En busca del semen

Una mujer casada con un hombre estéril aprovecha unos días de viaje para conseguir a un hombre, ya sea viejo, joven o macarra que la deje preñada

-¿estás totalmente seguro de los resultados? - pregunté inquieta

  • Mira Elena esto es pura ciencia. El recuento es bajísimo. No es una cuestión de posibilidad, sino de probabilidad - respondió Carlos.

Carlos era mi Ginecólogo. Realmente era mucho más que eso, puesto que era un buen amigo de la familia desde siempre. A él había acudido meses atrás, después de largos años buscando tener un hijo con mi marido Alex, sin conseguirlo. Era obvio que el problema podía ser de uno o de ambos y me había propuesto averiguarlo, de manera que después de mucho luchar con mi marido, que no estaba por la labor de someterse a examen, sin duda porque temía el resultado, finalmente después de mucho insistir y costarme casi el divorcio nos habíamos hecho las pruebas, de cuyo resultado me estaba ahora enterando.

  • ¿que quieres decir? explícate - le apremié
  • Mira Elena el recuento de espermatozoides de Alex es tan bajo, que resulta prácticamente imposible la fecundación de manera natural. La única posibilidad será retirar de una muestra espermatozoides y fecundar un óvulo tuyo in vitro, para luego implantarlo.
  • ¿tu sabes lo que esto significa para mi marido? de todos los resultados posibles este es el peor..... con lo orgulloso que es él ¿como demonios le voy a escupir que el problema es solo suyo?
  • En fin no sé... deberá entenderlo...
  • Yo no me veo capaz de decírselo.
  • Pues debes hacerlo, porque está claro que el problema existe.
  • Me da igual... prefiero decirle que todo está bien.
  • Esos es una tontería - Carlos casi me gritó. ¿No te das cuenta que entonces convertiríais el problema en crónico? Nunca te quedarás embarazada... y a el se le va a quedar cara de tonto. ¿tu estás segura de querer tener un hijo?
  • ¡Pues claro que si! es lo que más deseo de este mundo... pero tu no conoces bien a Alex.... esto puede ser un lacra para el y para nuestra relación - y no lo pude evitar, me eché a llorar desconsoladamente.
  • Por favor Elena, tranquilízate...
  • No puedo, para mi esto es una tragedia... haría cualquier cosa por solucionarlo
  • ¿cualquiera? - me preguntó de manera intrigante Carlos
  • Sin duda
  • Bueno... no se... igual no es buena idea....
  • ¿que pasa Carlos? ¡ten piedad dímelo! - le supliqué
  • En fin Elena... tu no tienes problemas para quedarte embarazada..... hay métodos que te permiten programar perfectamente los días y casi horas exactas del ciclo en el que es más probable quedarte embarazada y teniendo entonces relaciones, pues....
  • Pero, que tontería... por mucho que lo planifique tu mismo has dicho que los recuentos de Alex son bajísimos
  • Ya... pero es que Alex no es el único hombre en la tierra ¿verdad? - a mi se que quedó cara de tonta, porque durante muchos segundos no parecía comprender lo que Carlos me aconsejaba - en fin... que esto no sería la primera vez que ocurre. Esto es más viejo que el mundo. Tu no le dices nada a Alex, el sigue confiando en que todo marcha bien y es feliz consigo mismo, además os quedáis embarazados y aquí paz y después gloria...
  • Pero no me lo puedo creer..... en serio piensas que eso es posible....
  • ¿como no va a ser posible? tu eres una mujer de muy buen ver... no te va a costar nada conseguir un plan de cama. Tendrás que hacerlo cuando estés en los días álgidos, que te enseñaré a calcular. Yo te echaré una mano con un tratamiento que favorecerá la fecundación... y hasta ahí te puedo ayudar... el resto es cosa tuya.
  • Pero, no se... - solo atrevía a balbucear
  • Mira... no necesito que me cuentes tus planes, ni que me des explicaciones. Yo te organizo todo las instrucciones del cálculo y el tratamiento y tu decides lo que haces con tu vida.... Yo no quiero, ni debo, ni puedo saber lo que tu decidas hacer.

Pasaron los días después de la consulta. Fueron jornadas duras, intentando digerir los resultados y mascando la propuesta que me hizo Carlos. Al principio me pareció una locura... pero pasaban las horas y la locura me parecía que era no hacer nada. ¿Y porque no? ¿no era lo más práctico? ¿no buscaba el bien común de la pareja?.

Entonces Alex me comentó que en dos semanas tenía programado un Congreso en una San Sebastián y a ver si lo quería acompañar. El es ingeniero y trabaja para un estudio de arquitectura y con cierta frecuencia acuden a cursos y congresos de su especialidad. Le dije que me lo tenía que pensar. Entonces tenía la menstruación y según Carlos debía esperar tener el mejor periodo conceptivo hacía el 13 o 14º día del ciclo..... ¡de modo que coincidía con el Congreso!. La oportunidad se me ponía en bandeja. Si mi marido se marchaba tenía la oportunidad de oro para disponer de tiempo para elaborar y desarrollar mi plan. Sin embargo, por mas que lo pensaba, no lo veía claro. ¿de donde iba a sacar yo a un hombre? y sobre todo ¿que riesgo corría que siendo de mi Ciudad me buscase en adelante y pusiera en peligro mi matrimonio?. Entonces aunque parecía más descabellado, en realidad me convenía acompañarlo y que fuera lejos de casa.

Y así fue. Los días siguientes me dediqué a afilar mis armas de mujer. Como era verano y gozaríamos de buen tiempo me compré ropa ligerita y despreocupada en exceso para lo que yo acostumbraba. Me hice unos tratamientos de belleza aquí y allá. Comencé con las píldoras que me había recomendado Carlos y fui trazando el plan de como lo haría. Decidí que era importante tener sexo a diario con Alex durante esos días, de modo que a la hora de hacer las cuentas del embarazo, estas cuadrasen. Como además el estaría todo el día ocupado y desaparecido y solo coincidiríamos a la noche, contaba durante los tres días con tiempo suficiente para conseguirlo.

Y así, con un nudo en el estómago, viajamos hacía San Sebastián. No era la primera vez que estaba... la verdad es que una ciudad espectacular. además el tiempo acompañaba, lo que allí no siempre ocurre y estábamos alojados en un magnífico hotel, con todo tipo de comodidades y distracciones. Llegamos a la tarde noche y después de cenar nos dirigimos a la habitación. Nos subió las maletas un mozo un poco chulo. No estaba físicamente mal, pero no se como se atrevía a mirarme de la forma en que lo hizo, además con el riesgo de que se enterara mi marido. Pensé que aunque aquel fuera el último hombre en la tierra sería imposible tenerlo como padre de mi hijo.

Una vez en la habitación, era el momento de poner en marcha el plan.

  • ¿tienes que madrugar mañana Alex? - le pregunté desde el baño
  • Si. más vale que me vaya pronto a la cama, por que he quedado a las 8 con todos estos.
  • ¿y no tenemos tiempo para nada más? - le dije apoyándome provocativa en el dintel de la puerta
  • ¿a que te refieres?
  • a esto - y deslicé mi falda a lo largo de mis piernas y mi blusa de manera vaporosa tras mi espalda. Llevaba un conjunto precioso de braguitas y sujetador a juego y sobre todo medias hasta el muslo con liguero..... incómodo, pero infalible.

En menos de un minuto estábamos follando como leones. Además me encontraba aturdida... por un lado tenía remordimiento de lo que iba a hacer y por otro me daba mucho morbo... y el estar haciéndolo con mi marido y pensando en que en breve buscaría otro macho que me fecundara me ponía a cien... probablemente en mi cabeza también bullían las hormonas con las que me estaba medicando Carlos.

Al día siguiente Carlos se despidió temprano y decidí levantarme par dedicarme a mi negocio. Me recorrí el Hotel de punta a punta y me dediqué a todo tipo de actividades a objeto de explorar el entorno. De nuevo me tropecé con aquel empleado chulesco. De hecho se acercó a mi y me dijo que si necesitaba cualquier servicio que el era mi hombre. No me digné ni a contestar a tamaña grosería.

Estuve en el gimnasio. Allí me topé con un par de chicos demasiado preocupados por si mismos que no me parecieron buena idea. Estuve en el spa... magníficamente equipado. Me lo planteé con el masajista, pero me pareció demasiado obvio e improbable. Durante la comida estuve oteando el horizonte y tampoco me pareció nada correcto a la vista. Sin embargo en la mesa de al lado estaba un señor que resultaba encantador. Tendría unos 60 años y no se porque me resultaba conocido. No pude dejar de fijarme en sus ademanes educados, su estilo... en fin era un gentleman de la vieja escuela.

A la tarde, después de la siesta me entretuve en la piscina. Tampoco gran cosa.... ambiente familiar. Me llamó la atención una señora acompañada de sus tres hijos. Parecían de muy buena posición social. El mayor de ellos tendría unos 18 y un cuerpo como solamente se puede tener a esa edad.... demasiado tierno.

Y así pasó el primer día. No pude dejar de desesperarme por lo poco que había avanzado en mis planes. Cené con Carlos. aquella noche de nuevo le tenía reservada guerra.

Cuando teníamos la cena mediada, entró el señor de la comida, ocupando la misma mesa del mediodía. De repente, cuando Alex lo vio, se levantó y fue a saludarlo. Estuvieron apenas dos minutos charlando.

  • ¿de que conoces a ese hombre? - pregunté curiosa en cuanto regresó
  • Como para no conocerle... es Otto Yorke, unos de los principales arquitectos diseñadores de espacios industriales a nivel europeo.... es una eminencia. Mañana a la mañana es unos de los ponentes del Congreso...

A la mañana siguiente desperté un poco desilusionada pero dispuesta a dar batalla. Para colmo, las pruebas indicaban que este mismo día era uno de mis dos días de mayor fertilidad, de manera que debía de estar viva.

Repetí circuito. En el gimnasio estuve tonteando descaradamente con un chico de unos 30 años que me siguió el rollo... que si ayúdame con esta barra... que si que tal esta postura de banca... No hubo posibilidad porque me comentó que era un comercial que tenía una reunión a mediodía y luego volaba lejos... Desilusionante... aunque me sirvió para comprobar que era posible, porque al despedirse me dio un beso en los labios y me pidió el teléfono, a lo cual yo me negué.

Continué en el Spa. Lo del masajista no era técnicamente posible. El sitio era demasiado concurrido. Me atreví a preguntar, forzando la situación, a ver si no había un sitio más íntimo dentro el Spa. El me explicó que si, que había un circuito especial, que llamaban de enamorados, que incluía una sesión de masaje en pareja y luego te dejaban media hora "libre" en un circuito privado con jacuzzi y duchas sensitivas. Sonaba bien pero no era cuestión de hacerlo con el masajista por razones obvias.

Llegué a la comida con sensación de tiempo perdido. Estaba distraída en la comida cuando vi avanzar a Otto, de nuevo hacia su mesa.... y entonces lo decidí... ¿porque no el? Era el candidato ideal, una eminencia como había aseverado Alex. Me armé de valor y me acerqué a su mesa, plantándome delante de el... el caballerosamente se puse en pie como por medio de un resorte.

-¿le puedo ayudar en algo señora? - hablaba un perfecto castellano con un acento super interesante

  • No.... bueno si. ¿le importaría que comiera con usted? Mire, mi marido se encuentra en el congreso y agradecería la compañía de un caballero.
  • Al contrario

Fue una comida muy especial, su compañía resultaba muy grata. Me explicó que se marchaba esa misma noche, lo cual era perfecto para mis planes. Yo intenté desplegar mis armas de mujer. El al principio se resistía pero al final de la comida se rindió a la evidencia, de manera que dispuesta a no perder baza le entré directa.

  • Otto me fastidia perder su compañia ¿cree que podríamos continuar juntos?
  • Por supuesto, le apetece tomar un café
  • Me refería a mas juntos - le dije sonriendo de forma lasciva

En cinco minutos estábamos en su habitación. La verdad es que pese a la edad era un hombre físicamente agradable. Se notaba que de joven tenia que ser muy atractivo. Se dejó hacer por completo, lo cual agradecí. En seguida deslicé mi vestido a lo largo de mi cuerpo y me quedé en ropa interior, le senté sobre la cama y me dispuse sobre el a horcajadas. El me acariciaba de una manera deliciosa, suave pero de forma intensa y sus besos eran delicados. Le fui desnudando, descubriendo su cuerpo adulto. Su visión no me produjo reparo, todo lo contrario empezaba a excitarme mucho. Me acabé de desnudar y en la misma posición me dispuse a acariciar mutuamente nuestros sexos, imprimiendo un masaje circular, como amasando el pan del amor. Sin embargo en seguida observé que pese a los preliminares su pene no estaba erecto. Decidí poner la directa. Le mantuve sentado y poniéndome de rodillas introduje su pene en mi boca, mientras con la mano le estimulaba de forma suave. Pasaron unos minutos y algo había mejorado, pero ni siquiera se podía decir que la bandera ondeara a media asta. Continúe con la mamada, intentando ser más intensa... a intervalos aprovechaba para mirarle a los ojos... parecía estar disfrutando... pero aquello no acababa de cuajar. Me propuse intentar la penetración.. no era sencillo, pero quizás era la forma de estimularle más. Le empujé suavemente sobre la cama, tendido boca arriba. Me dispuse sobre el y agarre su pene semifuncional, dirigiéndolo a mi sexo. Aproveché para frotar mi sexo con su glande.. el contacto era placentero. Lo enfilé hacía dentro de mi y apoyé el peso del cuerpo, con cuidado. Entró unos centímetros, pero lo notaba raro, como aprisionado o ensanchado por mis labios. De nuevo comencé a moverme en círculos. No puedo negar que algo me estimulaba, pero planeaba en el ambiente los nervios de la derrota. Continúe durante minutos girando... no acabábamos de acoplarnos. Empecé a intentar deslizarme arriba y abajo y fue entonces cuando, apenas dos vaivenes, su pene se deslizó entre mis labios... fue un desastre me quedé descompuesta. Intenté introducirlo de nuevo, pero no parecía posible. El propio Otto estaba desconsolado, escondiendo su rostro entre las manos.

  • Lo siento querida.. me temo que no hay nada que hacer
  • ¿no te gusto Otto? - pregunté de forma ingenua
  • Eres una Diosa. Pero yo hace muchos años que no funciono sin la ayuda de mis pastillas azules y lamentablemente no llevo encima... como iba a pensar que a un vejestorio como yo aún le saldría un plan y encima con una belleza como tu.

Agradecí los cumplidos. Como no podía ser de otra forma aceptó la derrota de manera educada y se portó como un caballero asegurándome que lo ocurrido sería un secreto inviolable (tampoco había ocurrido tanto, pende de forma cruel). El marchaba en apenas unas horas, de manera que nos despedimos para siempre.

No puedo negar que aquello fue un jarro de agua fría. Me había ido a la cama con otro hombre, había sido infiel a mi marido y para colmo no había cumplido el propósito de tal felonía, de manera que estaba desconsolada.

Decidí darme otra sesión de Spa. Cuando menos me relajaría. En el camino pasé por la cafetería del Hotel y de reojo vi al joven de 18 años que solía estar con su familia en la piscina. En este caso estaba solo, tomando una Coca cola y atento a un programa deportivo de la tele. Entonces pensé que era una buena idea. Tenía que aprovechar mi día álgido ¿y por que no el? parecía un buen chico, desde luego una monada y a esa edad no resultaría difícil de embaucar.... además seguro que este no se quedaba sin pilas en el martillo. Me decidí y pensando rápido me dirigía al Spa. ¡Eso era! contrataría la sesión privada para enamorados... y así lo hice.

Volví a la cafetería. Me senté junto a el de manera pretendidamente casual y pedí una bebida.

  • Hola - le dije
  • Hola - me contestó con cara de sorpresa
  • Te conozco de la piscina. Sueles nadar a las mañanas con tus hermanos y tu madre
  • Si - era parco en palabras, probablemente tímido
  • ¿como es que estás solo?
  • Se han ido todos de turismo... a conocer la ciudad.. a mi esas cosas me aburren.
  • ¿quieres otra coca cola? ¿O te apetece algo más fuerte?
  • Una cerveza - me dijo poniendo cara de machito...se la pedí. estuvimos hablando durante media hora. Reconozco que me costaba enganchar conversación... pero poco a poco se fue animando, sobre todo a partir de la segunda caña. Había que lanzar el anzuelo.
  • Pues yo me he quedado tirada.
  • ¿y eso?
  • Había contratado una sesión de Spa en pareja con mi marido y me ha llamado para decirme que está liado hasta tarde... sí que perderé el dinero.
  • ¿porque no vas tu sola?
  • porque es obligatorio para dos - mentí
  • ah
  • ¿te apetece a ti venir conmigo? - pregunté haciéndome la ingenua y la tonta
  • Yo... no se... no tengo aquí el bañador
  • No hace falta el bañador.. no seas tonto.... venga, si, vamos que lo pasaremos bien; y casi le conduje secuestrado, tirando de él de la mano.

Cuando llegamos la recepcionista del Spa puso cara rara. Era obvio tenia más de 10 años que la pareja con la que iba a disfrutar del privado. Le conté la misma batalla de que mi marido me había fallado y lo iba a aprovechar con mi sobrino. El estaba sonrojado por la situación.

Nos pasaron a la sala del privado. Había una camilla doble de masaje, un jacuzzi grande en una esquina, una mini piscina con chorros al lado y unas cabinas de ducha en el otro lado de la sala. Era un sitio amplio y confortable. Nos pidieron que nos desnudáramos y que nos pusiéramos un biquini inferior ridículo de papel y que nos tumbáramos en las camillas. Salieron y nos dejaron solos. El estaba descompuesto.

  • ¿donde nos cambiamos? - preguntó tartamudeando
  • aquí mismo... no seas tonto - y dicho esto volví a deslizar mi vestido por segunda vez en el día delante de un hombre, joven, pero hombre al fin y al cabo, es lo que buscaba. El se quedó petrificado. Me miraba de manera descarada mientras me desvestía... le tuve que animar - ¡Venga que van a entrar para comenzar el masaje!. Se quitó la camiseta. Era un adonis, pura carne recién construida. Yo acabé de desnudarme. Intencionadamente me retiré el sujetador y la braguita lentamente... atrayendo su mirada... lo tenía embelesado. Me coloqué la braguita y el acabó de desnudarse pero dándose la vuelta, medio escondiéndose, privándome de la visión de su polla, pero no de sus gluteos.... Jesús pensé, menuda tracción que tiene que dar ese culo empujando... De nuevo me estaba excitando. Se colocó la braga y se dio la vuelta. Allí estaba. Ese fino trozo de papel era incapaz de ocultar la evidencia. Por fin.... ya tenia una erección en mi honor y era del tamaño de Soria.

Nos tumbamos en la camilla. Era una camilla doble, de manera que estábamos dispuestos boca abajo uno pegado al otro. Entraron los masajistas. Era un chico para mi y una chica para él... muy apropiado. Duró media hora. Yo notaba el contacto caliente del costado de él y eso me producía cierta excitación. Acabó y se retiraron los fisios indicando que teníamos unas hora libre para disfrutar del agua.

  • Vamos al jacuzzi le dije - será divertido - me acerqué al borde y me retiré la braga de papel, deslizándome rápido en el agua. El de nuevo se dio la vuelta por pudor, se retiró la braga y en un segundo saltó al agua.... un segundo suficiente para comprobar que seguía apuntándome con un misil intercontinental. ¡Menos mal! era ahora o nunca. Estábamos uno en frente del otro. Nuestras piernas en contacto. Con la excusa de cambiar de posición por los diferentes chorros me deslicé donde el, tropezando voluntariamente y acabando sentada encima..
  • uy... perdona.... - el no se movía. Me di la vuelta. de nuevo era la segunda vez en el día que estaba sentada con un hombre entre las piernas... este caso era muy diferente. Sobre mi abdomen descansaba un garrote bien tieso. Sin más le bese. - ¿te gusta el jacuzzi? - le pregunté juguetona - el ni contestó. Seguimos besándonos. Era como un potro en celo. Resoplaba y me comía la boca de manera salvaje. Con mi mano derecha agarré su polla y comencé a pajearle. Sus resoplidos eran ahora gemidos...
  • ¡Cómeme las tetas! - le dije en plan guarra..... lo hacía de manera compulsiva.. pero eso me excitaba. Apoyé su pene contra su abdomen y lo dispuse entre mis labios vaginales... el dio un respingo. Comencé a masturbarlo presionado con mi sexo sobre su falo, lo que los italianos llaman un coito intercuore.....
  • ¿quieres follarme? - le pregunté mirándole a los ojos sin cesar mi masaje entre sexos.
  • Siiiiiiiiiii - al principio no entendía a que venía una respuesta tan airada.... en segundos me percaté - ¡No! - grité... se estaba corriendo... y obviamente fuera de mi... como mucho dejaría embarazado al jacuzzi ¡Por favor!. Di al botón para parar las burbujas. En el centro flotando, aglutinado estaba su simiente. La cogí con la mano. El me miraba extrañado... yo contemplaba aquel conjunto de células en la palma de la mano como Hamlet miraba el cráneo de su padre.... igual de desconsolada.......

Había perdido una batalla, pero no la guerra. Contábamos con media hora de Spa y aquel soldado parecía que se podría recuperar. Le dije que no se preocupara, que esas cosas pasan, que tranquilo... que ya vería que ahora en el segundo aguantaría más.... que solo disfrutara...

Le conduje como buena cicerone a las duchas. Eran unos chorros muy relajantes, con diferentes intensidades. Me dediqué a jabonarlo por completo, desde la cabeza a los pies, prestando atención en su polla.... tenía un instrumento interesante el niñato. Parecía empezar a dar muestras de vida. Había un aceite de baño a mano.... aquello había que aprovecharlo. Me embadurné todo el cuerpo... el contemplaba cayéndosele la baba como lo hacía. Puse unos chorros especiales de aromaterapia... prácticamente no caía agua...era como un rocío ... así no perdería el aceite aplicado. Me acerqué a el y me empecé a frotar contra su cuerpo... el roce lubricado del aceite era delicioso.... el me agarraba con firmeza de las glúteos aprisionando nuestras entrepiernas.... yo me deshice del abrazo.. quería llevar la voz cantante.... continué restregando mis pechos en su abdomen, luego su espalda..... a esas alturas ya estaba con la escopeta cargada... de nuevo me animé... aquello por fin funcionaria.... le empuje contra la pared.... apoyé mi culo lubricado contra su polla y empecé a moverme en círculos... me agarró de las tetas.... incluso me hacía daño... pero eso me gustaba... comencé a jadear un poco para darle ambiente.... era ahora o nunca... agarré su polla... la deslicé sensualmente entre mis glúteos.... quería que saboreara el camino a casita.... enfilé su glande con mi ano y empujé un poquito... solo para darle morbo... aquella vía hoy no servía a mi propósito... incliné el cuerpo hacia delante y busque ángulo. Era el momento de guardar aquel avión en el hangar... y de repente algo raro ocurría en mi mano, era como sujetar un teléfono móvil vibrando.... ¡No podía ser! de nuevo se estaba derramando y de nuevo cerca, sobre mi pero fuera de mi.

Me apoyé desconsolada contra la pared. Tenía ganas de llorar, No había tiempo para más intentonas. En minutos debíamos abandonar aquella sala privada. El mi miraba con cara de tonto. ¿que cara iba a tener? el pobre era solo un crío y yo le había intentado utilizar vilmente. Me dio mucha pena. Le di un abrazo y le consolé como pude. Le dije que no se preocupara que era normal a su edad, que nadie nace sabido de nada, que todo se aprende. Me despedí de el, no sin antes conseguir una promesa en firme de que mantendría nuestro secreto a salvo, puesto que era sin duda lo mejor para ambos.

Llegue a mi habitación desconsolada. Me sentía fatal, inútil, incluso sucia. Nunca había llorado tanto. Alex no tardó en Llegar. Intenté recomponerme, pero apenas lo logré. Le dije que me sentía sola y que me había deprimido. El se mostró atento e hicimos el amor con la pasión que no habíamos compartido en años. Para mi resultó una delicia, después de aquel día, por fin ser penetrada, además añoraba el tacto de mi marido, reconocible y cálido y nos corrimos los dos a la vez... una ola de calor y placer me invadió al recibir su esperma.... sin sustancia pero hermoso.

Amanecí en nuestro último día en aquella ciudad. Tenía ganas de marchar y olvidar lo ocurrido, reencontrarme a mi misma y volver a la normalidad.

Alex solo estaría ocupado hasta el mediodía, luego marcharíamos. Decidí quedarme en la habitación. Después de mi comportamiento el día anterior seguro que habría levantado muchas cotilleos en el Hotel. No pretendía seguir alimentándolos ni ser señalada. Preferí incluso desayunar en la habitación y ordené un café con leche y un zumo de naranja al servicio de habitaciones.

Al cuarto de hora llamaron a la puerta. Cogí un albornoz y me lo puse puesto que solo vestía un camisón para ocasiones especiales, transparente, sin sujetador y con braguitas a conjunto. Cuando lo abrí me llevé una sorpresa. Era el empleado macarra que me había estado atosigando.

  • ¿pero tu también te dedicas a esto? - pregunté con desdén
  • Pues no, pero en cuanto me he enterado que era para ti he decidido hacerte una visita ¿te importa princesa? - y pasó cerrando la puerta tras de si de un portazo
  • Deja el desayuno encima de la mesa y lárgate - le dije tajante
  • ¿y que hay de mi propina?
  • no pienso dártela
  • pues entonces me quedaré aquí contemplando el paisaje - me dijo de forma chulesca. Como parecía dispuesto a quedarse aparcado allí y además pasárselo de lo lindo con la situación, me acerque al armario en cuya balda superior tenía el bolso. Para alcanzarlo me puse de puntillas e hice un movimiento extraño y al girar se deshizo el nudo del albornoz y quedé de manera ridícula expuesto a la mirada de aquel baboso que no perdía detalle. No me tapé, me mostré altiva y sacando 5 euros de la cartera se los tiré a la cara a modo de despedida
  • Madre mía princesa estás como para hacerte un hijo de madera - aquel comentario despertó mi instinto.
  • Pues ánimo vaquero a ver si tienes valor de montar a esta yegua - le dije en plan guarra, presa obviamente de la desesperación acumulada durante esos días y de la sensación de tener los planes rotos, mientras me quitaba de forma airosa el albornoz.

El no perdió un segundo. En un instante estaba desnudo y mirándome como un chacal a su presa. A mi me daba hasta un poco de miedo pero no había escapatoria... había que seguir adelante y culminarlo. Me empujó hacía a la cama, en cuyo borde caí sentada. Su polla quedaba a al altura de mi boca.

  • Venga princesita demuéstrame que eres toda una guarrilla y déjame reluciente el sable - aquel tipo era un asqueroso y un ordinario; pero no había plan de escape. Lo mejor era empeñarse en concluir rápido. Comencé la mamada, intentaba darle fuerte, incluso algún mordisco de vez en cuando... el no parecía preocupado. Era un animal, empujaba dentro de la boca atragantándome, con la delicadeza de un burro, me follaba literalmente la boca. Agradecí cuando pasados los minutos quiso cambiar de tercio, aunque tampoco mejoró. De un tirón desgarró mi camisón de arriba a abajo (si el muy capullo supiera que ese camisón costaba la mitad de su sueldo), liberando mis pechos que quedaron a merced de su boca. El cabrón me los mordía, haciéndome verdadero daño, concentrándose en mis pezones que se sensibilizaron hasta parecer inflamados. De vez en cuando se erguía y volvía a introducir su pene en mi boca o me golpeaba con él la cara... nunca me habían ninguneado tanto. Al final iba a ocurrir. Me puso de pies y me retiró las bragas esta vez sin romper nada, me empujó para hacerme perder el equilibrio y acabar boca arriba en la cama y acercó su cara a mi sexo olisqueándolo como un animal... lo que hizo después me dejó perpleja ¡me escupió dos veces en los labios vaginales! aquel tipo solo debía de haber tenido sexos con ovejas. Se puso encima... el final esta vez era inevitable... acercó su glande a mis labios vaginales y de repente, como si me atravesara con un cuchillo me la clavó hasta el fondo, exclamando un alarido bestial. Se movía con un ritmo alocado, como si fuera el último polvo que fuera a echar en su vida... además era de largo recorrido, su pene casi salía por completo antes de volver a atacar mis entrañas, impregnando la acción de una atmósfera violenta. Sin embargo la naturaleza y la biología son traicioneras. Lo último que hubiera querido que ocurriese estaba pasando. Me estaba excitando y me empezaba a gustar. Aprovechaba para mover mis caderas en la medida de lo posible, presas del peso de su cuerpo y comencé a acompasarme con el. Me estaba poniendo mucho. Ahora comenzaba a disfrutar de lo cerdo que era y enseguida pasó, me estaba corriendo, irremediablemente mientras el seguía sin compasión, pero con una sonrisa triunfal en la cara, como si recogiera un premio, mientras yo me derretía bao la lanza de ese Normando, clamando por respirar y aturdida por el placer.

No me dejó descansar. Me incorporó de la cama y me llevó hasta la esquina de la habitación. Allí había una mesilla junto a la ventana. Me empujó hacia ella, poniéndome boca abajo, de manera que mis pies colgaban por un extremo y mi cabeza por el otro. Era como estar en un potro de tortura, aunque a decir verdad yo todavía estaba anestesiada por las endorfinas liberadas por el brutal orgasmo. Se acercó a mi cara y de nuevo folló mi boca durante unos segundos. Después se fue a la parte de atrás. Comenzó a sobarme el culo, pellizcando y amasando mis gluteos. Sin previo aviso hundió un dedo en mi ano. Aquello me hizo dar un respingo. Al primero le siguió un segundo y demasiado tarde me di cuenta de que estaba haciendo hueco para lo que iba después; apoyó su glande en la entrada de mi ano y aplicó presión sostenida hasta penetrarme. Me sentía desgarrada por dentro. Tenía cierta experiencia por esa vía y sabía que necesitaba relajarme para no hacerme daño. Lo intenté pero era difícil con el hooligan que tenia adosado. Además comprendí que no tenía sentido. Aquello no era una relación de placer. Ya de haber tenido que lidiar con este Miura por lo menos llevarme el trofeo de su simiente.... Intenté levantarme para librarme pero no hubo manera, le dije que parara pero no me hizo caso.

-¡BASTA! - grité como fuera de mi. Surtió efecto, se paró en seco, aunque no salió.

escúchame no quiero que sigas por ahí... o te pasas más al sur o empiezo a gritar y hago venir a todo el hotel y te acuso de violación... seguro que tienes hasta antecedentes - Aún así se lo pensó unos segundos. Finalmente salió y con un movimiento certero entró en mi vagina. Por fin respiré tranquila. Ahora solo era cuestión de minutos. Seguía imprimiendo un ritmo sobrenatural estaba claro que no duraría mucho. Yo intentaba acompañarle empujando con mis caderas. Comenzó a resoplar. Aquello anunciaba tormenta. Cerré los ojos y me concentré en el momento. Sentiría algo especial... lo notaría.... su pene se estaba hinchando dentro de mi... yo añoraba sentir su marea.... Y de repente como un gato saltó fuera de mi, se dispuso de nuevo junto a mi cara y apuntándome con su polla, masturbada por su mano, comenzó a correrse con un torrente sin fin.... de nuevo grité ¡NOOOO! al abrir la boca gotas de esperma cayeron en mi boca, resbalando por la comisura de mis labios, y en mi pelo y en mis ojos, nublándome la vista. Me puse de pie al momento... mi cara debía de ser un poema, por su expresión y por estar llena de sus lefa, que intentaba retirar con mis manos.... y de nuevo comencé a llorar.

  • ¿que te pasa princesa? ¿no te ha gustado? yo creo que has tenido tu momentito... y respecto a la lluvia final dicen que es muy bueno para el cutis - Me volví hacía el mirándole con tal cara de odio que se le agotó la chulería

  • Mira tonto del haba... si tardas mas de un minuto de desaparecer de mi vista y si alguna vez te vuelvo a ver te meto en el lío más grande en el que jamás ha estado un subnormal de tu naturaleza ¿me captas? - y lo captó porque 30 segundos para que desapareciera para siempre.

Ni que decir tiene que fue un alivió marchar de aquel lugar, que espero no volver a pisar. La ciudad si, porque es fantástica y porque de allí me traje un regalo muy especial. Efectivamente al cabo de las semanas tuve una falta, que confirme con un test y luego con un análisis en la consulta de Carlos. Estaba embarazada, de aquello días y por necesidad de Alex, por mucho que fuera complicado. a veces la ciencia deja un lugar para la sopresa.