En casa...III

Final...

Quiero empezar dando las gracias tras revisar mis números. Aunque no son lo más importante aquí ya son 200 relatos compartidos con las 9.075.120 de visitas y con un 9.08 de valoración. No puedo más que daros las gracias a todos y pedir disculpas a los que no les gusto lo que escribí.

Ese mediodía, papá recibió la noticia, de que al día siguiente a su amigo le daban el alta hospitalaria.

—No te pongas triste papi, en cuanto pueda iré a verte –le dije, sentada en su regazo.

—Voy a echarte tanto de menos, mi niña...estos días, han sido un paréntesis alucinante.

—Yo también lo he pasado genial, papá –contesté, besándole intensamente.

—Dicen, que van levantar a medias el confinamiento cuñado, y estarás en posición de poder visitarnos siempre y cuando tengas que acercarte por aquí –dijo el tío, mientras papa no dejaba de besarme cada vez más apasionadamente.

Me giré sobre su regazo, montándole, abrazándome a su cuello, disfrutando de su boca hambrienta

—Apenas me reconozco, he pasado de echar un polvo al mes, a pasarme todo el día empalmado –dijo, notando como yo ya me frotaba.

En ese momento llamó mi madre, y tuvimos que posponer lo que habíamos empezado, descabalgué a papa, justo cuando activaba la video llamada. Mientras él, le explicaba cómo estaba la situación, en el otro extremo de la cocina, era el tío quien ahora devoraba mi boca y de nuevo, ir de uno a otro me ponía a cien.

— ¿Te pone que me coma sus babas, verdad mocosa? –dijo mi tío, dándome un fuerte azote

—Me da un morbazo...me encanta –le dije, igual de flojito.

— ¿Por qué?

—Porque sé que no te gusta, y que lo haces solo porque sabes que a mí me gusta.

—Eres una zorra

—Y tu un salido como papá. A los dos os pone a mil tenerme todo el día cachonda, y es solo por eso que aceptáis al otro, en este loco trio incestuoso, y el deseo os arrastra al placer más morboso en el que se pierde hasta la cordura por saciarlo, pasando por encima de cosas que siempre habíais considerado tabú –espeté, al saber que la video llamada, se había cortado por que el móvil de papá, se había quedado sin batería.

—Joder nena –dijo papá

— ¿Y tú como sabes todo eso putita?

—Porque yo me siento igual, cuando me folláis los dos

—Esta noche lo haremos a lo grande, pero hasta entonces, nadie puede correrse. ¿Qué os parece? –sugirió el tío

—Por mi perfecto –dijo papá, tocándose

— ¿Tocarse, besarse...? –pregunté

—De eso no he dicho nada, prohibido correrse, el resto al libre albedrío

Mientras papá conectaba el móvil, me tumbé a su lado en la cama, y acaricié su espalda, me giré y subiendo su camiseta besé sus riñones, mientras él encendía el teléfono.

—Tío, ven un ratito, hoy no hay que trabajar

Y mientras mi madre, empezaba a despotricar al otro lado del teléfono, esta vez sin video, el tío, se echó a mi lado en la cama de matrimonio que usaba papá, mientras él sentado de lado nos miraba.

Subí la camiseta del tío, y empecé a besar su tripa, sus tetitas...él intentaba apartarme jugueteando, mientras papá metió la mano bajo la camiseta y me pellizcó el culo...

—Si mujer, ya sé que tengo que ponerlo a cargar...tu nunca te olvidas de nada...–se lamentaba buscando mis tetas, bajo la camiseta, tras haberme subido sobre el tío.

No podía evitar la cachondez que me causaba, la depravación de jugar con mis machos, sobre todo mientras mamá regañaba a mi padre al teléfono por una insignificancia como esa.

—Bien ahora te la paso, está por aquí, donde va a estar si no podemos salir a la calle mujer...

—Hola mamá, ¿cómo andas? –pregunté, frotando mi coñito contra el pubis de mi tío

—Aburrida, menos mal que estos días sin tu padre y el otro, nos ha cundido, y hemos hecho un montón de cosas con la vecina –dijo esta, mientras papá lamia mis pezones con gula

—Siempre quejándote del pobre, no es raro que este todo el día en el trabajo

—Es donde está mejor, lo que mejor sabe hacer

Discrepaba, pensé viéndole mamar mis tetas con ahínco.

—Pues mañana ya le tienes por ahí

—No me lo recuerdes, y por cierto ¿qué tal con tu tío? –volvió a quejarse, mientras ahora el tío metía un dedo en mi cuquita

“Si yo te contara” pensé ahogando un gemido, cuando añadió un segundo dedo a su placentera tortura.

—Muy bien con el tío, se porta genial conmigo, bueno te paso a papá. –dije y este rio bajo mi cuerpo.

Me quejé, cuando el tío sacó los dedos, y este me recordó que no podía correrme, dándome una fuerte palmada en el trasero, mientras papá colgaba el teléfono.

—Esto no hace más que degenerar –dijo papá, inclinándose para darle una lengüetada a mi sexo hambriento.

— ¿Y no te gusta cuñado? –dijo el tío, separando más mis piernas, desde debajo de mi cuerpo

—Me encanta Ignacio, me encanta

—No hagas que la putita de tu hija se corra –y para mi penuria, papá apartó sus labios de mi coño.

Cocinamos entre los tres, ellos llevaban solo un pantalón cómodo y unas camisetas, y yo solo una camiseta, por lo que durante todo el tiempo y sin pudor, toqué sus pollas, sus huevos y ellos mis tetas, mi coñito...calentándonos a la espera de esa noche.

Tras la comida, propuse un nuevo entretenimiento para sobrellevar la tarde:

—Podíamos jugar al trivial con una condición, cada quesito conseguido, nos permitirá esta noche pedir algo a lo que el demandante deberá acceder sin restricciones. ¿Qué os parece? –a los dos se les iluminaron los ojos, y me descargué un trivial de internet.

— ¿No hay límites? –pidió el tío, retándonos con la mirada en mitad ya de la partida

—Por mi parte ninguna –dije con rotundidad

—Por la mía tampoco, salvo que me pidáis que me vaya a la cama sin postre –dijo mi padre, y los tres nos reímos a carcajadas

—Supongo que tampoco para ti los hay tío

— ¿Crees que soy de los que se achanta? –replicó envalentonado

Ya oscurecía cuando acabó la partida, que ganó mi tío con seis quesitos, papá y yo con cinco cada uno. No se nos había dado nada mal la tarde, y cada uno se retiró un rato a descansar, y a asearse para la informal cena. Durante la partida, decidimos que el ganador elegía como, cuando y de qué manera, empezaba la noche y antes de retirarnos papá dijo:

—Tenéis una hora y media para preparaos, yo me encargo de meter unas pizas al horno, y prepararemos algo de picoteo sencillo para cenar, por cierto no os molestéis en vestiros la fiesta de esta noche es en ropa interior.

En la ducha, ya había decidido mis cinco peticiones, y mientras untaba mi cuerpo de crema hidratante, con olor a melocotón, dudé en si ponerme solo mis braguitas normales, o vestirme para la ocasión, con un conjunto que aún no había estrenado, y que había subido un par de días atrás de casa. Ganó la opción b, y me enfundé mis medias a medio muslo, el ligero y braguitas a las caderas, todo de tul transparente, al igual que el sujetador de triangulitos diminutos, que apenas cubrían mis pezones, juntando y resaltando mis pechos. Lo que más me gustaba, era el perfil de mi culo gordito, apenas cubierto por las braguitas negras, pensé mirándome al espejo, mientras me recogía el pelo en una cola alta desgreñada. Luego me calcé unas sandalias de tacón, y pasados más de cinco minutos de la hora prevista, y tras oír las dos puertas de sendas habitaciones, fui al encuentro de mis machos.

Los dos silbaron embelesados, mirándome al pasar frente a ellos, sentados cómodamente en el sofá en calzoncillos.

—Joder niña, que buena estas –dijo el tío, con voz lasciva

—Princesa, estas espectacular

—Gracias amores...preparamos la cena antes de que os enfriéis

—Contigo así “vestida”, hoy no me enfriaría ni en el polo norte

—Ídem cuñado, ídem –dijo papá

Mientras papá y yo preparábamos el resto de la cena, el tío preparaba el salón.

—Nena, se me ha quitado hasta el hambre de comida –dijo, trazando la curva de mi culo

Lo llevamos todo al salón, donde el tío había preparado la mesa baja, y sentado en el sofá, servía el champan helado en las copas, antes de devolver la botella a la cubitera.

—Nena, a ti te he preparado el sillón presidencial –dijo, señalando el sillón al otro lado de la mesa frente al sofá.

Me senté a lo Emmanuelle, cruzando las piernas con mi copa, mientras ambos devoraban mis muslos con mirada hambrienta. Cuando tuve toda su atención fija en mis piernas, las descrucé, y separándolas me incliné, atrayendo así su mirada a mi entrepierna:

— ¿Quién quiere piza? –pregunté, cogiendo un trozo antes de volver a mi postura inicial

Los dos cogieron sendos trozos de piza, sin dejar de mirarme como lobos, mientras ambos comíamos sin ganas. Terminé mi copa y dije:

—Tengo que ir a hacer un pis –dije, levantándome

—Entonces yo quiero usar uno de mis quesitos, voy contigo –dijo el tío, siguiéndome por el pasillo

Andaba despacio, recreándome en el repiquetear de mis tacones en el parqué, sintiendo su mirada en mi trasero, excitándome más a cada paso.

—Que quieres que haga –pregunté, desafiante mirándole a los ojos, oyendo como mi padre se quedaba en la puerta, de mero espectador de la lujuria del otro.

Sin contestarme se acercó, y agarrando el elástico de mis braguitas, empezó a bajarlas lentamente, hasta medio muslo, siguió por mis rodillas sobre mis medias, y las dejó en mis tobillos.

—Ahora puedes sentarte –y cuando lo hice, separó a tope mis rodillas, y se arrodilló ante mí.

Se suponía que tenía que hacer pis, pero me costaba horrores por lo excitada que estaba.

—Vamos nena, haz pis para mi

Y mientras empezaba a hacerlo, metió los dedos, y empezó a sobar mis clítoris, dejando que mi pis, empapara sus dedos y todo mi coñito.

— ¿Ya esta preciosa? –peguntó

Y cuando asentí entre suspiros, y para mi sorpresa se inclinó, y quitándome las bragas, colocó mis piernas por encima de sus hombros, y con los labios pegados a mi sexo palpitante dijo:

—Ahora toca limpiarte guarrilla –y para mi sorpresa, su lengua plana recorrió mi vulva encharcada limpiando mi sexo, relamiéndome goloso

Me eché hacia atrás, y jadeé mirando a papá, en la puerta embelesado, mirando la escena tan excitado como nosotros dos, por el bulto que marcaban sus pantalones.

No tardé en correrme en su soberbia boca, mientras él seguía lamiéndome con ímpetu, hasta que mi cuerpo se calmó, solo entonces bajó mis piernas, puso mis pies en el suelo, y ayudándome a levantar, volvió a ponerme las bragas y a subirlas lentamente.

Volvimos al salón donde rellené las copas, y tras un sorbo fue papá quien dijo:

—Estará más frio pero no mejor ¿verdad Ignacio?

—Cierto cuñado –dijo mi tío, cogiendo otra porción de piza mientras papá picoteaba.

Al final de la cena, notaba los pezones de los más sensibles, ya que al estar tan tiesos y excitados, no dejaban de rozarse contra el tul, y pasé la palma de mi mano para calmarlos.

—Seguro que te molesta esa tela, ¿porque no la apartas a un lado, princesa? –propuso el tío

Y agarrando la tela en forma de triángulo, y sin desabrocharlo la corrí a ambos lados, dejando mis tetas al descubierto.

—Yo quiero usar uno de mis quesitos en el postre, siempre ha sido uno de mis fetiches –dijo mi padre, apareciendo con el bote de nata montada

Sonreí a la expectativa, y sentándose de nuevo en el sofá dijo:

—Antes te encantaba la nata, el otro día comiste poca, ¿quiere nata mi nena? –y asentí

Papá se deshizo del pantalón y sentándose de nuevo, agarró su polla con una mano, manteniéndola pegada a su pubis hacia arriba, y girando el bote puso una bolita, como una nuez de nata en sus pelotas.

Excitada como una perra, me arrodillé entre sus piernas, y sacando mi lengua, lamí golosa toda esa nata, y le miré pidiendo más con la mirada, él sonrió y volvió a poner un poco más, me lancé de nuevo a devorarla.

—Umm así, que rico, mi niña golosa –gemía, mientras yo lamia sus pelotas, llenas

Terminó cubriendo su gordo glande de nata, y yo devoré como una posesa esa montañita de espesa nata, chuponeando con ganas, haciendo ruiditos...

—Ya golfilla, para mi niña, para cariño, que papá también quiere postre –me empujó la cabeza con cariño, apartándome de su polla palpitante.

Llenó mis pezones de nata, y se inclinó para devorarla en un santiamén, relamiéndolos, mamando de mis pechos como un niño, su boca iba de uno a otro, dejándomelos empapados de saliva.

Noté el ruido de la mesa, y al momento mi tío de rodillas pegado a mi espalda, agarró mis tetas y las juntó, mientras papá seguía devorándolas, embriagándose con su propia saliva, frotando su cara entre mis pechos ahora juntos, mordisqueando hasta mis pezones, a pesar de seguir siendo mordisquitos tiernos, como siempre hacia papi. Pero detrás, podía sentir el duro rabo del tío, pugnando entre los cachetes de mi culo, separado de mi cuerpo por las telas de nuestra ropa interior, y aun así podía notar su calor, su dureza...sus ganas de penetrarme, de poseerme salvajemente, como siempre hacia...

Y metí mi mano hacia atrás, sacando su polla del calzoncillo, él bajó mi braga solo descubriendo mi culo, y tiró de este subiéndome, colándose esa serpiente dura entre los pliegues de mi carne, hasta encontrar mi vagina, volvió a dar un tirón, y mientras papá se deleitaba con mis tetas, mi tío me la metió hasta los huevos en el coño desde atrás. Di un alarido, cuando esa polla me llenó por completo, de una sola estocada, aliviando el deseo acumulado todo el día, calmando la necesidad de ser poseída, que el mismo había encendido aún más en el baño...

Me apoyé en los muslos de papá, y bajé la cabeza para meterme la polla de mi progenitor hasta la garganta, y este dio un alarido echándose hacia atrás en el sofá, recorrí ese duro tronco un par de veces, meneando las caderas, en busca de la otra polla que llenaba mi vagina, convirtiéndonos los tres, en un solo cuerpo recibiendo placer...

Durante un par de minutos, nos abandonamos a esa postura correlativa, hasta que mi cuerpo quiso más, y liberé en un fuerte estoque la polla de mi coño, y después la de mi boca y dándome la vuelta le dije a papá:

—Agárratela de la base. Tu niña quiere tu polla en el coño –pedí quitándome del todo las bragas

Apenas le di tiempo a sujetarla, cuando me senté calzándomela hasta el fondo, haciéndole gritar de placer, al apretarla con mi vagina.

—Este es mi primer quesito tío, quítame los zapatos –y este de rodillas ante mí, con la polla aun palpitando, obedeció como habíamos acordado

Una vez descalza, subí mis pies a las rodillas de papá y separé las rodillas...

—Tío te toca, quiero de nuevo esas dos pollas, follando mi coñito hambriento –y el tío, ansioso no se hizo de rogar

Poco a poco, su polla fue entrando paralela a la de papá, abriéndome, dilatándome, dejando mi coñito tirante. Apoyado en el respaldo empezó a moverse, a empujarme hacia abajo, solo él se movía moviéndonos y papá gemía, yo aullaba y él suspiraba...

—Quiero correrme con el coño lleno de semen

Papá levanto el culo, adaptándose a los empellones del tío, sus pollas se rozaban dentro de mí, aumentando su placer, abriéndome aumentando el mío. Estaba en un punto sin retorno, el pubis de mi tío rozaba mi clítoris, cada vez que se hundía...su cuerpo se puso tenso, papá empitonó desde abajo y él rebotó desde arriba, juntándose dentro de mí, estallando casi al mismo tiempo, soltando ambos ríos de lava en mi coñito. Eso terminó de volverme completamente loca de placer, mientras los tres gritábamos desesperados, enloquecidos...

Los tres quedamos exhaustos en el enorme sofá, intentando volver a respirar con normalidad cuando oí al tío decir.

—Antes de descansar un ratito, quiero usar otro de mis quesitos. Cuñado, limpia el coñito de tu niña putita.

Papá miro mi coñito abierto rezumando semen, parte suyo, parte de su cuñado. Me miró a los ojos, y sin pensárselo dos veces, subió una de mis piernas al respaldo del sofá, abriéndome aún más, y agachándose empezó a lamer, primero mis muslos llenos ya de semen. Fue subiendo con su lengua, y pasó esta por los labios de mi vagina, presionó metiéndola entre los pliegues y bajó hasta mi dilatada vagina, sacando con su lengua el semen, lamiendo cada vez con más gula mi sexo, sin importarle de quien era, solo excitado por donde estaba...en el coñito de su niña.

—Papá te va a dejar limpita mi amor –y suavemente, como siempre era papi, limpio mi coñito de semen, llenándolo de juguitos con otro de mis orgasmos.

—Gracias papi, te quiero. –le dije besando sus labios, antes de acurrucarme

Los tres sudados, descansábamos unos minutos tras el primer asalto, a sabiendas de que habría más.

—Niña, mi vejiga pide a gritos que use mi tercer quesito, ¿vienes? –pidió, terminándose el champan de su copa

Esta vez fui yo tras ese corpulento hombre, que hacia vibrar cada centímetro de mi cuerpo con solo proponérselo.

—Te quiero dentro, de rodillas –exigió señalando la bañera

Su mirada me retaba a hacer lo que me pedía, o abandonar el juego, y entré sin dudas en la bañera, para arrodillarme ante él sin perder su mirada de vista.

—Te dejaré elegir donde lo quieres

—Lo quiero despacio, y primero en mis tetas –le seguí el juego juntándolas

Mis ojos dejaron los suyos, para clavarse en su falo relajado, y aun así de un tamaño considerable, lo aferró con una mano, y mientras con la otra sobaba sus pelotas, ostensiblemente ante mi mirada, empezó descargar sobre mis pechos.

Me excitó, notar el líquido caliente en mis pezones y mis pechos, busqué la mirada de papá de nuevo en la puerta, mirando alucinado como su cuñado meaba sobre su hija.

—Cuñado –al oír su voz entrecortada, pensé que iba a pedirle que parara

—Ahora mi tripa tío, y mi coñito –pedí, estirándome

— ¿Te importa si gasto el segundo de mis quesito como tú? –y cuando mi tío, negó con la cabeza, papá se colocó a su lado, agarró su polla y apuntó hacia mi cuerpo.

Diosss, jamás pensé que verles en el borde de la bañera, cubriéndome de pipi caliente, pudiera ponerme tan cachonda, pero lo hacía, me excitaba sentirme sucia, y usada por ambos de esa manera.

—Ya casi he acabado, te cedo su coñito cuñado –le dijo mi tío

Y mientras papá, apuntaba a mi coñito me estiré, para que el ultimo chorrito del tío, cayera sobre mis labios entreabiertos, él jadeó y mi lengua relamió la puntita, terminando por mamar el glande con gula, sintiendo el calor de papá entre mis muslos.

—Joder nena, pero que golfa eres cielo –dijo, mientras su polla empezaba a reaccionar, lentamente con mis chupones

—Yo también acabo, mi niña –dijo papá, pidiendo veladamente terminar como el tío, en mi boca

Y como no, degusté a papá, y me relamí golosa, dejando su polla gorda, y reluciente antes de ponerme en pie, para empezar a ducharme, entonces se me ocurrió algo.

—Quiero usar mi segundo quesito, quiero que os duchéis conmigo, que me limpiéis –les dije con cara de pícara, tocando mis pechos

El primero en entrar fue el tío, y mientras esperaba que soltara el agua, tras delinear la curva de mi culo, y pegarme a su cadera, bajó la cabeza y lamió mi pecho, jadeé extasiada, y en ese momento, entró papá del otro lado, y apresando con su mano el otro pecho, lo lamió con gula.

Con uno a cada lado, agarré ambos mástiles, y empecé a tallarlos sin prisa, sintiendo como se ponían duros en mis manos. Los dedos de papá entraban y salían de mi coñito, mientras los del tío, penetraban mi ano.

Mientras nos masturbábamos, nos frotamos entre los tres enjabonándonos sin manos, luego alguien soltó el agua, y dejamos que esta se llevara la espuma, antes de salir de la bañera.

Mientras me secaba el pelo, enrollando la toalla en mi cabeza, inclinada hacia adelante, uno de ellos agarró mis caderas, y poco a poco fue penetrando mi esfínter...una vez más, no hizo falta mirar por el espejo del lavabo, para saber que era mi padre, quien lentamente empezaba a follar mi culito.

—Que culito más rico tienes nena, quiero emplear mi tercer quesito, para follarme tu culito, hasta hartarme mi niña

Mientras mi tío se colocaba entre mi cuerpo y el lavabo, agarrándome la cara devoró una vez más mi boca, mientras su mano se perdía entre mis piernas, y sus dedos entre los pliegues de mi sexo. La lentitud con la que papá, entraba y salía de mi culo, contrastaba con la rapidez con que mi tío, metía y sacaba los dedos de mi coño, frotando furiosamente mi clítoris con el pulgar, haciéndome berrear un nuevo orgasmo entre los dos.

—Vamos nena, despacito –dijo papa pegándose más a mí, agarrándose a mis pechos

Sin sacar su polla de mi culo, cruzamos el pasillo hasta su habitación justo enfrente.

—Ponte a cuatro patitas cielo, deja que papa te siga follando, un poquito más –sugirió, entre jadeos, sin dejar de follarse mi culito dilatado.

—Papi deja que use mi tercer quesito, quiero que me folléis los dos agujeritos al mismo tiempo y me los llenéis de semen como antes mi vaginita –pedí

Sin sacarla de mi culo, fue el tío, quien tumbado a nuestro lado, se puso de espaldas, colocándose bajo mi cuerpo, para que pudiera penetrarme con su polla, como así hice. Él aferró mis tetas, y yo empecé a cabalgarle, frotando mi coñito, balanceándome, echando el culo hacia atrás, y pronto los tres nos adaptamos al mismo ritmo, gimiendo, disfrutando del calor, que se apoderaba de nuestros cuerpos sudorosos de nuevo, escalando hacia la misma cima...

—Cariño, vas a hacer que me corra si te mueves así, apretándome –gimió papá

—Si nena, dale caña, duro pequeña...córrete para mí, quiero sentirte, y juro que llenaré tu coño de semen, mientras te corras –dijo mi tío, con voz ronca

Mi padre fue el primero en estallar, yo lo hice sintiendo el calor en mi culo, y las palabras de mi tío, y este como prometió, en mitad de mi orgasmo se vacío por completo, aullando. Relanzando así mi orgasmo a la cumbre, haciéndome gritar más y más, mientras todo mi cuerpo, convulsionaba entre ambos, que no paraban de follarme entre jadeos.

Caímos los tres rendidos en la cama, como tres fardos sin voluntad, debimos quedarnos dormidos, porque desperté en mitad de la noche, con una agradable sensación que enseguida identifiqué. Antes de abrir los ojos, noté esa lengua caliente y húmeda, relamiendo mi sexo dolorido e irritado, con tesón. Me incliné ligeramente, para ver a mi tío, sonreírme con maldad:

—Estoy usando mi cuarto quesito puta, duérmete-dijo, metiendo su lengua en mi sexo, pegajosillo.

A nuestro lado papá, dormía plácidamente, mientras él me dio la vuelta, y siguió lamiendo mi ano igual de pringosillo con deleite, como si lamerme fuera una necesidad, más que un deseo.

Estaba tan irritada, que esa lengua me producía escalofríos, y una sensación entre desagradable y placentera, que empezaba a ponerme de nuevo en órbita, despertándome al placer más sórdido y absoluto. Gemí retorciéndome en la cama, mordiendo la almohada cada vez que esa lengua, se hundía en cualquiera de los dos agujeros de mi cuerpo, sin control...

—Vaya, veo que ya estáis despiertos –dijo papá apoyándose en un codo a nuestro lado

Yo, estaba de nuevo excitadísima, contagiada por el vicio sucio de mi tío, lamiendo cualquier rastro de semen abandonado en mi cuerpo, sin importarle que ese semen fuera suyo, sabiendo que en el fondo, como todo macho quería borrar los rastros de otro macho de mi cuerpo. Mis dedos se enredaban entre su pelo, mientras su cabeza ahora entre mis piernas, intentaba volver a proporcionarme otro orgasmo. Cerré los ojos y me abandoné a esa lengua voraz y a su mente, en esos momentos más necesitada que su cuerpo, dejando que el orgasmo se apoderada de mi cuerpo cansado, empapando ahora sus labios con mis juguitos.

—Si mi niña, córrete para mi –había suplica en su voz

Y mientras me corría, más que aliviada, me sentí poderosa, dueña de ese gran macho en ese instante, y ver a mi padre de nuevo dispuesto, acentuó esa sensación de poder.

Mi tío se tumbó de espaldas a mi lado, dejándome en medio de los dos, me puse de rodillas entre ambos y cogiéndoles una mano a cada uno dije:

—Voy a usar dos quesitos a la vez

Llevé la mano de papá a la polla del tío, y la del tío a la polla de papa, ambas aun no estaban duras, aunque empezaban a prometer. Los dos me miraron con cara de pocos amigos, luego se miraron interrogantes, yo me mantuve de rodillas, firme en mi decisión. Estiré ambas manos y empecé a acariciarles las pelotas, dejándoles claro que no había marcha atrás, o jugaban o abandonaban el juego.

Las dudas tiñeron ambas miradas, estrujé con fuerza las pelotas del tío, mirándole a los ojos, y de reojo, vi como su mano empezaba a tallar la polla de papá. Mientras mi mano acariciaba lentamente sus huevos y como había pasado unos segundos antes, en el otro lado la mano de papa empezó a moverse, meneando la polla de mi tío.

Uff mi coñito se empapó ante la imagen de mis dos machos masturbándose, en contra de sus principios, a sabiendas de que a ninguno de los dos les atraía la situación, pero sabiendo que a pesar de ello ambos cedían, por seguir en ese torbellino sexual a tres bandas.

—Separad más las piernas chicos, y aquí no puede correrse nadie sin mi permiso –ordené

Y agazapándome, sobaba las pelotas del tío con brío, lamia a papá con mimo, dejando que el exceso de saliva escurriera por su perineo hasta su ano, gimió cuando mi lengua lo rodeó y finalmente le penetré con ella, entré una y otra vez, disfrutando del temblor de sus muslos mientras lo hacía...unos momentos después hice lo mismo con mi tío, y mientras sobaba las pelotas de papá con suavidad, mi lengua entraba dura, brusca, hambrienta en el ano de mi tío, sus piernas estaban rígidas al contrario que el otro, pero gemía igual mientras las manos de ambos volaban masturbando al otro.

Tras repetir un par de veces, opté por antes de cambiar y tras tener a mi oponente rendido a mi lengua, empecé a introducir un dedito, lentamente mientras me pasaba a lamer al otro, y de nuevo alterné entre ambos mi lengua y mi dedito.

—Joder mi niña, no puedo más... –jadeó papa con mi lengua dentro

—Correrte no es gratis papi

—Te doy uno de mis quesitos nena, pero deja que papi se corra –aulló cuando saqué mi lengua y metí esta vez dos dedos

— ¿Te gusta papi? –pregunté con vocecilla

—Mucho bebe, mucho –gimoteo rendido

Me puse en pie sobre la cama, me di la vuelta, y abriéndome de piernas pegué mi coñito empapado a su pecho.

—No sueltes su polla –le dije intuyéndole

Y mientras me deslizaba por su cuerpo, humedeciéndolo con mi sexo pringosillo de mis juguitos, el tío siguió agarrándosela, yo de espaldas a papi subí el culo, buqué esa polla, dejando que fuera el tío quien la llevara a mi coñito, mientras yo bajaba lentamente. Papá gritó extasiado, sintiendo como mi vagina le apretaba, agarré la mano del tío, que ahora seguía la escena de rodillas en la cama, y la llevé a las pelotas de papá, mientras yo volvía a penetrarle de un solo golpe con dos dedos. Al instante soltó un alarido salvaje, desgarrador y un sinfín de latigazos de semen golpearon mi interior.

—Si mi niña, no pares –Y no dejé de montarle, de penetrarle y presionar su próstata mientras él gimoteaba extasiado.

Lentamente fui saliendo de su interior, y subiendo mis caderas mientras él rendido en la cama aun respiraba con dificultad. Me tumbé en la cama, abrí las piernas y con la cara más malvada que supe poner, le dije a mi tío aun de rodillas en ese colchón:

—Y tu tío, ¿qué quieres y que te juegas?

—Yo lo quiero todo putita, y me lo juego todo por ello, ¿aceptas? –me retó, mirando como el semen de papa, escurría de mi coñito

—Por supuesto tío, en ese caso, correrte como gustes, soy toda tuya

Se bajó de la cama y volvió a llevarme frente al espejo.

—Aquí empezó, ¿sabes que le vi, antes de traerte frente al espejo? pensé desde el instante que vi sus ojos que sería la hostia pervertirte, para que te lo follaras...sin ni siquiera imaginar que serias tu quien terminara pervirtiéndonos a ambos...aquel día te enloquecía ver mi cara de sufrimiento mientras te follaba, disfrutabas siendo que me hacía daño mientras te lo hacía a ti. Este espejo es la puerta de la verdad, mírame putita, mira mis ojos rendidos a tu poder sexual, mira en ellos las ganas y la necesidad de poseerte, por encima de todo... y mira también tu coño abierto por papa (dijo separando los labios vaginales con ambas manos)su semen resbalando por tus muslos –su voz sonaba extraña

—Fóllame tío –pedí, subiendo el trasero

—Si putita, ¿quieres polla verdad? –dijo, rozando con el glande la entrada de mi vagina.

—Con él siempre has tenido el control y tienes el poder con ambos nena, pero entre tú y yo, yo tengo el control, porque soy más pervertido aun que tu mi niña –me dijo al oído, para que solo yo le oyera

—Fóllame, por favor

— ¿Papi, no ha saciado a su nena? –volvió a decirme al oído

—No como lo haces tú –y supe que era cierto, con nadie me había corrido jamás como lo hacía con él.

Entonces me agarró de las tetas con fuerza, me giró ligeramente contra una cómoda alta que había, e hizo que apoyara allí mis tetas, doblándome hacia adelante ligeramente. Seguía viéndome en el espejo, viendo su polla dura detrás de mí, pude ver como se la agarraba haciendo ostentación, sonriéndome mirando también mientras doblaba un poco sus rodillas.

—Apoya el torso -e hizo que enroscara hacia atrás mis piernas

Metiéndomela de un solo tajo hasta los huevos, grité, sollocé y me retorcí, mientras él me follaba con dureza, sin piedad, mi coñito más que dolorido y aun así mi cuerpo temblaba pidiendo más, deshaciéndome por el escozor, el calor, el dolorcillo, el placer...

—Me corro tío, no pares, dame más, dame más... –sollocé corriéndome

—Es toda tuya mi niña, toda para ti –uniéndose a mí

Jamás había sentido nada igual, era como arder en el infierno, creer morir y aún así, no querer que eso parara nunca, a sabiendas que tu cuerpo no podría soportarlo.

Sin dejarme tocar el suelo, me tumbó en la cama junto a papá ya dormido, besó mi frente y dijo:

—Os dejo solos, a él le queda aún un deseo y mañana se va. Te adoro putita “mía” enfatizó cada silaba de esa última palabra.

Desperté junto a mi padre, ambos aun desnudos, me levanté con el cuerpo entumecido y fui a darme una ducha. Al momento papá se unió a mí.

—Buenos días, mi niña –dijo detrás de mi

Me giré y con la misma esponja que enjabonaba mi cuerpo, empecé a enjabonar el suyo delicadamente.

—Cómo voy a echarte de menos pequeña –dijo, mientras nos besábamos

Salimos, nos secamos y volvimos a la cama, para hacerlo a su manera, sin prisas besó cada rincón de mi piel, adorando mi cuerpo, y le devolví cada caricia de su lengua.

—No es necesario, debe dolerte, porque hasta a mí me escuece la polla –dijo cuándo intenté montarle

— ¿Quieres papi?

—Sí, mi niña –contestó dejando que ganara el pervertido al padre

Folló con delicadeza mi coñito un buen rato, besándome con dulzura antes de pedirme:

—Quiero correrme en tu culito, amor mío

—Claro papá –le dije poniéndome boca abajo sumisa

Papá besó mi espalda, se tumbó sobre mi cuerpo, y entró con la dulzura que le caracterizaba en mi cueva trasera, hasta el fondo, besando mi cuello, mi nuca y mis hombros mientras su respiración se aceleraba.

—Córrete papi, llena el culito de tu nena de lechita –le dije, sabiendo que mis palabras iban a ser el detonante

Y papa no me defraudó

—Si pequeña, toma princesa, papá se corre, toma mi niña, toma...

Una hora después le lanzaba un beso desde la ventana.

Ese mismo día cuándo sugerí volver ya a casa el tío me dijo:

— ¿No estás bien aquí?

—No es eso, solo que al no estar ya papá, no hay motivo...

—Quédate hasta que pase todo esto, tienes tu habitación para cuando necesites estar sola, no hace falta que te vaya a casa para estar sola...

No quería irme, y no necesité más para quedarme, esa misma mañana bajé a por más cosas, arreglé la habitación de papá y todo empezó a volver a la normalidad. Y nunca mejor dicho, porque no volvieron los días anteriores a la visita de papá, sino los primeros días, en los que todo era trabajo y cordialidad distante en los descansos. En toda la semana, no volvió a ponerme una mano encima, ni siquiera compartía el sofá conmigo, cuando después de cenar veíamos la tele relajadamente.

Había hablado un par de veces por video llamada con mi madre, y se había unido papa, pero el sábado llamó directamente él desde su móvil en video llamada

—Hola nena, ¿cómo estáis? Te echo de menos

—Estamos bien, trabajando a tope. ¿Y mama?

—Seguro que haréis más cosas además de trabajar... tu madre no está, ha ido a la farmacia y al súper.

—Hola cuñado, ¿cuando vuelves a visitarnos? –se asomó el tío, por detrás de mí en el sofá

—Hasta dentro de un par de semanas que vuelve mi vecino al hospital, si esto no se arregla no puedo ir antes, y no será por ganas, me paso todo el día fantaseando... –dijo, mi antes pudoroso padre frotándose descaradamente el paquete.

— ¿Fantaseas con las tetas de tu nena, cuñado?

—Uff ni te imaginas

Entonces por primera vez en muchos días mi tío, desde atrás agarró mi camiseta, y la subió quitándomela por la cabeza...

—Más, anda se bueno y quítale el sujetador –pidió papá, sin apartar la mirada encendida

Al momento, mis tetas estaban libres, y mis pezones endurecidos...

— ¿Echas de menos también su coñito? –pidió, bajando mi pantaloncito corto, mientras yo subía mi culo facilitándole la tarea

Me quitó el pantalón junto con las braguitas, mientras al otro lado, papá apoyando el móvil en algún lado, se bajaba el pantalón liberando su erección.

—Ábrelo, enséñamelo –pidió, relamiéndose mientras se masturbaba

Los dedos de mi tío, separaron los pliegues que escondían mi vulvita, podía ver en el recuadro el móvil, el brillo húmedo que cubría mi sexo excitado.

—Que rico tienes el coñito mi niña, mira como me agarro los huevos, como hacías tú, me encanta –susurró papá meneándosela más rápido.

Mi tío, metió un dedo en mi vagina, luego dos y yo gemí viendo a mi padre duro, excitado...a punto de correrse...

—Me corro pequeña –gimió, mientras un potente chorro, caía frente al móvil sobre la mesa, otro, otro y hasta unas gotitas salpicaron la pantalla, mientras él gemía agarrando sus pelotas, y me corrí en los dedos de mi tío, viendo y oyendo a papá.

Sonrió lascivamente a la pantalla antes de decir:

—Os tengo que dejar para limpiar esto, antes de que vuelva tu madre. Te adoro, gracias cuñado.

Mi tío, sacó los dedos dejando huérfana a mi vagina, y antes de que apartara su mano agarré su muñeca.

—No me dejes así tío

—Ya te has corrido

—Pero quiero polla, y tú no te has corrido

—No quiero hacerlo

—A veces, la cuestión no está en si quieres o no, la cuestión es ¿puedes evitarlo tío? –pregunté, acariciando el creciente bulto que cubría su pantalón

—He evitado tocarte todos estos días

—Pero hace unos minutos has sucumbido

—Eso fue por tu padre, de alguna manera sentía que se lo debía, por quedarme y él tener que irse

— ¿Y lo que yo quiero? ¿Lo que yo desee? ¿Lo que yo eche de menos?

— ¿Echas de menos su polla Alex? –pidió, dejando que bajara lentamente la cremallera de su pantalón

—Me encantó cada momento compartido por los tres, añoro esos momentos, los recuerdo y espero que haya más. Pero cuando pienso en esos momentos, no echo de menos su polla, ni la tuya, pero lo que si echo de menos es sentirme como tú me haces sentir.

Suspiró al oír mis palabras, y gimió cuando mi lengua relamió las gotitas que coronaban su balano palpitante, mientras mi mano apretaba su polla en la base, haciendo que esta se hinchara aún más.

—Echo de menos, ese fuego que empieza en mi entrepierna, y corre por mis venas, inflamando todo mi cuerpo –seguí hablando sobre su sexo

Dejé el glande entre mis labios, y dejé que fuera él quien con un simple balanceo hacia adelante llenara mi boca, hasta toparse con mi mano que seguía presionando la base. Mi otra mano estrujó sus pelotas llenas y pesadas. Volvió a gruñir y como respuesta, apreté más fuerte al tiempo que descorría el camino, para mamar el glande, sin perder la conexión con su mirada.

—Tu polla, es solo un mero instrumento de tu mente con el que disfruto, pero sin ella también disfrutaría de tu pervertida manera de enloquecerme de deseo –dije tragando hasta mi garganta de nuevo

—Afloja Alex, necesito correrme...estoy muy cachondo

— ¿Te está gustando tío? –volví a mamar

—Sabes que si –gimió, cuando la adentré hasta mi garganta y apreté de nuevo sus testículos cada vez más pesados

— ¿Si hago que te corras me follaras?

—Hasta que te hartes mi niña, hasta que te hartes princesa –jadeó

Apreté una vez más, tiré y dejé que resbalara de nuevo hasta mi garganta, soltando la presión de mis dedos... y nada más hacerlo dio un alarido mientras por mi garganta bajaba su semen a mi estómago.

Las siguientes dos horas cumplió su promesa y terminé suplicando como siempre, sin saber siquiera cuantos orgasmos habían sacudido a mi cuerpo.

Terminamos en el sofá acariciándonos lánguidamente.

— ¿Que te asustó tío?

—Saber que no tengo límites cuando follamos, haría cualquier cosa por poseerte –admitió desnudando su alma

—Y yo te dejaría hacerlo, no sería capaz de negarte nada, cada uno de mis pensamientos sexuales pasa por ti, directa o indirectamente

—Te he visto con él, te adora y lo adoras

—Cierto, le quiero y es dulce, cariñoso y ¿sabes que pienso cuando recuerdo su manera de follarme?

— ¿Que?

—Es la calma que precede a la tormenta, y esa tormenta eres tú, la tormenta que lo barre todo, lo borra todo y sacude cada célula de mi ser... –le dije mientras esa tormenta, ahora acariciaba mi pelo con calma, antes de coger de nuevo la fuerza que la caracterizara siempre.

Dos días después, tras media hora de video llamada con mama esta salió de la cocina, dejándome a solas con papa, este me mando besos y me dijo que en cuanto se quedara solo teníamos que repetir lo de la última video llamada, y entonces el tío se asomó por detrás y tras saludar le dijo:

—Como no nos dejen salir pronto, tu hija va a terminar conmigo...

—No te quejes cabrón

—No era una queja, solo era para ponerte los dientes largos –siguió bromeando

Y los tres nos reímos...