En el baño...del Comerciante

Situación inesperada...y un empezar a dejarse llevar....

Lo que siguió a aquel primer encuentro en los baños del Jardín Japonés fue una vergonzoza seguidilla de intentos frustrados, huídas, indecisiones y descargas masturbatorias llenas de culpa y calentura. En muchos baños encontré acción, pero al primer ruido, interrumpía y me salía. Otras veces deambulaba por lugares de cruising e histeriqueaba sin ton ni son, dejando pasar oportunidades de hacer algo sin saber muy bien por qué.

Síndrome del closet? Miedo a descubrir dónde podría llevar la situación? Un "vamos a la cama" susurrado apenas me hacía salir disparado a los confines de mis dudas y alli me quedaba hasta que me volvía a animar a intentar algo.  Esa tarde justamente habia estado a punto de...nuevamente, pero la intrusión de un extraño que insistía en presenciar lo que alli acontecía me hizo abandonar la escena rápidamente. Caminaba rumbo al coche mientras disimuladamente disfrutaba del olor de la verga que habia estado acariciando antes del molesto tercero en discordia, justo donde lo habia estacionado descubro un quiosko y encaro para comprar alguna golosina.

Primer detalle, no recordaba haber visto quiosko alguno al dejar el auto alli. Segundo detalle, hacia calor y realmente no se por qué se me ocurre comer algo dulce. Y último detallecito, ni por casualidad habia observado al comerciante que desde el otro lado del cristal me preguntaba en aquel preciso momento que quería. Que que quería? La repentina catatonia vino con  una explosiva revelación. Por vez primera, y a plena luz del día me encontraba frente a frente con un hombre con el que había tenido...algo...como lo que relataba anteriormente. Algo calenturiento y pasajero. Algo rodeado del morbo de un baño oscuro cuyo piso acarreaba demasiadas eyaculaciones como para intentar siquiera calcularlas. Como otras veces, me había fugado de la situación, no recordaba bien por qué...pero recordaba su rostro viéndome, no había cerrado los ojos, me gusta mirar como me la chupan había dicho.

Y ahora me preguntaba que quería. Y mis angustias habían fantaseado con algún momento como ese. Con encontrarme con alguien conocido en alguna catacumba sórdida en un escenario diferente y luminoso. Y mi fantaseo solucionaba la situación con un mutis por el foro automático y por cierto muy veloz.

De cualquier forma, el sentimiento imperante en esa circunstancia imaginaria era el miedo. El salir rápido de allí y ponerme a resguardo de la certeza que alguien iba a tener que mis calenturas iban mucha más allá de las faldas. En medio de la catatonia que apenas me dejaba respirar, me encuentro con que no había miedo, ni sensación previa de huída, ni nada de eso, me había asaltado indefenso la sorpresa y una calentura descomunal, que obviamente no estaba en condiciones de manejar ni decorosa ni naturalmente.

Caramelos. De esos. No no, esos, los de la derecha. Si si, diez pesos. Te veo cara conocida, ah si? Vos tambien? Ah creía que...disculpame, no tenés un baño que pueda usar?

Y el muy pelotudo principiante recurre al baño, así de limitados eran mis recursos funcionales. Nervioso como estaba, calculo me dejó pasar de lástima, como quien no abandona un perrito en plena calle cuando llueve.

Por aca? sisi, gracias, si la luz si, gracias, el muy imbécil y sus gracias. Y alli me senté, en la penumbra porque la luz no la encendí, tomando aire, sin saber qué mas hacer, como seguir, contando los pasos a la puerta de salida. La puerta entreabierta, como llamándolo, pidiendo ayuda para un bobo excedido en calentura e irresoluto al hartazgo. El ruido de las llaves en la puerta del negocio me arrancó de mis cavilaciones, podría ser posible qué?...

Oí sus pasos llegar y detenerse cerca del baño, pero entrar no entró. Sabía que era exagerado lo que estaba tardándome,pero él no iba a venir a pedirme explicaciones obviamente. Sentía, o creía sentir su presencia alli, a unos dos metros de mi pobre indecisión. Ni los pantalones me había bajado, así que decidí salir de allí y conseguir una salida digna, por segunda vez con este sujeto, obviamente nunca más frecuentar ese barrio, obviamente.

El estaba allí, mirando fijo. Si que me acuerdo de voz me dijo. Sos el del baño de la estación Florida no? Te fuiste. Y sonrió justo cuando quise pasar tímidamente entre su cuerpo y un mueble que ocultaba la puerta del pequeño toilette. Ambos cuerpos no cabían en un mismo espacio. Nos trabamosintencionada y torpemente. Si era yo susurré. El corazón se me saltaba del pecho, el comerciante anónimo me lo hizo fácil, escondiendo su rostro contra mi hombro evitando la conversación con miradas incluídas. Perdoname que me fuí, soy un boludo no?

Si que era un boludo, pero un boludo recaliente en ese mismo momento, asi que decidí seguir la conversación buscando con mi mano su entrepierna, como para no conversar mucho más se entiende?

No solo no estaba preparado para encontrarme a plena luz del día con alguien a quien le había tenido la pija en la boca, huyendo en plena chanchada, sino que muchísimo menos me esperaba que su rostro se levantara de improviso, y me asaltara los labios con una boca atrevida y beligerante, una boca besadora insolente y procaz.

Allí estaba yo, sosteniendo un voluminoso miembro masculino, y siendo besado por el tambien masculino poseedor del mismo. Besar un hombre? Nunca pero nunca se me había ocurrido que aquello fuera posible. Mierda, y al primer arrime de su lengua, la dejé entrar, cerre los ojos y abrí lo demás. Donde iba aquello, sólo sé que iba corcoveando a lomo de mi calentura increíble. Como pude desabroché su cinturón, su cierre, su jean liberó el pedazo de carne húmeda que mi mano reclamaba. El beso aquel ya era algo serio por cierto. Su cuerpo me presionaba contra la pared del baño, como habia llegado de nuevo dentro del baño, sus manos me acariciaban como nunca me lo habían hecho. Tanteaban mi espalda, investigaban mis tetillas,

sobaban y apretaban mis nalgas. Aire a presión, jadeo voraz, saliva deliciosamente abundante, las lenguas jugando, succionando y siendo succionadas,mis dedos le aprisionaban la verga y le masturbaban violentamente.

Sentí mis pantalones deslizarse al infinito, me sentí desnudado, un cierto escozor, sabia que mi pija goteaba y soltaba liquido en la mano que  la acariciaba. No quería parar ahora, seguí besando, no quería irme ahora, seguí respirando como pude. Aún cuando sentí que abandonaban mis labios no quise abrir los ojos. Su boca fue directo a mi pene, juro que nunca habia pensado en que semejante volcán, podría hacer erupción de tal manera allí abajo.

Sus manos seguían jugando con mis nalgas ahora desnudas, su boca me comia con desesperación. Hubiera querido sinceramente ser capaz de aguantar aquella tormenta de lengua un poco más, inútil, involuntariamente comencé a eyacular como nunca, nunca había gritado, aquella vez lo hice.

Agh por favor...me matas hijodeputa. Las piernas se me aflojaron, la pared me sostuvo por suerte. y mi carne seguía aprisionada en aquella abertura caliente y provocadora. Sentí su lengua acariciar el glande. Todo mi fluído yacía dentro de aquella boca inmensa y sabrosa. Percibí como lo dejaba caer al suelo, un suspiro mas, aquel orgasmo monumental que me habían regalado no me permitió darme cuenta cuando

mi dulce comerciante se habia derramado sobre mi mano y aún sobre mi muslo. Por lo menos en pleno paroxismo orgásmico había seguido pajeándolo, aunque no lo recordaba obvio. Tratamos torpemente de limpiar todo aquello.

Nos sonreímos, me tengo que ir. Ok no problem, nos vestimos rápido y en silencio. Me abrió la puerta y me zambullí al auto y de allí al tráfico anónimo que me rescatara de mis calenturas incontenibles y hoy, al menos, gratamente satisfechas.

A diferencia de otras huídas....ahora sabía donde podía volver y que podía encontrar. Aunque en mi apuro por escapar de la culpa, me olvidé preguntarle el nombre...