En cuarentena

Travesuras en cuarentena

En cuarentena……

Mi nombre es Karla, soy una mujer de 42 años, con una vida extraordinaria, a la que la vida le sonríe día a día, quiero contarles mi travesura y la de Andrés, esto me sucedió en cuarentena; hacía más de un mes sin verle, sin olerle, sin sentirle; de repente, mi teléfono sonó, era él, Andrés, aquel amor prohibido, aquel amor perdido por la distancia; se había ido de viaje y luego al retornar llego la época de distanciamiento social, por aquello de los virus que viajaban de Oriente, era ya un mes; me dijo… Hola, vendrás?, yo sin dudarlo, como si fuera su esclava, tome mis llaves, deje mis oficios y fui a su encuentro.  Al llegar, estaba ahí, esperándome, casi muero al verle, sus ojos me miraron, no sé si pudieron leer lo que los míos gritaban, emoción, felicidad, deseo, sus labios se posaron en los míos, de inmediato pude sentir descargas eléctricas que aumentaban los latidos de mi corazón, pero también aumentaba la humedad en mis pantaletas, jajaja, creo que Andrés lo sabía, tan pronto percibí su olor, no pude contener el deseo de tocarle, mis manos inquietas, se dirigieron a despojarle de aquel obstáculo que me impedía saborear aquella parte de su cuerpo a la que deseaba llegar, al poder aligerar sus pantalones y su ropa interior, apareció su inquieto acompañante, aquel que mi cuerpo ya había sentido; déjenme contarles que es una cosa espectacular, su sabor, su olor, su textura, su dureza, aun imaginando y recordando aquella escena, puedo volver a mojar mis pantaletas, jajaja, pero bueno, de inmediato me acerque a olerlo, a lamerlo, pude saborear sus fluidos amorosos, gota a gota mi lengua disfrutaba, sentía como si saciara mi hambre, sentía como si saciara mi sed, lo hacía como cuando sientas a la mesa a un mendigo al que le brindas un banquete, era delicioso, pero también el sentir aquel miembro duro, era excitante, escuchar como dejaba escapar uno que otro quejido, me ponía a mil; Andrés era todo un experto al momento de amarme, de excitarme, tan solo verle y recordar lo que me hacía al cerrar la puerta me hacía volar y esto a la distancia, imaginen lo que sucede en la realidad.

Yo llevaba un vestido algo más arriba de la rodilla, negro, sabía que si lo vería quería tener sus manos fuertes sobre mi cuerpo, así que me prepare para él, llevaba una tanga diminuta para que no hubiera obstáculo alguno; termine de pasar, me sentó en su silla, para esto ya estaba mi sexo tan húmedo como las aguas del océano, corrió mi tanga y me lamio como si saciara su sed, como si tomara de un oasis en medio del desierto, en ese momento sentí que me perdí, olvide la noción del tiempo, olvide el lugar donde estaba, cerraba mis ojos y al abrirlos la escena era Andrés lamiendo mi vagina, la cual estaba ávida de él, me transportaba para luego volverme a perder en un lugar del universo que me alejaba de aquel espectáculo de hombre, luego pude entender que era su lengua la que hacia sinapsis con las terminaciones nerviosas de mi sexo, de mi ser; pronto, retiro mis pantaletas y volvió a la tarea, era todo un experto, ya que sabía lo que mi cuerpo quería, lo que había esperado desde ya casi un mes, de repente sentí como un volcán en erupción, un fuerte orgasmo que recorrió todo mi cuerpo, de forma inconsciente salió un gemido, era yo que no podía contener tanta fuerza en mi interior; Andrés, muy prudente me pedía silencio, pues no sabíamos que tanto se llegara a escuchar  o quien estuviera a nuestro alrededor, pero no dependía de mí, eran gemidos de pasión, tan pronto volví en mí, me paro de aquella silla para que pudiera sentir su sexo en mi interior, así que sin oponer resistencia me senté sobre él y deje que lentamente se apoderara de mi interior, aquella sensación no tengo como describirla, era un momento de plenitud y éxtasis, aumente mi ritmo y podía llenarme de ese miembro, que había deseado, que había soñado, mi corazón latía a millón, el poder escucharlo decir a mi oído que extrañaba como devoraba su pene, que extraña como nos comíamos los dos, me hacía aumentar el ritmo hasta que aquel miembro estallo en mi interior, quede como me gusta, inundada de él, nos abrazamos, nos besamos, con el deseo y la esperanza de pronto volver a repetir esta maravillosa travesura, pero ya sintiendo mi piel y su piel….