En el bar de pepe (3) la sesion

No sabia donde poner este relato, tanto podía ser en SadoMaso como en No Consentido, he optado por esta ultima categoría. Pepe alquila a mi mujer a un Amo para que haga con ella lo que quiera.

Habían pasado algunas semanas desde que habíamos estado en la “cena” en el bar de  Pepe,   como la vez anterior no comentábamos nada entre nosotros de lo que había pasado y nuestra vida continuaba, aparentemente,  como siempre.

Hasta que una noche estaba repasando el e.mail en casa, Montse se había ido a dormir y yo estaba solo en el ordenador, en la bandeja de entrada tenía un e.mail de una dirección desconocida, lo abrí y solo contenía una frase:

-Hola maridito,  ábrelo, te gustara.

Y lo firmaba Pepe.

Efectivamente, el correo tenía un video adjunto,  temblando le di a abrir y después del proceso de bajado que me pareció una eternidad apareció el video en mi pantalla y a  Pepe dirigiéndose a mí.

-Hola maridito, - me decía-

-Supongo que a estas alturas ya sospecharas que el vinito especial para mujeres que le doy a tu mujer está especialmente condimentado, ¿no?

-Pues tienes toda la razón.- Decía mientras enseñaba una botella con un líquido transparente en su interior.

-El problema es que crea una gran adicción y tu mujercita viene cada día a buscar su dosis,  aunque ella no lo sepa claro.

-Pero no queremos que se vuelva alcohólica con tanto vino, ¿no?

  • No te preocupes,  desde el día de la cena le estoy suministrando su dosis en el café con leche de la mañana,  la cerveza del mediodía y el cortado de media tarde,  no me falla ni un día.-Reía Pepe mirando la cámara-

-A lo  mejor te preguntas qué efectos tiene el bebedizo en Montse, te lo explico,  tiene constantemente el chirri eufórico,  siempre con un punto de placer,  no sé si se desfogara ella sola o contigo. –Conmigo no era, pensé apenado.-  pero como no queremos que se folle a todo lo que tenga rabo, le doy la dosis suficiente para mantenerla en este estado y solo con aumentarle la dosis ya volverá a ser mía.

-Además,  mientras nos la estamos trabajando nunca llega a correrse,  es como la negación del orgasmo,  siempre está a punto de llegar a él pero nunca lo logra, así siempre quiere más y más, es como el pez que se muerde la cola,  mientras más se la follan, más quiere que la follen.

-Las dos veces que la hemos tenido no hemos estado muy cómodos.-Continuaba él.-  Así que he hecho unas pequeñas reformas.

Pepe salió de detrás de la barra y caminando hacia la parte de atrás del bar vi una puerta donde antes solo había una cortina,  era la trastienda, que como digo tenía una puerta con un cartel de “PRIVADO”, Pepe abrió la puerta con su llave y la cámara me introdujo en la habitación.

No había nada de lo anterior,  ni cajas, bebidas, nada, en cambio Pepe se había instalado todo un picadero exclusivo para Montse,  me enfoco un sofá de ginecólogo,  una cama de parto,  un banco de trabajo que parecía de un taller de motos pero con un colchón encima y en todas las paredes había multitud de correas y cuerdas.

-Todo esto me ha costado un pastón.-Escuche decir a Pepe.- pero no te preocupes que lo recuperare con creces, ya verás.

La pantalla hizo un fundido a negro y de inmediato volvió a aparecer Pepe,  estaba sentado en una mesa hablando animadamente con alguien.

-Así que le podre hacer lo que quiera,  sin límites.-Decía el hombre con el que estaba hablando Pepe.

-El único límite lo pone el dinero.-Le  contesto él.-

-Si es por eso no es problema, -Replico- eso sí, no quiero después historias de que eso no se lo puedes hacer ni nada por el estilo.

-No te preocupes,  solo te hago una oferta,  si me dejas grabarlo todo en video te hago un descuento de 50€,   y no te preocupes,  tu cara no se verá en el video o la pixelare, ¿de acuerdo?

El hombre asintió y  Pepe cogió la cámara, se la enfoco a él mismo y me dijo:

-Te presento al primer cliente de mi putita.

La cara que vi me hizo dar un salto de la silla,  era “El Gallego” el hombre que en la cena anterior se había mostrado como un Amo dominante con mi mujer.

-Así quedamos en 500€ por hacerle lo que quiera, menos 50 por el video, del que me darás una copia, claro.-Dijo El Gallego”.

Se dieron un estrechón de manos y el video volvió al negro.

Acababa de alquilar a mi mujer a aquel tío, lo que en ese momento todavía no sabía era si el alquiler se había hecho efectivo o estaba por llegar,  mis dudas se disiparon al momento, en cuanto el video continuo.

-Bueno maridito, -Me decía Pepe.- esta tarde estreno la sala,  esta mañana ya le he dado más ración en el café y al medio día también,  ahora cuando venga por la tarde acabare de rematarla.-Reía-.

Como anteriormente en el video se fue a negro y cuando volvió la imagen mi mujer estaba entrando por la puerta del bar. Pepe debía haber dejado la cámara fija en algún lugar pero de manera que se podía ver perfectamente la barra justo en el lugar donde él sabía que se pondría Montse.

Afortunadamente,  pensé para mí,  al menos viste normal.  Efectivamente,  llevaba una camisa y un pantalón tipo chándal, de esos que solo llevan una goma elástica en la cintura.

-Hola Pepe, -saludo ella- hoy no sé qué me pasa,  me noto como con soñolencia.

-Debe ser el calor, mujer.  –Contesto él-

-Ponme un café, Pepe, como siempre.

-Mujer,  si estas cansada tomate algo más fuerte,  además con este calor seguro que te sienta bien.-Le dijo-

El no perdía un momento para llevar a mi mujer hasta donde él quería, así que Montse tuvo enseguida un gin-tonic servido con una buena dosis de ginebra y con toda seguridad del bebedizo.

Ella le dio un par de tragos a la bebida.

-Uf,  esta fuerte.-Exclamo-

-Es para mujeres fuertes como tu.-Respondió él-

Montse seguía bebiendo de su Gin-tonic, la conversación era como siempre intranscendente,  que si el  tiempo,  el calor, el trabajo……

Pero cuando a Montse le quedaban un par de trago del gin, Pepe lo tiro como el que no quiere la cosa.

-No sabes cuánto lo siento. –Decía mientras limpiaba la barra- Te pongo otro a cuenta de la casa.

Montse balbuceaba excusas, que si me tengo que ir a casa, tengo que cosas que  hacer,  pero el segundo gin-tonic, con todos sus ingredientes,  ya estaba sobre la barra y Pepe había salido de detrás de ella y se sentaba a su lado.

Ahora ya no hablaban,  Pepe solo animaba a mi mujer a beber y beber el gin-tonic hasta que no quedo nada de él.

La mirada de Montse estaba, como siempre en estos casos, perdida, como lo estaba ella.

Pepe se levantó del taburete y fue a cerrar la persiana,  estaba claro que iba a sacar más de mi mujer que con la facturación de la barra. Cogiéndola del brazo la hizo levantar a ella también,  llevándola hasta la habitación.

-¿Dónde vamos? –Acertó Montse a preguntar-

-No te preocupes, vamos a pasar un buen rato con un amigo.

-No por favor,  otra vez no. – Suplico ella-

Pepe, evidentemente, no le hizo ni caso y la metió en la habitación, encendió todas las luces y se dirigió hacia ella, sin ningún miramiento, como el que prepara una mercancía le quito a Montse la camisa,  dejando sus tetas al descubierto,  él ni las miro,  se arrodillo y le bajo los pantalones haciéndole levantar las piernas alternativamente para sacárselos del todo.

Solo le quedaban las bragas,  normales, como siempre, para esto Pepe sí que quería  hacer una pequeña ceremonia,  así que de un cajón saco unas pequeñas tijeras y arrodillándose ante ella  cortó primero las bragas entre sus piernas, quedaban así como una falda muy corta.  Volvió a córtalas, este vez en los lados y cayeron al suelo, dejando otra vez a mi mujer completamente en pelotas delante del camarero.

De uno de los cajones saco una mordaza,  una cinta de cuero con una pelota del tamaño de una pelota de golf en el centro de la misma y se la puso a Montse en la boca.

Pepe se retiró para contemplarla a gusto  cuando vio que de entre sus apiernas colgaba un hilo.

-No me jodas que tiene la regla. –Grito- con esto no contaba, joder.

Se arrodillo delante de mi mujer y empezó a tirar del hilo y lo que de allí salió no era precisamente un tampax,  abriendo su vagina apareció un bola de color rosa,  no era muy grande, pero si tenía un tamaño considerable, Pepe continua tirando del hilo y una segunda bola salió del coño de mi mujer,  mi mujer, que nunca había querido hablar de tener juguetes ahora se paseaba por el barrio con unas bolas chinas metidas en el coño.

-Vaya, vaya,-reía Pepe-  nuestra putilla tiene que calmar sus ardores, ¿no?

Tiro las bolas a un rincón y de otro cajón saco una bata de ginecólogo, de esas como de papel y solo se sujetaba por delante con unas tiras de velcro.

Montse ya estaba en el estado en la que sumía aquella droga, así que se dejó hacer,   Pepe le puso la bata y la llevo hasta el sillón de ginecólogo,  la hizo subir y le puso las piernas en los estribos,  quedaba en la posición que alguna vez hemos visto en los ginecólogos,  eso sí,  estiro púdicamente la bata para que no se le viera nada.

-Voy a ver si ha llegado el doctor.-Le dijo a Montse-

Volvió a los cinco minutos con El Gallego,  en ese rato mi mujer ni se había movido del sillón.

-Perfecto, -Dijo El Gallego- la tienes preparada como quedamos, muy bien así me gusta.

-Perfecto será cuando me pagues los 450€.- Le contesto Pepe

El Gallego saco la cartera y de ella unos billetes que entrego a Pepe.

Pepe los conto y le dijo.

-Toda tuya, cuando quieras.

-Hacía mucho tiempo que quería tener algo así,  una mujer para hacerle lo que me dé la gana.-Exclamo-

El Gallego se acercó a mi mujer y le ato los tobillos a sillón con unas correas que tenía incorporadas para este fin.  Pepe se estaba descubriendo como un gran cámara y me “obsequió” con unos primeros planos de las correas y de las marcas que estaban dejando en los tobillos de Montse.

El hombre levanto la bata de mi mujer dejando a la vista su depilado coño,  desde la cena en el bar Montse se depilaba completamente el coño, ni un pelito lo adornaba,  nuevamente Pepe me enseñaba primeros planos de su coño y de ella completamente abierta de piernas en el sillón.

El Gallego le estaba metiendo un par de dedos en el coño, empapado y dilatado como siempre por los efectos del bebedizo.

-Me encanta que este tan mojada.-Decía él-

Sacando los dedos empezó a acariciarle la entrepierna,  las ingles muy cerca de sus labios vaginales.

-No has pensado en marcarla.-Le dijo a Pepe-

-¿Cómo marcarla?, ¿con un tatoo?

-Nada de tatoos,  con un hierro como a las yeguas.-Le contesto

-Podíamos utilizar un sello de esos que se utilizan para lacrar sobres con cera,  es metálico  y si lo calentamos con un soplete de pastelería cojera la suficiente temperatura para que le quede una marca para siempre,-Le explicaba El Gallego.- y si la marcas aquí.-Le decía mientras continuaba acariciando las ingles de mi mujer- todo el que se la folle vera que es de tu propiedad,  piénsate un diseño bonito y lo hacemos.

-No es mala idea.-Contesto Pepe- en cuanto tenga el diseño lo hacemos.

Aquellos energúmenos pretendían marcar a mi mujer como si fuera ganado y tal y como estaban las cosas yo solo podía ser un mero espectador, había perdido completamente el control,  si es que alguna vez lo había tenido.

El Gallego separo los labios vaginales de Montse y se puso a juguetear con su clítoris,  le daba golpecitos  con la uña, lo estiraba,  lo estaba estimulando y cada vez se le veía más sobresalir entre sus labios y más colorado.

Los planos de Pepe iban de la cara desencajada de Montse a su clítoris,  erecto entre sus labios.

El hombre había traído una bolsa y rebusco algo dentro de ella,  vi como sacaba un pequeño frasco de vidrio del que no distinguía lo que contenía pero  un nuevo primero plano me lo descubrió, en el frasco habían abejas!!!!,  El Gallego cogió unas pinzas de la bolsa y vi como abría la tapa del frasco y con cuidado cogía una de las abejas, sujetándola por las alas se acercó nuevamente hasta mi mujer,  con la mano libre separo sus labios y empezó a pasarle la abeja por el clítoris,  Pepe sacaba un increíble primer plano de la abeja aferrándose con sus patas al clítoris y sacando su aguijón.

Con un golpe de abdomen la abeja le clavo el aguijón en el clítoris y al retirarla el hombre se le desprendió el aguijón, lo podía ver bombeando todavía sus veneno en el clítoris de mi mujer.

El Gallego tiro la abeja al suelo y retirándose se dedicó a observar como el clítoris se ponía rojo y se hinchaba, mi mujer daba golpe convulsos de cadera, sin duda por el dolor que debía estar sintiendo, su clítoris se estaba poniendo completamente colorado e hinchado a una velocidad increíble, él le quito el aguijón con las pinzas  y por si fuera poco él volvió a darle golpecitos y a estirarlo, al menos esta vez suavemente, su clítoris parecía un pequeño pene, rojo,  inflado, por los primeros planos que veía parecía que incluso palpitaba.

Él hombre estuvo jugueteando un rato con su clítoris, la inflamación había llegado a sus labios vaginales y todo su coño parecía una pelota, inflado, palpitante,  pero también se veía mojado, muy mojado.

Como digo el hombre estuvo un rato jugando hasta que fue nuevamente a su bolsa a sacar algo,  una botella con un gel lubricante.

Pepe al verlo le dijo que si quería podía utilizar el suyo a lo que El Gallego le respondió:

-Es un gel lubricante que además hace funciones dilatadoras, ya verás como la pone.

El Gallego se puso una ración generosa en las manos,  se las frotaba como si se estuviera poniendo crema en ellas y empezó a amasar el coño de mi mujer y digo amasar porque es lo que parecía que estaba haciendo,  como el que prepara una masa  para hacer pan o pizza,  apretaba con fuerza su brillante coño, metía sus dedos dentro de él, separaba sus labios y yo veía en el video como cada vez los dedos entraban más y más dentro de ella y parecía que cada vez con más facilidad.

Cuando supongo que el hombre pensó que ya estaba bien amasado, rebusco nuevamente en su bolsa y esta vez saco un cilindro de unos diez centímetros de largo y el diámetro de una pelota de tenis unido a lo que parecía una pera de hincharla.

Le metió con toda facilidad la mitad del cilindro en el coño de Montse y empezó a bombear,  efectivamente era una pera para hinchar el consolador, la fue dando a la pera repetidas manchadas,  Pepe continuaba obsequiándome con maravillosos primeros planos,  así como podía ver como el coño de mi mujer se dilataba y dilataba,  por el video no podía saber el tamaño que ahora tenía el cilindro pero parecía haber doblado su diámetro, como mínimo.

El Gallego manipulo una válvula, con un ruidillo  de escape de  aire el consolador se desinflo,   se lo saco y pude ver su coño completamente dilatado, era increíble lo que, como había avisado El Gallego, podía hacer aquel gel.  Es difícil describir lo que se veía en el primer plano que me estaba ofreciendo Pepe,  sus labios vaginales y clítoris estaban completamente inflamados por efecto de la picadura de la abeja,  pero es que el coño estaba completamente dilatado y abierto,  parecía la entrada de una cueva, además, con el flash de la cámara se podía ver todo su interior rosado como nunca se lo había visto,  por si fuera poco todo el coño palpitaba y se abría y cerraba, parecía la boca de un pez fuera del agua, ansiando respirar,  ansiando una polla en este caso,  una polla, que como vi durante el resto del video no iba a tener.

El Gallego se separó de mi mujer para contemplar su obra,  le miraba el coño sin decir una palabra, con un aire muy profesional, cogió el gel y se puso una generosa dosis en sus manos que se froto como si se estuviera poniendo crema para cuidarlas. Se acercó otra vez a mi mujer y metiéndole los dedos en el coño frotaba el gel lubricante por sus paredes,  como si estuviera untando de mantequilla un molde,  al hacerlo, además separaba con fuerza sus paredes,  dilatándola todavía más,  si eso era posible, claro.

“Unto” bien ambas paredes de su coño y entonces empezó a meterle una mano en su interior, metía y sacaba los dedos, mientras rotaba la mano al hacerlo,  cada vez que la metía en su coño entraba un poco más de mano dentro de él, hasta que a la tercera o cuarta rotación toda la mano estaba dentro del coño de mi esposa, sus labios vaginales se cerraban sobre la muñeca del hombre,  nunca ella había tenido una mano dentro del coño,  pero había tantísimas cosas que nunca había hecho hasta ahora.

El Gallego estaba dándole grandes golpes de rotación con la mano que tenía dentro de su coño,  tan fuertes eran que incluso atada como estaba, sus caderas se bamboleaban al ritmo que le imprimía él.  Estuvo así un rato, hasta que sacándole la mano se las volvió a untar con el gel y las puso como si estuviera orando y con ellas en esa posición volvió a apuntar al coño de mi mujer,  no me podía creer que quisiera meterle las dos manos, pero así era, como la vez anterior con una mano, apretaba y giraba a la vez, mientras que imprimía un giro de muñeca, metiéndose en cada envite más dentro de su coño.  Evidentemente le costaba mucho más,  pero él no tenía ninguna intención de parar, había pagado mucho dinero por hacer con Montse lo que quisiera y lo iba a lograr,  además, se le veía en su cara lo mucho que estaba disfrutando.

Y vaya si lo logro,  con un último empujón las dos manos se deslizaron dentro de su coño, podía ver en el video como movía las manos, supongo que también estaba moviendo los dedos dentro del coño de mi mujer,  que por cierto, se estremecía y agitaba lo poco que le permitían las ataduras, no podía saber si ella estaba sintiendo dolor, placer o ambas cosas a la vez, pero por lo que me había dicho Pepe,  apostaría porque era esto último y mucho de ambas cosas.

No estuvo mucho rato con ellas dentro,  movía sus manos pero enseguida se las saco,  su intención era metérselas y una vez lo había conseguido no necesitaba nada más.

Retiro las manos del coño y sin decir una palabra, tal como había  venido, recogió sus cosas y se fue. No sin antes decirle a Pepe.

-Lo he pasado muy bien,  volveré a alquilarla, piénsate lo de marcarla a fuego, si te interesa te pagare muy bien por hacerlo yo.

Dicho esto, salió por la puerta con sus cosas.

Pepe quedo a solas con Montse todavía atada al sillón de ginecólogo,  le quito  ligaduras que la mantenían con las piernas abiertas y la bajo del sillón,  pero ella no se mantenía de pie,  no podía cerrar las piernas de cómo tenía el coño, así que la cogió en volandas  y la llevo hasta el banco de trabajo, me pareció que mi mujer emitía una súplica,  pero con la mordaza que todavía llevaba no se la escuchaba y entendía, pero, aunque lo hubiera hecho, no le hubiera hecho ni caso.

La llevó, como digo,  hasta el banco de trabajo y la puso de rodillas en él,  el banco estaba acolchado para que no hicieran daño las rodillas,  todo un detalle por su parte teniendo en cuenta todo lo que le estaban haciendo pasar, Pepe le quito la mordaza que todo el rato había llevado puesta, se bajó la bragueta y se sacó la polla dura como un palo, había dejado la cámara sobre una mesa enfocando un primer plano de la cara de mi mujer para que pudiera ver cómo le chupaba la polla con toda claridad,  le metió la polla en la boca y sujetándola por el pelo le follaba la boca, le cogía la cabeza con ambas manos y se la movía para que se la chupara bien, supongo que estaba muy excitado por todo lo que había visto antes, porque se corrió enseguida en su boca, como estaba boca abajo, toda la leche le resbalaba cayendo de su boca,  se la saco todavía goteante y se la limpio por su cara.

-Que buena era, que bien me lo haces pasar y cuanto voy a sacar de ti.

Le dijo, bueno, más bien nos dijo, mientras se metía la polla nuevamente en los pantalones.

En el video pude ver como Pepe vestía nuevamente a mi mujer con el chándal,  eso sí,  sin bragas y mirando a la cámara me decía.

-Bueno,  ahora hay que devolverla a casita,  pero no te preocupes,  no voy a dejar que vaya sola en este estado,  he llamado a unos amigos míos para que te la dejen en casa,  eso sí,  como no podía pagarles no sé cómo se cobraran el servicio.-  dijo mientras soltaba una risotada final.

El video volvió a negro para volver a la imagen en unos segundos y vi como tres chicos de unos veinte años se llevaban a mi mujer casi en volandas.

-Tratarla bien, es toda una señora. – les dijo en tono burlón.

-No se preocupe señor Pepe.- contesto uno de ellos- se la vamos a cuidar muy bien.

Pepe miraba la cámara nuevamente dirigiéndose a mí.

-Bueno maridito,  pues hasta aquí por hoy,  lástima que no sepamos lo que le van a hacer estos tres muchachitos a tu mujer, pero no te preocupes, he creado una página web donde podrás ver todos estos videos. Ya hablaremos.

Y así acababa el video,  mire rápidamente la página web  que me había indicado Pepe y efectivamente,  allí estaba ella,  fotos, videos, en todas con la cara al descubierto, las tres sesiones que había tenido con ella estaban en esa web donde la ofrecía como puta sumisa para todo, “como se puede ver”.  Estábamos en sus manos y a su disposición como él quisiera.

Hace unas semanas que no tengo noticias de él, no sé si es porque no me lo dice y sigue disfrutando de mi mujer sin decirme ni enseñarme nada o es que no ha planeado nada nuevo,  pero estoy temiendo y deseando a la vez una nueva llamada de  él.

Si se produce os lo volver a explicar