Emputecimiento 2 - Sensaciones en la entrevista
Maria cuenta lo que siente.
No me atrevía a mirar a la cara a Alfredo, pero sentía que se me humedecía el coño bajo su mirada.
Mojo fácil y según Alfredo y mi amo hacían planes sobre mi, me sentía una cosa, un objeto, una perra.
Un objeto..., en situaciones parecidas intento no pensar. Me gusta sentirme así, aunque gustarme no es el termino. Me excita sentirme así, pero a la vez no es que me guste. Me siento humillada, rebajada, es difícil de explicar.
No me gusta, pero en cambio sexualmente respondo, me mojo cada vez mas.
También por eso intento no pensar en lo que ocurre. Imaginar lo que me espera los próximos días, porque me hace sentir mal, pero a la vez mojo y se me nota excitada.
Y los hombres notan que en realidad soy una puta.
Pero estaba imaginando lo que se esperaba de mi en los días siguientes, intentaba no pensar.
A ninguna nos gusta que sea evidente que somos así
Tengo miedo de lo que me espera. Supongo que Alfredo me usara el primero. Le temo, se que con el debo quedar bien si no quiero problemas. Temo los caprichos que pude tener un hombre como el.
También tengo miedo en otro sentido, sobre todo a hacerlo mal o a no gustarle, a fallarle a mi Señor.
El aspecto del tugurio aumentaba mi temor. Pero me excito mas. Me excita mas, pero me da mas miedo.
Aunque también me dan miedo los sitios demasiado asépticos, allí suele haber crueldad refinada pero implacable.
En un sitio como este otro al menos piensas que puedes intentar controlar un poco....
Desconfiaba de Olga, me molestaba que estuviera queriendo oír la conversación. Me puede dar vergüenza, pero mi recelo de ella no es por lo que oiga, sino por lo que piense de mi.
Cuando note que Alfredo y mi amo empezaban a entenderse y me trataban como una mercancía me sentí desvalida.
Se que soy una mercancía, puede dolerme o hacerme sentir mal pero lo se. Pero esta vez sentí como que mi amo me abandonaba. Nunca antes hizo algo así. Es duro asumir que no te aman
A pesar de todo, Alfredo seguía hablándome educadamente. A quien temo mas es a los hombres que te piden las cosas por favor.
Lo que mas me asusta es un hombre que te amenace fríamente, flojito, sin perder la compostura
Mientras hablaban me distraje pensando en mi misma. Yo asumo que mi amo no me ama. ¿Me gustaría que me amaran?. Al principio te comes el coco con eso, luego es mejor entender que no es así. Me gustaría que me amaran, pero no me creo digna de que me amen.
Si un hombre me amase probablemente yo acabaría por no respetarle, es triste pero es así.
Claro que me gusta que un hombre me haga sentir que me ama a veces, pero se que eso no es real.
Volví en mi cuando mi amo me "dejo" un poco en las manos de Alfredo y este empezó a darme instrucciones. Me sentí muy nerviosa, estando mi amo delante aun mas nerviosa.
Sus instrucciones me parecían razonables, pero seguía sintiendo miedo de Alfredo.
Cuando me dijo que el lunes fueses mas pronto para hablar con el, imagine que querría probarme y eso me ponía nerviosa. Es importante no tener problemas con el, que le parezca bien.
No me molesta que me use, estoy acostumbrada a que mi amo me ceda, eso esta bien, pero realmente lo que pienso es que querrá probar como funciono, usarme, pero para ver que tal sirvo.
Estaba deseando que acabaran de hablar mi amo y Alfredo.
Por fin nos despedimos. Los besos de Alfredo me quemaron. Me sentí marcada.
En el coche yo iba en silencio, muy avergonzada, no me atrevía a levantar la mirada. Mi amo no me decía nada. Era un silencio muy largo. Creo que mi amo se sentía fuerte pero excitado.
Note sus ganas de llegar a casa para demostrar quien manda. Le conozco,
se mantendría frió conmigo, pero me usaría.
Entramos, el se fue a la sala, se puso una copa, eso es siempre mal síntoma, le gusta pedírmela.
Yo me quede en silencio, de pie. Se sentó... me miro...Me mando desnudar. Me ordeno mamarle la polla.
Me dijo que soy una guarra, que noto como me mojaba al mirarme el del club.
Me dijo que no era capaz de comportarme como una buena chica ni siquiera con el delante.
Se saco el cinturón, me cogió por el pelo y me dijo que me iba a enseñar quien era allí el gallo.
Y me azoto, el de pie y yo a sus pies acurrucada, en la espalda y el culo sobre todo, bastante, hasta sentirme rota.
Luego me uso por el culo, hasta correrse en mi. Sabe que aunque yo estaba muy excitada por el culo me es difícil correrme si no me deja tocarme a la vez, y me lo prohibio.
Todo lo di por bueno, porque después si me dejo dormir con él.