En buena compañia segunda parte
De cómo continuamos con nuestra primera experiencia swinger y bisexual seis meses después
Seis meses después…
Han pasado seis meses desde nuestra primera experiencia swinger en un local liberal de Málaga. Estoy en el trabajo y de repente recibo un whatsapp en el móvil. No tengo el número registrado pero cuando lo abro, es una foto, más concretamente de una polla erecta agarrada por una mano femenina y con el siguiente mensaje: “¿te apetece repetir?”. Joder, me quedo sorprendido ante tal imagen y no contesto. Deduzco por el contenido quien es el remitente. Lo que sí hago es mandarle un mensaje a Laura para que me mande el contacto de nuestros amigos malacitanos, ya que perdí algunos contactos cuando cambié de terminal. Cuando lo registro, no cabe duda, es el teléfono de Marta. Corriendo, voy al baño y me hago una paja pensando en las escenas vividas unos meses atrás. Me corro pero dejando caer unas gotas de semen en mi dedo índice y lo fotografío para mandársela a Marta con el siguiente texto “¿qué crees?”.
Después de haberle contestado, estuvimos manteniendo una conversación. Ella me decía que habían alquilado una casa durante el fin de semana en la sierra de nuestra provincia y nos invitaba a pasarnos por allí y volver a vernos y compartir nuevamente sexo entre nosotros. Aunque no lo había hablado con Laura, le adelanté que por supuesto que iríamos y que podíamos pasar las dos noches en la casa y que compartiéramos los gastos del alquiler, a lo que ellos no accedieron, diciendo que éramos sus invitados.
Después de trabajar, cuando llegué a casa, allí estaba mi mujer terminando de ducharse. Me quité mi ropa, y del calentón que llevaba encima, directamente bajo el chorro de la ducha empecé a masajearle su coño, a la vez que le decía la buena nueva. Se corrió en un momento. Acto seguido, se agachó y se metió mi polla erecta en la boca a la vez que me introducía un dedo en el culo, llenándole la boca de semen que por supuesto me enseñó cómo se lo tragaba enterito.
Al día siguiente, una vez terminada la jornada laboral y hecha la maleta, partimos hacia nuestro destino sexual por un par de días.
Tardamos poco más de una hora en llegar a la casa de nuestros anfitriones. Se trataba de una hacienda solitaria en medio del campo, por lo que nadie podría molestarnos. La sorpresa fue encontrarnos dos coches aparcados, lo cual resultaba bastante extraño para ser una pareja solo. Igual era el coche del casero.
Al oírnos llegar, salieron de la casa Lucas y Marta, ambos envueltos en una mantita cada uno. Nos abrazamos y entramos en la casa con nuestra bolsa de equipaje comprobando que allí había dos parejas semidesnudas sentadas en uno de los sofás del salón al calor de la chimenea _ Es una pequeña sorpresa que os teníamos preparada, espero que no os moleste_ nos dijo con sonrisa picarona Marta. Nos presentaron pudiendo comprobar que sobre la mesa había una baraja de cartas y que en los sitios donde estaban sentados, las que estaban jugando. Además, por la ropa que había tirada por el suelo y en los sofás, dedujimos que estaban jugando al strip póker o algún juego picante para calentar motores. _Sentimos interrumpir la partida_, alegué yo,_ espero que estemos a tiempo de sumarnos al juego.
Las otras dos parejas eran Elisa y Javi, que eran un matrimonio de unos treinta y cinco años. Bastante agradables a la vista. Y los otros eran Eduardo y Paqui. Una pareja de unos cuarenta años más o menos. Elisa era rubia y alta y Javi lucía una calva atractiva y también era delgado y alto. Por su parte, los otros dos eran, ella alta, con cuerpo curvy con el pelo moreno rizado y muy guapa y él, por su parte, un cuerpo fofisano, algo más bajo que ella con el pelo canoso y guapetón.
Después de las presentaciones, Marta y Lucas nos enseñaron la casa y nos indicaron nuestra habitación, donde dejamos la pequeña bolsa con nuestras cosas. No obstante, cuando íbamos a volver al salón, la puerta la tenía bloqueada Lucas, que se despojó de la manta que le cubría, dejando ver que estaba en calzoncillos y con una camiseta interior (por lo que supongo que le habría tocado soltar prenda en el juego). _Primero tienes que pagar el peaje_, me dijo. Acto seguido, me agaché y a su polla morcillona le hizo falta poco para ponerse tiesa. Cuando obtuvo el placer que buscaba, sin llegar a correrse, todos volvimos al salón y nos sumamos al juego.
Ya sentados, Marta también se quitó la manta, viendo que estaba con pantalón de chándal y en sujetador. Retomamos el juego repartiendo nuevas cartas. Todos ellos siguieron la partida tal como estaban, así que nosotros éramos los que más ropa teníamos y, por tanto, partíamos con ventaja.
Al cabo de los veinte minutos, ya estábamos casi todos desvestidos, excepto Lucas que el primero en perder y que dejaba su polla a la vista de todos mientras se la manoseaba. Como ya el ambiente estaba calentito, Elisa tumbó un botellín de cerveza sobre la mesa y lo hizo girar, quedando apuntando hacia su pareja. Acto seguido, Lucas se fue gateando hasta donde estaba él, dando comienzo a una mamada espectacular. Todos observábamos con detenimiento cuando de pronto sentí la mano de Marta sobre mis bóxer, acariciándome mi verga. _Quiero que te folles a mi marido_, fue su orden.
Y vaya si la cumplí. Sobre la mesa Elisa puso un montón de condones y juguetes que sacó de una bolsa que tenía preparada para la acción. Me eché un poco de lubricante tras ponerme el preservativo. Le unté un poco por el ojete a Lucas y me lo cogí en postura de perrito mientras él seguía con la mamada de la enorme polla de Javi.
A partir de ahí, todo se convirtió en una bacanal de todos contra todos, o mejor dicho, de todos con todos. Elisa y Paqui comenzaron un sesenta y nueve, la primera abajo y la otra arriba, a la vez que Eduardo se la follaba, por lo que éste obtenía doble placer, del coño de su mujer y de la lengua de Elisa. Por su parte, Laura, sentada sobre el butacón, puso sus pies sobre el mismo dejando a la vista de Marta su raja lista para ser lamida. La imagen de vernos a todos follando de esa manera, era sumamente erótica.
Después de unos minutos jodiendo a Lucas, para evitar correrme a la primera de cambio, saqué mi verga de su culo y me retiré el plastiquito. Me dirigí con paso firme hacia Javi y, apartando la boca de mi enculado de su polla, le puse un condón y, poquito a poco fui sentándome sobre la misma dándole la espalda al dueño de la estaca y subiendo mis pies a sus muslos, dejándole mi polla empalmada lista para ser succionada por Lucas que estaba hecho todo un experto tragón.
Las otras escenas de sexo también se cambiaron. Laura y Marta comenzaron a practicar un sesenta y nueve, con mi mujer arriba y, Eduardo, aprovechando, se la metió sin que ella pusiese objeción alguna (para evitar repeticiones, diré que cada vez que se producía alguna penetración vaginal o anal, nos cambiábamos de condón, salvo cuando se trataba de nuestras mujeres). Por su parte, se puso de pie y se acercó a nosotros para tumbarse debajo de Lucas y chupársela, mientras que Paqui, cogiendo un consolador de la mesa, empezó a masturbase echada atrás en el sofá.
Supe que Laura se había corrido porque sé cómo jadea cuando llega al orgasmo. También Javi terminó corriéndose en mi culo. También yo estaba a punto de correrme en la boca de Lucas, escupiéndole mi semen en su cara y mientras me terminó con una paja. De los hombres, solo quedaba Lucas por eyacular, pero no tardó mucho en hacerlo, porque se puso de pie frente a todos y, las cuatro mujeres se la chuparon hasta que terminó en la cara de todas ellas, aunque la mayor parte se la llevó Laura, que muy amablemente, compartió los restos que mantenía en su boca conmigo en un beso blanco.
Así que, una vez todos tuvimos nuestro primer orgasmo, preparamos una pequeña cena con unos aperitivos para poder continuar durante la noche.
Después de otra nueva bacanal, nos aseamos en los dos baños que había, sin tener problema de compartir el espacio y las duchas, ya que después de la experiencia vivida unos minutos antes, poco rubor podíamos tener de vernos como dios nos trajo al mundo, para después irnos a dormir cada pareja a su habitación. Ya en la cama con Laura, estuvimos hablando de la maravillosa experiencia vivida y de cómo follaban los otros, expresándome que tenía ganas de ser follada por Javi en el próximo día, ya que no lo había catado pero le impresionaba su enorme polla que yo sí tuve la suerte de haber probado.
Estaba amaneciendo cuando vi abrirse la puerta de nuestra habitación. Era Marta que se acercó a la cama y, viendo que ya estábamos despierto, se metió con nosotros dentro, preguntándonos en esa privacidad que si habíamos disfrutado de la sorpresa a lo que los dos asentimos.
_La verdad es que lo de anoche fue fabuloso. Nos alegramos mucho de haberos conocido hace unos meses porque esto nunca lo habríamos hecho sin vosotros_, le dijo Laura. Acto seguido, Marta dijo que tenía que buscar algo bajo las sábanas que se le había perdido para introducirse inmediatamente bajo las sábanas y chupármela. Cuando Laura se disponía a hacer lo mismo le dijo que ella tenía tres pollas para ella solita esperando en otra habitación y que no se demorase mucho porque sabiendo lo viciosos que eran, como tardase mucho seguro que empezaban ellos solos.
Así, que Laura se salió de la cama y en ropa interior se fue en búsqueda de los tres que se la iban a follar. Nada más salir del cuarto, entraron en nuestra habitación Elisa y Paqui que se introdujeron en la cama a echarle una mano a Marta.
_Venimos por si te hace falta algo de ayuda_, dijo Paqui. A lo que, sacándose mi polla de su boca, Marta le dijo que necesitaba una mano amiga allí abajo y que alguien me diese de comer coño.
Fue Elisa la que se puso a mamármela junto con Marta, mientras que Paqui se colocó sobre mi cara dejando su coño peludo a la altura de mi boca para que le diese placer, apoyando sus brazos en el cabezal de la cama. El placer que me estaban dando en mi polla era bestial. Mientras una se encargaba del pene, la otra chupaba mis huevos haciéndome sentir cosquillitas. Así se estuvieron turnando hasta que conseguí que la enorme raja que estaba lamiendo me llenase la boca de su corrida, dejándome un sabor ácido en la misma, momento en el que se apartó diciéndole a sus compañeras el cambio de turno. Fue Elisa la que asumió la posición de Paqui, pero en lugar de apoyarse sobre el cabecero, se colocó mirando a Marta, que había aprovechado el cambio para cabalgarme, de modo que las dos se estaban dando la cara, lo que aprovecharon para besarse y tocarse los pechos. El coño de Elisa estaba completamente rasurado y era bastante prieto y estoy seguro que con mi lengua le di dos orgarmos. Cuando Marta fue la que llegó al suyo, me “obligaron” a cogerme a Paqui por el culo en posición de perrito, que entretanto había estado previamente masturbándose y dilatándose el ano con sus dedos. Eso hice, entrando mi polla sin dificultad. Por su parte, mi enculada le chupaba el coño a la delgada Elisa, que estaba completamente abierta de piernas.
_¿Y Marta?_, dije por que no la veía. No tardé más de dos segundos cuando sentí su lengua en mi agujero.
Por último, muy justo a punto de correrme en el culo de Paqui estuve, cuando me tocó el turno de clavársela a Elisa elevándole las piernas a mis hombros, pudiendo ver perfectamente como entraba y salía mi rabo, sin que me diese tiempo a avisar a mi harén de que me estaba corriendo. No obstante, cuando me aparté de Elisa y retiré el condón, los restos fueron lamidos por Paqui y Marta, que compartieron finalmente con la exhausta Elisa.
Después, salimos del cuarto en busca de nuestras parejas, llegando justo a tiempo para ver el espectáculo que tenían montados. Laura estaba siendo follada por los dos agujeros mientras que le chupaba la polla a Eduardo. No parecía que estuviera sufriendo de dolor ante tan tremenda verga de Javi dentro de su culo que no le entraba del todo en el mete y saca. Parecía que Laura estaba a punto de correrse por la aceleración de sus jadeos. Lucas parecía que se había corrido dentro porque dejó de moverse. Javi sacó su enorme tranca y se la acercó a la boca de Laura para que se la chupara a la vez que a Eduardo, terminando los dos por masturbarse y correrse en la cara de ella, que dejaron completamente blanca.
Nos aseamos un poco y desayunamos todos en el salón, haciendo las tostadas en la chimenea. Tras eso, nos fuimos a dar un paseo por el campo e hicimos un pequeño senderito. Durante la caminata estuvimos hablando sobre muchas cosas para conocernos un poco mejor. Que se conocían del mismo local de Málaga en el que Laura y yo tuvimos nuestra primera experiencia swinger y que habían quedado algunas veces allí y otras, pues se alquilaban un apartamento o una casita durante el fin de semana, tal como habían hecho esta vez en la que nos habían invitado.
Tras terminar la caminata, al llegar a la casa nos dispusimos a preparar el almuerzo. Pusimos un mantel sobre la mesa y en la chimenea hicimos una parrillada de carne y verdura. Elisa solo comió esto último porque era vegetariana. Tras la comida, algunos nos quedamos jugando al póker pero sin striptease ni juegos sexuales. Fue Marta la que decidió que quería ducharse, apuntándose Eduardo a hacerlo con ella. La verdad que no me explicaba el aguante del personal. Yo a duras penas podría follar durante el resto del día después de todas las corridas que había tenido.
_¡Anda, Paqui, que tu marido te tendrá contenta con la virilidad que tiene!¡Siempre con el sable listo para clavarlo!_, le dije en tono de guasa, a lo que Lucas se anticipó alegando que con viagra cualquiera.
_ Pero tú tranquilo, Marcos, que tenemos unas cuantas por si tienes problemas_, continúo diciendo.
_Entonces puedo dejar de sufrir. Que tenía miedo de no dar la talla en comparación con vosotros_, manifesté yo.
_ No te preocupes, estamos muy calientes y somos muy fogosos, pero también somos humanos-, añadió Javi, a lo que todos reímos.
El resto de la tarde transcurrió sin nada de sexo, aunque sí cómo fue empezar a tener relaciones liberales por cada uno de nosotros. También salió el tema de que Javi nunca había sido pasivo, en primer lugar, porque no sabía si le gustaría y, en segundo término, porque dadas las dimensiones de su polla, siempre resultaba ser el objetivo de todas y todos. Entonces, su mujer, Elisa lo soltó:
-He estado pensado sobre ello. ¿Por qué no te estrenas hoy?. La verdad, que viendo como te calzas a tantos, me excita mucho, pero me gustaría que por una vez fueses tú el que recibe. Por probar no pasa nada.
-Puff, no sé. Ya sabes que le tengo pánico a que me duela_, contestó Javi.
- ¿Y si hacemos una apuesta?_, soltó Marta._ Podríamos hacer un juego y si pierdes, te rompen el culito virgen.
_Es verdad, ahora que ha dicho lo del juego, podríamos vendarte los ojos y cada uno de nosotros te la chupa. Si adivinas más de la mitad quién lo hace, te libras. Si no…, eres sodomizado_, añadió Elisa.
La idea pareció no disgustar al resto y, Javi, aunque algo incómodo, aceptó el reto.
Después de ducharnos todo el mundo, preparamos una cena ligera y tras recoger la mesa empezó el juego. Javi se sentó en el sofá del centro. Se le vendaron los ojos con una cinta negra y se echó las manos a la cabeza dejando caer su cuerpo sobre el respaldo del asiento. Las reglas eran claras. No podía tocar a nadie. Ninguno de nosotros, en nuestro afán de complacerle oralmente podía tocarle el miembro con la mano para evitar que pudiese reconocernos por el tacto. Y él, tenía que adivinar de los siete que se la íbamos a chupar quiénes eran mujer y quiénes hombre. Si acertaba cuatro, se libraba de ser castigado analmente. Si tan solo adivinaba tres, al ser impares, pusimos la regla que solo haría felaciones. Y menos de tres, pues bueno, sufriría las consecuencias.
Empezó el juego Elisa. No queríamos ser crueles y se lo pusimos fácil al principio. Tan solo vestía una camiseta de tirantas blanca en la que se le marcaban los pezones de sus pechos pequeños y un tanga negro. Se puso de rodillas en el sofá y acercó sus labios al pene erecto de su marido, comenzado suavemente a darle lametazos en el glande para después metérsela en la boca hasta donde le hacía tope. El resto observábamos desde el resto de los sillones y sofás, disfrutando de la escena. Así estuvo durante dos minutos, que era el tiempo que fijamos como límite para que diese su respuesta Javi.
No sé si es que estaba disfrutando tanto de la espectacular mamada que le estaba haciendo su mujer que no lo dijo hasta el final aunque acertó. No obstante, el resultado nos lo manteníamos en silencio para que al final, si estaba apretado, no acertase por descarte.
El resto teníamos que ponérselo muy difícil para poder ganar la apuesta. El siguiente fue Eduardo, que se puso de frente entre las piernas de Javier y, mordisqueando primero el tronco, fue bajando hasta los huevos. Después subió hasta el glande y con el capullo dentro, estuvo succionando de una forma, que si me lo llega a hacer a mí, me corro en “cero coma” segundos. Sin llegar a los dos minutos, Javi dijo que era Marta, fallando así su respuesta.
El turno le llegó a Lucas. Repitió la posición de su antecesor. Comenzó a lamerle primero los huevos. Subió hasta el cabezón, le lamió con la lengua a su alrededor y, empezó a bajar y subir con su boca rápidamente. Nuevamente falló. Estábamos a un fallo de verle como se metía una polla en la boca por primera vez.
Esta vez le tocó a Laura. Mientras ella lo hacía, me di cuenta que el coño de Elisa estaba siendo lamido por Eduardo, mientras sentada, con los pies en el butacón y Edu con su cabeza entre sus piernas, de rodillas en el suelo, miraba con lascivia lo que le hacían a su marido.
Dos a dos.
Marta repitió la escena de Elisa. Llevaba unas bragas rojo burdeos y sujetador del mismo color, ambas con encaje negro y, además se había puesto medias negras. Estaba sumamente elegante y erótica. Creo que jugó al despiste y se centró solo en lamerle con la lengua el glande, que no dejaba de chorrear líquido preseminal que ella recogía con la punta de la lengua. Primera apuesta conseguida. Javi tendría que chupárnosla a Edu, Lucas y a mí, pudiendo ver en aquel momento la cara de satisfacción de Elisa que se corrió de gusto por la labor de Eduardo adecentado por la apuesta perdida por su marido.
Faltábamos Paqui y yo y me tocó ser el último. Llegados a este punto, como Javi no sabía cómo iba el marcador, nos asegurábamos de que tuviera que recibir la mamada por parte de los dos. Paqui comenzó a tragársela entera. El resto estábamos embelesados con las dotes para chuparla de ella. Con lo grande que la tenía Javi, unos veinte centímetros, nos resultaba imposible comprender cómo lo hacía. Claro que Eduardo tampoco se lo gastaba mal, unos 18 centímetros aunque más fina que la del receptor de la mamada de su mujer en ese momento. Finalmente acertó. Supongo que no sería la primera vez que recibía placer oral por parte de Paqui y se conocía de sus habilidades.
Me tocó a mí. A mi alrededor todos estaba practicándose sexo oral excepto Paqui que acaba de terminar. Toda la presión era para mí porque todos dejaron de hacer. Elisa incluso me amenazó en tono de broma haciéndome señales de que si no ganábamos la segunda parte de la apuesta, me quedaba sin follar.
Durante dos minutos estuve lamiendo primero el tronco, luego los huevos, mordisqué nuevamente el tronco y me la metí en la boca, succionando de vez en cuando el capullo cuando de repente sentí un líquido disparado al cielo de mi boca exhalando un jadeo. Se había corrido el muy cabrón. Por suerte para el resto, falló y además rematadamente mal. Dijo que la última persona que se la había chupado era Elisa. Eso significaba que la chupaba tan bien como ella.
Cuando le dimos permiso para quitarse la venda, vio mi cabeza sobre su polla mientras le quitaba los restos de semen. Miró a su mujer que con uniendo sus dedos índice y pulgar hacía un círculo para a continuación introducir el dedo índice de su otra mano a la vez que con la lengua en el interior de su boca, le indicaba que tenía que chuparla a la vez que recibía por detrás.
Como fui el héroe de la noche, a mí me tocaría estrenar el estrecho agujero de Javi. Se puso de rodillas y, ya que Lucas también había conseguido que no acertara cuando se la chupó, fue el primero en recibir la mamada por parte del perdedor. De pie, con la altura a la boca de Javi, éste acercó sus labios al tronco desde la base. Se le veía indeciso pero poco a poco fue acercando su boca al glande hasta que lo cubrió por completo. Bajaba y subía lentamente. Mientras él estaba centrado en chuparla de la mejor manera posible, Elisa se acercó por detrás y le embadurnó el culo con lubricante a la vez le metía, primero un dedo y luego dos.
Junto a Lucas, se puso Eduardo, así que uno a cada lado, Javi, mientras mamaba una, la otra la meneaba con la mano. Yo por mi parte, me puse detrás de él. Apreté mi polla tiesa contra su culo, a la vez que le pasaba el brazo por delante y le masajeaba su verga. Cuando llegó el momento, le susurré al oído que se inclinase para abajo. Se puso a cuatro patas y mis otros dos compañeros se sentaron en el sofá, acerándonos un poco hasta el mismo para que pudiera seguir chupándoselas. Muy despacito, coloqué la punta de mi polla en su agujero. Presioné un poco y no pasaba. Sentí cómo daba un respingón Javi. Lo volví a intentar y pasó un poco del glande. Sentí que le estaba haciendo daño, pero la dejé así un tiempo para que se acostumbrase al grosor. Empujé un poco más y pasó el capullo. Así lo dejé unos segundos y, cuando ya pude comprobar que el dolor se le había pasado, comencé a embestirle muy lentamente hasta que mi polla entró completamente. Poco a poco fui acelerando el ritmo. Tenía el culo muy estrecho y la fricción era muy placentera. Él seguía chupando las dos vergas de Edu y Lucas. No parecía sufrir en aquel momento y se le veía que estaba disfrutando porque su miembro estaba erecto.
Las mujeres por su parte contemplaban el espectáculo con gran detenimiento. La que más disfrutaba era Elisa, que continuaba con la mirada lasciva viendo recibir a su marido mientras la chupaba a dos bandas. Tenía un consolador negro de un grosor similar al de la polla de Javi en el culo a la vez que se masturbaba con los dedos y se chupaba los dedos de vez en cuando. Laura de rodillas en el sillón se acariciaba su coño. Por su parte, Marta había comenzado a darle placer oral a Paqui, que con sus brazos apoyados atrás en el sofá, miraba a nuestro lado para observarnos.
Javi había conseguido que me corriese en su estrecho recto. Saqué mi polla y fue el turno de Edu. Lucas aprovechó el cambio y se metió debajo de Javi. Hicieron un sesenta y nueve mientras era enculado por Eduardo. Mientras tanto, mi esposa se acercó a mí y me limpió los restos de semen que me quedaban en la polla con su lengua.
Al poco tiempo ya estaba de nuevo empalmado, comenzado ambos con un sesenta y nueve. Yo debajo y ella arriba. Unos pasos se acercan, reconozco la polla que poco a poco se va abriendo paso junto a mi lengua en el coño de Laura. Es Edu. Mi chica chorrea sus jugos. Noto que se corre descomunalmente. De vez en cuando, lamo los huevos que chocan contra la vagina y mi cara. Tras dos orgasmos de Laura, cambiamos la postura. Sentado, con mi espalda apoyada en el respaldo del sillón, ella se montó sobre mi verga mirando hacia mí y Eduardo, detrás suyo, la metió en el mismo agujero. Estábamos compartiendo espacio por segunda vez, antes mi lengua y su polla y, ahora nuestros penes. A un ritmo acompasado estuvimos dándole placer mientras el resto de nuestros compañeros continuaban a lo suyo. Javi ahora estaba siendo enculado a cuatro patas por su mujer, que con el mismo consolador gigante con el que se había estado ella masturbando momentos antes, estaba haciendo sufrir a su marido, que para calmar su dolor, estaba recibiendo una mamada en la postura del sesenta y nueve por parte de Paqui, que también estaba recibiendo a la vez lo suyo por las lenguas compartidas de Javi y Eduardo que, enfrentados ambos, él también estaba siendo sodomizado por Marta que tenía puesto un arnés con una polla de goma.
Todos terminamos exhaustos aunque complacidos aunque Javi tenía el culo dolorido. Después de charlar durante un rato y jugar a un juego de mesa, nos fuimos a la cama, sin saber si la mañana del día siguiente tendríamos sexo grupal, ya que sería nuestra última oportunidad antes de abandonar la casa.
Durante la noche me desperté y aproveché para ir al baño. Caminando hacia él oí gemidos en la habitación de Javi y Elisa. Tras mear, de vuelta a mi cuarto, como continuaban los gemidos, acerqué el oído a la puerta, que estaba un poco abierta, aunque no me dejaba ver nada. Me estaba empalmando solo de oírlos imaginando lo que estarían haciendo. La cosa es que no sé cómo, abrí la puerta del todo y entré. _Os he oído y no me he podido aguantar. ¿Os importa que me quede aquí?,_ les dije tímidamente.
Elisa tenía la estaca de Javi entre sus nalgas, metida bien dentro de su ano. _ Por su puesto que estás invitado_, contestó ella, _le estoy dando su premio por lo bien que se ha portado esta noche_, continúo diciendo. _Tú también te mereces mis felicitaciones por cómo te has calzado a mi maridito. Ven que te la chupe.
Me faltó el tiempo para acercarme a la pareja y ponerme de pie en la cama con la polla a la altura de su boca mientras estaba siendo duramente castigada por su puerta trasera. Mientras seguía siendo enculada por Javi, que descansaba sobre el colchón mientras ella le cabalgaba dándole la espalda, ella me pidió que le follase el coño. Dicho y hecho. Entre los dos hombres le hicimos un sándwich hasta que nos corrimos. La sorpresa fue ver a Laura en la puerta con su mano acariciándose por dentro de sus braguitas. _ No sabía por qué tardabas tanto y te he venido a buscar, encontrándome con tan gozoso espectáculo. Mañana quiero esas dos pollas bien dentro de mí_, terminó diciéndonos.
Nos invitaron a pasar la noche con ellos. Un poco apretados pero dormimos bien. Ya amanecido el día, me despertó una situación agradable. Miré debajo de las sábanas y allí estaba Elisa tragándose mi polla y al lado, comiéndosela a Javi, estaba Laura. No le cabía en la boca de lo grande que la tenía. Ella quería repetir la postura que hicimos durante la noche anterior y eso hicimos, mientras en esta ocasión, era Elisa la que se masturbaba.
Tras desayunar poco tiempo teníamos para tener sexo. Por nuestra parte, ya lo habíamos tenido y decidimos dar un paseo por el campo, dejando a las otras dos parejas follando por su cuenta. Después de eso, volvimos a la casa para almorzar y tras esto, llegó el momento de la despedida. Ya nos consideraban parte del grupo y contarían con nosotros en otras ocasiones.