En el auto
No llegamos a casa.
Se hacia tarde y al otro día me esperaba una jornada laboral agitada como siempre.
La vi.
Nada en ella era demasiado llamativo excepto su corta edad.
Despidiéndome nos presentaron y yo no me fui.
Hablamos de cosas generales, creo que nada memorable como suele pasar en estos casos.
Entre sus silencios entreví una luz y no pude resistir la tentación de abrir una puerta.
La besé.
Lo que pareció un insensato salto al vació resultó ser la jugada esperada y ella en vez de fustigar mi mala educación se dedicó a malograr la suya.
Lanzado al juego la invité a casa. Ella respondió de manera que este relato fuese posible.
En el auto franeleamos un rato dejando hacer a nuestras manos lo debido. Desabroché el corpiño y le mordí suavemente los pezones. No dijo nada pero tiró hacia atrás la cabeza como esperando más.
Guié su mano derecha a mi entrepierna. Desabrochó el pantalón y liberó mi pija de la opresión que la agobiaba. La acarició despacito y la dejó, haciendo crecer mis ansias.
"Desvestite" le dije. "quiero llevarte desnuda a casa".
Unas sonrisa complice se cruzo con la mirada asombrada y lo hizo.
No la toqué.
Me dediqué a observarla quit´´andose torpemente en el asiento del acompañante una a una sus ropas. Tiraba las prendas al asiento trasero.
Se quedó solo con la tango y tapando las tetas con las manos. Me miró sonriendo y dijo "Asi estoy bien?"
"Todavía estas vestida" respondí. Cumplió el mandato sacándose la tanga y luego sosteniéndola delante de mi cara con la mano izquierda.
"Sos un degenerado" me dijo.
"Vos tambien porque me vas a mostrar como te tocas la conchita" le respondí.
Lo empezó a hacer mientras me miraba fijamente a los ojos.
Gozaba lentamente y yo seguía sin tocarla, lo que parecía le calentaba más.
Le dije que se metiese un dedo, ella introdujo dos mientas movia pausadamente las caderas y se pellizcaba el pezón derecho que se le habia puesto duro.
Le dije que me hiciese probar sus jugos. Me metió dos dedos llenos de flujo en la boca y degusté su calentura.
Me bajó los pantalones como pudo y se montó en mi ensartándose con ganas.
Así me cogió descontrolada metiéndome las tetas en la boca y gimiendo enloquecida.
Acabó en un espasmo que no pareció agotarla.
Se sentó a mi lado y me chu`´o agarrándome los huevos. Tragaba el miembro hasta la garganta.
Acabé en su boca.
Después se vistió y la dejé en la puerta de un edificio.