En directo (3)

Capítulo 3 de 3. Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío, pero, en este caso, esa venganza será muy, muy caliente.

Las historias se empiezan por el principio: ’ En directo desde su coño ’.

Segunda parte: ’ En directo desde su coño 2 ’

Sentado en el cabecero de la cama, completamente desnudo, con los brazos cruzados y una sonrisa de satisfacción absoluta, contemplaba una escultura junto a mí tallada en carne. Compartiendo una sábana conmigo, de la misma guisa que yo, se encontraba Alison.

Era la segunda vez que habíamos follado, la primera desde que lo hiciéramos sobre un escenario, y esta vez había sido un polvo de los de la vida real, sin exageraciones, sin teatrillo, pudiéndole meter la lengua en el coño porque no había nadie que se fuese a perder el cunnilingus, pues la única espectadora, lo estaba viendo a un palmo de sus narices en su propia entrepierna.

  • Bueno, ¿me quieres decir ya para qué me has traído a este hotel?- le pregunté.

  • Es el hotel en el que estuvimos viviendo mi madre y yo tres meses cuando vinimos a España- me contó- Hice buenas migas con algunos empleados. Luego bajamos a tomarnos una copa para que conozcas a Benito, el camarero, un hombre mayor que ha tenido una vida fascinante.

  • Vale, pero ¿qué hacemos aquí?- insistí.

Sin contestarme, se levantó hasta la butaca donde tenía el bolso y, agachándose sin doblar las rodillas para que viera que seguía húmeda la vulva que tantísimas erecciones habría causado en propios y extraños, cogió su agenda de cuero marrón y su móvil. Al volver a la cama, consultó algo y marcó un número de teléfono.

  • ¿Ulises? Soy Alison… Sí, espero.

  • ¿Qué haces?- le pregunté tan alarmado como desconcertado.

  • Shhh, calla y déjame a mí- me chistó- Oigo pasos y algunas puertas cerrándose- me informó.

  • ¿Tienes su número de teléfono?

  • Y su dirección- Ulises volvió a contestar al otro lado- Sí, sí, soy yo… Pues te llamaba porque he reconsiderado tu oferta… Verás, es que me he dado cuenta de muchas cosas. Vas a todas mis actuaciones, siempre me animas y llevas mucho tiempo detrás de mí. Me siento halagada y recibo todo tu cariño, y creo que ya es hora de que te recompense por todo ello…- me miraba tapándose la boca para que él no oyera su risa- Sí, por supuesto que te lo digo en serio… No, no estás soñando, corazón… Entonces ¿qué me dices? ¿Podríamos quedar el próximo miércoles…? ¿Qué te parece a las…- arrastrando la última sílaba como si pensara-…17:00 en el Hotel Claridge? ¿18:00…? Vale, perfecto. ¿Cuánto era? ¿5.000 €…? Ajá... Ah, hay otra cosa. ¿Te importaría que lo grabara en vídeo…? Pues, para… ehhh… porque después me gusta masturbarme mientras lo recuerdo... Lo hago con todos los tíos con los que me acuesto- cogió mi cabeza y con suavidad la llevó hasta uno de sus pezones para que comenzara a lamerlo de nuevo- No, no son muchos, con el trabajo tengo más que suficiente, pero tú es que te lo has ganado; eres un encanto de hombre y es una pena que me haya dado cuenta tan tarde... Lo grabará Ovidio… Claro, pero piensa en la cantidad de dedos que me voy a hacer pensando en ti, corazón. Venga, nos vemos- y empezó a descojonarse tras colgar.

  • ¿De qué te ríes?- le pregunté.

  • Le tengo comiendo en la palma de mi mano- esperó a dejar de reírse, aunque se le seguía escapando alguna risilla.

Nueve días más tarde, me encontraba en mi casa tirado en el sofá con las piernas encima de la mesa que tengo entre la televisión y este, viendo como mi bote de cerveza subía y bajaba sobre mi tripa y como mi perro babeaba y babeaba sobre el piso. A las 17:30, puntual como un reloj Casio de cuarzo suizo, Alisón llegó salvándome del resumen de "Gran Hermano" con el que estaba maltratando mi cerebro. Como todo buen soltero que se precie, era un auténtico desastre y no sabía por donde podría andar el mando a distancia y no pensaba buscarlo porque, eso que dicen que las mascotas acaban pareciéndose a sus dueños, en mi caso era al revés, mi menda lerenda cada vez era más vago.

Cuando ella ingresó en el salón y vio a mi perro, fue hacia él para acariciarle diciendo:

  • Qué mono.

  • No, no, es un perro- dije yo bromeando.

  • ¿Cómo se llama?

  • Ulises- contesté haciendo sonar sus carcajadas mientras iba a la cocina, desde donde la pregunté si quería tomar algo.

  • ¿Qué tienes?- me preguntó.

  • Pues cerveza, Coca Cola, uhm… café frío y agua.

  • Pues un vaso de agua.

  • Ah, y V&T- le dije casi cortando su respuesta.

  • ¿Qué es eso?

  • Hace poco echaban el anuncio en la tele y el otro día lo vi en el súper y compré un pack para ver qué tal estaba, pero no me gusta- le conté- Es té con no se qué.

  • Vale, entonces uno de esos.

Con una nueva cerveza y un V&T nos sentamos en el sofá. Sacó de su bolso un sobre y dos DVD´s vírgenes sin virginidad; irónico, ¿verdad? Uno era el original y el otro una copia. Saqué el contenido del sobre y eran cinco billetes de 500 €.

  • ¡Coño!- me sorprendí- ¿Qué es esto?

  • Es tu parte del dinero.

  • Son 2.500 pavos- le comenté impresionado porque nunca había visto un billete de tanto dinero aun siendo el dinero con lo que yo trabajaba.

  • Claro, y habíamos pactado 5.000. Esta es tu mitad- explicó.

  • Si yo no hice absolutamente nada, el trabajo sucio lo hiciste tú- le intenté convencer, aunque no tuviese que hacerlo porque era verdad que lo único que hice yo fue esperar- No puedo cogerlo.

  • No voy a discutir, así que si no lo aceptas, no volverás a catar estas- y se levantó la camiseta dejando al aire sus tetas blancas y turgentes que, orgullosas de sus pezones, los erguía hacia arriba- Con ese dinero quiero que contrates a un buen abogado y consigas un régimen de visitas para ver a tu hijo y darle tu apellido.

Fue ella quien me convenció a mí con el brillo de su canalillo y la altanería de sus pezones que, ya adicto a lamerlos y morderlos, necesitaba de ellos.

Introduje el DVD en el reproductor debajo de la tele, me acerqué al sofá, levanté dos cojines adivinando que el mando del aparato estaba ahí y, una vez acomodado junto a Alison, pulsé "play". Me quedé absortó mirando sus pechos, aun al aire, y ella, con su mano empujando mi barbilla, me hizo girar la cabeza hacia la pantalla, por unos momentos en negro. "Vas a alucinar con esto, cielo" me advirtió.

El formato de la grabación era progresivo y lo primero que apareció fue un primer plano de la cara de una morena y sus hombros, en los que se veían unos tirantes. Llevaba el pelo largo, tenía unos grandes ojazos negros, los labios finos y alargados pintados de rosa formando una sonrisa enorme y su piel era más bronceada que la de la escocesa. Un término medio entre ella y Ovidio.

  • ¿Quién es esa?

  • Es una compañera de trabajo. Se llama Karina, tiene 19 añitos y es venezolana- me contó Alison- El año pasado hizo lo mismo que nosotros y se fue a Ibiza con su compañero a ganar pasta, pero ella volvió enganchada a las anfetas y a veces está colgada, pero en el vídeo está sobria.

  • ¿Estás nerviosa?- le preguntó Ovidio, que era quien portaba la cámara, a la venezolana que al parecer estaba sentada en los pies de la cama.

La chica contestó que no y la cámara enfocó a Alison abriendo el objetivo. Estaba delante de su compañera con un pie apoyado en una silla subiéndose una media negra por su larga pierna y ajustándosela al muslo. Llevaba un corsé de media copa sin tirantes, en colores granate y negro, con cierre en la espalda por medio de corchetes y liguero en la parte baja, que se unía a las medias. El resto de su atuendo lo componía un tanga a juego que tapaba un poquito la mariposa que llevaba tatuada en la cadera entre las dos prendas de satén. Su cara la afianzaban sus largas pestañas postizas, sus labios grana y una gargantilla de brillantes oscuros. Como veis, la elegancia del erotismo llevaba nombre.

  • Estabas preciosa- le dije a Alison.

En la televisión, llamaron a la puerta con los nudillos y Karina, pasando por delante de Ovidio convirtiendo su cuerpo en una sombra negra por la proximidad al objetivo de la cámara, se metió por la puerta del cuarto de baño que hacía esquina con la de la habitación, que era la misma donde días antes había echado un polvo con Alison. Junto a esta puerta, había un armario empotrado con espejos y en el centro una cama de matrimonio con un edredón blanco, con una mesilla en cada lado con sendas lámparas atornilladas a la pared iluminando toda la estancia. Frente al armario, una ventana tapada con cortinas para que no entrase la claridad del día y evitar así el contraluz en la grabación; una mesa sencilla con un cajón y tres copas encima, y, a su lado, un pequeño mueble sobre el que había un televisor, de cuya parte inferior sacó una botella de champagne cuando llegó el invitado, pues era la neverita.

Alison, con el movimiento oscilante de sus nalgas, abrió la puerta, saludó a Ulises con dos besos en la cara y le hizo entrar.

  • Ya conoces a Ovidio- le dijo y, por debajo de la pantalla, salió un brazo casi negro estrechándole la mano.

  • ¡Vaya anillo!- dijo el mulato acercando el dedo anular del otro hombre a la lente para que se viera bien lo que representaba la promesa de amor que le hizo en su momento a mi ex mujer- Con su brillo vas a deslumbrar la grabación.

Mientras, Alison había llenado las tres copas de champagne ofreciéndole una al truhán de Ulises, trajeado y barnizado como el gran ejecutivo que era.

  • Por nosotros- dijo él brindando.

  • Por la humedad de mi coño y tu orgasmo- corrigió ella y bebieron.

  • ¿Tú no bebes?- le preguntó el bellaco a Ovidio.

  • Esa copa no es para él- le hizo saber la dueña de las tetas que tenía en mi sofá.

  • Entonces ¿para quién es?- preguntó con cierta preocupación.

Mi musa le hizo sentarse en la silla y dio dos palmadas en su propia pierna.

  • Ulises, te presento a Karina.

Y Karina salió del cuarto de baño con un camisón blanco de tirantes. Tenía el escote en V y las copas triangulares con encajes, a través de los cuales se translucían sus pezones morenos. Debajo de estos, había una cinta, con abalorios y lentejuelas blancas, de la que salía el resto del camisón hasta medio muslo, fabricado en un tejido transparente que se abría por el centro dejando ver el ombligo de la muchacha, decorado con un piercing redondo en cuyo centro destacaba una estrellita azul y un tatuaje abstracto que lo rodeaba; y un tanga blanco también de encaje.

Alison le alcanzó su copa a Karina que, tras beber de ella, se la devolvió y se plantó delante de Ulises, que la contemplaba embobado y, según me pareció, con cara de no entender muy bien qué pintaba allí la morena, aunque para vosotros esté claro.

Alison, con absoluta serenidad, se puso detrás de la muchacha, le apartó su melena a un lado despejando su hombro izquierdo y metió sus manos por debajo del escote del camisón para comenzar a amasar sus pechos sin tela por medio a la vez que le besaba suavemente y lamía el cuello y el hombro. Karina, con los ojos cerrados y sonrisa de complacencia, acompañaba con sus manos las de Alison hasta que llevó una de ellas a la nuca de la escocesa y giró su cabeza todo lo que pudo poniendo sus labios en un tono rosa pálido a disposición de la rubia, que no tardó en besar para después meter su lengua.

  • ¿Eres lesbiana?- le pregunté totalmente alucinado, aunque debía haber sabido que, como poco, sería bisexual.

  • Soy actriz porno- contestó empujando mi barbilla con su mano otra vez para hacerme mirar a la pantalla, la que había sido conquistada por un primer plano de los labios de las chicas lo suficientemente entreabiertos, igual que las puertas de las casas de los relatos, para ver una lengua que iba de una boca a la otra. Conociendo a los merluzos que andan por aquí, aclaro que las bocas no tenían picaporte.

Karina se dio la vuelta y ambas diosas se quedaron mirando a los ojos un largo instante para volver a besarse. Cuando se separaron, Alison se subió a la cama y gateó con el objetivo de la vídeo cámara inmortalizando el tanga prisionero entre sus glúteos en un plano único hasta que se tumbó boca arriba con la cabeza en la almohada. Con el dedo índice, como en toda peli porno, le pidió a Karina que se acercase a ella, y, mientras gateaba al igual que lo hiciese su compañera, Ovidio, que había permanecido hasta ese momento detrás de Ulises, fue caminando hasta quedarse a un lado de la cama grabando uno de los gestos más sensuales de la cinta: el dedo índice estirado señalando a Karina entrando entre los labios carnosos de esta.

La venezolana, encima de Alison, que la había recibido con las piernas abiertas, comenzó a ensalivar el cuello de la escocesita hasta que, una vez más, sus labios volvieron a juntarse con lujuria y a desatar sus demonios en el interior de sus bocas. Ese ardor, esa pasión, se coló por debajo del tanga de Karina transformado en una mano que le frotaba el coño. Ovidio desvió el objetivo un solo momento de esa imagen para reemplazarla por la de un capullo con cara de idiota que todavía no se creía lo que estaba pasando a dos metros de él para su propio deleite, la misma cara que debí poner yo cuando mi musa me mandó subir a un escenario la noche que me di cuenta que debajo de su nariz tenía una ventosa.

  • Vaya careto- me reí y le di un trago a mi cerveza.

  • Ese era el calentamiento.- argumentó sobre el juego con su compañera que tenía excluido al pánfilo de Ulises.

  • ¿Calentamiento?

  • Sí- contestó- Antes de saltar al campo hay que calentarse.

  • Ni Capello, ni Schuster, ni hostias. Es a ti a quien necesita el Real Madrid.- le dije- Para que los jugadores rindan durante el partido, tienen que salir contentos del vestuario.

  • Como dejes al Real Madrid a mi cargo, los jugadores iban a rendir de lo lindo antes de salir al campo, jajaja.

En la televisión, se veían ambos tangas invadidos por una mano cada uno, y soy incapaz de concretar a quien pertenecía cada una. Una tercera mano apartó la tira superior del tanga de Karina para que se pudiera apreciar bien como un dedo corazón y un anular se metían hasta la tercera falange en el agujero de la venezolana y, ahora sí, puedo asegurar que esa mano era la de mi musa por las uñas rojas postizas de los dos dedos que quedaban fuera de la vagina caracterizando unos cuernos.

Karina empezó a intensificar sus gemidos y a mover las caderas muy deprisa para acelerar la masturbación a la que estaba siendo sometida hasta que todo se congeló y se hizo el silencio en el que se desvanecían dos resuellos. "La hostia" se le oyó al putero por detrás de la cámara.

  • Mira la zorra- añade Alison a mi lado- Se acaba de correr en mi mano.

  • ¿Ovidio se te corre casi todas las noches en tu boca y te molesta que una preciosidad lo haga en tu mano?- le pregunté con ironía, a lo que respondió dándome un tortazo en la pierna.

Con cierta pesadumbre, las dos chicas se levantan de la cama. Ovidio sigue el contoneo de las caderas de la escocesa y, al pasar por delante de él, el de su culo macizo. Al llegar hasta donde está Ulises sentado, se inclina sobre él y comienza a abrir el cinturón y demás cierres del pantalón, al tiempo que Karina, desde atrás, le ayuda a desprenderse de la americana, la corbata, la camisa y una camiseta interior de tirantes.

Alison se pone de rodillas para sacarle los zapatos y todo lo que le viste de cintura para abajo, incluyendo las medias. No sé que vio mi ex en él; no la tiene más grande que yo. Sujeta su polla erecta con tres dedos por la base y, apartándola a un lado, empieza a saborear sus testículos metiéndoselos en la boca. "Madre mía" suspira él. La lengua sube por el camino de la uretra hasta el capullo, sobre el que aplica suaves mordisquitos y algún que otro lametón.

Una cabeza morena tapa la visión y Ovidio busca un ángulo mejor para grabar perfectamente como Alison le ofrece la verga a Karina, quien atrapa el glande con sus labios para chuparlo mientras la rubia sigue pajeando. Luego baja la lengua por un costado y es Alison quien se introduce parte del tronco en la boca sin dejar de mover la mano; luego, se turnan de nuevo. En esa serenata a dos voces, algunas veces las bocas coinciden aprovechando la ocasión para darse algún tientillo o sus lenguas se acaricien. El estómago de Ulises se contrae espasmódicamente.

Atónito en el sofá ante lo que estoy viendo, escucho con atención como el hijo de puta que me coronó comunica que tiene el gaznate seco. Se abre el objetivo y se ve a Karina acercándose a la mesa donde están las copas y el champagne. Se despoja del camisón, dejando a la vista una orquídea tatuada en el centro de su espalda y quedándose únicamente con el tanguita blanco, y coge la botella.

Pasa una pierna por encima de las de Ulises, quedando ella de pie frente a él con su culo encima de Alison, cuya felación aparece en pantalla por uno segundos para que se vea que ahora, con todo el pene para ella sola, lo mama con fuerza engulléndolo por completo en su garganta profunda mientras, bajando el objetivo por su espalda encorchetada, se ve que se está masturbando por debajo de su prenda íntima.

La imagen vuelve a Karina, que sacude su melena azabache, da un trago de champagne, arquea la espalda para que sus tetas se pronuncien más, echa la cabeza hacia atrás y, con el brazo totalmente levantado, comienza a verter el contenido de la botella sobre su cuerpo para que el fariseo sacie su sed. El dorado líquido discurre entre sus pechos, sorteando sus pezones, hasta la boca del truhán, mojando su barbilla, y desciende por el vientre de Karina emulando una cascada burbujeante.

Ovidio recoge la botella vacía de champagne y le presta atención a la mamada de Alison mientras la va rodeando hasta quedarse detrás de su culo, ligeramente empinado, regalando una imagen maravillosa de sus nalgas rotundas y una mano moviéndose dentro del tanga.

El objetivo sube y se empieza a ver el cuerpo de Karina, en la misma postura sobre Ulises pero al revés, dándole la espalda a él, de cara a la cámara. Alison yergue la espalda, aparta a un lado el tanga blanco de encaje de su compañera y le empieza a lamer el chocho, no tan abierto y dado de sí como el de ella, sin dejar de pelar la polla del malnacido. Ovidio cambia de ángulo y aplica el zoom a la lengua de la rubia hozando los labios vaginales de Karina y su clítoris ya inflamado. "Para, Alison, por favor, que me voy a correr" pide Ulises con voz suplicante.

Yo estoy en mi sofá ajeno a todo lo que me rodea, incluyendo los fuertes ronquidos de mi bulldog, completamente abducido por lo que estoy viendo en la tele, cuando mi linda escocesita me baja los pantalones cortos que llevo. No hace falta que desvíe mi mirada de la pantalla porque sé que la mano que tira de mi prepucio hacia abajo es la de Alison como también sé que la calidez que envuelve mi glande es la de su boca.

En la grabación, unos dedos de largas uñas rojas, enfundaban en un preservativo el pene de Ulises. Tras desenrollarlo del todo, esos mismos dedos van a un pequeño broche que une una de las tiras laterales del tanga blanco con la parte de delante de dicha prenda y lo abre. Al no encontrar sujeción en la cadera izquierda, Alison lo saca por la pierna derecha y queda el descubierto el pubis de Karina con un pequeño mechón de pelo.

El primer plano de la polla de Ulises, tomada por Alison para apuntar bien al coño de la venezolana, no se hace esperar y esta empieza a mover las caderas adelante y atrás. La lengua de la escocesa recorre mi polla y la del bellaco y, aprovechando, también repasa el pubis y el clítoris de su compañera.

Ovidio le pide que se eche a un lado ara dar testimonio de la penetración con la que se consuma la infidelidad de Ulises a mi ex esposa Gertrudis, por si a alguien no le había quedado claro de qué se trataba este encuentro a estas alturas de la historia.

Alison se retira, pero sus dedos siguen acariciando los cojones de él y el clítoris de ella en ese bombeo cada vez más rápido. Karina bota sobre el vientre del hombre incrustándose esa verga mientras él pellizca sus pezones y disfruta magreando sus tetas. "¿Te gusta follarte a papá, nenita?" le pregunta el gilipollas a la muchacha haciéndome reír. Patético. Me da la impresión que le daba igual si era a su venerada Alison a quien se tirara siempre y cuando disfrutase de un buen par de tetas ensiliconadas o unas carnes veinticinco años más prietas que las de una mujer de su edad, pues por su trayectoria sentimental y/o sexual, ya sabemos que las maduras no le atraen.

Anunció que se corría, por lo que, para evitar la eyaculación, Alison presionó la uretra por la base del manubrio. El cabrón grito como un gorrino, pero no soltó ni una sola gota de semen, por lo que el estado de su verga quedaba intacto. Como buen cliente que había pagado, debía disfrutar de las dos rajas, por lo que mi musa se puso en pie, dio la espalda a la cámara y se bajó el tanga sin doblar las rodillas dejando registrada en la película de la cinta una fantástica panorámica de su culazo y sus labios vaginales mayores y, entre ellos, los menores, ya cubiertos de una sustancia blanquecina.

  • No te preocupes- me dijo Alison sacándose mi polla de la boca- Cuando te subí al escenario estaba más cachonda.- por si me daba un poco de envidia ver lo empapado que estaba su conejo instante antes de follarse al que me convirtió en el feliz cornudo que soy hoy en día. Todo se lo debo a él

Las chicas cambiaron posiciones y ahora fue Alison la que se puso como había estado Karina al principio, de cara a él. La venezolana fue ahora la que cogió la polla para dirigirla al agujero de Alison y, mientras esta le besaba efusivamente, dejó caer sus caderas sintiendo la penetración.

¿Os corto el rollo? Vale. ¿Por qué murió Cenicienta? Porque el tampón se le convirtió en calabaza, jajaja.

Ulises, poseído por la excitación que le producía el estar por fin follándose a la actriz porno que tanto anhelaba, empieza a bombear como un salvaje, embistiendo hacia arriba con la pelvis con tal fuerza que su culo se levanta de la silla, haciéndole a la rubia gemir muy alto entrecortadamente. "Dios… dios, Alison" bufa. Pues al perecer, a quien verdaderamente le tenía ganas era a ella.

Un hombre de su edad tiene que tener muy claros cuáles son sus límites, por lo que pronto se cansa y tiene que rebajar el ritmo. La escocesita se abraza a su cuello y es ella quien controla ahora los movimientos meciendo sus caderas, lo que hace que al echarlas hacia atrás, su culo se muestre más atractivo. Esto lo sabe muy bien Ovidio y se sitúa detrás de ella para grabarlo y que vuelva a quedar constancia de que el mamón la está metiendo en una vagina que no es la de su mujer.

Esa visión me hace llevar mi mano al trasero de Alison, que sigue inclinada sobre mi entrepierna, para subirle la falda y poder disfrutar del tacto de lo que en la pantalla me está enloqueciendo, si no llevo ya un rato demencial gracias a sus labios y su lengua. Si unos meses atrás me hubieran dicho que sería algo más que amigo de una actriz porno, jamás me lo hubiera creído, pero ya lo veis.

Karina, a un lado de la escena, abre con sus manos las nalgas de Alison y Ovidio descubre así al espectador su ano sonrosado sin un solo pelillo escurridizo que haya sido capaz de escapar de la abrasión de la crema depilatoria. La imagen se oscurece de pronto y el plano se abre para ver a la venezolana con el morro metido en el culo de su compañera haciendo que la penetración se vuelva más relajada.

  • Venga, amor- apura Ulises a su jineta y acomete dos veces hacia arriba captando la atención del cámara- Vamos, putita, muévete más deprisa, venga, venga- y Alison, para acallarle, decide besarle y meterle la lengua en la boca para que tenga la suya entretenida.

El objetivo vuelve a bajar y se ve a Karina escupir donde antes había estado chupando y donde, a continuación, vuelve a hacerlo. Tras un par de minutos, aproximadamente, en esos menesteres, la morena se retira dando paso de nuevo al zoom de la cámara mostrando la saliva que humedece esa tierra de gloria y tiniebla en la cual se adentra un dedo con el tetón de la uña blanca a la manicura francesa, que se llama.

Yo la imito y retiro la goma del tanga para que mi dedo corazón no encuentre obstáculos en la incursión en el orificio trasero de mi musa mientras me sigue comiendo la polla en mi más que cómodo sofá desde que se sentó a mi lado.

La penetración anal a la que Karina somete a su compañera no se puede apreciar, pero se ve claramente como dos dedos desaparecen en la regata entre los glúteos duros de Alison. Parece animarse y empieza a botar velozmente sobre las pelotas cargadas de nuestro amigo, que en mitad de su delirio la llama furcia, perra y cuanto insulto obsceno se le ocurre para dotar de más lujuria a la grabación.

"Listo" dice Karina dándole un suave cachete en el trasero a Alison, quien se detiene de golpe y vuelve a besar a Ulises. Se levanta y le tiende la mano, que él agarra y se deja guiar hasta la cama, donde le hace subirse.

  • ¿Quién te folla mejor? ¿tu mujercita o yo?

  • Tú, tú. Sin ninguna duda.- contesta el gilipollas.

  • ¿Sin ninguna duda? Qué bien- se alegra Alison- ¿Y qué crees que diría tu mujercita si supiese que te has gastado 5.000 € para echarnos un polvo?

  • Me mataría.

  • ¿Y la abandonarías por mí? Así podrías joderme siempre que quisieras con ese pollón que tienes, cariño.- le dice para emocionarle y elevarle el ego.

  • Sí, sí, claro que sí, amor.

  • ¿Y no te importaría dejar a tu hijito en la estacada?- pregunta de nuevo con astucia.

  • Ese jodido crío ni siquiera es mío. Es del garrulo del ex de mi esposa.- garrulo él, que esta firmando su propia sentencia.

Alison se arrodilla dándole la espalda y se echa hacia delante poniendo el culo en pompa y la mano entre los muslos de Karina abriéndole los labios, que está tumbada boca arriba con las piernas abiertas y flexionadas. Ante la pasividad de Ulises y antes de acercar su boca al coño de la venezolana, mira hacia atrás y le dice: "¿Esperas una invitación, machote? Jódeme el culo fuerte." Estas palabras le hacen reaccionar y se prepara subiéndose un poco la gomilla del condón.

El primer intento es fallido porque se le escurre en el cóccix. En el segundo acierta y Alison grita. De un empujón, mete el resto o gran parte de su verga, que no lo sé porque pasa lo mismo que cuando Karina le metió dos dedos. "Ahhh" grita otra vez Alison. "Más cuidado, cabrón" se queja en serio, pero el bellaco lo interpreta como una actuación y se pone a recitar su propio guión: "¿Te gusta, cacho puta? Sé que te encanta que te rompa el culo con mi polla como la perra que eres, ¡porque eso es lo que os gusta a las rameras!".

Al rato, cayéndole goterones de sudor por el torso, que brilla como brilla al espalda de Alison y el pecho de Karina, que con una mano se retuerce un pezón y la otra la mantiene sobre la cabeza de su compañera, que le está comiendo el coño; se retira para que Ovidio enfoque el agujero abierto de mi musa: "Tú, negrito"- le llama- "Graba esto, mira como le estoy dejando el culo a la guarra de tu amiga" y ríe jovialmente y con orgullo.

Alison le pide que avise cuando se vaya a venir y le vuelve a meter la polla, que esta vez entra como un cuchillo candente en mantequilla y sin tanto dolor para Alison, cuyo trabajito entre las piernas de su compañera es el que aparece en pantalla. Mueve la lengua con rapidez en ese clítoris hinchado y, de vez en cuando, sorbe su flujo y coge entre sus labios de la cara los del conejo de Karina, que gime con alegría.

Ulises comienza a azotarle el trasero. "¡Golfa!" ¡Zas! "¡Zorra!" ¡Zas! "¡Puta!" ¡Zas! Está totalmente fuera de sí, bombeando que parece que se le van a descoyuntar las caderas y empieza a decir que no aguanta más y se corre, por lo que Alison se da la vuelta y le quita rápidamente el condón.

Bastan no más de dos sacudidas cuando la escocesa se la agarra para comenzar a correrse dirigiendo la eyaculación a su boca mientras el bellaco aúlla. A petición mía, ya que era algo que le daba mucho asco a Gertrudis, miró a cámara mostrando el semen en la superficie de su lengua y tragó igual que tragaba el mío en ese mismo momento en el que yo también me venía mientras me la chupaba en el sofá.

Abrí los ojos cuando se empiezan a oír toses por los altavoces del televisor. Ulises, con la cara roja como un tomate, está en la misma posición que Alison mientras la daba por culo con una mano en el cuello.

  • ¡Oh, dios mío, se está ahogando!- grita Karina mientras acude a asistirle.

  • ¿Qué te pasa?- pregunta Alison asustada.

  • El inhalador…- intenta coger oxígeno sin éxito- El inhalador…- intenta coger aire otra vez- En la… americana.

Mi musa sale del plano para volver al instante. Le tiende el inhalador, él se lo lleva a la boca y aspira recuperando la calma en su tórax y el alivio en la cara de las chicas. Alison mira otra vez a la cámara sin que se le haya ido el susto del cuerpo y exclama poniendo una mano en el objetivo: "Corta ya, ¿no?"

  • No sabes el susto que me dio.- me dice la chica de mis sueños mientras me sube los pantalones cortos y yo me descojono en el sofá- Bueno, me tengo que ir ya que esta noche actúo al otro lado de Madrid- y se levanta alisándose la falda.

Se despide de mí con un beso ardiente y de mi perro acariciándole el lomo. Cuando se va, recojo el DVD y lo meto en el sobre en que me lo entregó ella, pongo dos sellos y la dirección del destinatario y, encendiendo un cigarro, me recuesto pensando qué escribir en la nota. Al cabo de un rato, decido olvidarme de la originalidad y opto por lo más sencillo:

"Querida Gertrudis:

¿Qué tal? ¿Cómo anda nuestro hijo? Seguro que ha crecido un montón desde la última vez que me dejaste verlo. Siento mucho lo de tu matrimonio, no sabes cuánto me duele. Y qué curioso, las dos veces ha sido por culpa del mismo hombre.

Te envío un documental informativo dirigido y protagonizado por mi novia. ¿A que no sabes quién es el artista invitado? Deseo que tu esposo te haga muy feliz, por lo menos hasta que veas el DVD.

Para siempre y con cariño, Jonathan.

P.D.: Te recomiendo mi abrillantador de cuernos marca ‘La Cervatilla’"

"Ooh, ooh, shalala

I was dancing with the Queen of New Orleans

Ooh, ooh, shalala

Dancing in the streets of New Orleans

Ooh, ooh, shalala

Dancing cheek to cheek in New Orleans

Ooh, ooh, shalala

It was almost like a dream"

(Jon Bon Jovi – "Queen of New Orleans")