En ausencia de ti (cap 5)
"Cuando haya tempestad, yo quiero ser tu barco"
En ausencia de ti – Ausencias…
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De veras que la compañía de Fernando me tenía feliz, era tan comprensivo y lo que más me gustó de él es que no teme que lo tachen de gay… esperen ¿me gustó? No, no puede ser, es un desconocido que quizás jamás vuelva a ver, Ignacio… estás mal.
Fernando: Ignacio…
Ignacio: ¿Ah?, ¿qué pasa?
Fernando: Ah nada pues, pero te estaba hablando y te vi tan perdido… ¿estás bien?
Ignacio: Sí es que, quizás, tengo que hablar con Gustavo, después de todo debo reconocer que igual me pasé un poco
¿Un poco? Si algo tenemos los Santisteban es un ego altísimo por tanto no podía ver que en realidad la había cagado pero bien, bueno estoy tranquilo pero…
( https://www.youtube.com/watch?v=NnEmE8qanG8 )
Álvaro, ese sonido no podía ser para otra persona que no fuera él, apresuradamente contesté.
Álvaro: Vaya Nachito, hasta que me contestas
Ignacio: Disculpa, es que ¿tenía malo el móvil?
Álvaro: Ah bueno, este… te llamo porque hoy me informaron que debo volver a terminar el seminario, ya mi tiempo como asesor espiritual terminó y bueno, quería que nos despidiéramos.
No, mi corazón quería detenerse, Álvaro se marcharía, no, definitivamente esto tiene que ser una broma.
Ignacio: Álvaro por favor, no estoy en condiciones para escuchar estas bromas
Álvaro: No es broma, por favor, necesito hablarte, te veo en la parroquia en unos minutos más, ¿sí?
Ignacio: Sí, te quiero mucho.
Álvaro: Adiós.
Me había dejado destruido por dentro el haberlo escuchado, se acabó, se tenía que ir y quería despedirse de mí, pero cómo, se suponía que eran 2 años. Las lágrimas querían salir pero no podía permitir que Fernando las viera, así que decidí marcharme.
Comencé a tomar mis cosas cuando…
Fernando: ¿Qué, ya te vas?
Ignacio: Sí, es que surgió un imprevisto y tengo que irme.
Fernando: Pero ¿volveré a verte?
Ignacio: No lo sé
Ignacio: Cuídate, adiós y gracias por el café.
Me había llevado casi todo pero sabía que algo había olvidado en aquel lugar, sin duda nos volveríamos a ver.
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( https://www.youtube.com/watch?v=lp42JaKu1M4 )
Había dejado su móvil sobre la mesa, estaba claro que nos volveríamos a ver, sentía que mi corazón latía muy fuerte. Lo acerqué a mí, tenía su perfume, ese perfume de Antonio Banderas que me cautivó cuanto lo abrace para esquivar el coche que se acercaba.
Tenía que encontrar la forma de volverlo a ver, pese a que le había dicho que era hetero, se escondía tras de mí algo más profundo, Ignacio había llegado a mi vida para quedarse…
Que enamoradizo soy, pero… con Ignacio había sido diferente, se veía tan desprotegido, tan confundido con su novio, todo iba bien de no ser por la llamada de… revisé su móvil, está mal lo sé, pero quería saber quién había hecho que se pusiera tan nervioso.
¿Álvaro? Sin duda mi enemigo no era sólo Gustavo.
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Caminaba rápido hasta el colegio quizás encontraría a Lara fuera y podría pedirle que me llevara hasta la iglesia, necesitaba ver a Álvaro y pedirle que me explicara por qué se iba tan pronto.
No había nadie fuera, tenía que llegar, buscaba mi móvil para llamar a mi mamá pero pronto me di cuenta que no lo traía, quizás se me quedó en la cafetería a la que fui con Fernando, rayos.
Tendría que tomar un taxi e irme, ya había perdido demasiado tiempo.
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( https://www.youtube.com/watch?v=SyiI04A-ras )
Tenía pena, pena y rabia, estaba perdiendo a Ignacio y cada segundo que pasaba me hacía más daño mientras pensaba que podía estar con Álvaro, que podían estarse amando y yo, como idiota llorando sin saber qué hacer, me están robando a mi príncipe y yo… yo no puedo hacer nada.
Desde que lo vi por primera vez me di cuenta que íbamos a terminar juntos, cuando lo conocí todo atolondrado, siempre con su móvil, siempre con Lara. Me tomó 2 años armarme de valor para conquistarlo, primero como su admirador secreto, regalándole flores, chocolates y hasta CD’s musicales de los que más le gustaban como George Michael, Madonna y Kenny G. No había nada que yo no quisiera hacer por conquistarlo, y valió la pena todo, porque hoy está a mi lado, yo fui su primer hombre, su primer amor, soy su novio, su amigo, su hermano y él, él es mi príncipe, mi única meta es hacerlo feliz.
Pero debo reconocer que, en estos momentos, no lo estoy logrando, quizás soy muy celoso pero desde que Álvaro llegó a su vida lo fui perdiendo poco a poco, Ignacio dejó de llamarme “Osito”, dejó de hacerme cariños y de decirme que me ama, tenía que conformarme con un “te quiero” suyo aunque debo decir que con eso ya me sentía en el cielo, siempre que creía que yo no lo estaba mirando, veía como miraba la fotografía de Álvaro, tengo que ser ciego para no darme cuenta de que Álvaro es el amor de su vida, es él quien me lo roba, es él el que tiene ese amor que debiera ser sólo para mí, creo que llegó la hora que… lo deje ir, aunque muera por dentro, Ignacio tiene que ser feliz con quien él verdaderamente ama.
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( https://www.youtube.com/watch?v=vgcplQGSjxs )
Había llegado a la iglesia, sentía mi estómago lleno de mariposas, estaba nervioso. Toqué la puerta de su oficina, ahí estaba él sentado, en cuanto me vio se puso de pie y me abrío la puerta. Recibí de su parte un abrazo fuerte, era como si los dos fuésemos uno y ese abrazo marcara el tiempo donde nuestros cuerpos debían fusionarse y funcionar como uno solo. Me soltó y se sentó en su escritorio, yo, yo me senté en frente de él.
Veía sus ojos rojos, era imposible no detectar que se estaba esforzando para no llorar. Luego de estar casi 5 minutos mirándonos en silencio, él rompió el hielo.
Álvaro: Nachito, tiempo que no veía esa carita en ti
Ignacio: ¿Por qué tienes que irte? ¿Por qué?
Álvaro: Porque ya no me necesitas, este tiempo en que no nos vimos me di cuenta que ya estás bien, que tu depresión desapareció y… ya no te hago falta, Ignacio.
Ignacio: Pero…
Álvaro: Y si me quedé más tiempo fue porque me necesitabas, porque necesitabas a alguien con quien hablar y desahogarte. Hoy estás bien, bien con tus padres, con tu novio, con tus amigos. Nachito, ya no me necesitas.
Ignacio: No puedes hacerme esto, y sí quizás tengas razón, estoy quizás en la mejor etapa de mi vida, estoy bien con todos los seres a los que amo, pero tú eres más que mi amigo, tú sabes que hay cosas que sólo te las puedo contar a ti. Álvaro no puedes hacerme esto.
Álvaro: Ignacio, no perderás porque yo me vaya, a mí me vas a tener siempre rezando por ti, siempre pidiéndole a Dios para que estés bien. Las personas, aunque se marchen, se quedan siempre en el corazón. Recuerda siempre, aquella frase que escribí en ese barquito de papel que te regalé cuando nos conocimos.
Ignacio: “Cuando haya tempestad, yo quiero ser tu barco” lástima que estás olvidando lo que significa.
Álvaro: Ignacio, por favor, entiéndeme.
Ignacio: Está bien, deseo que te vaya muy bien, espero que seas un gran sacerdote, yo siempre voy a recordarte, y si es que nunca nos volvemos a ver, siempre rezaré por ti.
Álvaro: Bien, tengo que preparar las cosas y desocupar la oficina que pronto comenzará a usar Diego. ¿Te acompaño hasta la puerta?
Ignacio: Por favor.
Caminamos casi en silencio, llegamos a la puerta y lo abracé, no pude seguir aguantando y tuve que llorar como cuando a un bebé le arrancan a su madre, me apegué a él, lloré como hace mucho no lo hacía y él, sólo lloraba en silencio.
Ignacio: Álvaro, si tengo que estar mal para que te quedes, lo estaré por favor, no te vayas.
Álvaro: Ignacio, no me vas a perder.
Me agaché y me aferré a sus piernas, por primera vez Ignacio Santisteban estaba rogándole a alguien, entendí por fin lo que significaba ausencia, entendí que era algo más que el amor de mi vida lo que estaba perdiendo, tomé la peor de las decisiones, me reí de Gustavo y de Álvaro y hoy, hoy esas malas decisiones cobran vida, y terminaron por quitarme a lo que yo más quería.
Ignacio: Adiós Álvaro, te amo
Fue lo último que pude decir y me marché, caminé casi sin rumbo, el sol fuerte y quemante que me acompañó hasta la iglesia, se había escondido y transformado en un frío casi terrorífico, necesitaba llorar, llorar y llorar, ya no había solución alguna, lo había perdido.
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¿Dónde podrá estar Ignacio?, era difícil saberlo, tenía que hablar con él, decidí llamarlo.
Lara: Ignacio, ¿dónde estás?
Fernando: este perdón, pero a Ignacio se le quedó el teléfono cuando nos tomábamos un café.
Lara: Ok. Y… ¿con quién hablo?
Fernando: Con Fernando.
Lara: Bueno, entonces ¿crees que pueda ir a buscarlo?
Fernando: Prefiero que venga él
Lara: ¿Perdón? Pero mi amigo tiene novio
Fernando: Tranquila, si lo sé, sólo me da más confianza entregárselo a él.
Lara: Ok. Bueno, me comunicaré con él y le diré, ¿dónde estará, para que pueda ir a buscarlo?
Fernando: En la misma cafetería donde nos vimos, él sabe.
Lara: Ok. Hasta luego.
Me había sonado un poco arrogante ese tal Fernando, no sé de dónde lo conoce Ignacio, tenía que hablar con Gustavo.
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( https://www.youtube.com/watch?v=NnEmE8qanG8 )
Llegué a mi casa como un zombie, subí hasta mi cuarto y me recosté en mi cama, quería pensar, necesitaba pensar en todo lo que me había pasado, la pelea con Gustavo, con Natalia, la despedida de Álvaro, estaba haciendo las cosas mal tenía que replantear mi vida, mis relaciones, todo.
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De repente vi a Gustavo, recostado contra la pared en el patio del colegio, tenía los ojos rojos de tanto llorar, me acerqué a él, quizás era esta mi oportunidad.
Natalia: Gustavo, ¿estás bien?
Gustavo: No sé, no sé nada
Natalia: Tranquilo, es por Ignacio, ¿cierto?
Gustavo: Algo así, no quiero hablar de eso, quiero olvidar lo que pasó
Natalia: entonces, vamos a mi casa y nos tomamos algo, así vas a olvidar todo.
Gustavo: ok. Tienes razón.
Cayó en la primera de mis redes, si todo sale bien, Ignacio va a perder a su príncipe.
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Eran las 2:00am, me había quedado dormido, miré mi móvil y tenía varios Whatsapp de un número desconocido, los abrí. No, Gustavo no, la segunda estocada del día, perdí a Álvaro y de paso a Gustavo, la zorra de Natalia lo había hecho, se acostó con mi Gustavo y había tenido el descaro de mandarme las fotos.
Sin duda hoy era un día de perros, uno de los peores de toda mi vida, apagué el móvil y me dormí, con rabia.
Sonó la alarma, me metí a la ducha para disminuir la rabia, tenía claro lo que iba a hacer. Me vestí rápido, no desayuné.
Ignacio: Mami, Papi, no alcanzo a desayunar, tengo que hacer algo muy importante.
Victoria: Hijo, sabes que a tu papá no le gusta desayunar sin sus 3 hijos en la mesa.
Ignacio: ¿Por favor si? Los amo.
Osvaldo: Ve hijo.
Consuelo: Llévate mi coche si quieres, ya que hoy me quedo en casa.
Ignacio: Ok. Adiós
Tomé las llaves de la Hyundai Veracruz de mi hermana, aunque por dentro era demasiado rosa para mí, pero bueno, lo importante era llegar temprano.
Estacioné el coche pésimo, caminé y vi a Gustavo en la entrada, me vio con cara de pena y agachó la cabeza.
Gustavo: Mi amor, ¿dónde estabas? Yo…
Ignacio: Eres un miserable (cachetada)
Gustavo: Amor, ¿qué pasa?
Ignacio: ¿Qué creías, que la estúpida de Natalia se iba a mantener en secreto que uds. Se acostaron? Eres un miserable traidor, el peor de todos. No te quiero volver a ver en mi vida.
Gustavo: Ignacio espera, Ignacio.
Afuera del salón estaba Natalia, estaba de espaldas, de un tirón en el brazo la di vuelta.
Ignacio: Eres una ramera, una infeliz.
Natalia: Yo te lo avisé y el que avisa no es traidor, te advertí que te lo iba a quitar y simplemente respeté el aviso.
Ignacio: ¿Ah sí?, yo también te advertí lo que te iba a pasar si te acercabas a Gustavo, y ahora sí que me vas a conocer (cachetada) me importa poco que todo el mundo sepa que soy gay. Pero voy a defender lo que es mío, o lo que era mío (cachetada)
Justo cuando le di la segunda cachetada llegó Gustavo, y la defendió, la abrazó para que yo no la siguiera golpeando.
Gustavo: Ya Ignacio, si quieres cargar con alguien hazlo conmigo.
Ignacio: Hijo de puta (cachetada), eres un desgraciado, un maricón (cachetada), no te quiero volver a ver, eres lo peor que me ha pasado en la vida (cachetada)
Sentí como me sujetaban los brazos, era Bernardo, no pude contener las lágrimas.
Bernardo: Ya Ignacio, ya
Lara: Ya, mi vida, ven (abrazo), déjalos que estén juntos, al fin que ambos se merecen.
Ignacio: Tienes razón, no por un par de hipócritas me voy a deprimir.
Me fui con Lara y Bernardo, me sentía mejor luego de haberlos puesto en su lugar, yo también tengo la culpa de que las cosas con Gustavo terminaran así, pero bueno, estaba claro que tenía que ser otro, no podía seguir jugando con los demás…