Emputeciendo a la hija de mi jefe 4

La propuesta a Sandra.

Recomiendo la lectura de los relatos anteriores para entender esta parte de la historia.


Salí con el coche de Lara, el Audi eléctrico del garaje, y me dirigí a la casa de Lara, mientras iba llegando a la casa de Lara, me sonó el móvil, la llamada era de Irene, que me dijo que, Sandra, ya estaba en la casa, esperándome para hablar, aunque no sabía el motivo de la visita, es decir, el tema que quería tratar con Sandra.

Le respondí a Irene que se enteraría más adelante, y le ordené que no dejara que, Sandra, se fuera de la casa bajo ningún concepto, que yo no iba a tardar apenas nada en llegar allí.

Al llegar, aparqué el coche en el garaje, y subí en el ascensor hasta la casa de Lara, decidí llamar al timbre, pese a que tenía la llave en el bolsillo del pantalón, para molestar a Sara y ver cómo me abría la puerta.

Sara apareció, enmascarada, y me hizo una señal para que pasara, al no poder hablar, yo la seguí, fui comprobando como, Sara, se iba familiarizando ya con la casa, no tuvo problemas en llegar hasta la cocina y en dejarme a mí en el salón, donde se encontraban hablando Irene y Sandra.

Irene llevaba un vestido muy corto, muy escotado y de color negro, que le marcaba las tetas especialmente, Sandra, por su parte, aunque también llevaba un vestido e incluso, iba con botas, no resultaba ni la mitad de espectacular que Irene, sin duda, habría trabajo con Sandra, más allá de educarla a nivel sexual.

Antes de comenzar a hablar, le pedí a Sara una cerveza, que me trajo a los pocos minutos, en una bandeja, y acompañada de unas aceitunas para picar.

Irene se metió una raya de cocaína y, después, todos nos encendimos sendos cigarrillos.

Lo primero que hice, fue preguntarle a Irene por cómo había ido su día con Paloma, que se había ido hacía escasos minutos, tras pasar todo el tiempo juntas (Desde que la dejé que se fuera al gimnasio, hasta instantes antes de mi llegada a la casa de Lara).

En el gimnasio, habían coincidido con Nuria, pues es también de las que van allí con cierta frecuencia, no a diario, pero sí que le gusta estar en forma y cuidarse (De ahí que, a los casi 40, parezca de 30), y habían pasado la mañana, entre las máquinas del gimnasio, haciendo algo de deporte, aunque se notaba un poco la falta de forma física de Irene (Ella misma me lo reconoció), en comparación a las de Nuria y Paloma.

Al acabar la sesión de trabajo/deportiva en el gimnasio, ya en la ducha, Paloma, Nuria y ella misma, se desnudaron para irse a la ducha y ducharse tras el deporte, Paloma no se sorprendió al ver la sonda de Irene, pues ella llevaba una idéntica, de algún modo, la comida del día anterior en restaurante, había sido un premio de su marido por haber accedido a hacer cosas con una de sus amantes, la noche anterior.

En la ducha, Paloma e Irene, se habían duchado juntas, Nuria, se duchó con otra chica que también estaba allí, (Irene no me dijo Irene el nombre de esta chica, aunque deduje que se podría tratar de la chica con la que, Nuria, compartía el apartamento de la calle Orense).

Irene me dijo que se lo había pasado muy bien en la ducha, porque, Paloma, se notaba que tenía mucha experiencia follando con mujeres, y que le gustaba dominar a mujeres, aunque, con hombres, se mostrara siempre completamente sumisa y complaciente.

Irene le había tenido que comer el coño a Paloma, y dijo que, a Paloma, le había gustado la experiencia, aunque, era mejorable, y quedaron en que, habría que seguir practicando, para mejorar, en ese aspecto de dar sexo oral a mujeres.

Una vez que ya se habían cambiado de ropa (Paloma le dejó a Irene algo de ropa, pues ella iba con la de calle que había llevado al hospital), se fueron a un centro comercial a pasar el rato de compras, para renovar un poco el vestuario de Irene, y también, la ropa para el gimnasio que, Irene, usaría a partir de ese momento.

Primero fueron a un sex-shop, donde adquirieron varios vestidos de cuero y de látex, muy cortos y muy escotados, que, seguro que, en las tetas enormes y en el cuerpo de Irene, le sentarían genial; también compraron vibradores diversos, y tres

plugs

anales; Irene me enseñó el de menor tamaño, que ya lo llevaba puesto en su culo, por orden de Paloma, que lleva uno igual en su culo, aunque, el suyo, ya es de los grandes, por el entrenamiento en sexo anal que tiene, con varios años de experiencia (De hecho, Paloma, prefiere el sexo anal al vaginal, a ser follada por el coño).

La segunda y última parada del dúo (Nuria y su amiga, sí fueron a comer a un buen restaurante con un amigo de Nuria, supuse que, con Roberto), había sido en una conocida franquicia de material deportivo, donde compraron la ropa, muy sexy y atrevida para Irene en el gimnasio. (Muchas mallas, tops deportivos y cosas así, aparte de algunas deportivas para los pies de Irene).

La segunda parte de la tarde de Irene y de Paloma, había transcurrido ya en la casa de Lara, donde se habían estado probando los diferentes modelitos que se habían comprado, aunque, de nuevo, pararon en alguna ocasión, para besarse y masturbarse mutuamente.

En ese momento, llegó Tamara, que había salido unos minutos a la calle, a dar un paseo por El Retiro, teniendo en cuenta que, a priori, no había ningún asunto que resolver con las sondas ni con los vendajes; invité a Tamara a que se sentara con nosotros, para que escuchara también lo que le iba a decir a Sandra, por si le apetecía añadir o hacerme alguna sugerencia.

La idea para que, los padres de Sandra, no se enfadaran con ella, era que les dijera que ya había encontrado un hombre con quien poder mantener una relación de pareja, pero sin darles demasiados detalles de su intimidad, de cara al público, fingiríamos ser una pareja normal y con los valores cristianos del Opus Dei, aunque, en la intimidad del apartamento de Lara, follaríamos, con calma al principio, y tratando de hacer lo posible por mejorar su imagen personal, para que se sacara el mayor partido posible, aunque, sin caer en la vulgaridad. (Yo mismo me encargaría de ir con Sandra de compras y elegirle la ropa nueva, más a mi gusto, aunque no demasiado extrema, para guardar las apariencias).

Sandra me preguntó, lo que pasaría si decidía rechazar mi oferta; solo el hecho de hacer ademán de sacar del bolsillo mi móvil, marcar el número de Alicia, y decirle que, Sandra, se había rajado en el último momento, fue suficiente como para que, Sandra, decidiera aceptar la oferta.

Tamara dijo que, antes de comenzar a follarme a Sandra, sería mejor hacerle pruebas médicas y ponerle un DIU, para poder follar a pelo y evitar embarazos que pudieran echar por tierra todo el plan, y provocar el enfado de los padres de Sandra; así que, al día siguiente, Sandra iría a la clínica, donde, Eva, le haría un examen ginecológico minucioso (De hecho, sería el primero en la vida para Sandra), y le pondría un DIU, para poder follar.

Para sellar la propuesta, la mejor forma, era besar a Sandra, que apenas había recibido algún beso masculino en la boca, pero, pese a todo, no besaba mal, evidentemente, la práctica, le haría mejorar en todos los aspectos.

Como ya era la hora de cenar, y tenía algo de hambre, dejé a Irene en la casa de Lara, y, Sandra, Tamara y yo, nos fuimos a cenar por ahí, para celebrar que, Sandra, había aceptado mi propuesta.

Fuimos caminando hasta un restaurante japonés, próximo a la casa de Lara, donde estuvimos tomando sushi, regado con una botella de vino blanco, y disfrutando de la noche.

Sandra tenía muchas preguntas que quería hacerme, en especial de temática BDSM, pues, aunque me sorprendió un poco, según me dijo, cuando descansaba entre estudio y estudio, si miraba videos porno, la mayoría de las veces, eran de temática BDSM, con mujeres sumisas sufriendo y siendo dominadas, algo que le excitaba y con lo que se sentía identificada, aunque nunca se hubiera atrevido a probar, por miedo a ser descubierta.

Tamara nos dijo que, a ella, le gusta dominar, y que dispone de una casa en la provincia de Segovia, en la zona de Cuéllar, donde podríamos ir el fin de semana, y tratar de dar rienda suelta a los juegos BDSM, en un ambiente donde nadie nos conociera, y tampoco nadie nos diría nada.

Antes de regresar, ya en solitario, a la casa de Lara (Tamara ya se despidió hasta el día siguiente a las 06:00, cuando comenzaría su siguiente jornada laboral atendiendo a Sara para darle de comer por la sonda y cambiar el vendaje de los ojos, y, Sandra, se fue a su casa, para tratar de dormir algo y poder madrugar al día siguiente y empezar a trabajar en el fondo de inversión, sustituyendo ya a Sara), quedé con Sandra en que, nos veríamos al día siguiente, cuando ya hubiera ido a la clínica de Eva, y tuviera el DIU puesto, para follar por primera vez.

Ya en casa, Irene estaba ya durmiendo, así que, antes de irme yo también a dormir, llamé a Alicia, y le pedí que hiciera lo posible por dominar a Sandra, y que la ayudara en el proceso de transformación que le iba a ayudar a realizar.

Caí rendido en la cama, tras un día intenso, muy sexual, y me puse a pensar en lo que pasaría al día siguiente, la primera vez que me follaría a Sandra...