles. Mi cuerpo estaba en la cocina pero mi lascivia estaba con ellos. Cuando llevaban arriba cinco minutos, subí las escaleras con sigilo por si podía ver algo, pero habían cerrado la habitación del cuarto. Escuché en silencio por si oía algo y me pareció escuchar el sonido de succión de Estela haciéndole una mamada a Juan. Bajé a la cocina para terminar la comida. Cuando estaba todo preparado, les llamé y bajaron. Estela tenía el color del sexo. Las mejillas sonrojadas y una sonrisa de satisfacción. Él bajaba satisfecho y también con un poco de sofoco. Estela se había colocado un pijama de verano pero él sólo se puso el pantalón que traía e iba sin la parte de arriba. Estaba cuadrado. Se pasaría las horas muertas en el gimnasio. Parecía uno de esos tipos que además, cuidan su alimentación y viven para y por la proteína.
Después de comer y charlas de diversas cuestiones sin importancia, de la actualidad, del tiempo, del trabajo, Estela y yo nos levantamos a recoger las cosas. Juan intentó ayudar pero no se lo permitimos. Estela y yo pudimos intercambiar algunas palabras en la cocina
-¿ Estás bien? ¿ Qué te parece?
-Sí, estoy bien. No me extraña que te guste. El tipo está cuadrado y parece que se puede hablar con él. No será un lumbreras, pero al menos no parece demasiado tarugo. ¿ Qué vamos a hacer esta tarde?
-Verás, quiero que se quede a dormir. Me ha gustado follar con él en casa. Quiero que te vayas al cine o algo y que nos dejes la casa.
-Está bien, Estela, sabes que no hay ningún problema.
Así que eso hice. Me busqué una excusa para desaparecer y me fui al cine. Entré en una sala y se supone que vi una película pero, en realidad, lo que estaba haciendo era imaginarlos follando en la cama.
Al rato de salir del cine, me dijeron que me pasara por una hamburguesería para pillar la cena. Les apetecía una cena. Lo de siempre para Estela y para mí y para Juan, hamburguesa de pollo y una ensalada. Así que allá que fui a hacer el recado.
Después de cenar, Estela me dijo que me bajara a la cama de la otra habitación. Que Juan pasaría la noche en mi cama, con ella.
-¿ Te importa?.
-No, cariño, si es lo que tú quieres. ¿ Voy a poder subir y participar? ¿ Me vais a dejar mirar? ¿ Algo? lo que sea, Estela, por favor, lo estoy deseando.
-No, Juan no quiere aún. Tendrás que esperar. Si queremos que él participe en esto, no tenmos que agobiarle.
Sí, así pasé la noche. Ellos arriba follando y yo prácticamente, insomne, nervioso. No pude aguantar la excitación y me hice una paja. Al final, después de varias horas, terminé por dormirme.
Para no aburriros, os diré que el domingo por la mañana, también desayunó en casa. Salí a la calle a por chocolate con churros para Estela y para mí y Estela le hizo una tortilla de tres huevos a Juan.
-¿ Qué tal la noche?
-Uno de los mejores fines de semana de mi vida, sin duda. Gracias a ti
-Y a Juan, ja,ja.
-Sí, y gracias a Juan también, ja,ja.
Me volví a escapar el domingo para dar una vuelta y dejarles solos. Me fui a Madrid, a pasear. Me metí en un museo y volvi por la tarde. Allí seguían. Esta vez estaban en el sofá viendo la tele. Estela me dijo que tenía que hablar conmigo en la cocina y allí me dijo:
-Quiero que se quede esta noche también. Él no trabaja mañana y quiero aprovechar la noche ¿nos dejas?.
-Claro, no hay problema, pero no te acostumbres ¿eh?
-No, claro que no. Pero ya que hemos una locura, quiero exprimirla al máximo.
-Ya, sí, seguro que quieres exprimir a la locura y no a Juan.
-No, ja,ja, quiero exprimirle a él.
A la mañana siguiente, al despertarme, subí arriba y observé que Estela ya no estaba. Yo entraba más tarde el lunes porque tenía una reunión importante fuera de la sede de la empresa en la que trabajo y no tenía que pasar por la oficina. Me asomé a la habitación y Juan dormía plácidamente y desnudo. Yo me duché, me hice el desayuno y cuando me estaba tomando el café, escuché que Juan se estaba duchando arriba. Cuando terminó, toqué a la puerta y entré para preguntarle si necesitaba algo y para decirle que en un rato me iría y allí estaba el tipo, secándose, en pelotas y a pesar de haber salido de la ducha, su rabo tenía un tamaño bastante importante.
-Oye- me dijo- quería agradecerte todo, tu hospitalidad y bueno, que me permitas disfrutar de Estela.Es una mujer increíble.
-Sí, ¿ verdad? Lo es. No te preocupes. Termina de vestirte, baja a desayunar y si quieres, te acerco a Madrid.
Vale, gracias.
Oye, por cierto ¿ te puedo preguntar una cosa?
-Claro, dime
- ¿Por qué no quieres que participe con vosotros?
-No, a mí no me importa. Estela es tu mujer y tendría su morbo que folláramos los tres
-Pero ella me ha dicho que tú no querías, de momento, que yo participara.
-Pues ella sabrá, pero yo no le he dicho eso. Supongo que al ser la primera vez que vengo, habrá querido concentrarse o yo qué sé.
-Vale, no te preocupes. Supongo que es normal y que habrá sido una mentira piadosa.
-Otra cosa, Juan. Mira, quizás te parezca muy morboso yo, pero ¿ Qué habéis hecho?
-Hemos hecho de todo. ¿ Qué quieres saber?
- Bueno, supongo que te la habrá chupado y que...
-Si, por delante, por detrás, de todo.
-Madre mía, cuánto me hubiera gustado particpar.
-¿ De verdad?. Eres morbosillo ¿no?
-Sí, claro, lo soy. Bueno, ella y yo ya tuvimos una experiencia interesante con un tipo en el extranjero y pude participar. Cuando me enteré que estaba follando contigo, quise aprovechar la incercia y participar pero me ha dejado fuera.
- Calla, no sigas que me la vas a poner morcillona.
-Mira, sólo con lo que me has contado, me están dando unas ganas tremendas de masturbarme.
-Pues no te cortes.
-No, hombre, contigo aquí no, mejor lo dejaré para cuando esté a solas o mejor aún, para cuando venga Estela de trabajar. Con ese rabo que tienes, no me extraña que Estela te haya querido sólo para ella.
-¿ Te gusta?.
-Me gusta imaginarme a mi mujer lamiéndotelo.
-Pues lo hace muy bien.
-Lo sé.
-Sólo recordar lo bien que lo hace me está empezando a excitar. Mira
Y sí, se su rabo estaba empezando a decir buenos días.
Ven un momento. Me cogió del brazo, me llevó a la habitación y se puso a mi lado. Me dijo lo que hiceron la primera tarde.
-Me sentó en la cama, me quito el cinturón, me hizo una buena mamada y cuando la tenía dura, se puso a horcajadas sobre mi para montarme y me folló como una posesa. Después bajamos a comer contigo.
Yo tenía el rabo a punto de explotar por lo que me estaba contando. Y Juan estaba a mi lado con una importante erección. Se sentó en la cama y me dijo que me acercara.
Me ordenó que me pusiera de rodillas, como Estela.
-No, Juan, yo quiero participar en vuestras orgías y nunca me he liado con un hombre.
-Ven aquí. Tengo que bajar esta erección como sea.
Me cogió de los brazos, tiró de mí al suelo, se pudo de pie, me cogió la cabeza con una mano y con la otra dirigó su rabo a mi cara. Yo, lo esquivé pero él supo calentarme con sus palabras.
-Vamos, si lo estás deseando. Si no me la chupas ahora, no voy a dejar que folles con nosotros.
Así que se la agarré y, por primera vez, se la chupé a un tío. No a cualquier tío, sino al amante de mi mujer. Estuve de rodillas unos cuantos minutos chupando y en un momento determinado, me tumbó en la cama, se puso encima de mí y me folló en la boca hasta que quiso y hasta que se corrió. Su semen entró en mi garganta y antes de salir de mi boca, me dijo que me lo tragara. La mezcla entre asco y excitación, fue algo indescriptible. Se levantó y ahí me dejó para volver a meterse en la ducha. Yo seguía excitado y me hice una paja rápida por la excitación que estaba sintiendo.
Volví a entrar en el baño y él se estaba secando ya.
- Por favor, no le digas nada de esto a Estela.
-Tranquilo. Si tú no le dices nada , yo tampoco. Nos hemos puesto cachondo por ella y nos hemos aliviado. Bueno, me has aliviado tú a mí. Yo no pienso aliviarte a tí,como comprenderás.
-Ya, tranquilo. Contaba con ello. ¿ Le pedirás a Estela que me deje participar con vosotros?.
- Sí, tranquilo, lo haré. Lo prometido es deuda.
Así que desayunamos y le llevé a Madrid.
Cuando se bajó del coche, lo vi por el retrovisor y pensé: "ahí va el tipo que nos ha follado a los dos".
Unas semanas después, fuimos con él a la playa. Pero eso ya os lo cuento otro día.