En el bar de pepe, alquilada (3) el circo romano
Siguen las desventuras de mi esposa en la casa de campo, ahora el anfitrion se cree Neron y la ofrece en sacrificio a dos gladiadores
Como la mañana anterior a las once en punto estaba delante del ordenador, todavía no había empezado la conexión, faltaban unos minutos y la cantidad de gente conectada a la página ya era importante. Un poco pasadas las once se conectó la cámara y tuve que hacer nuevamente el ingreso, buenos dineros esta ganado el cabron de Pepe, pensé.
La imagen era nuevamente la plaza de toros, donde la “capea” del día anterior, el cámara enfoco la gradería y me pareció que más o menos habían los mismos hombres. Se abrió la puerta de toriles y apareció mi mujer, la llevaba el hombrecillo atada por el cuello, completamente desnuda, arrastraba los pies al hacerlo pero se la veía bastante fuerte, supuse que esa noche habría descansado después de la paliza del día anterior.
El hombrecillo la dejo en el centro del ruedo y se retiró dejándola allí sola, entonces de uno de los burladeros apareció Dioni, vestido de emperador romano!!!, no podía dar crédito a lo que veía, o estaba como una cabra o tenía una imaginación fenomenal.
Se acercó hasta donde esperaba mi mujer, vestido con una toga, su corona de laurel y hasta arpa, la verdad es que con aquella barriga parecía Nerón, pero más bien iba a ser Calígula.
-Amado pueblo –Empezó completamente metido en su papel - os ofrezco estos juegos en honor a la diosa Venus, en su honor vamos a sacrificar a esta mujer.
Se escucharon gritos y burlas por parte de los trabajadores de Dioni, que este autoritario acallo con un gesto de su mano, nadie le iba a quitar su diversión y menos a burlarse de él, los hombres callaron de inmediato y Dioni continúo con su discurso.
- Como aquí no tenemos leones, se la vamos a ofrecer a alguien que como ellos, viene de África. –Grito
Y haciendo un giro teatral señalo hacia una de las puertas por donde estaban apareciendo dos hombres de color, era lo más grande en cuanto a hombre que había visto nunca, debían hacer como dos metros de altura, fortísimos y sobre todo con las pollas más grandes que había visto en mi vida, no podía decir exactamente cuánto median, pero les llegaba hasta el ombligo a los dos y en cuanto a diámetro parecía en de una pelota de tenis, increíble. Cuando se pusieron ambos dos a la altura de mi mujer me pude dar cuanta perfectamente del tamaño de aquello hombre. Mi mujer mide metro sesenta y su cara quedaba a la altura de los pezones de ellos.
-Ave Cesar, los que van a follar te saludad.- Gritaron ambos al unísono, metidos en su papel.
Dioni se giró nuevamente hacia sus súbditos y les dijo.
-Podéis bajar a la arena a disfrutar del espectáculo, pero nadie tocara a la mujer hasta que nuestros gladiadores hayan acabado con ella.
-Que comiencen los juegos!!!!-Gritó
Al escuchar el grito los negros cogieron a mi esposa sin darle tiempo ni a dar un paso y la tumbaron en la arena, uno de ellos se colocó entre sus piernas, mi mujer pugnaba por no abrirlas viendo aquella monstruosidad que sin duda iban a meterle, pero no era adversario para ellos, el hombre se las separo con fuerza, mientras el otro la sujetaba por los hombres, la cabeza de mi esposa reposaba sobre el vientre de este hombre y de ella sobresalía su polla como si fuera un mástil.
El que estaba entre sus piernas le estaba separando las piernas y mientras su polla descansaba sobre el vientre de mi mujer, sin tener el hombre los cojones apoyados en su coño la polla le llegaba a ella hasta más arriba del ombligo. Cuando la tuvo bien abierta empezó a frotar la cabezota entre sus labios, separándolos y frotándose suavemente entre ellos, con delicadeza la metió todo el capullo, el primer plano de cámara nos permitía ver como el coño se dilataba mientras el capullo iba entrando poco a poco, lo sacaba y volvía a meter un trozo más, así hasta que todo el capullo desapareció dentro del coño de mi esposa, entonces el hombre miro a su compañero, sin decirse una palabra ya sabían lo que tenían que hacer, el hombre se inclinó sobre mi mujer y haciendo de mamporrero le sujeto la polla a su compañero, este, arrodillado entre las piernas de ella, las separo todavía más, se afianzo bien en el suelo y sujeto a Montse por las caderas, levantándole el culo de la arena y entonces, de un solo golpe de sus caderas y mientras tiraba de ella hacia él a la vez, le clavo la polla hasta los cojones.
Mi mujer pego un grito tremendo, no sé hasta que profundidad puede resistir interiormente una vagina, pero si cuando la tenía encima de la barriga le llegaba al ombligo, ahora la debía tener clavada hasta el estómago, pensé.
El hombre le saco la polla del coño, volvió a repetir la operación, clavándole solo el capullo y volvió a darle un fuerte golpe de caderas que hizo que ella incluso se desplazara por la tierra, era como si un toro estuviera envistiendo al caballo del picador, volvió a repetir la operación, pero esta vez el otro hombre que la sujetaba por los hombros se retiró y el negro que se la estaba follando, apoyándose en sus fuertes piernas la arrastro por la arena empujando solo con su polla clavada en lo más hondo de mi esposa. El resto de los hombres habían bajado a la arena a ver el espectáculo, los rodeaban a los tres y tuvieron que dejarle paso mientras el hombre continuaba arrastrándola por la arena gracias a su polla. La arrastro así un par de metros, para después cogerla por los sobacos y apoyándola en su pecho se levantó del suelo poniéndose completamente de pie, la sujetaba por el culo mientras ella se agarraba a su fuerte nuca.
El compañero de este se acercó a ellos e hizo que mi mujer soltara el cuello del que se sujetaba, manteniéndole los brazos estirados, en ese momento el que se la tenía clavada en el coño soltó el culo de mi mujer. Ella era mucho más baja que el hombretón, así que sus piernas no llegaban a apoyarse en el suelo y todo su peso quedo sobre la potente polla del hombre, que se arqueo un poco para descansar algo el peso en su pecho y empezó a girar para que todos pudieran verla bien, mientras el otro continuaba sujetándole los brazos para que no pudiera cogerse a él y encima el que la follaba empezó a dar pequeños saltos haciendo que su polla se le clavara hasta las entrañas. Continúo unos minutos más con ella así, por muy fuerte que fuera la polla le tenía que doler y ayudado por su compañero la bajaron dejándola de rodillas y con el culo en pompa en el suelo.
El que se la había estado follando se puso a su cabeza, le sujeto los brazos y estiro de ellos, de esa manera mi mujer tenía la cara clavada en la tierra. Su compañero entro en escena, daba vueltas a su alrededor mientras se masturbaba el pene, no era tan grande como el de su amigo, pero tenía también una proporciones más que considerables, el diámetro parecía el de un vaso de tubo y como he dicho antes, bastante larga. Dio alguna vuelta más a su alrededor y se arrodillo ante su culo, a diferencia de antes, este mantuvo las piernas de Montse bien cerradas, apretándolas con las suyas para que no pudiera abrirlas, se separó las nalgas y le metió un dedo en el culo que hizo rotar dilatándolo, lo saco y manteniendo las nalgas bien abiertas le metió un salivazo en todo el ano, esta vez metió dos dedos que volvió a rotar de la misma manera, se los volvió a sacar, miro el ano, como evaluándolo y levándose fue hacia la cabeza de mi mujer. Haciendo apartar a su compañero le puso la polla en la cara mientras le decía.
-Si sabes lo que te conviene me la vas a dejar bien chorreante de tus babas.-
El negro apunto la polla a la boca de mi mujer, que sabiendo lo que le esperaba la chupaba con todas las ganas que podía, se veían las babas de mi esposa resbalando por la polla cada vez que él se la sacaba de la boca, hasta que levantándose.
-Ya está bien, que quieres que me corra para que no te la meta en el culo, ni lo sueñes.- Le dijo.
Volvieron a sus posiciones anteriores, el primero sujetando los brazos de Montse, inmovilizándola y el otro colocado a su grupa le apoyo el glande en su ano, no se la metió de un golpe, pero si lo hizo sin parar, de una tacada, todo seguido, hasta que sus cojones chocaron contra el coño de mi esposa, también como su compañero, se la saco hasta dejar solo el glande dentro de ella y se la volvió a meter, repitiendo la operación una y otra vez, no lo hacía con violencia, pero era un mete saca continuo, como un martillo, pam,pam,pam…., sin parar, siempre con la misma cadencia. Estuvo así un buen rato, tenían un control total sobre su eyaculación, solo le daba por culo a mi mujer, sin el más mínimo gesto de placer por su parte, máquinas de follar. Su compañero se tumbó en el suelo, de espaldas, sujetándose la polla bien tiesa, era la señal que estaba esperando el que la tenía clavada en el culo de Montse, se la clavo hasta dentro y la cogió por debajo de las rodillas, levantándola en vilo en el aire, ella quedaba así en un posición que más de una vez hemos visto a las niñas cuando tienen que hacer pis en la calle, con ella en brazos y su polla bien clavada en el culo el hombre la llevo hasta situarse encima del otro, fue bajando a Montse mientras el que estaba tumbado orientaba su pollon hacia el coño de ella, poco a poco todo el tronco se fue deslizando hasta su interior, hasta que quedo ensartada por las dos pollas, una en su coño y otra en su culo. El cámara saco un primer plano de las dos pollas, dilatando coño y culo mientras entraban y salían alternativamente de ella, empezaron entonces a follarla a buen ritmo, cuando la polla de su coño casi estaba fuera la del culo estaba clavada hasta los cojones y a la inversa, se notaba que eran unos profesionales y entonces si, a los pocos minutos se corrieron casi simultáneamente, el de debajo, el de su coño, le clavaba las manos con fuerza en sus nalgas, separándoselas como si quisiera arrancárselas, mientras el otro, más calmado, ya se la había sacado del culo, se podía ver el ano de Montse dilatado, completamente abierto y la leche rebosante del y de su coño, el de su coño se la saco también y retirándose la dejaron tirara en el suelo, hecha un ovillo, pero no la dejaron descansar mucho.
Nuevamente entro en escena Dioni.
-No sé quién no se abra corrido después de esto, pero en ese coño y culo no va a notar nuestras pollitas ahora de cómo se lo han dejado esto dos.- Rio.
-Pero he visto en las pelis porno algo que llaman bubake o bukake, no sé cómo coño se llama, algo así, vamos que se corren en su cara y boca y he pensado que sería buena idea.
Los hombres asintieron entusiasmados y alguno de ellos cogiendo a mi esposa del suelo la hicieron poner de rodillas con la cabeza echada hacia atrás, los hombres que quedaban se situaron alrededor de ella y empezaron a masturbarse, algunos le daban golpes con su polla en la cara, pero la mayoría solo se la cascaba, el primero no tardo mucho y un chorro de leche caliente cayó sobre la cara de mi mujer, ojos, boca, que entreabierta como la tenía recibió una buena cantidad dentro. Uno por uno todos los hombres se corrieron sobre su cara que ya era prácticamente inapreciable, solo era un gran charco de lefa, que resbalaba por sus mejillas hacia sus tetas, barriga, parecía una vela con la cera resbalando por ella, su boca se mantenía entreabierta y se podía ver la gran cantidad de leche que ella iba tragando. De pronto lo que se vio fue un chorrito dorado, alguno se estaba meando en sobre ella también, a los demás le hizo gracia y pronto fueron varios los chorros que recibía, con especial atención a su boca, ella estaba en medio de un charco de leche y orina, de rodillas sobre él.
-Vamos a rebozarla- se le ocurrió a uno de ellos
Al tiempo que empujándola la hacía caer de bruces en el charco, con sus pies la empujaban, no se iban a manchar ellos, haciéndola rodar por el barro que se había formado, hasta que efectivamente, parecía una croqueta rebozada de arena, lecha y meados, asqueroso.
-Bueno señores, hasta aquí hemos llegado.-Les dijo Dioni poniendo fin a la fiesta.
-Que se la tenemos que devolver a su maridito, no sea que quiera follarsela esta noche.- Rio el tío.
-Pero hay de darle el final que se merece semejante vaquilla, por su bravía, le damos a dar la vuelta al ruedo!!!!
Apareció nuevamente el hombrecillo con unas gruesas cuerdas que ato a las muñecas de mi mujer, dos hombres agarraron el extremo de cada una de ella y salieron corrieron arrastrando a mi mujer por la arena, efectivamente como una vaquilla, por la puerta de arrastre mientras el resto de hombres aplaudían la faena.
La cámara enfoco un plano general mientras sacaban a mi esposa del ruedo, poco a poco el plano se cerró y se acabó la trasmisión.
MUCHAS GRACIAS POR VUESTRA ATENCION, DENTRO DE POCO MAS AVENTURAS DE VUESTRA PUTILLA PREFERIDA, MONTSE!!!
Se anunciaba mientras su cara aparecía en pantalla.
Cerré el ordenador, me levante y me deje caer en el sofá, no sabía qué hacer, no sabía dónde estaba mi mujer, si la devolverían a casa o que harían ahora con ella, pasaba la tarde y no sabía nada, me vestí y me acerque al bar de Pepe, pero estaba cerrado, volví a casa, no me quedaba más que esperar hasta que a eso de las ocho de la tarde escuche la cerradura, fui corriendo a la puerta y allí estaba Pepe, con mi mujer a su lado, vestía un mono azul, de esos de trabajo, sin decirme nada la llevo hasta nuestra habitación y cerró la puerta tras ellos, yo volví, dócil, al comedor, al rato salió Pepe subiéndose los pantalones, lo hizo a propósito para marcar el territorio y saludándome se fue.
Fui a nuestra habitación y allí estaba mi mujer, desnuda sobre nuestra cama, me acerque y la tape con las sabanas y sin hacer ruido cerré la puerta y la deje dormir.