En busca de mi suegro y su preciado rabo

Deseosa de otro encuentro con mi suegro recibí por sorpresa también el de su hermano

Llevábamos unas semanas  buscando algún nuevo aliciente para animar nuestra cama, si bien habíamos recibido la visita de nuestro vecino Raúl con su pareja, cosa que agradeció Paco pues en la fiesta con ellos, de la que dimos rienda suelta a nuestros instintos más calientes, recibió una embestida por atrás de este, cuando estaba clavando a su compañera, mientras yo filmaba con la cámara, pues había sido yo muchas veces la protagonista  de estas películas caseras y nos apetecía que fuese Paco ahora el actor principal.

Tras estos calientes encuentros mi mente y otras partes que ya conocen y que se ponen ardiendo solo con pensar en una buena herramienta, estaban deseando volver a tener otra cita  en  familia, y me refiero con ello a mi querido suegro que añoraba en cama como una gacela en celo deseosa de ser montada por el semental de la manada, pues los recuerdos que me había  dejado  este, eran difícil de olvidad.

Se lo comenté  a Paco para hacer un viaje sorpresa y visitarle en su casa unos días, pero por motivos de trabajo mi esposo no podía salir pues le surgió un viaje con motivos laborales y lamentaba no poder acompañarme aunque me animo a ello, eso sí , con la condición que grabara los encuentros para el poder luego visionarlos a la vuelta.

Animada por su idea, a la mañana siguiente tome el Tren y me dirigí a visitar a  mi Suegro, al que previamente llame para ver si estaba por casa o salía de viaje, cosa que le animo mucho pues me comento que estaba sopesando volver a nuestra casa también otra temporada.

Ya en la estación de destino me lo encontré junto al andén con su estampa de galán americano, con una sonrisa picarona que solo con verlo me hizo mojarme, pues solo su presencia me encendía y me ponía cachonda como una loba.

Me  dio un fuerte beso seguido de un abrazo intenso, donde pude palpar que no solo era yo la que estaba deseosa, pues su bulto  le delataba también a el.

Me dijo vamos que mi hermano está en el coche esperando, que  no había donde aparcar y estos días está de vista aquí en mi casa.

Les diré que su hermano o sea el Tío de mi marido, era un solterón que siempre había vivido la vida libremente, era residente en Francia y ahora en su prejubilación se dedicaba a visitar a la familia y amigos, era menor que mi suegro dos años  y como él se mantenida también muy bien, aunque hacia unos años que no lo habíamos visto.

Cuando llegamos al coche me saludó efusivamente también, y tras una breve charla nos metimos los tres en el coche camino a la casa de mi suegro.

Yo al principio me sentí algo violenta pues temía que su presencia amenazara mis planes, pero rápidamente disipe la duda, cuando mi Suegro sin rubor ni corte alguno, me dijo, “Nuera no sabes las ganas que tenia de estar contigo y volver a revivir esas noches  locas, ahh  y no te apures que ya sabes que nuestra familia nos lo contamos todo, y mi hermano y yo siempre nos decimos nuestras aventuras, ya que nuestra relación es especial en estos temas”.

Yo algo cortada por sus palabras aun, mire a los dos y les dije mientras todo quede entre nosotros y no haya malas historias yo no tengo problemas.

Estas palabras encendieron un poco a mi Suegro que ya me estaba metiendo mano en el coche, notando rápidamente mi mojado conejo, pues sus dedos deslizaron mi braguita hacia un lado para entrar en mi caliente agujero y palpar las ganas que tenía este de ser comido y perforado.

Resoplo como el solía hacer, y le dijo a su hermano, “José, si vieras como esta esto afeitadito y mojado, se te calaba el choche”, riéndose los dos con aquella ocurrencia., yo ni corta ni perezosa le agarre el paquete  sobándolo fuertemente pues su dureza y gran tamaño hacía difícil acapararlo con una mano, e igualmente comente, ¡Pues aquí algunos están con el arma firme esperando jurar bandera! . A la vez que abrí  la cremallera  y saque rápidamente aquel pollon inmenso que estaba deseando degustar y saborear  aunque  era difícil poder meterme todo aquello como estaba en mi boca.

Su hermano bajo el espejo para no perder detalle y dijo, ummm veo que te quedaste corto cuando me contabas que era una leona en la cama, madre mía como te la come, si voy a tener que parar y cambiare le puesto.

Mi suegro mientras  yo comía su rabo, me pregunto si no me importaba tener un trio con los dos, aunque José rápidamente y cortésmente dijo que él no quería interferir en nuestra aventura, pero que si a mí no me importaba el  sería un invitado de lujo y seguro que no me defraudaba.

Yo en un pequeño descaso que hice, pues un bache casi me hace tragarme todo aquello, provocándome una pequeña arcada, que mi suegro rio cómicamente, al ver que casi mi ahoga con su rabo, le dije que encantada pero que traía una condición por parte de Paco y era que teníamos que hacer una peli porno para llevársela a él a mi regreso.

No fue problema para ellos mi petición y ya en su casa, tras acomodar las maletas y darme una ducha, fue atacada a la salida del baño por aquellos dos sementales, pues no me esperaba que estuvieran los dos desnudos en la puerta con las armas en vilo.

La estampa era impresionante, pues si ya conté que mi Suegro era muy atractivo, su hermano no lo dejaba atrás, y su rabo que les voy a contar, pues tampoco desmejoraba nada de tamaño comparado con él, aunque note algo más fino, en longitud era tremendo.

Mi suegro se agarró moviendo su péndulo y mirándome dijo, vamos que estoy deseoso de darte un repaso que me duelen las pelotas de lo cargadas que las tengo, y más con la medio mamada que me distes en el coche, que  me dejaste que exploto.

Deje caer la toalla que tenía liada en el cuerpo, ante aquellos dos viejos pero atractivos y bien dotados machos, y sus rabos dieron un respingo al unísono al verme así desnuda.

Me acerque allí mismo a los dos y  poniéndome de rodillas les pedí  que me permitieran un momento disfrutar de aquellos dos colosos que acompañados por esos dos pares de preciosas pelotas, que tenían afeitadas para poder degustar con una buena comida, cosa que no me negaron, al contrario me invitaron a que disfrutara todo lo que quisiera con ellas.

Tome un momento de mi bolso la mini cámara y dándosela a José, le pedí que filmara un poco, bajándome con premura a comer aquellas dos cabezas despejadas que brillaban como dos luciérnagas en la noche, notando rápidamente que si mi Suegro la tenía dura, pero la de su hermano no era menos.

Yo devoraba y absorbía con hambre  aquellos dos mástiles con una gana, que los puse ardiendo a los dos, juntaba sus cabezas a la vez que las lamia y las restregaba entre si mientras intentaba comerlas las dos juntas, sujetado con mis manos aquellos dos miembros erectos y venosos que palpitaban de tanta dureza y sangre que circulaba por su interior, los dos me agarraban mi pelo  como intentando dar prioridad  a sus paquetes, pero yo sabiamente repartía con dulzura mi boca y lengua en aquellas majestuosas pollas,  bajando también y mordiendo levemente  su tallo, gesto que agradecían los dos con resoplidos de toro bravo.

Igualmente  chupaba con deseo aquellas bolsas que colgaban y contendían esos dos preciosos pares de  enormes huevos, que ardían en su interior por la cantidad de semen que presentían tenían acumulado y que no tardarían mucho  en inundar algunos de mis agujeros que ardían en deseos de ser tomado por aquellos miembros.

Mi suegro ya caliente como un chaval, corto mi comida, tomándome en brazos y llevándome a su  cama, siguiendo su hermano tras nosotros.

Me dejo caer sobre la cama con suavidad mientras ya mi conejo sentía el acoso de las manos de José, que hurgaban sabiamente en mi  interior,  pues este hombre sabia jugar con aquel agujero y su experiencia de la que supe era agraciado, me estaba  destrozando de placer; mientras mi suegro devoraba mis pezones  mordisqueándolos y besándolos con su habitual maestría.

La cámara la habían dejado sobre la mesita gravando  toda la situación, y abriéndome bien las piernas para salir bien enfocada, José miro a la lente  y dijo, “ Paco cuando veas esto, veras que nos portamos bien con tu mujer  y te la cuidamos con mucho gusto,”  lanzándose rápidamente a jugar con su lengua en mi conejito.

Ya estaba yo casi a punto de explotar,  por la atención de los dos, mientras mi mano buscaba rápidamente agarrarse a algún mástil de los que tenía cerca, siendo el de mi suegro el primero que pude asir,  pajeandolo levemente  para que no perdiera rigidez,  llevándolo el hacia mi boca para que chupara un poco.

Comencé a lamer su enorme cabeza cuando no pude frenar mi primer orgasmo en la boca de su hermano, que con su experta lengua había conseguido derretirme. Rápidamente se posiciono de rodillas abriendo mis piernas y acercando su enorme y largo rabo que froto contra los labios de mi mojado conejito, y tras unos leves roces se dejó caer metiéndome todo aquello en su longitud, sintiéndome  como si me llegara a mis entrañas a la vez que solté un enorme suspiro de placer al recibir aquel nuevo amigo en mi interior.

Mientras su hermano me cabalgaba y me perforaba  con enorme placer, yo tenía girada mi cabeza comiendo el rabo de mi Suegro, que supuraba ya por su enorme agujero, gotitas  de líquido blanquito, avisando de excitación.

Se separó momentáneamente mi Suegro de mí, dejándome sin aquella apetitosa golosina, y con la boca hecha aguas por tan delicioso manjar, pidiéndole a su hermano que se girara conmigo clavada, sobre la cama.

Este haciéndole caso me tomo y giro su cuerpo dejándome a mi montada sobre él, no sin cesar con sus sabios envites de su enorme miembro dentro de mi agujerito, que rozaba ya mi segundo orgasmos, cuando sentí por detrás, como mi suegro ahora frotaba su pollon por mi trastienda.

Hurgaba con su cabeza y uno de sus dedos, abriendo camino a todo aquel tremendo musculo de placer del que era dueño y que yo deseaba sentir ya dentro de mí.

Tras unos breves momentos en los que consiguió dilatar mi otra abertura, acerco  y posiciono su duro miembro para deleitarme con una monta que tardaría tiempo en olvidad, pues tras recibir dentro  de mi , todo aquel arsenal del que era poseedor, comenzó una genial cabalgada con unos movimientos sensuales y placenteros que hicieron unir mi segundo y tercer orgasmos en uno solo, mientras su hermano me besaba, para amortiguar mis gemidos y gritos de placer, no sin parar de moverse también con su rabo ensartado en mi sexo, aunque le era difícil sus movimientos ante las fuertes acometidas que me estaba dando mi Suegro por detrás.

Yo no era capaz de contener mi placer que fluía como una fuente, mientras era ensartada por aquellos dos maestros del sexo que me tenían emparedada con sus dos enormes armas, que manaban fuego con sus roces y frotes en el interior de mis paredes.

Volví a regalarles otro intenso orgasmo que casi me hace perder la conciencia por su intensidad,  y con voz  floja y sin apenas fuerzas les pedí, que pararan un momento, que no podía soportar más placer seguido.

Pareció esto encenderles más y mi suegro acelero el ritmo, mientas yo suplicaba que parara, le rogaba que me diera un descanso, pero él seguía con sus acometidas y ahora sentía sus huevos golpear fuertemente en mi trasero con la clavadas hasta el fondo que me estaba dando.

Note a su hermano que se iba a correr pues separo su boca de la mía, para soltar un grito de placer a la vez que notaba como regaba mi conejo con una cantidad de leche que me tenía asustad, pues no solo fue la fuerza con la lanzaba dentro de mí,  sino la enorme cantidad que sentí mezclarse con mis jugos.

Su rabo ahora sonaba a chasquidos de agua  con las últimos movimientos, mientras aflojo un poco su dureza, quedándose quieto a expensas de la fuerza  con la que me estaba follando mi suegro  mi dilatado trasero, que me lo imaginaba abierto como una flor por la entradas dan violentas que estaba dándome con su enorme pollon.

Volví a suplicarle con una voz perdida que parara, mientras acerco su boca a mi oído y me dijo.

“ Espero que no olvides esta monta Tere, pues soñaba ya hace semanas con tenerte así,  y aunque me estas pidiendo que pare ,en el fondo quieres que siga dándote  placer”, ¿ A             QUE NO ME EQUIVOCO EHHH? … yo casi sin fuerzas asentí,  pues no les exagero al decir que estaba a punto de perder el conocimiento.

Y no si fue que él, noto mi estado o quiso complacer mi ruego, pero al poco de aquello, y tras dos o tres golpes secos y no menos fuertes suspiros de placer, comenzó a soltar su preciado líquido (que añoraba  yo  desconsolada ahora no poder degustar en mi boca), dentro de mi trasero, lubrificando y anestesiando con su espesor y textura mis irritadas paredes que aunque habían sentido mucho placer, debido al enorme tamaño de su rabo, lo tenía medio dolorido.

Quedo sobre mí unos segundos hasta que volvió a recuperar su respiración tras aquella enorme corrida, sacando lentamente de mí, su enorme morcilla, y dejándose caer a un lado, me permitió que su hermano me girara poniéndome en medio de los dos, abierta de piernas y sin fuerzas para poder levantarme.

Fui observada por los dos que se recreaban viéndome como me habían dejado, a la vez que comentaban que era yo una leona en la cama,  lo  que José afirmo, diciendo que superaba con creces lo su hermano le había contado.

Mire como a los dos para darles las gracias por aquel majestuoso polvo,  pensando que todo había acabo aquella tarde, cuando mi suegro me miro y dijo: MI niña espera que hay doble sesión que yo no estoy calmado aun, y tú necesitas de nuestras atenciones un poco más, así que recupérate rápido que esto acaba de comenzar..

Se levantó y preparo unos cafés que llevo a la cama en una bandeja junto a unas pastas y un bote de nata.

Cuando tomamos el café y las pastas y vi que no había echado nata en el café, supe que esta era para otro uso, pues rápidamente mi suegro tomo el bote comenzando a ponerme un poco sobre los pezones que eran devorados casi al instante por su hermano.

No sé como pero recobre fuerzas rápidamente ante el morbo de aquella situación y más cuando sentí como el pitorro del bote derraba a presión un buen chorro en mi chochito, mezclándose con los jugos que allí había depositados.

Fue ahora mi querido suegro el que bajo a comer con su maestría, mientas su hermano adornaba con nata su rabo que yo al instante iba quitando con mi boca.

Sorprendentemente este creció rápidamente otra vez, tomando su anterior tamaño y longitud, que ahora parecía más con la nata sobre la punta. Yo devoraba su rabo desenfrenadamente, a la vez que lo pajeaba , pues quería saborear su crema en mi boca, mientras su hermano, mi suegro, me  había hecho llegar a otro orgasmo con su lengua jugando  en mi  duro botoncito que sabiamente acariciaba.

Sin apenas percibir el tiempo que estaba pasando por tanto placer recibido, me sentí nuevamente taladrada por ese semental de Padre que tenía mi marido, y que ahora me había girado poniéndome con el culo en pompa y el de rodillas tras de mí, pero esta vez perforando mi agujero delantero, a la vez que yo comía rabo con nata de su hermano.

Me daba pequeños azotes mientras sus caderas hacían entrar y salir su enorme falo en mi agradecido sexo, que otra vez manaba jugos sin control  y con una cantidad que hacia placentero las embestidas de aquel coloso en mi interior.

Como estaba comiendo como una desconsolada, esta vez José no pudo aguantar mi sabia mamada y sin apenas tiempo de reacción, se corrió en mi boca, con algo menos de intensidad y cantidad que la que había depositado antes, pero que no me impidió degustar aquel rico manjar que me estaba dando y que exprimí  hasta la última gota, pues le agarraba y soltaba sus enormes bolas masajeándolas con el fin de que se vaciaran por completo.

Mientras mi suegro en ese momento  y tras unos movimientos en círculo con su cadera me hizo correrme como una loca, aprovechando esto  el para infundir un ritmo más fuerte y soltar también su crema en mi interior, aunque le pedí en la últimas embestidas que me diera unas gotas en mi boca para degustar también,  retirándola de mi agujero y acercándola junto al ya relajado rabo de su hermano para que yo tomara sus últimas gotas, que saboree lentamente ahora, recreándome con mi lengua por toda su enorme cabeza, que lamia mientras mis manos estrujaba  toda la longitud de ese rabo para sacar el resto.

La verdad es que fuerzas no me quedaban ya  ni para mantenerme de rodillas y ellos andaban en situación similar, por lo que aquella tarde dimos por finalizad la sesión de cine porno, y tras unas duchas reconfortantes me invitaron a cenar en un buen restaurante, agradeciendo los tres una buenas raciones de pasta y buen vino para tomar fuerza, ya que el siguiente día se presumía iba a ser calentito calentito..