En el baño de mujeres

El más delicioso placer, las caricias de una mujer. La boca de una mujer. La lengua de una mujer.

Hola, me llamo Vanessa, soy morena clara, no muy alta, y voy mucho al gimnasio, por lo tanto tengo un cuerpo muy bien torneado, con glúteos grandes, muslos fuertes y abdomen plano. Tengo el cabello café, largo y lacio. Lo que les voy a contar es una experiencia que me sucedió no hace mucho tiempo.

Era verano y el ciclo ya estaba por cerrar. Iba a la escuela diariamente, con mi uniforme, hacía tarea y lo mismo que hace una niña de esa edad. Desayunaba con mis amigas, era muy feliz. Tenía días notando que una alumna de universidad, unos 2 o 3 años mayor que yo, siempre me veía. Se llamaba Fernanda. Fernanda tenía el aspecto casual de una mujer masculina, era blanca, muy alta, gordita, el cabello corto y vestía ropa unisex. No era nada femenina. A mi me causaba gracia que ella siempre me miraba a mi, aunque al principio me daba miedo le fui agarrando el gusto conforme al paso del tiempo.

Graduada de la preparatoria, ingresé a esa misma universidad para estudiar una carrera, terminé el primer año y pasé a segundo. Es bien sabido que cada inicio de ciclo escolar, se hace una fiesta de bienvenida para los alumnos de nuevo ingreso que inician sus estudios universitarios, y yo no me la iba a perder.

Esa noche me arreglé muy sexy. Me puse un vestido azul rey pegado y corto que tenía un escote profundo en la espalda, tacones altos y me peiné rizos, y junto con mis amigas fuimos a la fiesta. Llegamos a una mesa, y comenzamos a pedir bebidas. Bebimos y bailamos toda la noche, y poco a poco la gente se fue retirando del lugar para irse a sus casas. Quedábamos ya pocos, y fue ahí cuando decidí ir al baño porque para esas alturas ya me encontraba un poco despeinada, se me notaban las copas de mas y no podía llegar así a mi casa.

El baño parecía un callejón, era un pasillo largo para llegar. Entré al baño y comencé a arreglarme un poco el cabello y el vestido, cuando en eso veo que entra Fernanda, a quien ya se le notaba también que había bebido mucho.

-Hola Vanessa

-Eh... Hola

-¡Qué linda te ves esta noche!

-Jajaja, gracias, ¿cómo te llamas?

-Fernanda-dijo-Te me antojas-susurró

Su comentario me prendió mucho, pero hice como si no había escuchado nada. Me quedé quieta en el lavabo. Viéndome al espejo, y sonriendo y pintándome los labios. Fernanda se me acercó y me dió un abrazo.

-¿Me besarías?-preguntó

-Espera, ¿cómo dices?

-Desde hace tiempo te veo, eres hermosa, quiero darte un beso

-Pero a mi no me gustan las chicas... Creo

-Por favor déjame tocarte

Sonreí.

Fernanda comenzó a besarme, y yo le seguí. Me acariciaba mi cabello. Luego mi espalda, luego mis glúteos.

-Eres tan hermosa-dijo en voz baja

-Gracias-le respondí

Fernanda no hacía más que besarme, y de una me subió al lavabo. Siguió acariciándome, para entonces yo ya me encontraba muy prendida, estaba muy mojada. Me sobaba los senos, la cintura, me rozaba mi vagina y mis piernas

-Que rica estás, jamás me imaginé estar así contigo y eso que lo soñé varias veces, mmm estás bien mojadita

-Los sueños se hacen realidad

En cuanto le dije eso, Fernanda me levantó y me llevó al baño de discapacitados, es un baño más amplio. Me quitó mi vestido, me observó, me elogió y siguió besándome, y acariciando mas mi vagina, para después tirarme al suelo.

Me quitó la tanga, me abrió de piernas, y lamió mi vagina lentamente, provocándome un placer extraordinario.

-Tu vagina sabe deliciosa

-Mmmm que rico

En ese momento se detuvo.

-¿Qué pasa, por qué te detienes?

-Sshhh

Sacó de su bolso un consolador grande y gordo, se bajó su pantalón y lo colocó en un cinturón (yo ni sabía que eso existía)

-Orita vas a ver-me dijo, mientras yo la miraba impactada, pero no dije nada

Se subió sobre mi y lo colocó en la entrada de mi vagina, y comenzó a jugar con el, lo resbalaba por mi orificio al igual que por mi clítoris, besando mi cuello, mientras yo no dejaba de chorrear jugos. Cuando menos lo esperé me metió la puntita. Era un consolador realmente grande, no era tamaño de un pene normal, era aún más grande.

Me lo metió despacito, comenzó el mete y saca desde la punta hasta la mitad, con movimientos lentos, yo sentía como mi vagina se estiraba con su paso, me encantaba, me volvía loca. Fernanda me volvió loca.

-Aaaah, que rico, chica, sigue, me encanta

Fernanda comenzó cada vez mas rápido, y en una de esas me la ensartó completa en mi vagina, sentí como en mi vientre daba la punta de esa anaconda, y mi vagina cada vez más estirada, metía y sacaba violentamente mientras yo casi gritaba y Fernanda me tapaba la boca para que no nos descubrieran, fuera, adentro, fuera, adentro

-Ay ya no aguanto me voy a venirrrr aaaaaaaaaaaaah

Continuó metiéndola y sacándola hasta que se me erizó cada centímetro de mi piel y tuve un orgasmo en el cual tire litros y litros de lubricante, no hay palabras que describan lo delicioso que es venirte con una polla dura dentro, mmmm, se me hace agua la vagina nomás de acordarme de esa experiencia, cómo me gustaría repetirla, mmmm

La sacó lentamente y sentí cómo mi vagina se hacia pequeña, me la acarició un poco, ya muy estirada y chorreando líquido, y le dió un beso

-¿Te gustó preciosa?

-Mmmm, me encantó

-¿Quieres que te lleve a tu casa?

-Sí Fer

-Vístete princesa