En el BAR de la ESQUINA

Con la lengua recorrí su talón, el arco y a cada dedo de sus pies los fui engullendo y lamiendo; los fui saboreando como pequeños chupetes que me sabían a gloria.

En el BAR de la ESQUINA

Ese bar en cuestión es de un amigo mío, quedaba en una esquina del mero centro de Tegucigalpa.

En este lugar no hay discriminación a gay, bisex, heteros… incluso llegan trans.

Por lo general es una concurrencia muy florida, Yo lo visitaba desde hace muchísimo tiempo; nunca había tenido la oportunidad de hacer verdaderos ligues hasta que mi amigo tomó la batuta del lugar y lo compró.

Mi amigo no es gay, muy heterosexual; pero es bueno en los negocios y pronto se dio cuenta que la clientela gay le deja mucha plata, no solo por lo que consume; sino, por lo invita a machos que llegan al lugar.

Yo soy gay, pero no como decimos aquí plumudo; o sea que no aparento serlo a menos que me interese un individuo y quiera seducirlo.

Mi método es alabar lo bueno que tiene el macho en cuestión y si acepta los cumplidos puedo continuar; sino, allí para el tren.

Pues era un día Jueves, día que me encanta para tomar unos coctelitos, una cerveza o un aguardiente si se da la ocasión o dependiendo de con quién esté departiendo en la mesa.

Esa tarde, después del trabajo fui al bar de mi amigo y no había casi clientela; solo dos tipos que tomaban solos, cada uno en su mesa y Yo que me coloqué en la barra para charlar con Guillermo el dueño.

Este Guillermo era un chavo más bien bajito, cuerpo fornido; Yo lo miraba, parecido a Popeye, bajito, fornido y cariñosito como le decía Yo.

Muy hetero siempre, además del bar tenía un negocio de forjado de hierro en donde hacía fuerza a lo bruto y de allí el desarrollo de músculos bien definidos, pero no de gym.

Con Guille, estaba platicando; cuando entra un cliente amigo del dueño y lo saluda muy efusivo, me lo presentan como Miguel; alto, delgado, piel trigueña, pelo negro, ojos grandes y muy brillantes; me llamaron la atención.

Al darme la mano, wawwww su mano era triple grande y acolchada.

Solo de imaginarme en ese instante como sería su verga, comencé a fantasear con él.

Ese día en particular estaba muy caliente, ni una paja había podido hacerme en toda la semana.

Miguel tomó cerveza y Yo lo acompañe con una que me invitó.

El lugar comenzó a llenarse y cada vez el ambiente se animó más y más.

Ya había anochecido y colocaron el Kareoque, con lo que algunos comenzaron el show.

Miguel y Yo seguíamos departiendo y llevábamos unas tres cervezas cada uno, cuando Miguel sin prevenirme de nada me acaricia con el dorso de la mano la oreja y el cachete.

Yo volteo a ver quién es, pues lo menos que puedo imaginarme es que sea Miguel ya que lo vengo conociendo.

Pero en efecto, Miguel me está acariciando la mejilla con el dorso de la mano y Guillermo que está al frente de nosotros lo queda viendo y le dice: “Hey Miguel, que ondas??; se te pasaron las birrias o qué te pasa?”

Miguel solo atina a decir: “No, nada y hace como si no hubiera hecho nada”, Yo miro a Guillermo el dueño y solo levanto los hombros en señal que no se qué ocurrió.

Miguel vuelve a hacerlo y esta vez sin importar quien está allí presente, se acerca a mi oído y me lo lame.

MMMM esto está raro, este chavo o le vale madre lo que piensen de él, es gay abiertamente fuera de closet ó está cruzado (droga y alcohol).

Guillermo lo mira y le dice que no sabe que está haciendo, que nunca lo había visto comportarse así; por suerte estamos en la orilla del bar pegados a una pared y es fácil que nosotros miremos a los demás, pues la mayoría está en lo del Kareoque y no nos presta atención.

Yo me pongo nervioso, es la primera vez que allí; alguien hace pases tan directos con migo.

De coquetear allí dentro no había pasado, pero ahora; Miguel volvió a lamer mi oreja y ahora con su mano, pasa a acariciar mi hombro y la parte alta de mi espalda, estábamos sentados en unos tauretes altos sin respaldar y por mi posición un poco hacia la derecha, para ver el área en donde cantaban; él tenía acceso a parte de mi espalda sin que lo vieran.

Bueno, Guillermo desde adentro del bar lo miraba todo.

Y dirigiéndose a Miguel, le dice que nunca lo había portarse así; que ¿qué es lo que te ocurre? Y este le dice: “Este man me gusta, eso es todo lo que ocurre”.

Yo me sorprendí de lo directo, Guillermo me dice; pues como que tienes novio nuevo, a éste man no lo había visto así nunca.

Aquí solo liga con mujeres, es la primera vez que se quiere levantar a un tipo y como que eres el suertudo.

Pues te diré que mi tipo no es, es muy delgado; voz sabes que a mí me gustan los de cuerpos algo gruesos sin ser gordos.

Todo esto lo dijimos en un acercamiento mío por sobre la barra, sin que Miguel escuchara.

En esto estábamos cuando de un solo siento que me jalan a sentarme, oprimiendo mi pierna hacia el taurete.

Es Miguel que me había sentado y me preguntaba: ¿Qué tanto hablas con Guillermo?

Pues del que canta le dije.

MMM a mi me gustas tú y no quiero que hables con nadie.

No mijo, le respondo; YO aquí entré solo y solo estoy bebiendo, tu estas a mi lado y nada de tu propiedad soy; ¿Está eso claro? y repetí mi pregunta con gran énfasis.

Miguel me queda viendo con cara de interrogación y recelo.

Sí, responde está claro; pero no me gusta que hables con nadie más, tú me gustas y quiero que solo con migo hables.

Muy pocas cervezas para esa reacción me dije, este se cruzó.

Como pude me cambié de lugar y seguí con otra cerveza para irme.

Guillermo me hizo el pique para la salida y pronto llegué a mi casa.

Un poco loco el chaval me decía.

Llegó el Sábado y como salía al medio día del trabajo y Guillermo me llamó para decirme que pasara a penas salir del trabajo que tenía algo que contarme, llegué a eso de la 1:30 p.m.

Ni me había sentado cuando Guillermo me paso una cerveza y le dije: “¿Y esto?”.

Pues te dejaron pagadas 5, ¿Cómo así, quién?

Pues el Miguel te dejo pagadas 5 el otro día que vino, lo tienes bien enganchado.

No, Yo a ese no le he dicho nada de nada; más bien me da un poco de miedito el tratarlo.

A mí no me gusta la gente que se cruza.

Mira Luis, Yo le pregunte al Miguel: qué porqué se había puesto así, que nunca lo había visto tan tomado con tan poco.

El Miguel me dijo que había tomado un medicamento que él no sabía que era indebido tomar alcohol al consumirlas.

Y que solo eran unas dos píldoras para la rinitis.

Pues, le dije que no solo lo habían elevado; sino, que le había cambiado el curso de las hormonas, pues a él nunca le he conocido pases gay; me dijo Guillermo.

Pero más me asustó lo que Miguel me contestó, me dijo Guillermo.

Y cómo así le dije.

Bueno, el asunto es que Miguel me dijo que las medicinas lo habían puesto un poquito japi (hapy); pero que la neta al verte le gustaste y que es la primera vez que a él le gusta otro man.

Yo me asuste dijo Guillermo, este tipo ha salido con migo y es bien macho; le fascinan las cuquitas y eso me consta.

Bueno, es casado desde hace tiempo y Yo soy amigo de la mujer y de un par de amantes que tiene; me dijo Guillermo.

Así que voz lo viniste a exponer nuevas sensaciones, a eso de sentirse atraído por otro hombre y que para él sos el tipo más guapo que ha visto en su vida.

O sea que lo tienes bien enganchado al ala.

Jajajaj jajajajajjaja jajajajjajjaja

Fue carcajada abierta la que me tire, no podía creer lo que escuchaba.

¿De veras, eso es paja la tuya?

No Luis, es verdad; el hecho es que te dejo pagadas las 5 cervezas y me pidió que cuando vinieras lo llamara para venir a verte.

MMMM eso no lo vamos a hacer hoy.

Déjame pensarlo, como te dije Guillermo; él tipo me da algo de miedito y eso es algo que no me ocurre muy seguro y voz me conoces como soy.

Sí, claro; voz me decís si le aviso que estas aquí, ok?

Ok, hay te aviso.

Pues la tarde pasó muy animada, llegaba y salía gente del bar y nosotros platicando de una y otra cosa.

Yo solo me tomé una cerveza y a eso de las seis de la tarde de ese Sábado llega Miguel y me encuentra allí.

Saluda con algo de timidez, me pregunta si se puede sentar a mi lado en la barra.

Yo le digo que sí, que no hay problema.

Pide un trago, luego me dice que si quiero una cerveza, qué el me la invita.

Se la acepto y al llegar la cerveza me dice:

“Luis, el otro día me comporté un poco mal, espero que me disculpe”

Miguel, no hay problema; no ocurrió nada malo, solo que se puso un poco molesto por la insistencia.

Es que la verdad eres el primer hombre que me ha gustado y te lo digo ya, de un solo; la neta es que a mí me van las hembras, pero con tigo es diferente.

Yo te quiero aclarar algo le dije a Miguel, Yo no me siento mujer; soy un hombre que me gustan los hombres, Yo tengo muy claro lo que soy y lo que me gusta.

Pues la verdad Luis, Yo he tenido bien claro lo que me gusta en el sexo y es las mujeres; pero como le dije a Guillermo que me conoce y volteando a ver a Guillermo pidiendo su intervención a lo que Guille asintió y dijo que lo conocía de años, desde antes de que se casara y que solo hembras y muy hermosas, que hasta había rehuido la amistad de gays.

Volvió Miguel a verme y me dice: “¿Puedo?” y acto seguido toma mi mano en la suya y me dice: “realmente me tienes impactado, me gustas de verdad”.

Uffff, esa charla me estaba haciendo sudar.

Este tipo sí que me pone nervioso, me dije.

Le quite la mano y le digo, deja, que te van a ver y que van a pensar.

No me importa lo que piensen, a mi me gustas y eso es lo que me importa a mí.

Huuy, debes tener más cuidado; en este país todavía hay que muy cuidadosos para hacer algunas cosas, ponte a pensar que algún chismoso vaya con la plática a tu esposa o a alguna de tus queridas, se te armaría un escándalo que no vale la pena.

Para mí vale la pena, realmente estoy interesado en ti.

Mira Miguel, vamos a llevar esto un poco más lento; primero debemos conocernos y luego veremos.

Ok, si eso es lo que quieres; está bien; pero piensa en mí como si fuéramos novios, porque Yo así quiero que me sientas.

Voy a pensarlo Miguel, esto es rápido para mí, dame tiempo y veremos.

Ok, me dijo; vamos más despacio, pero ya sabes que lo mío es serio; nunca me había pasado algo así y quiero estar con tigo.

En eso se levanta al baño y se me acerca Guillermo.

Wawww, eso de novios y todo está serio; como que de verdad le moviste el tapete a este, cuídate porque Miguel calza grande.

¿De verdad?, Sí man, la verga de este es como de 12 pulgadas; jajajaja mira que hemos estado cogiendo a chavas en el mismo cuarto y la mía parece de niñito al par de la de este tipo.

A las mujeres las hace bramar de lo grande que es y no solo eso, es gruesa.

La noche pasó tranquila, Miguel de vez en cuando me tomaba la mano, otras me rozaba la mejilla, me pasaba el brazo y diré que me hizo sentir muy cómodo y protegido.

Intercambiamos números de cell y nos despedimos por esa noche, insistió en llevarme al taxi e incluso lo pagó.

No había llegado a la casa aún cuando me llama Guillermo.

Man, a este tipo lo tienes como con agua de calzón, está que brinca de feliz, dice que le prometiste pensar en que fueran novios.

¿Es verdad?, ¿vas a andar de novios con el Miguel?

Ya te veo ensartado por ese, jajajajja ja ajajajajajajjajajaj ajajajjaa

Deja de chingar Guille, si, le dije que lo pensaría y te diré que si es así de cariñoso siempre como lo fue hoy, me voy a enganchar.

Además, me sigue dando algo de temor.

Mira Luis, es buen tipo; Yo lo conozco desde hace más de diez años y me agrada que si este se va a meter con otro chavo, que sea con voz; se van a llevar bien.

Hasta les puedo prestar el ático del bar para sus cochinadas, jajajajajja cámara les voy a montar. Jajajajajjajaja

No chingues, sos morboso jodido.

Ok, hablamos mañana; ya llegue a casa.

Al medio día del día siguiente me llama Miguel, para preguntar cómo había amanecido y que si nos mirábamos por la tarde.

Le dije que sí, que nos viéramos donde Guille y que platicáramos sobre nosotros.

Llegue y él ya estaba allí, me saludó con un fuerte abrazo y me sentó en una mesa de esas en que uno queda junto al otro (tipo meza de campamento).

Comenzamos a charlar y sin preguntarnos, Guille nos pone un par de cervezas y dice: “pa los novios” y se ríe un poco picaron.

¡Ya vas voz a empezar! le dice Miguel.

Y no que van a ser novios, ¿fue o no fue lo que me dijiste a penas entrar?

Miguel se ruborizó frente a mí, me pareció muy tierno y fue cuando Yo intervine y les dije: “Eso hay que verlo, primero el caballero aquí deberá pedirlo”.

Miguel brincó en la banca, poniéndose de frente a mi dijo: “¿De verdad?, bueno Luis ¿Te gustaría que fuéramos novios?

Claro que si, fue mi respuesta.

Sin esperarlo, tomó mi cara entre sus manotas y me dio un beso bien sabroso, vale más que estábamos en un lugar que quedaba oculto al resto del bar y que éramos los únicos en ese salón.

Guille le dio la mano a su amigo y dijo: “Bueno, como que voy a ser el padrino de esta unión”.

Miguel estaba contento y lo demostraba, fue más discreto que la vez anterior ya que a medida hablamos; planteamos que él tenía mucho que perder ya que estaba casado y las queridas y todo eso.

Me dijo que a su esposa no la dejaba, que él la quería y que a mí me quería también; pero son cariños diferentes y me pidió comprensión.

Yo estaba claro con eso, a lo que agregó que a las queridas como Yo las llamaba, las iba a dejar y que ya estaba completo.

Me sentía flotando, que sensación más rica; hasta el miedito que me procuraba había comenzado a desaparecer.

Pasaron como dos semanas y no habíamos tenido sexo, realmente se estaba tomando en serio lo de ir más despacio y estando en el bar de Guille, me propuso que pasáramos la noche juntos y todo el fin de semana ya que su esposa estaría afuera donde su familia.

Y así fue, pasamos la tarde donde Guille y luego nos fuimos a un hotel cercano.

En la recepción ya están acostumbrados a parejas gays y no hicieron gesto alguno al vernos entrar, pero el encargado saludó a Miguel con familiaridad y luego este me dijo que allí iba él con algunas chavalas y que era la primera vez que iba con otro tipo.

A penas entrar al cuarto, Miguel comenzó a besarme; me arrinconó contra la puerta y tomó mis manos en una de las suyas y las levantó; su boca me besaba en la boca, el cuello y lamía mis orejas.

Eso me causaba escalofríos, se sentía sensacional; luego comenzó a desabrochar mi camisa, sus manos ahora también acariciaban mis costados y la espalda; mientras escuchaba su respiración agitada.

Sus manos estaban algo frías, su piel al frotarse contra la mía se sentía que ardía en contraste a sus manos.

Mis ropas fueron desapareciendo y él besando cada tramo que descubría.

Nos subimos a la cama sin despegar su boca de mi piel, quede en unos bóxers ajustados que llevaba puestos, al estar así; él intentó quitarse su camisa y Yo no lo deje.

Fui Yo quien lo fue desnudando esta vez, a medida quitaba una prenda; iba conociendo ese cuerpo delgado y que al estar cubierto no se notaba lo hermoso que era su fibrado cuerpo, nada que ver con lo que aparentaba al estar tapado por toda esa ropa.

Su pecho no era enorme, pero si estaba durito y bien marcado por un par de aureolas que formaban sus pezones cafe oscuro y que se me mostraban apetitosos, los lamí, los mordí y succioné.

Así mismo comencé a bajar por su torso y al llegar a su ombligo, encontré un caminito bien marcado de pelos que me invitaban a seguir bajando; pero me entretuve en ese agujerito que causaba algo de cosquillas a mi hombre.

Saqué su faja (cinturón) y primero salieron sus jeans, luego sus calcetines y pude admirar un par de pies bien definidos, talones anchos, un arco bien marcado y sus dedos largos, rellenos de la carne suficiente para verlos bien gruesos y apetitosos.

Con la lengua recorrí su talón, el arco y a cada dedo de sus pies los fui engullendo y lamiendo; los fui saboreando como pequeños chupetes que me sabían a gloria.

Mi boca comenzó a bajar por sus pantorrillas y luego sus piernas, en cada parte que iba descubriendo; iba absorbiendo como si mi boca fuera cámara fotográfica, la textura y firmeza de cada músculo, cada vello de sus piernas eran grabados en mi mente.

Cuando había llegado a la altura de su pubis, no quise tocar su verga ni sus huevos; pase de lado pero sin dejar de frotar con mi mejilla su grueso y firme tamaño por sobre el bóxer que llevaba.

La punta de su verga estaba marcada por un resumen de precum que manchaba la superficie de la tela del bóxer, subí hasta sus tetillas y luego comencé a bajar y esta vez con mis dientes, tomé el elástico de sus bóxers y comenzaron a bajar.

Mis manos se metieron bajo su trasero y así me ayude a bajar esa pieza de tela que me separaba del tesoro que Miguel me estaba entregando para mi placer.

Su pija saltó como rayo desde el interior del bóxer, se colocó apuntando directamente a mi cara; invitándome a comerla.

Saque aquel estorbo que eran sus bóxers y comencé a lamer sus bolas, eran unas bolas grandes, ricas al peso; llenas de pelos que se enredaban en mi lengua y jugaba con ellos al jalarlos y ver como su escroto se estiraba y bajo esa piel unas bolas grandes sobresalían.

Al ver más detenidamente el vergajo de Miguel, pude comprobar que su tamaño es impresionante y mucho más visto desde abajo para arriba, pareciera que no tiene fin de lo largo y ancho que es.

Subí por su tronco con mi lengua degustando su sabor.

Al llegar al glande, descapuche esa cabeza y pude comprobar cómo estaba de bien lubricado; era una sopa completa de fluidos y aroma masculino, un resumidero de esencia de macho y placer.

Poco a poco fui deleitándome con ese manjar que era su esencia de macho y mis pupilas gustativas aprendían a conocerlo por su esencia vital.

¿Asco?, no; para nada.- Todo lo contrario, un enorme placer comenzó a invadirme, podía sentir mi propia verga saltar en el interior de mi bóxer y pedir atención urgente.

Mi boca se llenó por completo con esa gran cabeza que me sabía a gloria.

Nunca había sentido un sabor tan exquisito en un hombre, este sí que era mi hombre.

La verga de Miguel no me cabía toda, más de la mitad estaba afuera de mi boca y comencé a dar lengüetazos en su frenillo y a mamarla como biberón.

Que delicioso chupete tenía allí, lo tomaba en mi mano y lo masturbaba; mientras mi boca succionaba como ventosa en su glande, quería extraer todo lo esencial que existiera allí dentro y deleitarme con cada gota de su ser.

Sus manos me acariciaban la cabeza, mis hombros y haciendo flexión; llegó a alcanzar mis nalgas y poco a poco fue quitando la única prenda que cubría mi anatomía.

Caricia tras caricia, Miguel me colocó de tal forma que su boca alcanzó mi ano y comenzó a jugar allí.

Podía sentir como su lengua raspaba mi trasero y mi orificio anal para luego dejar que sus dedos me acariciaran mi fruncida entrada posterior.

Sus manos me estrujaban las nalgas, su boca y nariz hurgaban en mi cueva, en la raja de mi culo y comenzaba a lamer y a querer perforar con su lengua mi trasero, mi ano cedió y su lengua me penetraba y seguía entrando cada vez más.

Vibraciones cubrían mi cuerpo, mi piel se enchinaba de lo sabroso que me hacía Miguel allí atrás.

En un momento, mi garganta se agüecó y dejo que la mitad de la verga de Miguel entrara por mi boca y una buena parte fue a dar después de mi campana.

Él estiro sus piernas en señal de estar disfrutando la caricia que mi garganta le proporcionaba al abrigar su tolete en su interior y apretarlo fuertemente por su grosor.

Su boca se adhirió a mi culo como ventosa y comenzó a meter su lengua lo más hondo que pudo, mi esfínter estaba totalmente dilatado y solo empujándome hacia adelante y él saliendo de debajo de mí, con ayuda de toda la saliva que había quedado en mi trasero Miguel colocó su pija y poco a poco, punteándome con su verga; esta fue entrando en mi bien dilatado culo.

Yo estaba en cuatro, tipo perrito y él acariciaba mi espalda y me la besaba; su verga no entraba completa, pero en cada entrada que hacía; su pija ganaba milímetros en mi interior.

Sabroso fue sentir como Miguel se tomaba su tiempo para penetrarme, para hacerme sentir rico con ese poste de dura carne en mi parte más profunda y como si fuera despegando mis intestinos, su glande se abría paso más profundo aún.

Sus piernas separaban aún más las mías y con un pequeño avance de su parte, pude sentir como me taladraba más adentró con su cincel grueso y caliente.

Yo bufaba de tanto placer, él se agachó sobre mi espalda y con su mano derecha tomó mi verga y comenzó a darme un lento, pero sabroso pajazo.

Luego nos tumbamos de lado, con ayuda de su pierna; Yo alcé la mía y enredándonos comenzó nuevamente su vaivén, era sabroso sentirlo allí detrás de mí, moviéndose, mordiendo mis hombros y acariciando mi pecho.

Luego me montó boca abajo y pude comprobar su peso completo en todo mi cuerpo, por breves instante se quedó inmóvil; luego fue un movimiento rotatorio de sus caderas que me demostraban cuan profundo estaba en mí.

Su gruesa verga rozaba todo mi interior y el glande en lugares nunca antes alcanzados por nadie.

Luego se giró sobre su espalda y todo esto sin sacar un ápice de su masculinidad de mi trasero, mi trasero se estaba convirtiendo en un goloso de su virilidad; me estaba enseñando todo lo que me había perdido al no conocerlo hasta aquella noche en el bar.

Quedé arriba de él, completamente acostado sobre su pecho y separándome las piernas Miguel inició un movimiento de bombeo que me hizo ver las estrellas, pues con su verga estaba golpeando exactamente en mi próstata y la estaba haciendo sentir nuevos brillos, era como estarla frotando con un foco de mano, pero recubierto de terciopelo y mullido a la perfección.

No fue mucho lo que aguanté, le dije que estaba por venirme; que parara y no me hizo caso, siguió dándome pija en mi trasero y frotándose en mi interior.

Siguió y siguió dando duro y parejo, no dejo que me despegara de él y en un momento sin retorno comencé a disparar al aire todo mi cargamento de semen y como chorros al aire al caer salpicaban mi pecho, mi cara y la de Miguel.

No tengo idea de cuantos chorros serían, fueron varios y bien abundantes, la verga de Miguel seguía dentro de mí, al sentir que Yo había terminado de apretar su pija con mis esfínter; Miguel sacó su vergajo y comenzó a batirlo con migo arriba de él aún.

Tras unas breves y fuertes sacudidas él también lanzó su leche sobre mí, su brazo izquierdo me aferraba a su anatomía y el brazo derecho daba los últimos apretones a su verga.

Al terminar, me pidió que me quedara así un momento; luego descendí y lo abrace.

Mi cara quedó en su pecho y mi pecho lo embadurnó por completo de nuestros fluidos y él me acarició el pelo.

Luego colocándose de lado frente a mí, me besó de la forma más tierna que nunca sentí y abrazándome muy fuerte me invitó a bañarnos juntos y a refrescarnos un poco, para poder descansar.

Esa noche o mejor dicho madrugada, dormimos juntos por primera vez y amanecimos abrazados al amanecer.

Salimos del cuarto casi al medio día y nos dirigimos a almorzar, en la recepción dejo pagado el fin de semana completo ya que íbamos a volver.

Espero les haya gustado, los nombres y algunos lugares son cambiados por el bla bla bla bla que ya saben.

Gracias una y mil por sus opiniones y correos de apoyo, así también por los negativos; de los cuales aprendo mucho también.

LUDAVAGI

Joanve09@gmail.com