En casa me espera mi fiel compañera
En casa me espera mi fiel compañera, que está dispuesta a ayudarme a relajarme, cuidarme y hacerme placenteramente feliz.
El reloj está a punto de dar las seis de la tarde y tengo muchas ganas de acabar mi jornada laboral. Una tarde del mes de julio, con mucho calor y, saliendo y entrando, de aquí para allá. Mi cuerpo ha dicho basta ya de visitas a clientes, necesito un merecido descanso. Empiezan a venir a mi mente las escenas relajantes acontecidas el día anterior y que tantas veces se han repetido en las tardes de este asfixiante verano. Mi compañero, el de la mesa de al lado, siempre me está mirando. No para de fijarse en mis pechos y cualquier movimiento que pueda realizar o simplemente el levantarme a hacer algunas fotocopias de escrituras o agacharme a coger cualquier objeto del suelo supone una persecución descarada de su mirada dando pie a un cosquilleo que se produce en mi interior con una cierta dosis de morbo que hace que me sienta bien. Hace calor y mi escote es amplio, hay días que no llevo sujetador cuando el top es muy ajustado ya que mis pechos son tersos, pero a la vez pequeños.
He cerrado mis carpetas, estoy harta ya de hacer horas y me dirijo hacia la plaza de parking con ganas, con prisas, con deseo de llegar pronto a casa y encontarme con ella. Con aquello que tantas veces me hace aliviar tensiones, que regenera mis cansados musculos, con aquello que hace que me sienta bien y que nunca me exige nada que no sea mi concentración y mis ganas de pasarlo bien. Los límites los pongo yo, las normas las pongo yo y siempre está dispuesta a darme aquellas satisfacciones que yo le pido.
Meto la llave en la cerradura y noto que no hay nadie en casa, hay que dar dos vueltas a la cerradura. Mejor, mucho mejor así estamos ella y yo solas con mucha mayor intimidad sin temor a ser oida o espiada. La libertad sera total y los límites inexistentes pudiendo dejar libre mi imaginación y mis deseos mas intimos.
Dejo mi bolso sobre la cama y me desprendo de mis zapatos. Me arden los pies y sentándome en el borde paso mis manos por ellos,ummmmmm que placer con solo tocarlos, sube un cosquilleo por mis tobillos que llega hasta mis ingles estremeciendome toda. Estoy sensible muy sensible, estos días de trabajo intensos para cerrar el mes antes de las vacaciones me están llevando de cabeza. No se que haría sin mi ducha relajante.Depende de ella de una forma vital y es lo único que estos días me esta dando fuerzas para continuar al día siguiente.He dejado mi falda corta sobre la cama y a continuación me quito la blusa,, quedándome ante el espejo con mis pechos tapados por el diminuto sujetador y mi entrepierna cubierta por ese diminuto triángulo de la parte delantera del tanga.
Abro la ducha y selecciono de forma automática la temperatura del agua. No me gusta muy caliente ni fría, ya tengo mucha práctica y dejo los mandos en la combinación adecuada a la espera sólo de que la caldera se ponga a trabajar para mi, mientras tanto me enjabono las manos en el lavabo y empiezo a pasarlas por mi cara para quitarme el poco maquillaje que llevo. Me gusta entrar en la ducha con la cara ya límpia y así poder sentir los chorritos del agua en toda su plenitud. Ya no tengo ni sujetador ni tanga y mi mente sólo está centrada ya en como disfrutar debajo de esas finos hilos de agua. Con los ojos cerrados siento cada gota de agua golpeando en mi cabeza y siento como pequeños riachuelos de agua van descenciendo por mi cara, cuello y como hacen pequeñas cascadas en mis hombros acariciando mis pechos por su cara externa. Es una sensacion relajante y que permite sentirme acariciada, mimada y envuelta en un manto ajustado perfectamente a mi piel. Levanto mis brazos y noto como desde la punta de mis dedos desciende el agua y con los ojos cerrados la sigo mentalmente por todo su recorrido notando como baja por mis pechos, como mis pezones la disfrutan y como a traves de mi vientre se entrelaza con el vello de mi pubis y tomando caminos separados por mis muslos no sin antes acariciar mi entrepierna. Le facilito ese recorrido abriendolas ligeramente y dejando al azar que ella misma decida hacia donde quiere ir.
Cojo el champú y suavemente empiezo a frotar mi cabello con la yema de mis dedos, lo hago en pequeños circulos y suavemente, noto como la espuma va creciendo y como acaricia mis sienes, mis dedos estan juguetones y revolotean por mi cuello, voy descendiendo y pongo gel de baño en mis manos. Siento las caricias por todo mi cuerpo y no puedo resistirme ante un pequeño gemido, mis sentidos se limitan al tacto, quiero sentir, sólo sentir y notar como mi piel se estremece al contacto de mis manos. Al pasar por mis muslos estos se relajan y se arquean un poco dejando a la merced de una de mis manos la entrepierna. Se ceba con ella y siguiendo la línea del placer la recorre tratándola suavemente y ésta, agradecida, se muestra generosa y permite que los dedos lleguen a entrar en parte de ella, vuelvo a gemir y a suspirar profundamente hasta que mi mano, sabiendo que no es ella quien tiene que darme placer, se aparta y sube acariciendo mi piel a través de las curvas de mi cuerpo hasta llegar a mis pechos. Pasa por ellos y se dirige al aspersor de la ducha y lo gira hasta ponerlo en la modalidad de masaje. La suave lluvia que caía hasta ese momento se convierte de repente en tres fuertes chorros de agua que golpean fuertemente mi cabeza, produciendo un chisporroteo en la espuma y haciendo que esta descienda por todo mi cuerpo produciendo un cosquilleo que puedo seguir hasta mis pies. Me entretengo en seguir el agua en mi mente por mi cuerpo y ese juego me excita, es como si miles de manos me acariciaran a la vez y no dejaran ningún rincón de mi cuerpo olvidado.
Inclino mi cabeza hacia adelante y dejo que los chorros de agua masajeen mi cuello, mis cervicales y Dios mío!!!, es una maravilla. Noto como mi zona más castigada, todo el día sentada y con tensión, se deja llevar y como baja por mi columna una señal electrica que dice que todos mis músculos de la espalda se relajen. Voy girando para sentirlos en mis hombros, en la base de mi cuello e incluso en mi cuero cabelludo, sentir ese masaje es difícilmente superable por nada, salvo por lo que estoy deseando que pase más tarde.
Mi mente ante el choque violento del agua se muestra tranquila dejando hacer al liquido elemento su trabajo y absorbiendo las sensaciones que la tienen que alimentar para sensaciones mayores, excitandola y potenciando su grado de sensibilidad. El placer está dentro de nuestra cabeza y las sensaciones que percibe mi mente con el agua es el alimento que necesita para desarrollarlo y llevarlo a límites insospechados. Ahora me giro hacia el cuadro de mandos de la ducha y opto por poner los difusores de pared. Estos son tres y están en posición vertical de forma lineal. Al activarlos mi cuerpo se estremece, de cada uno de ellos salen tres chorros de agua intensa pero fina. El primero está a la altura de mi pecho, el segundo a la altura de mi bajo vientre y el tercero a la de las pantorrillas son orientables con lo que se puede tener un gran número de opciones a la hora de dirigir sus chorros de agua. El primer golpe es de agua fría y hasta que llega el agua caliente siento un contraste intenso, pero a los 5 segundos ya estoy siendo acariciada de nuevo por mis tres amigos. Me pongo de frente y noto como mis pezones, que estaban duros, se empiezan a relajar sintiendo las primeras muestras de placer de forma directa, el segundo está incidiendo directamente en mi entrepierna, mientras el tercero da por debajo de mis rodillas. Me quedo quieta y dejo que mi cuerpo siga sus propios impulsos, paso mis manos por detrás de la nuca y expongo mi cuerpo a todo ese caudal de placer. Mis piernas empiezan a separarse despacio, conforme mi sexo se va acostumbrando a la presión del agua,, hasta que la exposición es total. Noto como uno de de los chorritos incide directamente sobre mi clitoris y como los otros dos juguetean con los labios de mi vagina. Los gemidos son cada vez mayores y mis manos ya están acariciando mis pechos y haciendo que mis pezones sean ya dos cerezas duras y tersas. Sigo sin abrir los ojos dejando que el tacto sobre mi piel sea la única fuente de placer sin nada que entretenga a mi mente y a mi capacidad de sentir. Doy media vuelta y noto como los chorros de agua golpean contra mi espalda y sobre todo contra mis nalgas y al igual que en el día de ayer empiezo a bajar mi cabeza hasta dejar expuesta mi vagina a toda esa fuente de placer. Vuelvo a abrir mis piernas y noto como los chorros se concentran en ella pero ahora lo recibo desde atras, cojo mis pecho fuertemente y empiezo a masagearlos con una mano, mientas con la otra abro mis labios para que el agua golpee sin piedad en su interior y sobre todo en mi hinchado clítoris. No se hace esperar. Como un torrente, desde mi interior, sale una bocanada de placer de forma casi instantánea, se me escapa un grito que no reprimo y una ola de calor sale por mi sexo, por mi boca y todo mi cuerpo se estremece. Tiemblo y noto como clitoris está estallando de placer, mi vagina esta totalmente abierta y mis manos no dejan de moverse nerviosamente. Todo dura unos segundos, pero que segundos!!!.
Mi amiga me ha mimado, me ha querido, me ha tratado como todos los días. Abro los ojos, cierro el agua y me seco con una suave toalla seca. Mi día de trabajo ha acabado, estoy relajada y dispuesta a disfrutar hasta mañana de todo aquello que me brinda mi vida en casa. Tengo muchos amigos y amigas en casa y cada uno de ellos me cuida. Que haría sin ellos?. No sería feliz y no podría afrontar estos duros días de trabajo y calor. Llevo unos días que mi amiga la ducha me ayuda mucho, pero como he dicho antes, tengo otros amigos en casa que están dispuestos a cuidarme y ayudarme. Otro día, si quereis, os cuento algo sobre ellos.
Un beso,