En Busca de Nuevas Sensaciones 1.-Una condición

El joven y aún virgen Tadeo en una habitación de hotel con una despampanante rubia, una trabajadora sexual que resultó ser ni más ni menos que su tía Mariana.

Capítulo 1.- Una condición

-¿Qué hacés acá pendejo? -Exclamó mi tía con cierto nivel de ira, frunciendo el ceño mientras cruzaba los brazos en un pobre intento de cubrir su pronunciados pechos al semi-descubierto.

-Pe-perdón tía, n-no sabía que eras vos- balbuceé, quería que me trague la tierra.

-¿Ya habías venido antes?- preguntó mientras llevaba un tabaco rubio a sus carnosos labios pintados color cielo.

-No, es mi primera vez.

-¿Tu primera vez?

Estaba rojo por la vergüenza, no podía mirar a mi tía a los ojos, agaché la cabeza, y tras un breve silencio confesé: -Vine a perder la virginidad.

Al escuchar eso, la cara de Mariana pasó del enojo a sentirse apenada por su sobrino. Apoyó su cartera detrás del antiguo televisor y se acercó a la cama matrimonial en la que yo me encontraba tan solo con unos pantalones cortos, con el torso desnudo.

Se recostó a mi lado, luego de dejar sus incómodos zapatos al pie de la cama. Había 1 metro de distancia entre ambos, y cada uno miraba al techo, sólo se escuchaba el tic tac del antiguo reloj de pared que estaba en el cuarto.

-¿Ibas a tener tu primera vez de esta forma?- exclamó cortando el silencio.

-De otra forma no puedo, ya estoy cansado. - respondí.

-Tu primera vez tiene que ser algo especial sobrino, con una persona que quieras, y te pueda guiar, ya vas a encontrar a alguien.- dijo mientras giraba hacia mi lado y me acariciaba suavemente la mejilla.

-Lo peor es que estuve meses ahorrando para venir a este lugar y terminé desperdiciando el dinero. -repliqué frustrado.

Mi tía se sentó en la cama y atinó a levantarse, diciendo que me podía hacer pasar con alguna de las otras chicas que estaban en el catálogo.

-No tía, no quiero ver a las otras chicas, quiero estar con vos.- exclamé tomando su mano para que no se fuera.

-¿Te volviste loco? Somos parientes de sangre nene, no puedo hacer eso.

-¿Qué tiene que ver? Es tu trabajo, yo ya pagué por una hora de servicio , hacelo como si fuera cualquier otro de los que te cogés por día.- Ella amagó a responder pero la interrumpí diciendo: -Además si no lo hacés, le voy a contar a toda la familia cual es ese trabajo en el que te va tan bien y del que no te gusta hablar.

-Tendrías que confesar que te querías ir de putas, dejame irme a buscar a mi compañera que venga a sacarte las ganas y nos olvidamos de todo.-

-Pero quiero que mi primera vez sea con alguien especial tía, quiero que me enseñes vos.

Tras unos segundos de duda, mi tía volvió a recostarse, esta vez más cerca mío, su perfume invadía mis fosas nasales, me miró a los ojos y susurró: -Con una condición, no le decís una palabra a nadie ¿queda claro?- Desafiante, mientras sutilmente deslizaba su mano por mi muslo, lo que provocó una pre-erección casi instantánea, al mismo tiempo que mi corazón volvía a aumentar el ritmo de sus latidos.

-Trato hecho- Contesté tragando saliva.

De inmediato, mi tía se avalanzó se manera abrupta sobre mis inexpertos labios, pegando sus grandes y bien formados senos artificiales sobre mi pecho descubierto, introduciendo de a poco su lengua en mi boca y moviéndola al mismo ritmo con el que acariciaba mi firme miembro por encima de mi ropa.

No podía creer lo que estaba pasando, al fin iba a perder la virginidad, aunque de todas las veces que lo había imaginado, nunca pensé que sería así.