En el apartamento con mi sobrina
Mi sobrina me lleva al apartamento de su mejor amiga
"Tío, me encuentro fatal...me duele mucho el vientre...¿puedes venir a recogerme?...por favor...", es el inquietante mensaje de mi sobrina a través de su llamada.
"Claro Davinia...no te preocupes...arreglo unos temas que tengo en marcha y en cinco minutos voy a recogerte. ¿dónde estás?", le respondo preocupado por ella.
Mi trabajo me permite salir a visitar a los clientes y por tanto en la oficina a nadie le llama la atención el que recoja los papeles que tengo sobre el escritorio, ponga el laptop en la bolsa y salga rápidamente sin indicar a donde voy.
Encuentro a mi sobrina en la parada del autobús frente a la entrada de la facultad. Hoy lleva puesta una camiseta ajustada, chaquetilla torera y una faldilla por encima de la rodilla con bastante vuelo.
En cuanto me ve llegar con el coche, se echa a correr a mi encuentro como una alegre colegiala. A mí me extraña este comportamiento tan desenfadado pues esperaba encontrarla bastante apocada y vencida por el malestar.
Cuando le pregunto al respecto, ella me contesta que ya está bastante mejor y que le debe estar haciendo efecto la pastilla que se ha tomado. Se sienta de medio lado y empieza a hablar con su frescura habitual como si no le pasase nada.
- "Tío, de camino a casa, ¿podemos pasar por casa de una amiga para recoger unos apuntes, los necesito para preparar la clase de mañana?, me pregunta luciendo una de sus sonrisas que acompañan a las peticiones a las nunca he podido negarme.
- “Nos toma de camino a casa y no perderemos mucho tiempo…porfaaaa”, dice convencida que lo va a conseguir pero que quiere oírme decir que si.
Siguiendo sus indicaciones llegamos delante de un alto edificio de apartamentos donde vive su amiga. Me pide que la acompañe hasta el 6º-D pues ella no quiere andar sola por un edificio donde hay tanta gente desconocida.
Al llegar al apartamento, en vez de pulsar el timbre, saca una llave del bolso y abre la puerta que estaba cerrada con doble vuelta del cerrojo. Está claro que no hay nadie dentro. Tras cerrar la puerta avanzamos por un pasillo hasta llegar a un iluminado salón comedor con decoración habitual de un piso de alquiler para estudiantes.
Una estantería con una TV, una mesa y un sofá son los únicos muebles, con diversos elementos decorativos artesanales indi y posters de famosos completan la ambientación.
La he seguido hasta el centro de la estancia mirando como mueve su trasero. Davinia está muy rica, está naciendo a la vida y tengo la gran suerte de poder estar junto a ella mientras curiosea el mundo, descubre nuevas experiencias y disfruta de la inagotable pasión por el sexo.
Se da la vuelta y se pone frente a mí, se quita la chaquetilla, me pone la mano sobre el pecho y acerca su boca a la mía con clara intención de darme un hermoso beso en los labios.
Está claro que “su malestar” era fingido y que me ha traído a este apartamento con la clara intención de que pasemos un buen rato juntos. Me encanta que tome la iniciativa, que me sorprenda que me deje participar en sus descubrimientos en los que pone todo su interés y pasión.
Hacemos una buena pareja, ella es una buena alumna y tiene una hermoso cuerpo al que con mis caricias le ayudo a descubrir. Intercambiamos de una forma perfecta su juventud y ganas de descubrir cosas nuevas, con mi experiencia y deseos de compartir estas vivencias.
Tras unos apasionados besos, me separo de ella y con semblante serio le digo:
- "me has engañado...te has quedado conmigo...has hecho que deje abandonado mi trabajo y me has hecho perder toda la mañana", mostrando tono de enfado para que vea que estoy realmente molesto.
El semblante de Davinia cambia de inmediato. Se siente profundamente culpable por haberme engañado y pone una carita de pena que me enternece. A pesar de ello, mantengo durante unos minutos más la imagen de contrariedad en el rostro con lo que su pena va en aumento. Siento mucho hacerla padecer pero lo hago de forma consciente pues creo se merece un toque de atención.
Su bonita pretensión era darme una sorpresa, inventar una situación nueva, pasar un rato juntos en un ambiente tranquilo y seguro. El lugar que ella había elegido con cuidado es la casa de su mejor amiga, que vive en un piso de alquiler cerca de la facultad de medicina.
- "no, no...por favor no te enfades conmigo...solo pretendía..." empieza a decir con mucho sentimiento y mostrándose realmente triste por mi reacción.
Es tan tierna e inocente que me cuesta mucho mantener el gesto serio que he adoptado durante este trance. No imagina que quien se va a llevar una agradable sorpresa es ella y no yo.
No puede terminar de decir la frase, la tomo por la cintura, la atraigo bruscamente hacia mí y de doy un beso en la boca que la deja sin aliento. Pronto le hago ver que mi enfado es fingido y que ahora se abre una puerta al desorden, al desenfreno, a la más viva pasión entre mi sobrina y yo.
Nos separamos un instante, lo suficiente para mirarnos fijamente a los ojos, reconocernos en nuestra complicidad. En realidad estoy tremendamente contento porque mi sobrina haya tomado la iniciativa, sea ella la que me busca y demuestre que también sabe encontrar situaciones propicias para tener el mejor sexo entre ambos.
Davinia supera su tristeza se pone a quitarme apresuradamente la camisa, yo le arranco la camiseta sacándola de un tirón por encima de la cabeza. El desazón inicial se ha tornado en una emoción inmensa y nos lanzamos como dos posesos a hacernos caricias y darnos besos.
La tomo en volandas, se agarra a mi cuello, rodea mi cintura con sus piernas, mientras yo la mantengo en el aire sujetándola poniendo las manos por debajo de las nalgas. Es tanta la pasión desatada que no quiero soltarla ni por un instante. Mientras ella me besa, me deshago del pantalón y del bóxer que caen a plomo hasta mis tobillos.
Me quedo desnudo de cintura para abajo con lo que mi polla aparece totalmente erecta apuntando hacia su conchita por encima del tanga.
La faldilla corta esta arrugada, recogida entre mi vientre y el tuyo, por detrás deja al aire tus nalgas desnudas que puedo agarrar para sujetar todo el peso de su cuerpo. Tiro de las piernas hacia arriba para permitir que mi polla se encare hacia tu sexo.
Con los dedos de una mano agarro el tanga, tiro de él hacia un lado y dejo la rajita expuesta para que pueda penetrarla, muevo la cadera, acompaño su cuerpo hacia abajo hasta que se produce el contacto más deseado.
Aprieto un poco y hago que la punta de mi verga se abra camino entre sus carnes. Ella me recibe con un hondo suspiro, siente como sus chocho se abre ante mi empuje, la presión es grande, tenemos que tomar aire, parar un momento antes de volver a empujar, ella hacia abajo y yo hacia arriba. Poco a poco, empujando y retrocediendo hasta que mi polla desaparece completamente entre sus piernas.
Aferrada a mi cuello, con sus piernas alrededor de mi cadera, trabadas por los tobillos detrás de mi culo, se mueve arriba y abajo para sentir como mi polla frota intensamente dentro de su vagina.
Yo estoy como loco, dando enérgicas sacudidas con mi cadera para clavársela todo lo que puedo, hasta las bolas, doy empujones fuertes y enérgicos para hacer que mi polla llegue a acariciar el ombligo desde dentro.
Doy vueltas alrededor de mí mismo, cambiando la panorámica que nos rodea, sin dejar de dar fuertes embestidas, es alucinante, esta volando y le estoy follando con todas mis ganas. Uy…Davinia como me gusta tenerte así…suspendida…bajo mi control…en las nubes…gozando de su joven y liviano cuerpo… a la vez que cálido y prieto.
Me encanta oír su agitada respiración junto a mi oído, me gusta sentir como haces fuerza para elevar tu cuerpo y luego lo dejas caer rápido para sentir como mi polla se clava, me gusta sentir tu alocada excitación frente a mi cara, como tus pechos rozan intensamente con el mío…
La fricción es muy intensa, aún así quiero ampliar la amplitud de los movimientos y busco una forma de hacerlo. Busco un apoyo donde descargar un poco de peso, y liberar a Davinia de la obligación de agarrarse de mi cuello.
Encuentro en el apoyabrazos del sofá el punto adecuado, apoyo el culo en el lateral y hago que ella apoye los pies sobre él. Te sigo sujetando al aire, la polla completamente dentro, apoya los pies en el sofá y se sujetas con una mano poniéndola detrás de mi cuello.
Es la forma que tenemos para hacer que los movimientos puedan ser más amplios, sin sostener el peso. Ahora puedo darle más y más fuerte, más rápido y seguido. Ambos estamos muy cerca del orgasmo, poseídos por la pasión y el desenfreno. A cada empujón, sus tetas botan arriba y abajo, gritamos como dos posesos, como dos animales salvajes con todo su instinto a flor de piel.
Me gusta ver como mueve la cabeza a un lado y a otro, como alborota su melena, como culea y mueve sus caderas para acomodarse a mis empujones, y sobre todo como grita, como gime y como me pide más…
-“Así…así dame fuerte cabrón…siiii, más duro….fuerte…así…así…quiero que me partas por la mitad…dámela…así, siii, siiiii”, grita entre empujón y empujón llenando mis oídos de pura lujuria.
Nos vamos a correr…la intensidad es enorme…estoy sudando por el esfuerzo, no puedo parar…estoy como loco…sigo dándole fuerte, con todas mis ganas…siento que su chocho se está deshaciendo en un flujo continuo…me encanta sentir como me humedece el pubis con su néctar….Uffff siento crujir su piel al chocar contra la mía…es bestial lo que siento.
Después de gritar, de gemir de forma muy sonora, de resoplar como una cafetera, Davinia se acerca para besarme mientras le llega su orgasmo. Noto sus contracciones alrededor de mi polla, me lleno de lujuria y siento como mis pelotas se aprietan, se endurecen, disponiéndose a expeler una gran andanada de leche dentro de su conchita.
Dejo unos momentos para disfrute de su orgasmo antes de abrazarla, levantarla y llevarla hasta el asiento del sofá. Allí se recuesta apoyándose sobre la espalda y sus piernas dobladas debajo de los muslos. Me ofrece su chocho jugoso y caliente para que lo tome al echarme encima.
Davinia se abandona, Pone sus brazos extendidos por encima de la cabeza, todo su cuerpo es para mí…me echo encima y la penetro profundamente…tras dar unos empujones…con suavidad…lentamente…recreándome en el frotamiento…le viene otro orgasmo y a mí el mío. Compartimos ese momento, yo me deshago en forma de leche y ella paladea su segundo clímax.
Uhmmm!!! que corrida más rica! Me apoyo sobre los codos, dejo mi polla dentro hasta que ella sola se va contrayendo y retirando muy poco a poco. Miro a mi sobrina con satisfacción, la miro a los ojos con ternura, le doy besitos en la comisura de la boca, en la nariz, en la mejilla, en los parpados…siendo devoción por ella, y me siento genial.
Una rato después, nos vestimos y nos vamos para casa. Hoy ha sido otro día extraordinario con mi sobrina Davinia y estoy muy contento por tenerla cerca
Estando en el recibidor, justo antes de salir del apartamento, se abre la puerta ante nuestra sorpresa y nos encontramos con la figura de una jovencita que muestra su cara de sorpresa comparable a la nuestra.
“Hola Davinia, ¿Qué haces tú hoy aquí?¿No decías esta mañana que tenías que ir al oculista?”, dice la chica dirigiéndose a mi sobrina con una medio sonrisa.
“y tú debes ser su “amado” tío del que tanto me habla, ¿no?” me suelta con un poco de sorna y tras echarme una mirada de arriba abajo como si me hiciera una radiografía.
“Te presento a mi querida amiga Zuranyel”, dice Davinia dirigiéndome a mí y señalando con la mano a la chica que acabo de conocer, “ella es mi mejor amiga, es como mi hermana y con la que comparto muchos secretos”.
Después de esto, sin mediar mas palabras, salimos disparados hacia el ascensor, deseando que no se haya fijado mucho en mí, pues aunque sea su mejor amiga está en riesgo el secreto que compartimos Davinia y yo.
Deverano.