En ausencia de ti (cap 13)
¿No entiendes que te amo? Que los errores que hayas cometido los he olvidado, por eso porque te amo porque no me importa lo que hayas hecho en tu pasado, porque no me importó que en algún momento me hayas dejado de amar porque sabía que con otro serías feliz.
En ausencia de ti – Para volver a amar…
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Mi vida iba de mal en peor, todo estaba mal, mi relación con Fernando, Gustavo y Álvaro peor, me sentía pésimo pues los años no me hicieron cambiar, seguía siendo el mismo egoísta que no sabía ni quería decidirse por alguno de ellos. Con Fernando todo estaba bien hasta que Gustavo se me declaró y es que no lo entendía ¿qué veía Gustavo en mí? Soy un desastre, bipolar, inmaduro y además indeciso, y él, él me ha demostrado que ha cambiado, entonces yo no lo merezco, no merezco el gran amor que me tiene, no merezco ni sus besos ni sus caricias.
Llegaba a la casa de Álvaro y noté que la puerta estaba abierta, lo noté extraño pero quizás era que me estaba esperando
( https://www.youtube.com/watch?v=vgcplQGSjxs )
Al entrar, inmediatamente mi corazón se rompió en mil pedazos, sólo pude gritar y desesperarme, corrí hacia él y me abracé a su cuerpo, yo tenía la culpa, esto le había pasado por mi culpa pero ¿quién pudo hacerlo? Álvaro no tenía enemigos, era un ser maravilloso, quien debía tener este castigo era yo.
De sólo pensar que ya jamás lo volvería a ver se destruía mi corazón, tenía su cabeza sobre mis piernas mientras acariciaba su frente, no me importó ensuciarme, sólo quería tenerlo así, sólo quería despedirme de quien era el amor de mi vida.
Ignacio: “¿Qué voy a hacer sin ti? Qué sentido tendrá mi vida sabiendo que ya no vives, te necesito Álvaro, te necesito, ¡¡TE NECESITO!! No voy a poder vivir sin ti, si no estás aquí me terminaré de morir, ¿por qué me hiciste esto? Por qué te fuiste mi amor, por qué”
Me sentía dominado por el dolor, no podía hacer más, estaba congelado, mis manos estaban adormecidas y sólo podía llorar. Ya no es como cuando se fue a España… ésta vez ya no lo volvería a ver, la vida me había regalado una segunda oportunidad y no la supe aprovechar, había perdido el tiempo con mis rabias y mis estupideces, de nueva cuenta le hacía daño a alguien más que no lo merecía, primero Gustavo, luego Fernando pero el peor golpe se lo llevo mi Álvaro, ¿quién podía ser tan infeliz de hacerle esto a Álvaro? Quizás querían robar pero está todo igual. Comenzaba a dolerme la cabeza, recordé la canción que una vez le dediqué a Álvaro, ahora entendía el porqué, ahora comprendía que esa canción…
“Porque de ti tu alma permanecerá
Y tu voz volverá a sonar.
Cierro los ojos y aquí, en mis brazos,
Te vuelvo a sentir,
Y vuelvo a vernos a nosotros dos
Uno en el otro, sólo un corazón,
En cada lágrima tú estarás
No te podré olvidar jamás…”
Era esa mi sensación, sentía como si él todavía no se marchase, como si estuviera aquí, cuidando mi soledad, ya no lo vería, ya no lo escucharía, ya no lo sentiría. Ya no está aquí y yo me quiero morir, quería salir y estamparme contra el primer coche que viera porque eso sería lo que me quitaría el inmenso dolor que sentía. Merecía la muerte, merecía morir por ser un imbécil, por ser un estúpido que no valía ni vale nada si cada vez que intentaba ser feliz dañaba a los demás, no tenía sentido todo el dolor que le causaba a los demás, no tenía sentido buscar mi felicidad si por delante me llevaba a todo aquel que intentaba hacerme feliz.
De repente siento que alguien abre la puerta, era Diego quien empalideció cuando vio a Álvaro ahí tirado.
Diego: Ignacio ¿qué hiciste?
Ignacio: Diego, cómo puedes pensar que fui yo quien le hizo esto a Álvaro, yo jamás podría haberle quitado la vida, lo amo
Diego: Lo amo, por favor. Mira todo lo que le hiciste, tú no amas a nadie, Ignacio, eres incapaz de amar a alguien
Ignacio: Puede que tengas razón pero eso no significa que lo maté, jamás podría haber hecho algo así.
Diego: No te creo nada, la última vez que viniste, de no ser porque estaba yo, lo habrías matado.
Ignacio: No fui yo, yo llegué y la puerta estaba abierta, y cuando entré Álvaro ya estaba ahí tirado en el suelo.
Diego: Y si es así ¿por qué estás lleno de sangre?
Ignacio: Porque me dolió y lo abracé, no entiendes que esto me duele más a mí que a ti.
Diego: Lo siento pero tengo que llamar a la policía.
Mi cabeza era un mar de incertidumbre, estaba mal, pésimo, dolido por su muerte y la culpa no hacía más que carcomerme la cabeza, Diego tenía razón, yo era el culpable, yo lo había matado, yo desaté toda esta ola de destrucción cercana a mí…
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(https://www.youtube.com/watch?v=_QbQ97s1TLU)
Estaba destrozado, había terminado con Ignacio, me odiaba por haberlo hecho pero sabía que era lo mejor mientras él no estuviera seguro de lo que quería, en realidad ni siquiera yo lo estaba, sabía que Ignacio estaba confundido pero imaginaba que sólo era con Álvaro hasta que me di cuenta que Gustavo seguía en su corazón.
Yo lo amo, amo a Ignacio, y lo amo desde la primera vez que lo vi, desde que lo salvé del coche que iba a atropellarlo, estoy destruido, sé que si él no me ama debo dejarlo ir pero cómo, ¿cómo dejar ir a quien quieres a tu lado? Si al menos supiera qué es lo que quiere Ignacio sería todo más fácil pero en realidad él no sabe nada, y eso es lo que más me duele, no saber lo que quiere, lo que desea, lo que en verdad ama.
¿Podría ser que Ignacio se estuviese enamorando de nuevo de Gustavo? Aunque era improbable en mi cabeza sonaba y sonaba, era una idea que por muy descabellada que sonase de igual forma me dolía, porque de ser cierto derrumbaría mis esperanzas y no sólo eso, si no también confirmaría lo que hace tiempo vengo pensando… que él no quiere alguien humilde como yo.
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Estaba congelado, todo pasó muy rápido, de pronto llegaron y como si un delincuente se tratase, me acorralaron y me esposaron, mi cuerpo no respondía, no quería oponer resistencia ni defenderme porque deseaba que me dieran un tiro allí mismo, deseaba morir porque ya no tenía motivos para seguir vivo, me movieron y me metieron a aquél vehículo que servía como calabozo de traslado, me preguntaban cosas pero yo no sabía qué responder, carecía de la fuerza para mover mi boca y pronunciar algo que al menos pudiera defenderme.
Al llegar a mi encierro recién fue que sentí ganas de gritar y llorar, estaba solo en un lugar en el que jamás imaginé estar, me acosté en el suelo y lloraba, lloraba y lloraba pero no encontraba la calma ni siquiera podría despedirme de Álvaro, ni siquiera esa oportunidad tendría, me sentía solo y abandonado, necesitaba hablar con alguien, así me aventuré y comencé a gritar para que me permitieran hacer una llamada, se acercaba a mí el policía:
Policía: Por si la princesita no se ha dado cuenta… éste no es un hotel de lujo, eh… aquí las cosas se piden como la gente.
Ignacio: Por favor, necesito llamar a alguien.
Policía: Está bien.
Entonces recordé que no podría llamar a Fernando, no quería saber nada de mí, y a mis padres sólo les causaría un dolor innecesario, quizás esto tenía solución, así me decidí a llamarlo a él.
Ignacio: Gustavo, hola
Gustavo: Ignacio, ¿cómo estás, por qué lloras?
Ignacio: Gustavo, me han encerrado, estoy detenido, necesito que vengas
Gustavo: ¿Cómo que detenido, qué pasó?
Ignacio: No puedo contarte por aquí, por favor, te necesito
Gustavo: Ok, de inmediato me voy para allá, tranquilo.
Aprovechaba la soledad para intentar calmarme, pero era casi imposible, tenía demasiada pena, demasiada rabia, nada me cuadraba, nada me calzaba y aunque sabía que yo era inocente prefería estar aquí, de cierta forma me merezco este final, aunque…
Diego: Ahora sí me vas a decir qué es lo que en verdad pasó, a vas a seguir mintiendo.
Ignacio: No, no te voy a decir nada, y tampoco te he mentido pero si tú quieres creer que soy un asesino, hazlo al fin que yo no soy quien para gobernar lo que creas o no
Diego: Por supuesto que no te creo, y si te soy sincero, nunca me convenció tu carita de mosca muerta, siempre supes que eras más turbio de lo que aparentas
Ignacio: No puedo creer lo que estoy escuchando, te he contado toda mi vida, todo, todo lo que me ha pasado, eres un desgraciado
Diego: Llámame desgraciado y todo lo que quieras pero sabes, al menos yo soy sincero y te digo lo que pienso pero tú, eres un mentiroso
Ignacio: ¡Ya basta! No voy a permitir que me sigas insultando, así que por favor lárgate de aquí, si no me crees, y vete.
Diego: Sí, me voy para que te pongas a gusto en tu nueva casa, porque vas a pasar mucho tiempo aquí.
Ignacio: Eso ya lo veremos, porque yo no fui, y ya verás que tengo razón
Diego: Fuiste tú, yo sé que fuiste tú el que mató a Álvaro, que Dios me perdone, pero eres un desgraciado, estás loco.
Ignacio: ¡Cállate y lárgate de aquí! Porque no respondo
Diego: ¿Qué me vas a matar también? Pero bueno me voy, sólo venía a decirte que me alegro mucho que estés en la cárcel porque éste es tu lugar, maldito criminal, maldito
Ignacio: (cachetada) me respetas Diego, me respetas, si insistes en atacarme aquí estaré dispuesto a responderte como te mereces, no tienes derecho a insultarme porque yo no lo maté, y como bien dices que te perdone Dios por el error que estás cometiendo.
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Ignacio me necesitaba, no entendía por qué estaba allí pero mi intuición me decía que era algo grave.
Diego: A ti lo que te falta es que alguien te baje los humos, maldito asesino (Levantaba la mano para regresarle la cachetada)
Gustavo: Ni si te ocurra (sujetándole el brazo) no sé cuál sea el motivo por el que Ignacio está aquí pero ni se te ocurra tocarlo porque no la vas a contar.
Diego: Vaya, pero si ya llegó su príncipe no, acaso no sabes que tu amorcito es un asesino?
Gustavo: Cállate imbécil (puñetazo) a Ignacio no le hables así porque te mato imbécil, te mato.
Ignacio: Ya va, Gustavo, no pierdas tu tiempo con este imbécil que no vale la pena.
Diego: Será mejor que me vaya, disfruta tu estadía aquí porque va a ser muy larga
Gustavo: Hijo de…
( https://www.youtube.com/watch?v=Gp8JQsbkTaM )
Ignacio: Ya…. Cálmate, y gracias por venir (abrazo)
Gustavo: ¿Qué pasó, Nachito?
Ignacio: Es que… alguien golpeó a Álvaro y él está, está muerto.
Gustavo: ¿Qué?
Ignacio: Y me están culpando a mí, pero yo no fui, te lo juro
Gustavo: Sí, te creo, yo sé que tú eres incapaz de hacerle daño a nadie.
Ignacio: En eso te equivocas, te hice daño a ti, a Fernando y a Álvaro.
Gustavo: A mí jamás me has hecho daño, el daño me lo hice yo pero nunca pienses que tienes la culpa, yo te amo y lo que ha pasado me lo he buscado yo.
Ignacio: Perdóname Gustavo, perdóname
Gustavo: No tengo nada que perdonarte, mi amor nunca te culpó de nada, siempre has sido mi gran amor y serás mi único y gran amor. Aunque lo he intentado, jamás he podido alejarme del todo de ti, cuando estuve lejos por Lara sabía que estabas bien, siempre me he preocupado por ti, por lo que te pasa, por lo que te ocurre.
Ignacio: Pero no me lo merezco, no me merezco tu amor, nunca me lo he merecido, he sido lo peor, te traté mal por estar pensando en otro, y tú me dices que nunca te he hecho daño.
Gustavo: ¿Para qué querías que viniera? Para decirme lo culpable que te sientes.
¿No entiendes que te amo? Que los errores que hayas cometido los he olvidado, por eso porque te amo porque no me importa lo que hayas hecho en tu pasado, porque no me importó que en algún momento me hayas dejado de amar porque sabía que con otro serías feliz, otro te daría la libertad y el amor que yo no te podía dar en ese momento, pero no quiero que me pidas perdón, porque jamás has tenido que hacerlo, mi amor por ti está intacto y seguirá igual. Y ya basta de lamentarte, me tienes a mí, me vas a tener siempre. Y por supuesto que siempre serás merecedor de mi amor.
Ignacio seguía abrazado a mí, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, tomé su barbilla y lo besé, Ignacio correspondía a mi beso, de a poco comenzaba a ganármelo…
"No se podía cambiar el pasado pero el futuro puede ser una historia diferente. Y tenía que comenzar en algún lugar..."
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* Avance***
En el próximo capítulo de “En ausencia de ti”:
Verónica: Ignacio está siendo juzgado por un crimen que no cometió, gracias a que yo lo hundí y después de él, seguirán ustedes
Lara: (cachetada) con Ignacio no te metas, porque te juro que si te atreves a tocarlo seré yo la que se convierta en una asesina.
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Juan Pablo regresa a México a recuperar el amor que la vida le había robado pero detrás de él habrá un ola de asesinatos sin explicación…
La fuerza del destino
Próximamente…