En Boston

...pero fueron sus ojos, lo que terminaron de hechizarme, unos ojos grandes, como caricatura japonesa, y tan grises, que sentí por un momento que pida perderme en esa niebla que eran sus ojos, o quizás, más peligrosos aún, encontrarme... Parecía un ángel o una diosa terrenal que vino a tentarme...

Alexandra

Salí corriendo para alcanzar la puerta antes que cerrara, y solo sentí la presión raspando mi hombro. Me deje caer en el primer asiento libre que encontré colocando mi bolso mensajero a mis pies y las carpetas que traía en la mano en mis muslos… me mire en el vidrio arreglándome distraída, el pelo y los lentes mientras me dejaba arrullar por la velocidad.. No se cómo me había convencido por Rogelio, quizás era el cariño que le tenia o esa capacidad que tenía con las palabras, pero sin saber ni cómo ni cuándo me envolvió y aquí iba en camino para su oficina, como si no estuviera suficientemente ocupada, el tren se paró bruscamente  y las carpeta, se me desmoronaron al piso. Metí todo como pude sin fijar ni el orden ni nada en mi. Respire profundo y solo me concentre en  el rio y mi propia reflexión difusa en el vidrio…. Next stop, Park Station. Respire hondo  y vi la gente a  mi alrededor sin poder evitar sonreír, me gustaba la cuidad y sus contrastes, como ahora, un ejecutivo joven, de saco y corbata, seguro banquero pensé, el señor  mayor homeless con sus pantalones rasgados, y su barba desordenada y larga, el grupo de adolescentes con los pantalones cayéndoseles, y las voces altas,  hablaban por teléfono y otros leían o se movían al ritmo de una música que solo le pertenecían a ellos, las luces del túnel me hicieron parpadear saliendo de mi embelesamiento y escuchando el anuncio … Next stop, South Station, please check your bags before leaving the train…. Tome mi bolso me lo puso en el hombro y me dirige a la puerta sin mirar atrás.  Al salir y el sol  de la tarde me hizo cerrar los ojos, mientras aceleraba  el paso, llegué al edificio, tome el ascensor, entre rápido con un saludo distraído a la recepcionista, y salude a la  asistente de Rogelio.

-          Hola Liz,  como estas? Dime por favor que no han llegado  y que tengo unos minutos para acomodarme un poco?- dije poniendo con cara de angustia. Liz me miro negando con la cabeza, y una media sonrisa.

-          Siento decirte, Profesor, que llegaron hace mas de 10 minutos  dijo con un fingido suspiro de  exasperación.

-          Te he dicho que no me digas así, Liz- me doble y le di un beso en la mejilla-  Bueno entro donde tu consentido y manipulador jefe.

Toque la puerta, y vi a Rogelio que junto a otros dos hombres, se levantaban de sus sillas. El primero era de alrededor de  60’s, con un traje de tres piezas color carbón, de unos 5’8”, con el pelo salpicado de canas, a su lado el otro hombre, quizás de mi edad o un poco más, con el pelo castaño claro, unos ojos negros intensos, más alto  que  el otro hombre,  y con un traje más moderno, azul marino.  Todos se levantaron de sus sillas, y Rogelio se acercó a mí mirándome  con una sonrisa en su cara divertida, porque sabía que estaba arrepentida de haber aceptado.

-          Hola- dijo sonriendo y dándome un beso en la mejilla- Ven, te presento, la profesora Alexandra Lucas. El señor Juan Manuel Sarmiento CEO y el  señor Alberto Telles, del grupo financiero y bancario- dijo

-          Mucho gusto, un placer- dije estrechando sus manos y dándome cuenta que iba demasiado sencilla con ese pantalón de línea recta y esa sweater sencillo de verano.

-          Nos sentamos- dijo Rogelio. Indicando la salita en su oficina-Bueno como te había comentado, los señores están planeando introducir y expandir las ABS  (securitizacion de activos) en su país y como tú eres una de las expertas en el tema, están interesados en una consultar contigo.

-          Si, Doctora Alexandra- dijo el Señor Sarmiento- pues como le  ha expuesto Rogelio, queremos crecer un sistema de MBS y ABS en nuestro país.  Como usted es una de las líderes en el campo, quisiéramos que nos ayudara a establecer el sistema, lograr el punto de optimización así mismo como crear el campo regulatorio

-          Bueno, antes de proseguir Señor Sarmiento, tengo que aclararle que mi tiempo es limitado, tengo mis clases y mis responsabilidades con la universidad y el proyecto de investigación entre otras cosas. El verano está ya casi en puertas y ahí estaré menos comprometidas. Pero no puedo comprometerme con usted a tiempo completo.

-          Eso lo sabemos Doctora Alexandra- dijo el Señor Sarmiento con una sonrisa seria- con tiempo parcial que nos dedique a sacar el proyecto será suficiente.

-          Mire el marco legal ya está casi diseñado - empezó a explicar el Señor Telles. Duramos en la reunión alrededor de 3 horas definiendo detalles, llegando a un acuerdo e intercambio ideas sobre el proyecto.

Aun cuando lo que realmente me amaba era  enseñar en la universidad, investigar y la teoría de vez en cuando hacia proyectos de consultoría para suplementar mis ingresos, pagaban  en un periodo corto lo mismo y a veces más de lo que hacía en la universidad anualmente y tenía el beneficio adicional de que me emocionaba poner en practica mis ideas, como en este caso. Casi al finalizar la reunión, Telles, estábamos despidiendo

-          Bueno Dra. Alexandra- dijo con una sonrisa – quisiéramos invitarla a una reunión que tendremos en el sábado en el Ritz. Estarán nuestros inversionistas,  asociados y otras gentes que creen este proyecto. También estará mi prometida quien fue que escucho unas de sus conferencias y la sugiero inicialmente.

-          Si, mi hija nos dios varios de sus publicaciones - dijo Sr. Sarmiento dijo con una sonrisa calidad por primera vez- seguro le dará mucho gusto conocerla personalmente.

-          Claro, hare todo lo posible para estar ese – dije con una sonrisa incomoda, en realidad odiaba las fiestas de ese tipo.

-          Rogelio, Dra. Alexandra, nos despedimos estaremos en contacto y finalizaremos los últimos detalles- dijo  Sarmiento.

-          La esperamos- dijo Telles, Salieron y yo me quede con Rogelio que solo se hecho a reír en cuando cerraron la puerta.

-          Ay Rogelio cállate!- dije exasperada.

-          Tendrás que ir – dijo todavía sonriendo- no veo cómo te libraras de esa, cariño.

-          Tu iras? – dije por lo menos con la esperanza de no estar sola.

-          Si – dijo con sus ojos azules brillando- porque?

-          Vamos juntos? – dije esperanzada y poniendo mi mejor cara de súplica, con puchero y todo.

-          Jajajaja! Quien te viera haciéndome esa cara, la Dra. Alexandra Lucas – dijo sin dejar el tono de burlón- pero no puedo ir contigo…-empecé a protestar – es tu propia culpa, para que me dejaste? Ya sabes cómo se pone Kate de celosa contigo...

-          Ah! Pensé que Katherine estaba en Los Ángeles- dije resignada.

-          No ya regreso hoy en la mañana- dijo moviendo la cejas- ves? No me hubieras abandonado por un par de piernas femeninas femeninas….-dijo molestándome- aunque no te culpo, tengo tus mismos gustos….

-          Ja ja ja! – dije riéndome fingidamente- muy gracioso. Tus sabes que siempre eres y serás mi amor platónico. Me puse de puntillas y le dice un besito en los labios.

-          Nos vemos, el sábado- dije – me tienes que decir que hacer para que Kate y yo podamos ser amigas....dije

cerrando la puerta – Hasta luego Liz – dije risueña- no te dejes explotar!

Camine a la línea Naranja, y tome el tren a la casa en el South End.  Mañana tendría clases y tenía que prepárala las lecciones.  Llegue a mi calle y decidí disfrutar de mi calle. Recordé cuando pensé en comprar ese lugar, como me enamore de esos árboles que franqueaban la calle estrecha, los adoquines, y como a solo dos calles había restaurantes, bares, gente caminando. Disfrutaba del contraste, y cuando encontré una unidad dilapidada, en un brownstone antiguo, rojo y señorial hice milagros financieros para poder comprarlo. Solo tenía tres unidades, una en el sótano, una en el primer piso  y mi unidad en el segundo piso. Estaba hecha realmente un desastre cuando la encontré, recordé cuando llegué a la entrada y y por eso el precio era  ridículo de bajo, apenas estaba estudiando para mi PhD pero con mis ahorros, las trabajos PT que tenía pude comprarlo. Yo vi debajo de todo lo malo el potencial, ella y yo reconstruimos todo, la primera mujer que ame, y la primera que me rompió el corazón. Como planeamos cada detalle de aquel lugar, sudamos y trabajamos juntas cada detalle, juntas quitamos el horrible papel de pared,  juntas quitamos la alfombra verde, juntas negociamos con carpinteros, plomeros, y toda clase de gente.  Subí las cortas escaleras de la entrada, abrí la puerta y seguí hacia arriba. Deje mi bolso en la mesa, junto con las llaves.

El piso de madera, la sala, comedor y cocina todo un espacio abierto, el cuarto pequeño que era un sala de televisión que tenía el sofá cama y un medio baño. La decoración era moderna  pero cómoda, cálida que invitaba a relajarse y charlar. Intentamos, aunque más yo que ella, preserva la arquitectura y detalles originales provocando un contraste entre la decoración, los muebles la pintura moderna y los detalles arquitectónicos tradicionales del apartamento. En el segundo piso del apartamento están la habitación principal,  con su baño, y  cuarto de visitas con otro baño en el pasillo. Y en el fondo de la casa, estaba mi refugio, mi escondite, ese lugar de la casa que ni siquiera ella toco. Era el lugar donde pasaba casi todo el tiempo desde que se fue… jale el cordón para sacar la escalera y pensé por enésima mas ves que debería buscar una solución permanente estar jalándola esas escaleras ya me estaba poniendo vieja a mis 35 años y contando.

Allí, en ese piso de madera, sin pulir, la luz entrando por esa ventana redonda, difusa. Los libros cubriendo cada una de las paredes con excepción de una donde esta una cama doble estaba pegada a la pared con una cubrecamas azul sencillo. Un escritorio cerca de la ventana un diván rojo en el otro lado, la alfombra grande y peluda en el centro del cuarto…y la única concepción a la modernidad un aire acondicionado portátil en una esquina.  Saque la laptop, y empecé a preparar todo, empujando el recuerdo de ella, a una esquina de mi mente, y concentrándome en el trabajo.

Viernes

No tengo ni un ápice de deseo de ir a la fiesta, pero es un compromiso y toca. Después de ducharme, salgo me pongo la bata de baño, y abro el closet. No tengo idea que ponerme, ni siquiera de que tengo  ganas….power lesbian o femme? Ahs a ver que tengo, abro el closet…mejor femme,  elegí un vestido blanco, sencillo, sin mangas, con cuello redondo y aplicaciones de encaje blanco y negro en el área superior que iba de la espalda al busto, vestido terminaba por encima de la rodilla, pero era discreto pero moderno, sandalias de tacón y tirantes negras. Me deje caer el pelo suelto y me maquille solo lo mínimo, delineador, mascara leve, labios de un color neutral, mi cara se veía fresca y al natural. Me mire al espejo, mi piel morena clara, contra el vestido, mi pelo negro suelto,  mi cara, mis ojos. Me volteo, y admiro mis cuervas, decido que muy bien hoy, Sonreí, agarre una cartera negra, revise que traía mis llaves, el dinero, el celular, mi tarjeta de MBTA y baje a pedir el taxi.

Llame a Rogelio, a preguntarle si ya estaba en la fiesta y me dijo que si. Así que llegué entre en el salón que estaba lleno de gente. Lo busque con la mirada pero no lo vi en ninguna parte, agarre un plato y serví unos canapés y fui al bar me senté y  pedí un Bellini.

Estaba allí mirando a todos  y sin mirar nada, veía a Telles y Sarmiento en el fondo con un grupo de personas hablando, y me quede ahí sentada  esperando la oportunidad de agarrarlos solos…cuanto tiempo podría irme después de saludarlos……? Iba por la mitad del Bellini, cuando escucho…

-          Se te acabaron los canapés te busco más? - me volteo, un poco sobresaltada y veo a una mujer, muy joven no podría tener más de 25 años, con el pelo apenas rozándole su barbilla, en un estilo de los a

ños

20’s, lacio y rubio oscuro, casi castaño, tenía pecas en la punta de su nariz redonda y un labios finos  y que me parecieron dulces, curvados en una media sonrisa pero fueron sus ojos, lo que terminaron de hechizarme, unos ojos grandes, como caricatura japonesa, y tan grises, que sentí por un momento que pida perderme en esa niebla que eran sus ojos, o quizás, más peligrosos aun, encontrarme...  Parecía un ángel o una diosa terrenal que vino a tentarme.

-          No, gracias, creo que he degustado toda la selección – dije sonriendo, y fijándome que tenía una copa de vino y varios canapés en un plato pequeño  - los mejores son los pinchos de mozzarella, prosciutto y tomate, los camarones y los mini hamburguesas de tuna. Pero no te arriesgues con las con los rollitos de tofu - sonreí.

Ella solo se rio, de una manera tan espontánea y hasta escandalosa que hizo que un calor de reconocimiento pasara por todo mi cuerpo. En ese momento  puse atención de aquella cara que me había fascinado.  Traía puesto un traje blanco, con chaqueta y pantalón, que se ajustaba en todo su cuerpo sin ser vulgar pero si acentuando.  Tenía un cuerpo femenino, con curvas que provocan perderse en ellas, sus senos eran grandes pero no exagerados, sus cintura estrecha, su cola parada y sensual. Ella sonrió y me dijo- uy, y yo que apenas me iba a comer este rollito de tofu…

-          No lo hagas, puedes arriesgar tu vida- dije con un tono exagerado y obviamente juguetón- luego te puedes desmayar del impacto, tendremos que llamar a la ambulancia, y no se…quizás me toque darte CPR…

-          Entonces deberíamos hacer un servicio público y confiscar todos los rollitos de tofu para que nadie sufra esos momentos tan desagradables – dijo siguiéndome el juego.

-          Ah, no… que corran sus propio riesgo, mientras nos salvemos nosotras….- me fije que su copa estaba vacía- te pido otra copa, que bebías? – involuntariamente seguí  el  movimiento de sus labios mientras se curvaban en una sonrisa, y como su cabeza se inclinaba a un lado…y me fije en ese cuello, largo delgado, fino.

-          Chardonnay, Kongsgaard – me dijo sin dejarme de sonreír. Le pedí el vino al bartender, y seguimos conversando de nada en particular.

A lo lejos vi a Rogelio que me sonreía como diciéndome que conquista. Solo negué con la cabeza y seguí hablando. Me entere que le gustaban las películas en blanco en negro, y que tenía las manos muy suaves cuando toco mi brazo, que su voz se ponía ronca cuando reía y que no le gustaban las flores, que disfrutaba tanto de la calma y vitalidad de Boston tanto como yo. Ella se bebió dos copas de Chardonnay Kongsgaard y yo seguía con mi segunda copa. Hablamos, reímos, coqueteamos y yo me deje llevar por su olor a mandarinas, a bosque, a hierba mojada….sabia eso,  pero no sabía su nombre. Estaba reuniendo valor para preguntárselo, para ver si podía pediré que nos viéramos de nuevo, porque me gustaba, me encanta, me sentía envuelta en su olor, en su voz…Pero note a los lejos, a Telles acercándose, y aunque deseaba esconder, que no me viera. No hablar de negocios y solo allí en ese juego con ella … suspire resignada y empecé a decir que me disculpara..

-          Se nos acabó la diversión, Dra. Alexandra…- dijo sin perder esa sonrisa de sus labios pero me parecía por alguna razón menos brillantes, menos real….

-          Como sabes mi nomb……- dije pero me detuve al notar que Telles había llegado a nuestro lado.

-          Doctora, que gusto que haya venido- estrecho mi mano- veo que ya conoció a Layla – dijo pasándole el brazo por el hombro.

No supe muy bien que responder, volteo a mirarla, y no obtuve ninguna señal de ella- Si Layla- dije saboreando su nombre en mis labios-ha sido una agradable compañía, Señor Telles.

-          No me llames, Señor Telles, es demasiado formal - dijo sonriendo-   dime Alberto.

-          De acuerdo Alberto, si me dices Alexandra nada más – dije intentando ocultar mi desconcierto. Quien era ella? Layla…. Hasta el nombre me gustaba, como ella seductor, envolvente. Pero porque no se presentó?  Seguimos conversando de trabajo, y ella solo se quedó ahí callada, con la misma sonrisa en sus labios, pero distinta.... No entendí bien la relación, no sabía quién era, pero sabía que Telles, tenía el brazo sobre los hombros de ella y no la dejaba ir….Quizás era su hermana, su amiga…por favor, por favor que sea algo así..… Apenas ponía atención a la conversación…

-          Lo bueno fue que Layla te escucho en una de tus conferencias y sugirió que te contactáramos a través de Rogelio – me dijo.

-          Ah sí? Y en cual conferencia me viste, Layla?- dije  deseando escuchar su voz de nuevo.

-          Layla estudia en la misma universidad donde das clases y creo que escucho la conferencia allá ..Fue, así,  verdad amor?- dijo Telles, y sentí que un nudo en el estómago- Es que Layla le gusta sentarse en otras clases y otras conferencias, no sé qué diversión le encuentra en vez de estar en casa….

-          Yo  entiendo Layla – dije - solía hacer eso cuando estaba estudiando. Vi como su sonrisa cambio y pensé quizás era su personalidad, obviamente es su novia, seguro solo era amigable y me confundí…Usualmente no me pasa y mi radar no me fallaba. - Es una enfermedad de los nerds – dije con una sonrisa un poco irónica a Telles.

Hablamos de todo un poco sobre trabajo, sobre la reunión, los inversionistas, se nos unió el señor sarmiento. En todo ese tiempo, Telles no le quitaba el brazo, y ella solo seguía ahí callada con esa sonrisa,  que a veces me parecía triste.

-          Alberto, mira ahí esta Dávila y Lehamann- dijo el Sr. Juan Manuel- tenemos que hablar un momento con el. – le dijo- Nos disculpan? – dijo mirándome.

-          No se preocupe, Sr. Juan Manuel, yo ya me tengo que despedir- le dije estrechando su mano y la de Telles. – fue un placer estar aquí con ustedes - Nos despedimos,  y cuando Telles quiso llevarse con él a Layla.

-          Acompañare a Alexandra en lo que se va- le dijo a Telles mirándome- ahora te alcanzo.

Se marcharon y yo me quede ahí por unos segundos mirándola a los ojos.

-          No tenías que haberte molestado- dije mientras caminamos por el salón.

-          No es molestia, me gusta tu compañía- dijo sonriendo como el mismo brillo de antes.

-          Estabas muy callada antes- dije con una familiaridad que me sorprendió pero me nació.

-          Si, me aburre hablar de negocios, números, dinero cifras….- dijo haciendo una mueca con su nariz que me hizo sonreír aún más.

-          Ahh…entonces te aburriste a morir en mi conferencia – dije saliendo al pasillo con ella al lado. Caminábamos y nos deteníamos  a hablar por instantes.

-          No, esa me pareció una de las conferencias más interesantes que he visto- me dijo sonriendo quitándome un mechón de cabello que había caído en mi cara y acomodándolo en mi oreja. Sentí una electricidad por mi cuerpo, y alarmas en mi cabeza, que me decían, stop, stop peligro!

-          Bueno…eh yo – dije poniéndome nerviosa mientras me sentí ridícula por hacerlo, era una nena, tenía novio y acá estaba yo , tartamudeando como una tonta- ya me voy – dije tratando de recobrar la compostura – Fue un placer Layla. Le iba a dar la mano pero ella se acercó a mí.

-          EL placer fue todo mío, Alex- me dio abrazo pegando todo su cuerpo al mío, sentí sus pechos, sus caderas demasiado cercanas, toda ella contra mí y su respiración en mi cuello, no supe cómo reaccionar así que solo me quede con mis manos a los lados…. Ella después de unos segundos que parecieron minutos se separó y me dio un beso tan cerca de la comisura de los labios, que sentí que toda mi boca la reclamaba- Nos vemos, pronto.

Se dio la vuelta y se fue. Me quede ahí paralizada mirándola caminar desconcertada ante ella y ante mi reacción pero sobretodo capturada en el halo de ese ser que no sabía si era un ángel, una ninfa, o una diosa.