En el autobus (3)
Tercera parte de mi fantasía, espero que la disfruteis tanto como yo lo hago imaginandola. Tambien espero que me comenteis que os ha parecido, espero que con vuestra ayuda el siguiente sea aun mejor.
Un nuevo día de trabajo y ya voy en el autobús, no me saco de la cabeza las palabras que el desconocido me dijo en el baño justo antes de despedirse de mí:
- Espero que me sorprendas.
Justo eso es lo que espero hacer, me he puesto un vestido largo de tirantes, bien ceñido al pecho y ancho justo debajo de el, y mi ropa interior ha sido elegida con cuidado para gustarle, un tanguita de gasa negra a juego con el sujetador, un tejido muy fino que, junto a la excitación que siento desde que me desperté, hace que mis pezones se marquen desafiantes bajo la suave tela del vestido.
De camino a la cafetería voy pensando con calma que es lo que ha sucedido conmigo durante estos dos días, por qué ese extraño, un hombre mayor en el que seguramente nunca me hubiera fijado, ha conseguido con unas pocas palabras y caricias una excitación sexual en mi tan enorme.
Quizás sea su forma de hablarme, de hacerme sentir humillada lo que hace que mi sexo se moje tan solo con escucharle, porque sinceramente nunca me he sentido tan caliente como en este momento, acercándome a donde sé que el me espera para someterme de nuevo.
Ahora pensando fríamente, no puedo creerme el tipo de cosas que le llegado a decirle a ese extraño, le he pedido, incluso rogado que me acaricie, me he humillado ante el para que me diera placer, me gustaría creer que está vez no lo conseguirá, pero ¿a quien quiero engañar? Si incluso me he vestido para gustarle y he avisado a mi jefe de que llegaré más tarde a trabajar.
Llego a mi parada, me bajo apresuradamente y me encamino hacia la cafetería y voy directamente hacia la barra a pedir un café.
Apenas doy un sorbo y salgo presurosa hacia el baño, ya solo deseo reencontrarme con el de nuevo.
Abro la puerta y voy a encender la luz cuando escucho su voz:
- No enciendas la luz, mi guarrilla, pasa, estaba esperándote.
Sabe cómo hacer de mi lo que quiere, esas sencillas palabras hacen que un escalofrío recorra todo mi cuerpo y una oleada de calor llegue hasta mi sexo.
Entro lentamente, completamente a oscuras doy un par de pasos hacia donde supongo que vino la voz que escuché y me paro de nuevo.
- Has vuelto… eres mucho mas caliente de lo que imaginaba… ¿tanto deseas que te haga mía?
Está frente a mí, escucho su voz a unos pocos centímetros de mi cara.
- Si señor… eso es lo que deseo, que me haga suya
Ahora lo tengo asumido, este extraño ha controlado tanto mi voluntad que cuando estoy junto a el solo puedo pensar en el placer que me puede llegar a dar, sin tener en cuenta mis remilgos y prudencias.
- Estás muy guapa con ese vestido, te he visto en la parada del autobús y me has calentado con ese aire tímido, pero tus pezones bien duritos que se marcaban me han demostrado que tú también estabas muy caliente.
- Gracias señor, me alegro de haberle gustado, es cierto, estoy excitada pensando en mi encuentro con usted.
- Hoy voy a disfrutarte como ningún día…
Sin mas palabras noto como sus manos se posan en mis hombros y bajan por mis brazos arrastrando con ellas los tirantes que caen lentamente junto con la parte de arriba de mis vestido, dejando mis pechos tapados tan solo ya por la fina gasa que los cubre.
- Por fin voy a acariciar esas tetas, sueño con ellas desde el primer día que las vi asomar por tu camisa en el autobús.
Coge cada una con una de sus manos y empieza a tocarlas bruscamente, como amasándolas son fuerza.
- Uhmmm, señor…
No puedo evitarlo, estoy tan caliente que un gemido escapa de mis labios con tan solo esa caricia.
- Como me gustan tus tetas… a través de tu sujetador se notan tan suaves…
Ahora coge mis pezones entre sus dedos, la gasa del sujetador cede en sus dedos y comienzan a endurecerse lentamente.
Los coge con firmeza y los estruja suavemente, atrayéndolos hacia su cuerpo, mientras yo, con los ojos cerrados noto como el placer se va apoderando de mi cuerpo cada vez más.
Continúa con sus caricias en mis pechos… trazando círculos con sus dedos alrededor de mis pezones para después volver a pellizcarlos con fuerza.
De pronto noto su aliento cerca de uno de mis pechos… me preparo para sentir su lengua sobre ellos, cuando la siento, dura lamiendo mi pezón, ya endurecido y completamente erecto.
Lentamente traza círculos sobre el a través de mi ropa, echo mi cabeza para atrás y con mis manos cojo su cabeza y la atraigo mas contra mi pecho… deseo que no pare de lamerme.
Retira suavemente su lengua y coge el pezón entre los dientes… tirando de el suavemente mientras que, con su lengua lame con rudeza la punta.
- Uhmmm que placer me da señor… no pare.
- No pienso parar, guarrilla, hoy vas a ser mía.
Me coge la mano y tira de mí suavemente hasta llevarme a uno de los cubículos cerrados del baño, apenas paso por la puerta, la cierra tras de mi y echa el cerrojo… ya no tengo forma de escapar, pero no es eso lo que quiero, lo único que deseo es que me haga suya de la forma que quiera, que me someta hasta darme el placer que tanto anhelo.
Me apoya contra la puerta y enciende la luz, sus ojos recorren mi cuerpo y se detienen en mis pechos, con los pezones completamente erguidos gracias a las caricias que me ha proporcionado.
- Tienes unas tetas preciosas, guarrilla, ahora voy a ver que tal es el resto del cuerpo del que voy a disfrutar hoy.
Sin decir nada mas acerca sus manos a mi cintura y tira del vestido, que baja por mis caderas y cae al suelo dejándome tan solo con la ropa interior.
Retrocede lentamente observándome hasta llegar al retrete, donde se sienta sin dejar de mirarme.
- Joder, que ganas tenía de verte así… de poder disfrutarte entera, deseo follarte desde el primer día que te vi en el autobús… ven aquí que siga dándote placer.
Me acerco lentamente hasta quedar frente a el, mis pechos quedan a la altura de su cara, pero aun quedo muy lejos de el.
- Abre tus piernas y acércate más… quiero volver a comer esas tetas.
Hago lo que me dice y me acerco más, quedando sus piernas entre las mías haciendo que mi sexo esté bien abierto en esa posición.
De nuevo acerca su boca a mis pechos y sacando su lengua comienza a pasarlos por mis pezones mirándome a los ojos.
- Mírame guarrilla… quiero ver en tus ojos el placer que te doy.
Tan sumisa como siempre bajo mi cabeza para mirarle mientras su lengua pasea por mis pezones alternando los dos con rudeza… comienzo a gemir sin poder evitarlo sin dejar de mirarle a los ojos.
- Uhmmm señor… no pare.
De repente acerca sus dos manos hacia mi culo atrayéndome contra su cuerpo aun más y comienza a amasarlo duramente, mientras su lengua continua jugando con mis pezones, mordiéndolos, succionándolos y produciéndome oleadas de placer.
Sin previo aviso coge la suave tela de mi tanga y tira de el con fuerza, rasgándolo completamente y sin dejar de mirarme comienza a pasar sus dedos por mi rajita encontrándola completamente mojada.
- Pero si estás empapada… eres tan caliente que no hace falta demasiado esfuerzo para tenerte dispuesta, ¿verdad?
Mientras me habla comienza a meter dos dedos dentro de mí, mientras con el pulgar acaricia mi clítoris lentamente.
Estoy tan caliente que no necesitaré mucho tiempo de estimulación para correrme, por lo que comienzo a moverme contra su mano, sintiendo sus dedos cada vez más dentro de mí y provocando con mis movimientos el roce exacto de su pulgar contra mi clítoris.
- Me encanta tenerte entregada… escucharte gemir con mis caricias… ¿Qué deseas que haga contigo ahora?
- Uhmmmm señor, haga conmigo lo que quiera… solo deseo complacerle para que me de placer.
- Si… mi guarrilla, así me gusta que estés, completamente dispuesta a hacer lo que yo te pida… pero piénsalo bien… ¿seguro que deseas complacerme en todo lo que yo quiera?
Puedo pensar muy poco ya… mi deseo nubla completamente mis sentidos y solo quiero correrme.
- Si señor… en todo lo que quiera, deseo darle lo que me pida.
- Eso es lo que quería escuchar…
De repente y con un rápido movimiento baja su pantalón y su calzoncillo a la vez, dejándome ver por primera ver su miembro… completamente erecto.
- Venga putilla… siéntate sobre mi, ¿no estabas deseando que te follara?
- Uhmmm, sí señor… eso es lo que deseo, sentirle dentro de mi.
Me coge de la cintura y me baja lentamente acercando mi sexo hacia el, pero cuando apenas lo roza, me mueve contra el, restregándolo lentamente pero sin penetrarme, haciendo que al sentir la prontitud de mi orgasmo comience a suplicarle de nuevo.
- Por favor señor… fólleme, necesito sentirle dentro.
Sin esperar un ruego mas me baja de golpe, penetrándome hasta el fondo y haciendo que me retuerza de placer sobre su pene.
Sus manos mientras tanto suben de nuevo hacia mis pezones y comienzan a pellizcarlos duramente, haciendo que el placer se intensifique y que pierda completamente el pudor y gima como una loca mientras comienzo a moverme sobre su pene para sentirlo más y más.
- Así… muévete como la putilla que eres… quiero correrme contigo, no pares de moverte.
Mis movimientos son cada vez mas rápidos y fuertes y mis sensaciones mas intensas… noto que mi orgasmo está a punto de llegar y quiero que el se corra también, por lo que comienzo a subir y bajar contra su pene rápidamente, haciendo que su respiración comience a agitarse con la proximidad del suyo.
- Si… voy a correrme ahora… córrete tu conmigo, mi guarrilla.
Era lo que necesitaba… su aprobación para correrme, así que apoyo mis manos en sus hombros y me restriego con desesperación contra su pene al notar el orgasmo que comienza a llegar.
Noto como sus movimientos se hacen mas bruscos y su respiración mas agitada… el también va a correrse, por lo que me entrego al orgasmo brutal que hace que todo mi cuerpo tiemble y que no pueda parar de gemir del placer que obtengo con sus embestidas.
- Si… yo también me corro putilla… goza como te gusta.
Pierdo la noción del tiempo… no se cuanto tiempo ha durado mi orgasmo, pero se que ha sido el mas intenso que he tenido nunca.
Una vez recupero mi pudor, no se que hacer de nuevo, pero el toma la iniciativa, como siempre.
Galantemente me coge de la cintura para separarme de su cuerpo, y recoge mi vestido del suelo para entregármelo mientras me mira con ternura.
- No sabes cuanto me gustas, me encanta hacerte perder la cabeza y saberte capaz de hacer este tipo de locuras solo por deseo. Ahora quiero pedirte un favor, sabes que me encanta someterte y hacerte cómplice de mis juegos morbosos, pero siempre y cuando tú quieras seguir jugando conmigo ¿lo deseas?
Mi timidez me impide mirarle a los ojos, pero me sorprendo escuchando mi voz.
- Si señor, deseo que juegue conmigo…
- Muy bien, pues ahora quiero que me des tu número de teléfono, así nuestro contacto será más fluido y podré utilizarte siempre que me apetezca.
Repaso los acontecimientos de la ultima hora y no me puedo creer lo que estoy a punto de hacer, ese extraño ha conseguido que le vaya a dar mi numero de teléfono para estar disponible para el las 24 horas del día, y lo que aún es peor… ya estoy deseando que me llame.