En ausencia de ti (cap 18) final

"Creo que después de todo me gustaba ser el maduro racional de la familia aunque en vez de tener un hijo, tengo dos pero son los seres a los que más amo en esta vida"

En ausencia de ti – Por siempre mi amor

--------------------------------------------------------------------------

(https://www.youtube.com/watch?v=Cq7EVlOiYaA)

Escuchaba una y otra vez la canción, y cada vez más me convencía de que fui un tonto que dejó que el tiempo pasara sin darse cuenta de que el amor estaba ahí. Había una frase en particular que me erizaba la piel “Te has vuelto una razón para decir que doy mi vida a cambio de tu amor”. Gustavo lo había hecho así, dio su vida para demostrarme su amor y yo antes no vi lo maravilloso que era, que si bien cometió sus errores (al igual que yo) igual estaba ahí para apoyarme y levantarme. También tenía un poco de resentimiento, no cumplió su promesa de estar siempre conmigo.

Decidí marcharme a casa, no había mucho que hacer allí, caminaba hasta que el doctor Fernández se apareció para comunicarme algo. Aparecían de nuevo los nervios pero fuera lo que fuera, ya estaba preparado.

Aunque la noticia me hizo desmayar…

--------------------------------------------------------------------------

Cuatro años después…

¡Dios mío! Somos tres personas en esta casa, tres, y yo tengo que hacer todo, no es justo, yo debiera estar pensando qué me pondré para el matrimonio de Lara y ellos aquí, en vez de ayudarme, jugando con esa famosa consola, que dicho sea de paso, me arrepiento de haberla comprado. Es increíble que en vez de un novio tenga otro hijo más.

  • Ignacio: ¿Sería mucha molestia pedirles que apaguen esa consola y me ayuden un poco aquí?
  • Gustavo: Ya vida mía (abrazándolo por detrás) déjanos jugar otra partidilla.
  • Ignacio: No. Steffano, guarda esa consola
  • Steffano: Anda papi Tavo, dile a papaíto que nos deje jugar (tirando del pantalón a Gustavo)
  • Gustavo: Ves mi amor, anda di que sí, o te doy muchos besitos hasta que lo hagas.
  • Ignacio: Amor por favor no, está nuestro hijo aquí y he dicho, guarden esa consola.
  • Steffano: Uuuy papaíto ¡por favor! (poniendo carita triste)

*Cómo negarme a la carita de mi hijo y a los besos de Gustavo, creo que después de todo me gustaba ser el maduro racional de la familia aunque en vez de tener un hijo, tengo dos pero son los seres a los que más amo en esta vida. Todavía recuerdo cuando el doctor Fernández

me dijo que sólo un milagro podría salvar a Gustavo, la verdad es que ya me veía solo y sin él pero la vida me lo entregó de nuevo y ahora lo estaba gozando, estaba, estoy y estaré siempre loco por él, junto a mi hijo son lo más importante en mi vida. Qué haría sin ellos…*

Sonaba el timbre…

  • Gustavo: Yo abro. ¡Compadre! ¿qué tal? Cómo tú por aquí.
  • Fernando: Hola compadre, pasaba por aquí y me han dado ganas de ver a este hombrote, que grande estás campeón.
  • Steffano: ¡Padrino! ¿me vas a llevar al parque?
  • Fernando: Tal vez… ¿qué dice Papá Tavo?
  • Gustavo: Creo que tenemos que preguntarle a papaíto
  • Ignacio: Fernando (abrazo) ¿cómo estás?
  • Fernando: Bien, muy bien, aunque con un poco de problemas, ya saben David es muy especial.
  • Ignacio: Nunca se me pasó por la mente que el amigo de Bernardo resultara ser gay, la verdad es que no se le notaba pero para nada.
  • Fernando: Me ha costado amoldarme a él, sobre todo para vivir juntos pero lo amo y eso me ha ayudado bastante. Entre nuestros trabajos, la universidad y sus constantes cambios de humor, la llevo difícil
  • Gustavo: No sabes cómo te entiendo… habemos gays tranquilos, y otros que son más enojadizos ¿no? jajaja
  • Ignacio: (dándole un codazo a Gustavo) yo también te amo cariñito
  • Fernando: Bueno, ¿Me puedo llevar a Steff al parque? David también tiene ganas de verlo
  • Ignacio: Por supuesto, sólo déjame prepararte su bolsito ¿sí?
  • Fernando: ok. Te espero. Ahora que se fue, ¿cómo va la petición de mano?
  • Gustavo: Todavía no he encontrado el momento, aunque ya le compré el anillo. Estoy nervioso, como si llevásemos poco tiempo
  • Fernando: Tranquilo, tú sabes que ese el sueño de Ignacio, yo creo que debe estar esperándolo. Tú lánzate, ya verás cómo te dice que sí.
  • Gustavo: Ay, Dios te oiga, últimamente está un poco irritable y tengo miedo que me diga que no.
  • Fernando: Gustavo, ustedes tienen una vida hecha, un hijo maravilloso, ya son una familia, sólo falta que el papel lo diga.
  • Gustavo: Exacto, yo quiero que sea mi esposo.
  • Ignacio: ¡Listo! Aquí está todo, por favor Fer que no corra mucho y tú, bebé hermoso (levantando a Steffano en brazos) cuídate. Te amo con locura (dándole un beso)
  • Gustavo: Adiós mi angelito, cuídate (dándole un beso)
  • Ignacio: Adiós Fer.
  • Gustavo: Adiós compadre.
  • Fernando: Adiós (saliendo con Steffano en brazos)
  • Gustavo: Bien
  • Ignacio: ¿Bien qué?
  • Gustavo: Que estamos a solas (abrazándolo por detrás) se… me… ocurren… un… millón… de… cosas… por… hacer… ahorita… (dándole besitos en el cuello)
  • Ignacio: ¿Ah sí? (sobando el paquete de Gustavo descaradamente) hasta que reaccionaste mi amor, llevo días necesitándote, necesitando esto (oprimiendo fuerte su paquete)
  • Gustavo: Ahh (gemido) entonces (tronando los dedos) ¡a la cama ahora mismo!
  • Ignacio: Como usted ordene

Subí las escaleras de golpe y con una que otra nalgada de Gustavo, lo necesitaba, normalmente hacíamos el amor casi todos los días pero por Steffano, quiee estuvo resfriado, estuvimos la semana entera sin tocarnos y yo ya no aguantaba más, no sé cómo Gustavo podía soportarlo.

  • Gustavo: (besándolo desesperadamente) anda mi vida, quítate esa ropa que me estorba.
  • Ignacio: Quítamela

Bajaba el cierre del pantalón de Gustavo, comenzaba a sobarlo por encima del bóxer, ¡madre mía! Estaba tan duro, aquello era como una carpa gigante.

  • Gustavo: Vamos, mi amor, cómetela ¡por favor!
  • Ignacio: (masturbándolo) me… muero por hacerlo.

Comencé a mamarlo a la vez que lo masturbaba, escuchaba los gemidos de Gustavo y me volvía más loco aún, acariciaba sus testículos, imaginaba lo cargados que debían estar y me esmeraba aún más en hacerlos feliz. Si alguien me lo pregunta, de todo lo que amo de Gustavo, lo que más amo es… bueno, ya se imaginarán.

Seguí masturbándolo mientras buscaba en mi mesilla de noche, una sorpresa que tenía para Gustavo.

  • Ignacio: (sacando un consolador de 21 cms.) Mira lo que tengo amor, hoy quiero que me goces como nunca.
  • Gustavo: (poniendo el consolador al lado de su pene) pero si es como la mía, siempre piensas en mi pene ¿verdad?
  • Ignacio: Siempre y en todos lados, nunca puedo despegar mi vista de tu bragueta, me hipnotiza ese bulto tan delicioso, los 365 días del año pienso en lo mucho que me encanta tu verga, mi amor.
  • Gustavo: Pues a mí me vuelve loco tu culito y no me he comprado uno para recordarte siempre (riendo). Bueno, ya que papaíto quiere que papá Tavo lo goce…

Ponía el consolador en mi boca y yo comenzaba a mamarlo con desesperación, veía su carita de locura y excitación, ¡Madre mía! Estaba tan duro, ese espectáculo lo tenía de muerte.

Quitó el consolador de mi boca y de inmediato me puso su pene, mientras ponía el consolador en mi ano y comenzaba a moverlo circularmente, me ensalivaba para dilatarme, de vez en cuando mordía mis cachetes y los palmeaba. Comenzó a introducirlo poco a poco, yo aceleraba el ritmo de mi mamada y el aceleraba el ritmo de la penetración, lo introducía completamente y lo quitaba de golpe, observaba descaradamente como contraía mi ano y eso lo hizo acabar y llenarme la boca de su semen. ¡Cuánto lo deseaba!

  • Ignacio: Ay amor, qué rico
  • Gustavo: Esto no ha terminado, mi vida, aún no pruebas lo mejor.

Se acostó sobre la cama, esperando a que yo tomase la iniciativa. Amo a mi Gustavo pero para el sexo es flojo, yo soy quien tiene que cabalgarlo. Me introduje su pene de una sola estocada, estaba dilatado, comencé a cabalgarlo rápido y sin piedad, poseído, desesperado, ansioso por ese trozo de carne, si hubiese tenido un látigo lo haría moverse más y más rápido. Me había vuelto un exigente en la cama, me lo merecía.

Me quité de encima de él y me recosté de lado, y él comenzó a penetrarme en esa posición, me palmeaba los muslos y el muy cabrón lo introducía completamente y luego lo quitaba, sabía que eso me volvía loco y lo hacía una y otra vez. Aproveche de devorarme sus labios, quería arrancárselos…

  • Gustavo: Amor… voy… acabar… ¿lo… quieres… dentro?
  • Ignacio: Sííí
  • Gustavo: Toma… toma… (besándolo)
  • Gustavo: Espero… me… hagas… el… favor… de… embarazarte… (entre gemidos)
  • Ignacio: Haré el intento (beso)

Me quedé recostado sobre su pecho, pensaba lo maravillosa que había sido la vida con permitir que Gustavo siguiese a mi lado, lo veía y cada que lo hacía me daba cuenta que no me equivoqué, que amarlo había sido la mejor decisión.

  • Gustavo: Ay amor, necesitaba tenerte así. Te echaba de menos.
  • Ignacio: Y yo, ni te imaginas las fantasías que tenía con que me lo hicieras en la cocina o en la escalera. Estaba deseando a que me acorralaras y me hicieras tuyo
  • Gustavo: Uuuy, si es que este macho ibérico que tienes te vuelve loco. Te amo cabroncito, estoy locamente enamorado de ti.
  • Ignacio: Yo también te amo, todavía me vuelves loco, como la primera vez que te vi desnudo. Recuerdo que moría de miedo y de ganas y tú me insistías con que debíamos hacer el amor.
  • Gustavo: Uy si es que te encantaba provocarme, crees que no te miraba en los vestidores, cuando te ponías los calcetines y levantabas la piernita, o cuando te agachabas con esos pantaloncillos cortos con que hacías gimnasia. Soñaba con desvirgarte ahí mismo, pero como usted le tenía miedo a mis “dimensiones” estuve casi un año y medio masturbándome.
  • Ignacio: ¿Te masturbabas pensando en mí?
  • Gustavo: Obvio, eras mi novio, aunque un poquitín estrecho pero te deseaba, te deseo y te desearé. No has cambiado nada, igual de menudito y exquisito.
  • Ignacio: Tú estás todavía mejor, ¡estos brazos! Mi amor, mejor me iré a bañar que si no me excitaré de nuevo.
  • Gustavo: NO, lo haré yo primero.

--------------------------------------------------------------------------

Caminaba con Steffano en brazos y fuera del coche me esperaba David, ¡Dios! Se veía sexy en esa posición, lo que me recuerda al tiempo, ya casi dos días que no hacemos el amor…

  • David: Uy ¡pero qué hombretón!
  • Fernando: ¿Quién yo? (riendo)
  • David: Sí, aunque Steffano también es un hombretón ¿verdad que sí muñecote?
  • Steffano: Padrino (abrazándolo) ¿a dónde vamos?
  • David: A donde usted quiera
  • Steffano: ¡Al parque!

Y así emprendimos rumbo al parque, la verdad es que Steffano era lo mejor que me había dado la vida, nunca esperé que Gustavo me pidiera ser su padrino, al principio no nos llevábamos del todo bien pero creo que todo lo vivido nos hizo comprender que nunca fuimos enemigos. Todavía recuerdo con cierto dolor ese fatídico día, y los posteriores no fueron mejores, tuve la gracia de no correr peligro, afortunadamente la bala no acabó conmigo pero sí pude vivir junto a Ignacio el temor de ver a Gustavo morir, cada día que pasaba las cosas empeoraban, Ignacio sufría más y más y Gustavo perdía las fuerzas para mantenerse con vida. Bueno afortunadamente todo eso quedó en el pasado, mi presente es ahora David… qué guapote es mi novio.

Todo comenzó cuando me dieron el alta y David necesitaba que aportara cierta información de lo ocurrido, me explicó que él era jefe de la policía y amigo de Bernardo, que todo estaría bien y que ya veríamos cómo Gustavo mejoraba. Comenzamos hablando siempre de Ignacio y Gustavo, del amor que se veía y se respiraba cuando estaban juntos, Ignacio desprendía un perfume especial cuando estaba cerca de Gustavo, por aquel tiempo yo seguía amándolo y había veces que no podía disimular, así como tampoco David disimulaba sus celos. Comenzamos a ser novios cuando Gustavo despertó, ahí cerraba el capítulo de Ignacio y decidí que me alejaría aunque claro, eso no ocurrió del todo, gracias a Steffano.

*Ignacio tenía miedo de perderlo y fue entonces que se decidió por alquilar un vientre y recurrir a la inseminación con esperma de Gustavo (aún cuando todos le dijimos que no era correcto) afortunadamente no pasó nada malo y nació Steffano, vivo retrato de su padre, pero aunque parezca extraño, tiene el

mismo carácter dulce de Ignacio. Llegué a ser padrino de Steffano ya que Gustavo estuvo mucho tiempo en rehabilitación para volver a caminar y entre que Ignacio estaba con él en las terapias, además de trabajar, era natural que recurrieran a David y a mí para cuidar al pequeño Steffano quien poco a poco se fue convirtiendo en nuestra adoración, además de volverme amigo de Gustavo, con quien poco a poco

fueron desapareciendo los celos de novio y padre y comenzamos a ser grandes amigos. Aunque suene extraño quiero mucho a ese idiota, él me enseñó mucho sobre el amor, ese amor que le tiene a su hijo y a Ignacio hace que me motive a vivir igual con David.*

Nosotros también queremos un hijo pero el tiempo todavía no nos favorece, nos vemos muy poco, vivimos cómodamente pero nos falta pasar más tiempo juntos, una vez que termine de estudiar podré pedirle que deje de trabajar y así estaremos más tiempo juntos.

  • David: ¿En qué piensas tanto, amor?
  • Fernando: En que me encantaría tener un hijo contigo, pero sé que aún no es el momento.
  • David: Creo que debemos disfrutar primero a nuestro ahijado, y tú tienes que terminar tu carrera, ser papás es mucha responsabilidad, ya ves cómo están Gustavo e Ignacio, corriendo de un lado para otro y eso que sólo tienen a Steff.
  • Fernando: Pero sabes, se les ve bien felices a los cabrones.
  • David: Igual que nosotros, ¿no?
  • Fernando: Y no sólo nos vemos, lo somos (besándolo)

--------------------------------------------------------------------------

*Me bañé rápidamente, me vestí y esperé a que Ignacio terminara

de ducharse, tenía lista la sorpresa y esperaba un sí…*

Ignacio salía sólo con una toalla amarrada a su cintura, ¡Dios mío! Estaba tan rico, me encantaba ver cómo se cuidaba para mí, ahora que no trabaja tiene más tiempo para él y por supuesto para mí. Aunque esto era un poco contraproducente para mi bolsillo, muchas veces tenía que trabajar muchísimo para cubrir el exagerado nivel de vida que a veces solía darse mi novio pero bueno, yo le pedí que dejase de trabajar, me tocaba asumir.

  • Gustavo: Ven amor, quiero que hablemos.
  • Ignacio: Soy todo oídos.
  • Gustavo: Bien amor, llevamos casi 5 años juntos, contando mi casi año de hospital y ya tenemos una casa, un hijo maravilloso, un auto, tengo un buen trabajo, un buen sueldo… en fin, tenemos una muy buena vida
  • Ignacio: Exacto
  • Gustavo: Técnicamente, tú ya eres mi marido, o sea eres mío (riendo)
  • Ignacio: Lo soy
  • Gustavo: Lo único que nos falta es un papel que diga que eres mi marido.
  • Ignacio: Sí
  • Gustavo: (sacando el anillo de oro blanco con diamantes) entonces, ¿quieres casarte conmigo?
  • Ignacio: …

--------------------------------------------------------------------------

Estaba anonadado, sabía que Gustavo quería casarse, la verdad es que se nota cuando un hombre lo quiere pero no consideraba que fuese necesario, después de todo estamos juntos, tenemos un hijo, no creo que un papel cambie algo.

  • Ignacio: Amor, este… em… ¿tú de verdad crees que sea necesario casarnos? O sea tenemos una vida de casados, aunque sin el papel pero es como si lo estuviéramos
  • Gustavo: Sé que no cambia nada pero quiero que seas mi esposo, quiero que todo lo mío sea tuyo, ese pequeño paso nos falta.
  • Ignacio: Tienes razón, es lo único que nos falta pero de verdad…
  • Gustavo: (poniendo el anillo en el dedo medio de Ignacio) Mi amor tengo la casa y la familia, sólo me falta el esposo.
  • Ignacio: No te vas a cansar hasta verme casado contigo, ¿verdad?
  • Gustavo: Exacto
  • Ignacio: Entonces… acepto.
  • Gustavo: Te amo.
  • Ignacio: Pero yo te amo más (besándolo)

Pasamos a recoger a Steff a casa de Fernando y decidimos ir a celebrar los tres como familia, ya pronto se enterarían los amigos pero este momento era nuestro.

Se acercaba la boda de Lara y aún faltaba ver nuestros trajes, partimos rumbo a las tiendas buscando la ropa que usaríamos los tres, quizás me excedí un poco en el valor pero bueno, muchas veces Gustavo me ha repetido que todo lo que él trabaja es para mí y para Steffano y que no le importa tener que trabajar más siempre que estemos felices.

Llegó el día de la boda de Lara, miraba la felicidad que nos rodeaba y era maravilloso, Lara feliz con Bernardo, Fernando con David, Laura y Jean, y por supuesto que yo estaba feliz con mis amores, ya todo lo malo había quedado en el olvido y no merecía ser recordado.

Llegaba el momento que todas esperaban, bueno David y yo también pero decidí que no apostaría por el ramo, ya la boda la tenía asegurada así que me quedé con Gustavo mirando cómo y quién atrapaba el ramo, Steffano estaba dentro del grupito lo cual nos causaba risa, como casi todo lo que ocurría, ya nada era pena.

  • Gustavo: Eres tan egocéntrico que no fuiste por el ramo porque ya tienes asegurada la boda ¿verdad? (tomando a Ignacio de la cintura)
  • Ignacio: Exacto, y tiene que ser la boda del siglo, va a ser la boda del siglo, mi amor.
  • Gustavo: Y aunque fuese la boda más austera del mundo, va ser perfecta porque me caso contigo
  • Ignacio: (tomando de la barbilla a Gustavo) te amo.

De repente veía como Steffano se abría paso entre las mujeres y David, se acercaba a nosotros con el ramo de flores en su mano, todos nos miraban conmovidos, la muestra de nuestro profundo amor era Steffano, no podía evitar llorar de la emoción, no había día que no agradeciera a Dios por los dos.

  • Gustavo: (tomando a Steffano en brazos) Los amo, ustedes son mi mayor bendición.
  • Ignacio: Yo también los amo, son mi locura.
  • Ignacio: Para enamorarte de mí yo seré quien tome en sus manos la luna y te la entregaré…
  • Gustavo: Para enamorarte de mí, yo seré tu cómplice en cualquier locura y te acompañaré…
  • Ignacio: Seré tu soldado, en tu cuerpo tu esclavo, guardián del sabor de tu piel…
  • Gustavo: Por siempre mi amor he jurado, que así te amaré…

Nuestro hijo era aún pequeño, no pudimos gozar la fiesta como queríamos, pero me bastaba con el momento hermoso que vivimos. Antes lloraba las ausencias, hoy lloro pero de emoción, las eternidades, los instantes con mis amores, la vida con ellos es perfecta.

Gracias a la vida por enseñarme que no se lloran las ausencias. La vida sigue, se construye, se modifica pero nunca se destruye, y hoy con Gustavo a mi lado sé que nos esperan muchas más cosas. Nuestro amor lo pudo todo…

Te encontré y dejé de vivir… en ausencia de ti.

“Por siempre mi amor he jurado que así te amaré…”

* Fin ***

--------------------------------------------------------------------------

¿Podrás llegar a su corazón?

Camaleón

Próximamente