En busca de un trabajo a tres
Queria hacer de camarera, y terminé como sandwich entre mis dos nuevos jefes.
Necesitaba el trabajo...desesperadamente. Mi marido me había dejado hacía poco por otra, y no me llegaba ni para pagar el alquiler con un mísero sueldo de dependienta.
Por eso, al ver el anuncio en que pedían "chicas resultonas para barra de discoteca, buen sueldo" decidí presentarme.
Llamé, y me contestó una voz de hombre grave, sumamente agradable, que me dio indicaciones sobre como llegar al lugar de la prueba y a mi pregunta de cómo debía vestirme, después de una breve pausa me indicó que como yo creyera que debía vestir una camarera de discoteca de noche.
Menuda duda. Siempre me ha gustado vestir de un modo discreto por fuera, pero tenía la costumbre de usar ropa interior sexy, o inexistente a veces, para disfrutar de esa sensación de libertad. Escogí lo que para mi era discreto, un sostén de gasa transparente a juego con el tanga, unas medias negras de las que se sujetan solas al muslo, y encima una minifalda negra y una chaqueta negra, un poco atrevida porque el escote dejaba ver más de lo necesario. Para terminar, unas botas negras de media caña, con talón mediano, para ir cómoda pero atractiva.
Me mire al espejo, y decidí dejar mi melena oscura suelta, salvaje sobre los hombros. Daba una imagen de poca seriedad, y creí que así es como vestían las camareras (al menos de lo que yo recordaba en mis tiempos de salir). Un maquillaje suave pero resaltando ojos y labios, y lista. Vestida para matar.
Siguiendo las indicaciones no me costó mucho llegar a la discoteca. De día se veía algo deprimente, pero la imaginé a la luz de la luna, con focos, etc. y me gustó. El encargado esperaba a la entrada, junto con otro chico más o menos de mi edad , unos 27 años. Ambos me dirigieron una mirada apreciativa de arriba abajo, y entramos.
Me miraban el culo descaradamente. Pero no me importó, siempre me ha gustado que me miren los hombres, y en este caso creí que formaba parte de la prueba, todos sabemos que las chicas de discoteca tienen que ser extrovertidas, el mundo de la noche es así.
El local era muy amplio, y en ese momento estaba poco iluminado, en una atmósfera íntima, muy agradable. Subimos hasta la barra superior, y para mi sorpresa hicieron que me sentara sobre la barra, mientras ellos se quedaban apoyados en los respaldos de dos sofás, analizándome mientras hablaban conmigo. En ese momento me arrepentí de la minifalda, porque sentada en la barra era casi imposible no enseñar el final de las medias y creo que en más de uno de mis cruces de piernas vieron claramente los pelos de mi pubis a través de la gasa transparente del tanga. Intenté olvidarme y concentrarme en la entrevista, lo típico, que si había trabajado antes así, blablabla...
Debo reconocer que la situación, más que incómoda, era excitante. Dos hombres realmente atractivos, el encargado era ya mayor, un madurito moreno que se veía experimentado y que sabía de qué hablaba en todo momento, el otro era el DJ (rubio, vestido a la última y con un cuerpo de infarto), que también era socio del negocio y por eso ayudaba en la elección del personal. Y los dos mirándome fijamente y sonriendo con picardía. No me di cuenta de lo que pasaba hasta que pasó.
Como parte final de mi entrevista decidieron probarme, entramos los tres a la barra, y la verdad es que era un espacio realmente reducido. Me enseñaron a coger botellas, como servir un combinado, y en todo momento tenía a uno de ellos detrás, como apoyándose sin querer en mí, mientras el otro guiaba mis manos sobre las botellas y los vasos. Hasta que me di cuenta de que tenia una dura polla apoyada entre mis nalgas. Me quedé muda. Y en ese momento las dos manos del DJ me abrazaron por la cintura y su boca se acercó a mi oído para decirme "¿realmente quieres trabajar con nosotros, preciosidad? porque si quieres hacerlo tienes que pasar la última prueba". No me dio tiempo a contestar, el encargado ya me estaba desabrochando la chaqueta y metía su cara entre mis tetas.
"mmm, nena, desde que te he visto he querido comerte los pezones" Eso me puso a cien por hora, y aunque mi cerebro intentaba decirle a mi cuerpo que eso no era correcto, me dejé llevar. El DJ ya me había subido la falda hasta la cintura, y refregaba una y otra vez su polla entre mis nalgas, mientras con sus manos acariciaba mi coño, apretándome más contra él.
"joder, que culo tienes, joder..." parecía que no sabía decir otra cosa, y realmente se notaba que su polla estaba entusiasmada con mi culo, porque no paraba de crecer, la notaba dura, caliente. La situación me estaba poniendo realmente cachonda.
El encargado me estaba lamiendo las tetas de un modo divino, mientras con las manos las acariciaba, y de vez en cuando subía hasta mi boca para darme un morreo excitante, y más teniendo en cuenta que al hacer todo esto me apretaba contra su amigo. Entre los dos terminaron de quitarme la chaqueta, la falda y el sostén, y así, en tanga y medias y botas me incliné hacia delante, para abrir la bragueta del encargado y ver qué guardaba allí.
"¡dios, que pedazo de polla tienes!" no pude evitar exclamarlo. Era una hermosura, y estaba totalmente erguida, con esas gotitas de líquido preseminal en la punta. Esas gotitas me pueden, y en esa misma postura, imagináosla, con las piernas abiertas, un hombre paseando su polla en mi culo, me puse a lamer una polla realmente exquisita.
Me encanta lamer, es un vicio. Creo que en ese momento el encargado decidió que me daría el trabajo, porque sus gemidos y sus bufidos, y todas las guarradas que soltaba por la boca eran realmente de aprobación
"oooooohhh, nenaaa, pero como la chupass, dios...tienes que trabajar para mi... ahhhh, si, lame mis huevos, hazloooo..."
Me encanta cuando están así, bajo mi control. Aunque lo del control era relativo, porque mientras yo lamía arriba y abajo ese pedazo de carne caliente y duro, el DJ se había arrodillado detrás de mi, para lamer mi coño... joder, como lamía el chaval.
Metió un par de dedos en mi coño, mientras con la lengua y los labios me torturaba el clítoris una y otra vez, sorbiendo, lamiendo y jugueteando, hasta que me corrí sin poder evitarlo en su boca. Y al correrme yo, se corrió el encargado en la mía, casi ahogándome entre un mar de leche calentita, que yo tragué como buena niña sin desperdiciar ni una gotita.
Me temblaban las piernas, y tuve que apoyarme en las neveras de la barra, lo que aprovechó el DJ para separar más mis nalgas y meterme su polla suavemente en el coño. Ese chaval debía haberse dedicado a otra cosa, porque follaba de maravilla. Tenia un juego de cadera increíble, porque metía su polla en mí hasta el fondo, y la volvía a sacar casi toda con una suavidad enloquecedora, mientras me decía tantas guarradas que en pocos minutos yo volvía a estar a cien por hora
"toma, zorrita...toma, te gusta mi polla, ¿verdad?... mira como entro en tu coño, te voy a reventar... y cuando termine me correré dentro de ti, y te llenare de leche...te gusta, dime que te gusta..." y aquí la sacaba y me dejaba así, hasta que le suplicaba que me la diera "dime que quieres, zorrita... dime lo que quieres, ¿quieres que te la meta?...suplicamelo!" y vaya si se lo suplicaba, porque me estaba acariciando el clítoris otra vez y me tenía a cien, mientras con la punta de la polla rozaba los labios del coño para calentarme más aún...
Ahí fue donde el encargado revivió, y se acordó de que era el jefe. Se tumbó en el suelo, justo bajo uno de los focos. Su polla, de nuevo dura y palpitante, brillaba bajo la luz
"ven aquí, nena, siéntate aquí, hazme caso si quieres el trabajito...¿lo quieres?" aquí no se yo si se refería al trabajito o a su polla, pero ante la duda me desprendí como pude del DJ, que estaba a punto de explotar, me acerqué al encargado, puse un pie a cada lado de su cuerpo y me acuclillé, en esa postura tan tremendamente sexual que a todos los hombres les enloquece, para meterme de un solo golpe su polla hasta el fondo del coño. El tipo casi gritaba de placer, y yo con el. En esa postura solo toca el coño con la polla, y los músculos vaginales aprietan de un modo que reviviría hasta a un muerto. Le tenía casi a punto, pero no podía olvidarme del DJ, que estaba reclamando su parte del pastel.
Tuve que cambiar un poco la postura, para poder meterme su polla en la boca, mientras el encargado se agarraba a los cachetes de mi culo y seguía hundiéndose en mi, como un poseso.Pero el DJ era un travieso
"quiero metertela por el culo, nena... quiero hacerte un sandwich... anda, pequeña, que te gustara"
Lo que el no sabía es que me encanta que me den por el culo. Me levanté, dejando al encargado casi al borde de soltar toda su carga, con las consiguientes quejas, pero al ver la intención en su cara se dibujó una sonrisa perversa, y su polla revivió más si cabe. Se sentó en un sofá, y yo encima, para facilitarle al DJ el trabajito. Tenia mis dudas sobre si iban a caber los dos, porque estaban bien dotados. Primero se entretuvo lamiendo el agujerito de mi culo un buen rato, con lo que me puso a las puertas de un nuevo orgasmo
"metemela ya, rubito, quiero que me rompas el culo de una vez, hazlo...metemela porque voy a correrme"
Se arrodilló detrás de mi, y debo agradecerle que no me hiciera caso, porque aún metiéndomela con toda la suavidad del mundo me hizo ver las estrellas. Pero al cabo de unos minutos nos acompasamos los tres al movimiento (en realidad ellos dos, porque a mi me tenían empalada totalmente, con cuatro manos, dos bocas y dos pollas en mi cuerpo, creo que nunca he sido tan feliz), y debo reconocer que tuve el orgasmo mas salvaje y desenfrenado de toda mi vida.
Para agradecermelo, el DJ se corrió dentro de mi culo como un loco, rugiendo, gritando, taladrándome con embestidas salvajes que me dejaron el agujerito abierto durante un buen rato
"arrrrrrghhhhhhh, zorraaaaaaa pero que culo tienes, toma mi leche, tomalaaaaaaaarggggghhh, me corroooo, joder, que polvoooooo, me corroooooooo"
y el encargado al notarnos a los dos tan eufóricos no quiso ser menos, y tuvo otro orgasmo más discretito, pero igual de agradecido.
¿Adivináis quien fue la nueva encargada de barras en la discoteca desde ese día?