Emputecimiento 1 - Soy Maria

Maria pasa una semana en un club de alterne, por deseo de su amo.

Creo que hay otros relatos en esta página con el mismo título.

No sé si es permitido que este se titule igual, pero es que es exactamente lo que quiero expresar.

El tema del emputecimiento de una sumisa por su dominante es recurrente en la literatura BDSM.

También lo es la controversia sobre si es algo lícito o no dentro de las pretendidas "normas" de la dominación/sumisión.

Sirva este corto preámbulo para presentar a la protagonista.

Después irán "hablando" los demás actores.


Soy María, esclava de mi amo Pedro. No le amo y sé que él no me quiere tampoco a mí. Pero soy suya. Me gano en una partida de cartas. Yo estaba enamorada de mi anterior amo. Él me sedujo, me introdujo en este mundo. Me hizo ver que soy masoquista, y me domo hasta conseguir de mí que fuese como soy. El me quería, aunque era duro conmigo y no cedió hasta domarme completamente a su gusto. Me quería a su manera. Yo era feliz con él, aunque me sabía completamente utilizada. Cuando me cedió a mi actual amo Pedro, pensé que moriría de dolor. Me sentía incapaz de vivir sin la presencia de mi amado amo. El destino, cruelmente resolvió. Mi Señor murió en un accidente de tráfico. Creí morir yo también, de pena, pero sobreviví, e hice de mi vida con Pedro un servicio en honor a mi autentico amo desaparecido. Me prometí ser la mejor esclava para demostrar la valía de mi Señor al domarme. No soy feliz, nunca lo seré, pero mi sufrimiento vital, y el físico que me causa Pedro son un homenaje a Él, en quien siempre pienso. Mi amo Pedro siempre me busca el límite, creo que disfrutaría si me rindiera y le pidiera clemencia, pero me presto a todos sus caprichos. Ayer me anuncio que me llevaría a trabajar de puta en un club. No me dio más detalles, me dijo la ropa que debía ponerme, como hace casi siempre..... Hoy me ha llevado allí. Yo, como hace siempre conmigo, no estaba al tanto de nada. El sitio me dio una impresión horrible, bastante cutre, es un sitio duro. Nos atendió una mujer poco mayor que yo, que me dio miedo. Olga, después supe que se llama. La sentí peligrosa para mí, intentare no tener problema con ella. Olga llamo al dueño, Alfredo, que es un cerdo. Así me lo pareció. Me dan miedo los chulos y él lo es, tiene tomada la medida a las mujeres. Creo que nos hizo esperar a propósito. Ml "marido", porque por eso se hizo pasar mi amo Pedro, empezó a contarle sus planes. Yo no me atrevía a levantar la vista del suelo, sentía vergüenza.