En casa de la abuela
Cuando era pequeño mi tio me enseño algunas cosas por la mala.
Cuando era pequeño, solía ir con mis papas a la casa de mi abuela paterna. De hecho, aun continúo haciéndolo, a pesar de lo que estoy a punto de confesar. Bueno, el caso es que en ese entonces yo tenía alrededor de 12 o 13 años de edad. Y a pesar de que no era precisamente un niño inocente, mis intereses se basaban más que nada en el fútbol y otros juegos. Aunque a partir de esas visitas eso iba a cambiar de manera por demás abrupta.
Mi abuela paterna vive con su hija, es decir, mi tía, y con su hijo adoptivo. Quien es 5 años mayor que yo, y ha tenido una vida muy dura ya que se crió en un taller mecánico con mi abuelo.
La casa de mi abuela es antigua, y tiene un enorme jardín al frente con árboles enormes e infinidad de arbustos igualmente grandes. La casa se sitúa al fondo, y la entrada es muy angosta, por lo que desde el interior de la casa no se puede ver todo el jardín. Esto lo sabia perfectamente mi "tío" por lo que siempre me invitaba a que jugáramos ahí. Para poder hacer travesuras, o al menos eso decía.
Cuando salíamos de la casa jugábamos entre los árboles y en una fuente que hay ahí. Pero en una ocasión solo jugamos unos minutos y nos fuimos a los árboles más lejanos, en un rincón del jardín. Apenas nos ocultamos en el rincón, mi tío dijo que tenia ganas de orinar, y se volteo al tiempo que se desabrochaba el pantalón. Cuando estaba orinando me pregunto si quería ver, yo, pues extrañado, le dije que no, y el insistió, me dijo que viera su pene mientras orinaba, y me agarro de la cabeza jalándome hacia el para que viera. Pero quite su mano y le dije que no quería ver. Pensé que ahí pararía su juego, pero estaba equivocado. Ya que cuando acabo de orinar, se dio la vuelta y me dijo que le agarrara su pene. Tomo mi mano y lo agarro y no tuve otra alternativa que tocarle su pene aun mojado. Después me agarro de la cabeza y me dijo que si me ponía difícil me iba a madrear. Y me metió el pene en la boca.
Su pene empezó a crecer dentro de mi boca y me sujetaba la cabeza con fuerza mientras lo metía y sacaba. Me obligo a chupar su miembro por largo tiempo, y empezó a acariciarme las nalgas. Pensé que iba a violarme y sin embargo se detuvo. Saco su pene de mi boca y me dijo que era mi turno. Me bajo los pantalones y antes que pudiera darme cuenta me succionaba el miembro con avidez, casi furia, me provocaba dolor pero al mismo tiempo placer. Yo estaba confundido pero no replique. Y el seguía chapándome mi pequeña pero firme erección. Después me soltó y empezamos a caminar a la casa.
Mientras caminábamos de regreso, su platica era acerca de las mujeres, de las nalgas de las mujeres y los pechos, etc. Lo que derivo en una platica acerca de las nalgas de mis hermanas y de mi madre y de mi tía. Aparentemente toda mujer le resultaba excitante.
Justo en ese momento, mi familia salía de la casa y subían al segundo piso por la escalera exterior. Y nos escondimos en unas plantas a espiar mientras subían por la escalera. Yo no podía creerlo, estaba embelesado mirando las nalgas de mis propias hermanas, y me asomaba por debajo de la falda de una de ellas y eso me excitaba aun más. Mi tío lo noto porque me seguía diciendo cosas como. Que sabrosas nalgas tiene. Algún DIA le meteré el pene por el ano.
Al fin, bajaron y me dijeron que era hora de irnos. Con una mezcla de sentimientos entre vergüenza, coraje porque me había obligado a hacerle sexo oral y debo confesar que excitación me fui a casa.
No fue la última vez que hice algo con mi tío. Pero afortunadamente las ocasiones siguientes fueron con mujeres. Pero esas serán otras historias.