Emputecida en un fish-spa.

Continuación de Dominada en el ginecólogo. Relato de fantasía-dominación que contiene lésbico con una virgen.

Salí de la consulta sin poder creer lo que acababa de pasarme.

Dos de mis fantasías cumplidas de un plumazo, haber sido follada de esa manera por un médico y que me convirtiera en su sumisa, era algo que llevaba tiempo ansiando.

Me detuve delante de una tienda contemplando mi reflejo, me dolían los pechos y sentía la vagina algo irritada.

El móvil me sonó, eché mano al bolso y vi un número que no me era familiar. Cerca estuve de no contestar pero terminé haciéndolo.

-¿Por qué has tardado tanto en responder zorra? – Era la voz de mi amo.

-Perdón amo, no sabía de quién era el número.

-Pues ahora ya lo sabes, cuando te llame contestarás, dime ¿dónde estás?

  • En la calle.

-¿Dentro de algún vehículo?

-No.

-Bien, dime que ves delante de ti, qué tiendas hay.

-Em, una frutería, una tienda de esas de peces que te comen las pieles muertas, ehm, una tienda de tatuajes y piercings…

  • Está bien, empezaremos con tu ejercicio de hoy, vas a entrar en la frutería y comprarás el pepino más grande que veas, después en la siguiente tienda, la del spa. Le pedirás a la dependienta que te deje ir al baño te quitarás las bragas e introducirás el pepino en tu coño, que asome la punta. Saldrás fuera y te sentarás para que te hagan los pies separando los muslos para que ella pueda ver claramente lo que llevas metido. –Solo pensarlo ya me excitaba-. ¿Te gusta la idea puta?

-Sí, amo.

-Cuando la chica termine quiero que vayas a la tienda de piercings y te pongas unos en los pezones. –Contuve un gritito.

-Pero eso va a doler, ¿y que le diré a mi marido?

  • Me importa una mierda lo que le digas o si te duele, eres mi puta y obedecerás. –Parecía enfadado.

  • Sí, amo.

-Ahora hazlo y quiero que me mandes una foto de cada sitio con cada prueba que te mando.

-Está bien amo.

Colgué con los dedos trémulos.

Fui a la frutería hice una foto del expositor de pepinos y del ejemplar elegido, muy similar a la polla de mi amo. Mandé ambos archivos al móvil desde el que me había llamado.

Después entré en la tienda de fishspa y como me había ordenado entré en el baño, lavé la hortaliza y tras sacarme las bragas la introduje forzando al máximo mi vagina que estaba bastante hinchada. Reconozco que me dolió y excitó a partes iguales.

Guardé las bragas en el bolso y me hice una foto con el pepino dentro para mandársela, tras el envío salí a la tienda y me senté en el banco indicado metiendo los pies en la pecera y separando los muslos.

Tras cinco minutos la chica me preguntó si quería masaje con pedicura a lo que respondí que sí. Se sentó en la banqueta y al subir mi pierna en su regazo abrió mucho los ojos al mirar entre mis piernas. Sabía qué estaba viendo, yo misma había quedado medio hipnotizada por la foto que le mandé a mi amo.

La chica no dijo nada, pero no podía apartar la vista y a mí me excitaba mucho.

Tomé el terminal y disimuladamente la gravé para enviar el archivo al doctor. Las pupilas de la chica estaban dilatadas, se mordía los labios, parecía gustarle mucho. Le di a enviar y rápidamente mi amo me contestó.

-Muy bien puta, se nota que le gusta lo que ve, pregúntaselo abiertamente, estoy seguro que se muere por comerte el coño.

-No puedo hacer eso amo.

-Si puedes, a partir de ahora no vas a pagar con dinero, ni aquí ni en la tienda de piercings, deberás ofrecerles algo que quieran de ti, así que tú misma.

-Quiere que me ofrezca a otros.

-Eres una puta, mi puta así que puedo hacer lo que quiera contigo. Haz lo que te he dicho deja pulsada la cámara quiero oír la conversación.

Tomé aire y encendí la cámara sin que se notara.

-¿Te gusta lo que ves? –pregunté separando un poco más las piernas, la chica me miró cortada.

-Perdona, yo, es que no sé…

  • ¿Pero te gusta? – Me levanté un poco la falda permitiéndole mirar.

-Sí, me da mucho morbo.

-A mí también, me da un poco de apuro decirte esto pero me he olvidado la cartera y había pensado que si quieres te puedo pagar de otra manera. –La chica pestañeó unas cuantas veces.

-¿De otra manera? –Asentí.

-¿Se te ocurre algo que pueda hacer por ti? ¿Para compensarte? – Ella me miró con deseo.

  • Nunca he estado con otra mujer y siempre he fantaseado con ello.

-Debo confesarte que yo también. -Ella se relamió, era bonita, debía tener veintipocos, era algo rellenita con poco pecho y unos labios muy apetecibles.

-Acompáñame a la trastienda. –Cerró por dentro e hizo que la siguiera.

La trastienda estaba llena de trastos, vi cómo se quitaba la ropa mostrándome un cuerpo algo pasado pero harmónico.

-Desnúdate. –Me pidió.

Así lo hice, me desprendí de toda la ropa y ella se acercó a mis pechos ligeramente amoratados por la succionadora y lamió mis pezones. Yo gemí.

-Tienes unas tetas preciosas, las mías son pequeñas.

-Pero muy turgentes -respondí pellizcándole los pezones arrancándole un gemido-. ¿Te gusta? Ella asintió mientras seguía comiéndome las tetas completamente entregada, subió hacia arriba y buscó mi boca, metiéndome la lengua hasta la campanilla. La movía con inexperiencia así que traté de guiarla.

  • Me gusta como besas, yo no sé mucho, dijo apartándose nunca he estado con nadie.

-¿Eres virgen? –Pregunté sorprendida dada su edad, ella asintió. Mis padres son testigos de Jeovah, no lo entenderían. Debo llegar virgen y casarme con un hombre.

  • Entiendo, ¿y a ti te gustan las chicas?

-Sí –confesó avergonzada.

-Está bien, que te gustaría que hiciéramos.

  • Quiero que me comas el coño – soltó abruptamente. Yo le sonreí.

  • Muy bien, ten en cuenta que hasta ahora yo tampoco lo había hecho nunca.

Me arrodillé fijando la vista sobre su frondoso monte de venus, al parecer la chica no se depilaba. Aparte el vello y sorteé aquellos labios gorditos con la lengua.

Ella suspiró con fuerza separando los muslos para ofrecerse a mí. Recorrí todos los pliegues deleitándome en su sabor en su humedad, rebañé aquel coño peludo con mi lengua, arrancándole miles de gemidos.

-Oh, sí, sigue – decía pellizcándose las tetas-. Méteme la lengua.

Su virginidad no corría peligro mi lengua no era tan larga como para arrebatársela. Le hice subir su pierna a mi hombro y me la follé hasta que estalló en mi boca y me comí todos sus jugos. Después cayó de rodillas para besarme saboreándose en mí.

-Me ha gustado mucho, -me confesó.

-A mí también, pero ahora tengo que irme. –Debía hacer el segundo mandato de mi amo.

  • Oh que pena, me hubiera gustado estar más rato contigo, tal vez puedas regresar, te haré la pedicura gratis siempre que quieras a cambio de complacerme. –Le acaricié el rostro y besé con ternura sus labios.

  • Tal vez vuelva.

-¿Puedo preguntarte algo?

-Claro.

-¿Por qué llevas un pepino en el coño?

-Porque me lo ha pedido mi amo. –Ella me miró con sorpresa.

-¿Eres una sumisa?

-Estoy empezando.

-¿Y te gusta?

-De momento sí, mi amo es quien me ha ordenado acosarme contigo.

-Ohhh, ya veo –dijo algo triste-. Pensé que te gustaba.

  • Y me gustas, pero también me gusta ser dominada –confesé.

  • Está bien, no importa, lo he pasado muy bien contigo muchas gracias.

Ambas nos vestimos en silencio y me despedí de ella con un beso que le aclaró que verdaderamente me había gustado la experiencia.

Envié el vídeo a mi amo, que más bien sería un audio y recibí un mensaje en respuesta.

-Lo has hecho muy bien puta, me gusta que ya reconozcas ante los demás que eres mía, eso se merece un premio que pronto te daré, ahora ya sabes dónde debes ir.

-Sí, amo.

Continuará…

Espero vuestros comentarios.