Emputeciendo a Cris (3)
Fuimos a casa de Cris en mi coche. La obligué a levantar su falda para que su culo tocase directamente con el asiento y por delante subí su falda dejando a la vista sus muslos
Emputeciendo a Cris (III)
Anteriores relatos:
Emputeciendo a Cris (I): http://www.todorelatos.com/relato/67119/
Emputeciendo a Cris (II): http://www.todorelatos.com/relato/67154/
Fuimos a casa de Cris en mi coche. La obligué a levantar su falda para que su culo tocase directamente con el asiento y por delante subí su falda dejando a la vista sus muslos, hasta el punto de que, con un poco de atención, se le podían intuir los labios de su coño desde fuera del coche.
Aparqué a unos 50 metros de su portal y le dije:
- Quítate la camisa. Llevarás solo la chaqueta por encima.
- Señor, estamos muy cerca de mi casa. Podrían verme y .
- Hablas demasiado para lo zorra que eres la corte en seco. ¿Acaso te he pedido que salgas desnuda?
- Lo siento señor, ahora mismo lo hago
Noté como mis insultos la excitaban. Me pregunté si no me estaría poniendo objeciones para tratar de provocarme.
Enseguida se giró hacia mi para evitar que la vieran desde su ventanilla. Rápidamente se quito su camisa morada y se puso la chaqueta de nuevo. Obviamente, la chaqueta se cerraba mucho más abajo y quedaba bastante holgada, así que como no tuviera mucho cuidado, sus preciosas tetas quedarían completamente al aire.
- Vas a ir tres pasos por delante de mi hasta el portal de tu casa. Dejarás la puerta abierta y yo entraré después. Espérame en el ascensor, subiremos juntos.
- Si señor, gracias señor por no comprometerme
- ¿Crees que lo hago por eso? Camina, que tengo ganas de llegar a tu casa, y pase lo que pase no se te ocurra cruzar los brazos
- Si señor.
Cristina salió del coche y se dirigió al portal. Cuando estaba intentando sacar la llave para abrir la puerta, apareció un vecino desde dentro que amablemente le cedió el paso. Me acerqué un poco para observarlos y pude comprobar que se trataba de un adolescente, de unos 15 años, que no podía quitar los ojos de generosísimo escote de Cris. Noté que Cris, veía perfectamente que el chico la miraba las tetas descaradamente y, en una ocasión hizo un ademán de cruzar los brazos para taparse. Pero recordó mis instrucciones y volvió a descolgar los brazos a los lados de su cuerpo. Cristina no sabia como cortar la conversación y el chico no sabia como continuarla, se habría quedado toda la noche en el portal. Finalmente se despidieron y en cuanto el chico salió, yo entré en el portal y fui directo al ascensor. Mientras subíamos a su casa le pregunté:
- ¿Quien era?
- Es el hijo de unos vecinos que viven abajo, señor. De vez en cuando mi marido y él se intercambian video juegos.
- Estaba muy interesado en ti.
- Si señor, me sentí avergonzada con un chico tan joven
- No mientas zorra, seguro que te has calentado
- Reconozco que si, señor, porque sabía que usted lo estaba viendo todo.
- ¿Crees que se habrá dado cuenta de lo puta que eres?
- No lo sé señor, pero desde luego no me quitaba ojo del escote
Mientras teníamos esta conversación el ascensor subía hasta el quinto piso y yo le tocaba el culo por debajo de su falda.
Entramos en su piso, ella delante y yo detrás. Encuanto cerré la puerta le dije:
- Quítate la chaqueta y la falda y ponte a cuatro patas. No te quietes los zapatos.
Dejó caer su falda y se quitó la chaqueta. Tenía un cuerpo maravilloso con un culo apretado y respingón. Me tuve que contener para no tirarme encima de ella como un obseso. Se puso a cuatro patas y le dije que me llevara hasta su habitación.
Cruzamos el recibidor, un pasillo y entramos en una habitación amplia con una cama de matrimonio.
- ¿Aquí es donde duermes con tu marido?
- Si señor, esta es nuestra habitación
- ¿Y aquí es donde le vas a convertir en un gran cornudo?
Una sombra de culpa asomó por sus ojos, así que le dije:
- Eres una puta, así que vete quitando esos pudores
Me miró, y como si arrancara esos pensamientos de su cabeza, me dijo con una sonrisa muy pícara:
- Si señor, aquí y donde usted quiera, voy a convertir a mi marido en un gran cornudo, porque usted puede hacer conmigo lo que quiera.
- Así me gusta zorra, que no te olvides de lo que eres
- No lo haré señor, soy una puta, que quiere que su amo la use, la insulte y la humille
- Sube a la cama. La cabeza abajo y el culo arriba. Voy a comprobar cómo de caliente está mi zorra
Se subió a la cama aún a cuatro patas, hundió su cabeza y abrió las piernas para dejarme libre acceso a su culo. Me coloqué detrás y pasé la mano por su coño. Estaba totalmente empapado e hinchado.
- Llevas mucho tiempo caliente ¿eh, zorra?
- Si señor, desde esta mañana, o desde ayer por la noche. No he dejado de pensar en usted y las cosas que me dice.
Metí dos dedos en su coño y empecé a moverlos con fuerza. Ella comenzó a gemir y a mover el culo, así que le di un fuerte cachete en una nalga y le dije:
- Estate quieta ¡coño! ¿Tan zorra eres que no puedes aguantarte un instante?
- Perdón señor, es que estoy muy excitada. No me moveré hasta que usted me lo ordene
- Voy a meterte dos dedos en el culo. No quiero oír ni un gemido. ¿De acuerdo?
- Si señor.
Sin sacar los dedos de su coño, metí dos dedos en su culo después de haberlo pasados por su raja para mojarlos en su húmedo coño. Al principio se sintió incomoda pero no dijo ni una palabra. Comencé a meter y sacar los dedos en su culo y empecé a notar como se relajaba.
En ese momento sonó el timbre de la puerta. Sin sacar los dedos ni de su culo ni de su coño, le pregunté:
- ¿Esperabas a alguien? le pregunté.
- No señor, no espero visitas y mi marido no regresa hasta mañana
- Está bien, mira a ver quien es, a lo mejor nos podemos divertir.
Se levantó y fue desnuda hasta la puerta mientras yo seguía mirando ese culo tan fantástico elevado por los zapatos de tacón. Preguntó quien era, y resultó ser el vecinito que se había encontrado en la puerta.
- Vaya le dije, en voz baja- parece que el cabroncete quiere ver si puede pillar algo más
- Le diré que no puedo abrir, señor
- De eso nada, ponte la chaqueta y ábrele. Quiero que le pongas tan caliente que se mate a pajas esta noche, pero no le dejarás que te toque. Así aprenderá a no meterse donde no le llaman.
- Pero señor, conoce a mi marido
- Tu marido tiene que acostumbrarse a que su mujer es una puta
- Si señor
Se puso la chaqueta y cuando iba a coger la falda, que estaba tirada al lado de la puerta, le dije:
- Deja la falda ahí. Solo la chaqueta. Tienes diez minutos para que ese chaval se vaya con la mayor erección de su vida. Te estaré mirando, así que pórtate como la puta que eres. Pero guarda las apariencias, que todo parezca casual. Si lo haces bien, te dejaré que te tragues mi leche después de encularte.
- Gracias, Señor, me encantará acabar con su polla en mi boca.
Me oculté detrás de la puerta de la cocina, para ver la entrada del chico y cómo mi puta le recibía. Además, la cocina tenía otra puerta que daba a la sala, así que podría verlo todo discretamente.
Cristina se arregló un poco el pelo y se estiró la chaqueta que apenas le cubría el culo al tiempo que dejaba una gran visión de su escote. A poco que se moviera, sus tetas quedarían al aire, y como se inclinara lo más mínimo, la chaqueta dejaría al descubierto su precioso culo. Una vez que se compuso lo mejor que podía abrió un poco la puerta, pero dejando ver una pierna desnuda por la rendija:
- Hola Jaime, que querías
- Hola Cris, es que el otro día me dejé aquí un juego y quería recuperarlo para jugar esta noche.
- Pero mi marido no está y yo no se ni dónde los guarda repuso Cris para darle más ambiente al juego.
El chico se quedó parado, no tenía la suficiente experiencia como para solventar una tímida negativa, así que Cris tuvo que salvar la situación ella misma.
- Pero bueno, pasa y búscalo tú mismo, si sabes cúal es
- Sí, sí, claro. Los saca de un mueble que teneís debajo de la tele.
Cris, se dio la vuelta y se dirigió a la sala para que el chico entrara solo y pudiera contemplar su cuerpo casi desnudo. Pude ver como el truco de dejar la falda tirada en la entrada dió resultado, porque Jaime miró la falda e inmediatamente las piernas de Cris para verificar que no llevaba nada debajo.
Cris llegó hasta un pequeño mueble que había debajo del televisor y se inclinó para buscar el juego, sin doblar las rodillas, lo que dejó al chaval petrificado viendo el culo y la raja de Cris perfectamente depilada. Cris, rapidamente se dio la vuelta como si hubiera sido un descuido pasando la mano por detrás y alisando la chaqueta, en ese gesto tan común que tienen las mujeres cuando llevan minifalda. Sin dejar de sonreir a Jaime le dijo:
- Mira, será mejor que lo busques tú mismo, debe estar por aquí.
Jaime, se acercó al mueble y se pusó de rodillas para mirar entre los juegos, pero Cris, en vez de dejarle espacio, se situó enfrente de él y se inclinó de tal manera que la chaqueta se le abría totalmente y sus tetas quedaban colgando libremente. Logicamente, Jaime no miraba al cajón, sino a las tetas de Cris, pero esta no le miraba directamente a os ojos para no cortarle y dejarle que disfrutara del paisaje.
Pasados unos segundos, Cris le preguntó:
- Bueno lo encuentras?
- Es que , no se, no me acuerdo
De repente, Cris decidió poner en problemas al chico.
- Eh, ¿dónde estás mirando? En mi escote no vas a encontrar el juego
Jaime se quedó completamente cortado, sin decir una sola palabra.
- ¿Qué pasa, ahora no sabes que decir?
- Perdona Cris, es que estabas tan cerca
- A ver Jaime ¿no me dirás que nunca has visto unas tetas? me encantó que Cris se pusiera maternal con el vecinito.
- Bueno, en revistas, pero así al natural no.
Cris, se puso de pie, muy digna y se dio la vuelta como si estuviera buscando por otro sitio. De repente, se quedó fija, en la parte alta del mueble y acercó una silla. Sin dale tiempo al chico para realccionar le dijo:
- Creo que puede estar aquí, Jaime sujetame la silla.
Por supuesto, la silla no necesitaba ser sujetada, pero, el chico, muy amablemente, le dio la mano para que se subiera y dejo que Cris alzara sus brazos para rebuscar en la estanteria que había más arriba.
Desde la posición de Jaime, podía verse el perfectamente el culo de Cris, y por si no fuera suficiente, ella puso un pie en uno de los brazos de la silla para subir un poco más alto con lo que separó las piernas dejando su coño perfectamente visible. Como la posición ya no era tan estable, Cris le dijo:
- Jaime, sujetame a ver si puedo ver lo que hay en el fondo
Jaime puso una mano en la silla y la otra en el muslo de Cris por su parte posterior, un poco por encima de la rodilla. Cris hizo un gesto como de caerse, y le dijo:
- Vas a tener que sujetarme mejor, si no quieres que me mate
Jaime subió su mano por su muslo hasta afianzarla mejor y Cris se elevó unos centímetros. Después Cris volvió a poer los dos pies en la silla, pero Jaime no quitó su mano del culo de Cris, ante lo cual, esta le dijo:
- Mala suerte, Jaime. Aquí no está el juego. Será mejor que vuelvas mañana o pasado.
El chico se quedó petrificado. Había estado a un milímetro del coño del Cris pero no se había atrevido a dar el paso, y ahora era demasiado tarde. Cris bajó de la silla y con mucha soltura le acompañó hasta la puerta. Le abrió y practicamente le empujó fuera sindecir palabra.
Yo salí de mi escondite, y le dije a Cris,
- Vaya, vaya. Mi zorrita es ademas una mujer perversa, ja ja ja.
- Señor, - me contestó- jamás me había sentido así. De repente era una mujer humillada por su amo y al instante siguiente era una mujer poderosa frente a ese jovenzuelo.
- Te ha gustado, verdad Cris?
- Me ha encantado la sensación de entregarle mi voluntad para su disfrute. No tenía que pensar, solo obedecer, y me he sentido muy deseada y muy importante.
- Así es, Cris. Tú puedes ser muy importante para mi. Siempre que me dejes sacar a la hembra caliente que llevas dentro.
- Quiero que sea usted mi amo declaró-. Ahora he comprendido. SI quiere vamos al bar de antes y me comeré la polla de aquel señor sin dudar, si usted me lo pide.
- De momento, lo que quiero es que te quites la chaqueta y te pongas de rodillas.
Cristina obedeció al instante, se quitó la chaqueta dejando su cuerpo desnudo y se puso de rodillas frente a mi.
- Ahora recógete el pelo en una coleta arriba y ofrécemela.
Cris se recogió el pelo de una manera muy femenina, pasando sus manos por su nuca para elevar todo su pelo y cuando lo tenía junto me lo ofreció. Bajó ligeramente su cabeza para elevar su nuca y solo dijo:
- Señor?
Cogí toda su mata de pelo al tiempo que con la otra mano bajaba mi cremalera y sacaba mi polla del pantalón. Tiré un poco hacia arriba de su pelo para dejar su boca al nivel de mi polla y le dije:
- Pon las manos en la espalda Cris.
Ella obedeció al instante, y seguidamente le pregunté:
- Sabes lo que quiero ahora?
- Si señor, voy a mamarle la polla y a tragarme hasta la última gota de su leche.
- Perfecto Cris, procura que llegue bien dentro. Eso me gusta.
- Me la meteré hasta la garganta señor.
- Pues ya puedes empezar, Cris.